"En cada Misa, se actualiza el Sacrificio de Cristo, con el que Dios sella la Nueva Alianza con la humanidad entera. Sabemos que la Eucaristía es un sacrificio por las palabras de Jesús: "Esta es mi sangre, la sangre de la alianza que se derrama por todos para el perdón de los pecados" (Mt 26,28).
Se recuerda con esta frase lo que relata el Éxodo, cuando Moisés rocía sangre del sacrificio del Sinaí sobre el pueblo, diciendo: "esta es la sangre de la Alianza que el Señor hace con vosotros" (Ex 24,8).
Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, -por encargo de Jesús "hagan esto en memoria mía" (Lc 22,19)- actualiza el sacrificio único de Jesucristo. Por la palabra y los signos eucarísticos, se hace presente el sacrificio de la cruz, y además, toda la obra salvadora de Jesucristo.
La Eucaristía es fuente y cima de toda la vida cristiana. Los demás sacramentos y todos los ministerios de la Iglesia y obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. En la Eucaristía está todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo.
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