DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO DOMINGO Ciclo C Domingo 23 de enero 2022
Neh 8,2-4.5-6.8-10; Sal 19; 1 Cor 12,12-30; Lc 1,1-4. 14-21
Plasmar la Palabra de Dios es producto del esfuerzo humano. Como
cualquier otra literatura, requiere que los autores piensen y escriban
claramente. El evangelista Lucas ejemplifica este esfuerzo en el principio del
Evangelio. Se observa que ha investigado toda la vida de Cristo con cuidado y
ha ordenado todo el Evangelio claramente. Sin embargo, la Palabra de Dios no es
sólo el producto del esfuerzo humano. Tal esfuerzo sería en vano sin el
Espíritu Santo que inspiró a Lucas, y a otros autores bíblicos, para que sus
palabras tuvieran el poder de Dios. Por medio del Espíritu, cuando Nehemías lee
el libro de la Ley (la Torá), la gente levanta las manos y grita: ''Amén,
Amén". Por medio del Espíritu, cuando Jesús lee el volumen de Isaías que
se le entrega, todos en la sinagoga se callan y lo miran con atención.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 95, 1. 6
Canten al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al
Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia y en su templo, belleza y
majestad.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestros pasos de manera que podamos
agradarte en todo y así merezcamos en nombre de tu Hijo amado, abundar en toda
clase de obras buenas. Por nuestro Señor Jesucristo
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El pueblo comprendía la lectura del libro de la ley.
Del libro de Nehemías: 8, 2-4. 5-6. 8-10
En aquellos días, Esdras, el sacerdote, trajo el libro de la ley ante
la asamblea, formada por los hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de
razón. Era el día primero del mes séptimo, y Esdras leyó desde el amanecer
hasta el mediodía, en la plaza que está frente a la puerta del Agua, en
presencia de los hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de razón. Todo
el pueblo estaba atento a la lectura del libro de la ley.
Esdras estaba de pie sobre un estrado de madera, levantado para esta
ocasión. Esdras abrió el libro a la vista del pueblo, pues estaba en un sitio
más alto que todos, y cuando lo abrió, el pueblo entero se puso de pie. Esdras
bendijo entonces al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, levantando las
manos, respondió: ¡Amén!", e inclinándose, se postraron rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicaban el
sentido, de suerte que el pueblo comprendía la lectura.
Entonces Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los
levitas que instruían a la gente, dijeron a todo el pueblo: "Éste es un
día consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén ustedes tristes ni lloren
(porque todos lloraban al escuchar las palabras de la ley). Vayan a comer
espléndidamente, tomen bebidas dulces y manden algo a los que nada tienen, pues
hoy es un día consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén tristes, porque
celebrar al Señor es nuestra fuerza". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 18, 8. 9. 10. 15.
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables
son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón;
son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos
del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.
Que sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón.
Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. R/.
SEGUNDA LECTURA
Ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de él.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 12, 12-30
Hermanos: Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos
ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo.
Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido
bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo, y a todos se nos
ha dado a beber del mismo Espíritu.
El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Si el pie
dijera: "No soy mano, entonces no formo parte del cuerpo", ¿dejaría
por eso de ser parte del cuerpo? Y si el oído dijera: "Puesto que no soy
ojo, no soy del cuerpo", ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si todo
el cuerpo fuera ojo, ¿con qué oiríamos? Y si todo el cuerpo fuera oído, ¿con
qué oleríamos? Ahora bien, Dios ha puesto los miembros del cuerpo cada uno en
su lugar, según lo quiso. Si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el
cuerpo?
Cierto que los miembros son muchos, pero el cuerpo es uno solo. El ojo
no puede decirle a la mano: "No te necesito"; ni la cabeza a los
pies: "Ustedes no me hacen falta". Por el contrario, los miembros que
parecen más débiles son los más necesarios. Ya los más íntimos los tratamos con
mayor decoro, porque los demás no lo necesitan. Así formó Dios el cuerpo, dando
más honor a los miembros que carecían de él, para que no haya división en el
cuerpo y para que cada miembro se preocupe de los demás. Cuando un miembro
sufre, todos sufren con él; y cuando recibe honores, todos se alegran con él.
Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de
él. En la Iglesia, Dios ha puesto en primer lugar a los apóstoles; en segundo
lugar, a los profetas; en tercer lugar, a los maestros; luego, a los que hacen
milagros, a los que tienen el don de curar a los enfermos, a los que ayudan, a
los que administran, a los que tienen el don de lenguas y el de interpretarlas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen
todos milagros? ¿Tienen todos el don de curar? ¿Tienen todos el don de lenguas
y todos las interpretan? Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 4, 18
R/. Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva y
anunciar la liberación a los cautivos. R/.
EVANGELIO
Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura.
Del santo Evangelio según san Lucas: 1,1-4; 4, 14-21
Muchos han tratado de escribir la historia de las cosas que pasaron entre
nosotros, tal y como nos las trasmitieron los que las vieron desde el principio
y que ayudaron en la predicación. Yo también, ilustre Teófilo, después de
haberme informado minuciosamente de todo, desde sus principios, pensé
escribírtelo por orden, para que veas la verdad de lo que se te ha enseñado.
(Después de que Jesús fue; tentado por el demonio en el desierto),
impulsado por el Espíritu, volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas;
todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a
Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre
hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen
del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a
los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la
curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de
gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de
todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a
hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura
que acaban de oír".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, en cuyas manos está el
destino del universo, y pidámosle confiadamente que escuche las oraciones de su
pueblo:
Por la santa Iglesia de Dios, para que busque cada día con mayor afán
el rostro de su Señor, y sus fieles se esfuercen en purificarse de todas sus
faltas y pecados, roguemos al Señor,
Por los que gobiernan las naciones, para que trabajen con interés y
constancia por la paz y el bienestar de sus pueblos, a fin de que reine entre
ellos la justicia y la paz, roguemos al Señor.
Por los enfermos, los encarcelados y por todos los que sufren. para que
Dios, Padre de misericordia, venga en auxilio de sus males, roguemos al Señor.
Por todos los que estamos aquí reunidos, para que el Señor nos conceda
perseverar en la fe y progresar en el mutuo amor, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que has enviado a tu Hijo, rey y profeta, para anunciar
el Evangelio a los pobres, la libertad a los cautivos y a los ciegos la vista,
escucha nuestras súplicas y haz que tu palabra resuene con fuerza en el mundo,
y a nosotros nos transforme en instrumentos eficaces de libertad y salvación
para todos los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, benignamente, nuestros dones, y santifícalos, a fin de
que nos sirvan para nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, compadecido del
extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María; muriendo en la cruz,
nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con
los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 33,6
Acudan al Señor; quedarán radiantes y sus rostros no se avergonzarán.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios todopoderoso, que, al experimentar el efecto
vivificante de tu gracia, nos sintamos siempre dichosos por este don tuyo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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