Remar Mar Adentro, pretende, como laicos comprometidos, presentar temas de reflexión para vivir el reino de Dios; levantando las anclas en una tarea asumida generosamente. Ricardo Huante Magaña
viernes, 6 de septiembre de 2019
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190908
Ser discípulo de Jesucristo ha sido y sigue siendo un desafío
exigente. Quienes se decidieron a vivir como tales, no lo hicieron a partir de
una argumentación racional. Fue una especie de seducción ante la persona de
Jesús, que llenó de sentido la vida de los discípulos. Se comienza a ser
discípulo de Jesús gracias a un encuentro personal con él. Los valores
económicos, las convenciones sociales y el afán de poder y prestigio quedan
relativizados, ante la dicha de saberse amado por Dios de manera incondicional
y gratuita. Quien lo haya vivido lo podrá comprender. Quien no, pensará que el
camino cristiano es una ruta sin salida y terminará desechándolo. El amor
produce amor. Quien se sabe y se siente amado responde amando. Desde esta
dinámica del amor podemos comprender la decisión aventurada de los discípulos
que dejan todo para seguir a Jesús. El camino cristiano no es una ilusión
romántica. Es una ruta de plenitud que llena de sentido la vida de muchos
creyentes.
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