Remar Mar Adentro, pretende, como laicos comprometidos, presentar temas de reflexión para vivir el reino de Dios; levantando las anclas en una tarea asumida generosamente. Ricardo Huante Magaña
miércoles, 27 de noviembre de 2024
EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20241201
«La esperanza nos sostiene. Es saludable el aviso del Señor, nuestro
maestro, que el que persevere hasta el final se salvará. Y también este otro:
si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres. Hemos de tener paciencia, y perseverar,
hermanos queridos, para que, después de haber sido admitidos a la esperanza de
la verdad y de la libertad, podamos alcanzar la verdad y la libertad mismas.
Porque el que seamos cristianos es por la fe y la esperanza; pero es necesaria
la paciencia, para que esta fe y esta esperanza lleguen a dar su fruto. Pues no
vamos en pos de una gloria presente; buscamos la futura, conforme a la
advertencia del apóstol Pablo cuando dice: en esperanza fuimos salvados. Y una
esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que
se ve? Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia. Así
pues, la esperanza y la paciencia nos son necesarias para completar en nosotros
lo que hemos empezado a ser, y para conseguir, por concesión de Dios, lo que
creemos y esperamos. En otra ocasión, el mismo Apóstol recomienda a los justos
que obran el bien y guardan sus tesoros en el cielo, para obtener el ciento por
uno, que tengan paciencia, diciendo: mientras tenemos ocasión, trabajemos por
el bien de todos, especialmente por el de la familia de la fe. No nos cansemos
de hacer el bien, que, si no desmayamos, a su tiempo cosecharemos. Estas
palabras exhortan a que nadie, por impaciencia, decaiga en el bien obrar o,
solicitado y vencido por la tentación, renuncie en medio de su brillante
carrera, echando así a perder el fruto de lo ganado, por dejar sin terminar lo
que empezó» (San Cipriano [c 200-258]. Tratado sobre los bienes de la Paciencia
13-15).
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