Demasiadas
familias en muchas ciudades de nuestro país viven con las puertas atrancadas a
causa del miedo y la inseguridad. El temor de sufrir una muerte violenta es una
realidad en ciertas regiones de México. La gente ama vivir en paz y no
encuentra la respuesta a sus demandas. Los mexicanos queremos vivir en paz y
nuestros gobernantes no realizan inteligentemente su tarea principal: proteger
la vida de los ciudadanos. Cabe decir que tampoco son los únicos responsables
de este caos violento en que estamos metidos. El relato evangélico (Jn 20,
19-23) nos recuerda que Jesús nos ha donado su Espíritu para ser mejores
discípulos. La oferta reiterada de la paz es un rasgo característico de Cristo
resucitado. Él saluda a sus discípulos, deseándoles la paz. La auténtica
espiritualidad cristiana nos anima a vivir como constructores de la paz.
Remar Mar Adentro, pretende, como laicos comprometidos, presentar temas de reflexión para vivir el reino de Dios; levantando las anclas en una tarea asumida generosamente. Ricardo Huante Magaña
viernes, 29 de mayo de 2020
DOMINGO DE PENTECOSTÉS Domingo 31 de mayo 2020
LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU
Hech 2, 1-11; 1 Cor 12, 3-7.12-13; Jn 20, 19-23
La fiesta judía de Pentecostés estaba asociada en
la tradición judía con la entrega de la ley de Moisés en el Sinaí. Siendo al
inicio una fiesta agrícola que ponía término al ciclo de la cosecha, quedo
vinculada a una fiesta que conmemoraba la alianza entre Dios y su pueblo. En la
óptica de la apropiación cristiana de las fiestas judías se sigue el esquema de
promesa y cumplimiento. En la pedagogía divina quedaba superada la dinámica de
la coerción que va asociada al cumplimiento de las leyes. El dinamismo del
Espíritu que se derrama en Pentecostés activa una moción interna que
familiariza al creyente con la voluntad de Dios. Una renovación interior
solamente puede ser eficaz si cuenta con el impulso decisivo de Dios.
El Espíritu regenera el corazón de cada creyente y
le permite vivir en sintonía con sus convicciones más profundas
Misa del Día
ANTIFONA DE ENTRADA Sb 1, 7
El Espíritu del Señor llena toda la tierra; él da
consistencia al universo y sabe todo lo que el hombre dice. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que por el misterio de la festividad
que hoy celebramos santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones,
concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa obrando en el
corazón de tus fieles las maravillas que te dignaste realizar en los comienzos
de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y
empezaron a hablar.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2,1-11
El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban
reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del
cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se
encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se
posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar
en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.
En esos días había en Jerusalén judíos devotos,
venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y
quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Atónitos y llenos de admiración, preguntaban:
"¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos
hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas;
otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en
Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene.
Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay
cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas
de Dios en su propia lengua". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 103, 1ab. 24ac. 29bc-30. 31. 34.
R/. Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.
Aleluya.
Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío,
inmensa es tu grandeza. ¡Qué numerosas son tus obras, Señor! La tierra llena
está de tus creaturas. R/.
Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve
al polvo; pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la
tierra. R/.
Que Dios sea glorificado para siempre y se goce en
sus creaturas. Ojalá que le agraden mis palabras y yo me alegraré en el Señor.
R/.
SEGUNDA LECTURA
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para
formar un solo cuerpo.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los
corintios: 12,3-7.12-13
Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús
"Señor", si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo.
Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades,
pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo. En cada uno se manifiesta el
Espíritu para el bien común.
Porque, así como el cuerpo es uno y tiene muchos
miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así
también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o
libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo,
ya todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
SECUENCIA
Ven, Dios Espíritu Santo,
y envíanos desde el cielo
tu luz, para iluminamos.
Ven ya, padre de los pobres,
luz que penetra en las almas,
dador de todos los dones.
Fuente de todo consuelo,
amable huésped del alma,
paz en las horas de duelo.
Eres pausa en el trabajo,
brisa, en un clima de fuego,
consuelo, en medio del llanto.
Ven, luz santificadora,
y entra hasta el fondo del alma
de todos los que te adoran.
Sin tu inspiración divina
los hombres nada podemos
y el pecado nos domina.
Lava nuestras inmundicias,
fecunda nuestros desiertos
y cura nuestras heridas.
Doblega nuestra soberbia,
calienta nuestra frialdad,
endereza nuestras sendas.
Concede a aquellos que ponen
en ti su fe y su confianza
tus siete sagrados dones.
Danos virtudes y méritos,
danos una buena muerte
y contigo el gozo eterno.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus
fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.
EVANGELIO
Como el Padre me ha enviado, así también los envío
yo: Reciban el Espíritu Santo.
Del santo Evangelio según San Juan: 20, 19-23
Al anochecer del día de la resurrección, estando
cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a
los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté
con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado.
Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron
de alegría. De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el
Padre me ha enviado, así también los envío yo".
Después de decir esto, sopló sobre ellos y les
dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les
quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin
perdonar". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a
los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí
ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa
Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, e invoquemos a Cristo, que,
entronizado a la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo
prometido, y pidámosle que lo derrame sobre la Iglesia y sobre todo el mundo
diciendo: Te rogamos Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Oremos a Cristo, el buen pastor de la Iglesia, que
nos mereció la efusión del Espíritu Santo, y pidámosle que sean iluminados por
este mismo Espíritu el Papa N., nuestro obispo N., Y todos los demás pastores
de la Iglesia, a fin de conduzcan a su rebaño por las sendas de la salvación.
Pidamos también al Señor resucitado, que envió su
Espíritu en forma e lenguas para destruir la división de Babel, que congregue
en la unidad y conceda la paz a todos los pueblos y naciones del mundo.
Supliquemos al vencedor de la muerte que envíe el
Consolador a los que sufren, para que encuentren fuerza y consuelo en la
contemplación del misterio pascual, y les dé la firme esperanza de que están
llamados a la resurrección y a la felicidad de su reino.
Pidamos al Hijo de Dios, que desde el Padre nos ha
enviado el Espíritu Santo, que este mismo Espíritu nos recuerde constantemente
sus palabras y nos dé la fuerza que necesitamos para dar testimonio de él hasta
los confines del mundo.
Terminemos nuestra oración pidiendo al mismo
Espíritu que resucitó a Cristo de entre los muertos, que permanezca en nosotros
y nos disponga así para ser piedras vivas del templo eterno de Dios.
Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y haz
que quienes nos disponemos a clausurar, con la solemnidad de hoy, las fiestas pascuales,
renovados y fortalecidos por tu Espíritu, vivamos continuamente la novedad
pascual y lleguemos también a las fiestas de la Pascua eterna. Por Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, que, conforme a la promesa de tu
Hijo, el Espíritu Santo nos haga comprender con más plenitud el misterio de
este sacrificio y haz que nos descubra toda su verdad. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
El misterio de Pentecostés.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio
pascual, has enviado hoy al Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptaste
como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito, Este mismo Espíritu fue
quien, al nacer la Iglesia, dio a conocer a todos los pueblos el misterio del
Dios verdadero y unió la diversidad de las lenguas en la confesión de una misma
fe. Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu
gloria: Santo, Santo, Santo...
ANTIFONA DE LA COMUNIÓN Hech 2, 4. 11
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y
proclamaban las maravillas de Dios. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, tú que concedes a tu Iglesia dones
celestiales consérvale la gracia que le has dado, para que permanezca siempre
vivo en ella el don del Espíritu Santo que le infundiste; y que este alimento
espiritual nos sirva para alcanzar la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
viernes, 22 de mayo de 2020
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR Domingo 24 de mayo 2020
HAGAN DISCÍPULOS
Hech 1,1-11; Ef 1,17-23; Mt 28,16-20
La misión del Señor Jesús en la tierra tenía un
propósito y un alcance preciso: desvelar la hondura del amor salvador de Dios
Padre, para que toda persona bien dispuesta lo acogiera con fe y apertura y se
constituyeran en una comunidad de testigos, que documentaran la vitalidad de
ese amor. La manifestación máxima de ese amor quedó manifiesta en la pasión y
muerte de Jesús en la cruz. La resurrección y ascensión al cielo de Jesucristo
ponía término a una etapa de la salvación. Los discípulos tienen que salir del
aturdimiento y ponerse en marcha. De ahí el reclamo del Maestro, no tiene
sentido quedarse parados, no hay lugar para el romanticismo y la nostalgia. El
Señor resucitado asegura a los discípulos que contarán con su asistencia en el
cumplimiento del triple encargo: hacer discípulos, bautizar y enseñar a cumplir
los mandatos transmitidos por Jesús.
ANTÍFONA DE ENTRADA Hch 1, 11
Hombres de Galilea, ¿qué hacen allí parados mirando
al cielo? Ese mismo Jesús, que los ha dejado para subir al cielo, volverá como
lo han visto marcharse. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, rebosar de santa
alegría y, gozosos, elevar a ti fervorosas gracias ya que la ascensión de
Cristo, tu Hijo, es también nuestra victoria, pues a donde llegó él, que es
nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros, que somos su cuerpo. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Se fue elevando a la vista de sus apóstoles.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 1, 1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca
de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo,
después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles
que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio
numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por
ellos y les habló del Reino de Dios.
Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó:
"No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi
Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días
ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo".
Los ahí reunidos le preguntaban: "Señor,
¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?". Jesús les contestó:
"A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha
determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre
ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra".
Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos,
hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo,
viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les
dijeron: "Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo
Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto
alejarse". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 46,2-3.6-7.8-9.
R/. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su
trono. Aleluya.
Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo
llenos; que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey
supremo. R/.
Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor,
asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y
cantemos todos. R/.
Porque Dios es el rey del universo, cantemos el
mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono
santo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Lo hizo sentar a su derecha en el cielo.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios:
1,17-23
Hermanos: Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo,
el Padre de la gloria, que les conceda espíritu de sabiduría y de revelación
para conocerlo.
Le pido que les ilumine la mente para que
comprendan cuál es la esperanza que les da su llamamiento, cuán gloriosa y rica
es la herencia que Dios da a los que son suyos y cuál la extraordinaria
grandeza de su poder para con nosotros, los que confiamos en él, por la
eficacia de su fuerza poderosa.
Con esta fuerza resucitó a Cristo de entre los
muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, por encima de todos los
ángeles, principados, potestades, virtudes y dominaciones, y por encima de
cualquier persona, no sólo del mundo actual sino también del futuro.
Todo lo puso bajo sus pies y a él mismo lo
constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del
que lo consuma todo en todo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 28, 19.20
R/. Aleluya, aleluya.
Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, dice
el Señor, y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo. R/.
EVANGELIO
Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la
tierra.
Del santo Evangelio según san Mateo: 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a
Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús,
se postraron, aunque algunos titubeaban.
Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo:
"Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y
hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he
mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a
los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí
ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa
Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pongamos, hermanos, nuestra mirada en Jesús,
nuestro gran sacerdote, que ha atravesado el cielo para interceder por
nosotros, y pidámosle por las necesidades de todos los hombres diciendo: Te
rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que Cristo, desde el trono de su gloria, venga
en ayuda de su Iglesia, que lucha en medio de las dificultades del mundo, y no
permita que sus fieles se dejen cautivar por los bienes de la tierra, roguemos
al Señor.
Para que Jesús, el Señor, que prometió que, al ser
elevado sobre la tierra, atraería a todos hacia sí, revele su nombre a los
hombres que aún no lo conocen, roguemos al Señor.
Para que el Señor, que con su triunfo ha glorificado
nuestra carne colocándola cerca de Dios Padre, llene de esperanza a los que
sufren enfermedades en el cuerpo o angustias en el espíritu, roguemos al Señor.
Para que el Señor, elevado al cielo, nos envíe el
Espíritu Santo, para que nos enseñe a amar los bienes de arriba y a no dejarnos
cautivar por las cosas de la tierra, roguemos al Señor.
Dios, Padre todopoderoso, que has resucitado a
Cristo, tu Hijo, y los has hecho Señor del universo, reconoce la voz de tu
amado en las oraciones de la Iglesia y concédenos lo que, te hemos pedido. Por
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de
los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, este sacrificio en la gloriosa
festividad de la ascensión, concédenos que por este santo intercambio. nos
elevemos también nosotros a las cosas del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO I DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
El misterio de la Ascensión
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Porque Jesús, el Señor, el rey de la gloria, vencedor
del pecado y de la muerte, ha ascendido [hoy] ante el asombro de los ángeles a
lo más alto del cielo, como mediador entre Dios y los hombres, como juez de
vivos y muertos.
No se ha ido para desentenderse de este mundo, sino
que ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de
su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo
entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y
los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin
del mundo. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que nos permites
participar en la tierra de los misterios divinos, concede que nuestro fervor
cristiano nos oriente hacia el cielo, donde ya nuestra naturaleza humana está
contigo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200524
Entre la grandiosidad del último capítulo del Evangelio de san
Mateo, que invita a extender el discipulado entre todas las naciones y la
constante disminución del número de los bautizados en muchas de las iglesias de
Latinoamérica, existe una gran diferencia. Es como pasar de los siete años de
vacas gordas a los años de vacas flacas. Nunca ha sido tarea sencilla vivir
como discípulos de Jesucristo. Tampoco lo es ahora. Más aun, cabe reconocer que
se multiplican las fuerzas restrictivas que dificultan la respuesta congruente
al llamado de Jesucristo. El desinterés por los ideales evangélicos, la
seducción que ejerce la sociedad del divertimento y el consumo no dejan de
crecer y afectar la vida de los creyentes. Sin embargo, conviene recordar que
la promesa del Padre va en serio: "Yo estoy con ustedes cada día, hasta el
fin del mundo".
sábado, 16 de mayo de 2020
Domingo VI de Pascua Ciclo A Domingo 17 de mayo 2020
LA ALEGRIA DEL ESPIRITU
Los discípulos de Jesús se habían acostumbrado a la
compañía orientadora de su Maestro. Paulatinamente aprendieron a desprenderse
de sus viejos esquemas tradicionales, marcados por los estrechos criterios de
la supremacía -el hombre sobre la mujer; el judío sobre el gentil; el sano
sobre el enfermo- y aprendieron a amar y respetar sin distingo s a toda
persona, particularmente a la más necesitada. Este nuevo paradigma de vida
había sido elocuentemente vivido por el Señor Jesús. Luego de su ascensión al
Padre, tendrían que aprender a sobreponerse a su ausencia física. El camino
nuevo, bajo el Espíritu de la verdad, les permitiría realizar el discernimiento
oportuno en sintonía con la vida y obra de Jesucristo. Una fidelidad creativa,
vivida en el amor fraterno, les permitiría mantenerse fieles a Jesucristo.
ANTIFONA DE ENTRADA Cfr. Is 48, 20
Con voz de júbilo, anúncienlo; que se oiga. Que
llegue a todos los rincones de la tierra: el Señor ha liberado a su pueblo.
Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
RACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, concédenos continuar celebrando
con incansable amor estos días de tanta alegría en honor del Señor resucitado,
y que los misterios que hemos venido conmemorando se manifiesten siempre en
nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Les impusieron las manos y recibieron el Espíritu
Santo.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 8,
5-8.14-17
En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de
Samaria y predicaba allí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que
decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban
viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y
muchos paralíticos y lisiados quedaban curados.
Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que Samaria había
recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan. Estos, al llegar,
oraron por los que se habían convertido, para que recibieran el Espíritu Santo,
porque aún no lo habían recibido y solamente habían sido bautizados en el
nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan impusieron las manos sobre ellos,
y ellos recibieron el Espíritu Santo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 65, 1-3a. 4-5. 6-7a.16 y 20.
R/. Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su
gloria y su poder, cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: "Tu
obra es admirable". R/.
Que se postre ante ti la tierra entera y celebre
con cánticos tu nombre. Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha
hecho por los hombres. R/.
El transformó el Mar Rojo en tierra firme y los
hizo cruzar el Jordán a pie enjuto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: el
Señor es eterno y poderoso. R/.
Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré
lo que ha hecho por mí. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me
retiró su gracia. R/.
SEGUNDA LECTURA
Murió en su cuerpo y resucitó glorificado.
De la primera carta del apóstol san Pedro: 3,15-18
Hermanos: Veneren en sus corazones a Cristo, el
Señor, dispuestos siempre a dar, al que las pidiere, las razones de la
esperanza de ustedes. Pero háganlo con sencillez y respeto y estando en paz con
su conciencia.
Así quedarán avergonzados los que denigran la
conducta cristiana de ustedes, pues mejor es padecer haciendo el bien, si tal
es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo
murió, una sola vez y para siempre, por los pecados de los hombres; él, el
justo, por nosotros, los injustos, para llevamos a Dios; murió en su cuerpo y
resucitó glorificado. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23
R/. Aleluya, aleluya.
El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor;
y mi Padre lo amará y vendremos a él. R/.
EVANGELIO
Yo le rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito.
Del santo Evangelio según san Juan: 14, 15-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les
dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la
verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en
cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes.
No los dejaré desamparados, sino que volveré a
ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán,
porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel día entenderán
que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes.
El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me
ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me
manifestaré a él". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFSIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a
los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí
ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa
Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Unidos a Cristo, que intercede siempre por nosotros,
elevemos, hermanos, nuestras súplicas al Padre diciendo: Te rogamos, Señor.
(R/. Te rogamos, Señor.)
Para que el que estaba muerto y ahora vive por los
siglos de los siglos conceda a la Iglesia ser, con firmeza y valentía,
testimonio perseverante de su resurrección, roguemos al Señor.
Para que el resucitado, que dio a los apóstoles su
paz, quiera concederla también en abundancia a todos los pueblos, roguemos al
Señor.
Para que el vencedor de la muerte transforme los
sufrimientos de los enfermos, de los moribundos y de todos los que sufren en
aquella alegría que nunca nadie les podrá quitar, roguemos al Señor.
Para que el que tiene las llaves de la muerte y de
su reino nos conceda celebrar un día su resurrección con los ángeles y los
santos en su reino, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que no has redimido en Cristo, muerto
por nuestros pecados y resucitado, para nuestra justificación, escucha nuestra
oración e infúndenos tu Espíritu de la verdad, para que, llenos de su
sabiduría, sepamos siempre dar razón de nuestra esperanza. Por Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Suba hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada
por estas ofrendas, para que, purificados por tu bondad, nos dispongas para
celebrar el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Cristo, sacerdote y victima
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que
Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque él, con la oblación de su cuerpo
en la cruz, llevó a plenitud los sacrificios de la antigua alianza, y al
entregarse a ti por nuestra salvación, quiso ser al mismo tiempo sacerdote,
víctima y altar. Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se
desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los
arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 14, 15-16
Si me aman, cumplirán mis mandamientos, dice el
Señor; y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Abogado, que permanecerá con
ustedes para siempre. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que, por la
resurrección de Cristo, nos has hecho renacer a la vida eterna, multiplica en
nosotros el efecto de este sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones
el vigor que comunica este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 200516
Quienes confesamos a Jesucristo como Mesías
e Hijo de Dios en la Iglesia católica estamos unidos en el reconocimiento de
unos principios básicos como el amor al prójimo, el respeto a la dignidad
humana, el cuidado de la Casa Común y otros tantos. Sin embargo, cuando se
trata de aplicar esos principios a las circunstancias sociales y políticas
aparecen las diferencias al interior de la misma comunidad cristiana. Para unos
resulta prioritario enfatizar una colaboración crítica y exigente con las
autoridades, mientras que otros reclaman la unidad y el apoyo en torno a unas
determinadas políticas públicas. Las filiaciones partidistas y los sesgos
cognitivos nos afectan a la hora de asumir nuestras opciones diarias. Sin
embargo, debemos discernir atendiendo al impulso del Espíritu por encima de
nuestros propios prejuicios. No siempre logramos congeniar nuestra preferencia
política con nuestra fe cristiana