DOMINGO III DE CUARESMA CICLO B Domingo 7 de marzo 2021

NO SIRVEN LEYES SIN ALIANZA
Éx 20,1-17; Sal 18; 1 Cor 1, 22-25; Jn 2,13-25
Enmarcada en el contexto de la alianza de Dios con
su pueblo, encontramos la promulgación del Decálogo o los diez mandamientos,
que busca regular las relaciones de los habitantes del pueblo entre sí y con
Dios. En la antigüedad los jefes de cada familia o tribu instruían a los niños
mediante esta normatividad sencilla y clara. Sin embargo, no serviría si se
rompiera la alianza dentro la cual se colocan. De hecho, ésta se ha quebrado
por la infidelidad del pueblo. En el Evangelio, Jesús intenta barrer los pocos
restos de dicha alianza con su acto profético en el Templo de Jerusalén. Fue
una purificación, o hasta una destrucción simbólica del lugar central del culto
judío que ha devenido, por la avaricia de la clase sacerdotal, en un lugar de
opresión. Así se abriría un espacio, por una nueva alianza.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 24, 15-16
Mis ojos están siempre fijos en el Señor, pues él
libra mis pies de toda trampa. Mírame, Señor, y ten piedad de mí, que estoy
solo y afligido.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, fuente de misericordia y de toda
bondad, que enseñaste que el remedio contra el pecado está en el ayuno, la
oración y la limosna, mira con agrado nuestra humilde confesión, para que a
quienes agobia la propia conciencia nos reconforte siempre tu misericordia. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La ley fue dada por Dios a Moisés.
Del libro del Éxodo: 20, 1-17
En aquellos días, el Señor promulgó estos preceptos
para su pueblo en el monte Sinaí, diciendo: "Yo soy el Señor, tu Dios, que
te sacó de la tierra de Egipto y de la esclavitud. No tendrás otros dioses
fuera de mí; no te fabricarás ídolos ni imagen alguna de lo que hay arriba, en
el cielo, o abajo, en la tierra, o en el agua, y debajo de la tierra. No
adorarás nada de eso ni le rendirás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un
Dios celoso, que castiga la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera
y cuarta generación de aquellos que me odian; pero soy misericordioso hasta la
milésima generación de aquellos que me aman y cumplen mis mandamientos.
No harás mal uso del nombre del Señor, tu Dios,
porque no dejará el Señor sin castigo a quien haga mal uso de su nombre.
Acuérdate de santificar el sábado. Seis días trabajarás y en ellos harás todos
tus quehaceres; pero el día séptimo es día de descanso, dedicado al Señor, tu
Dios. No harás en él trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu
esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el forastero que viva contigo.
Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en
ellos, pero el séptimo, descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo
santificó.
Honra a tu padre y a tu madre para que vivas largos
años en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás
adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No
codiciarás la casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su esclavo, ni a su
esclava, ni su buey, ni su burro, ni cosa alguna que le pertenezca".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 18, 8.9. 10. 11.
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta
el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.
En los mandamientos de Dios hay rectitud y alegría
para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.
La voluntad de Dios es santa y para siempre
estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.
Que te sean gratas las palabras de mi boca y los
anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio
y salvación. R/.
SEGUNDA LECTURA
Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los
hombres, pero sabiduría de Dios para los llamados.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los
corintios: 1,22-25
Hermanos: Los judíos exigen señales milagrosas y
los paganos piden sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que
es escándalo para los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los
llamados, sean judíos o paganos, Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios.
Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la
debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres. Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 3, 16
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo
único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. R/.
EVANGELIO
Destruyan este templo y en tres días lo
reconstruiré.
Del santo Evangelio según san Juan: 2, 13-25
Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús
llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y
palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y
los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó
las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les
dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi
Padre".
En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo
que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.
Después intervinieron los judíos para preguntarle:
"¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?". Jesús
les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo
reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha
llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres
días?". Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó
Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho
aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.
Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de
Pascua, muchos creyeron en él, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se
fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que nadie le
descubriera lo que es el hombre, porque él sabía lo que hay en el hombre.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a
los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí
ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa
Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Instruidos por el ejemplo de Jesús, el Señor, que
en el desierto se entregaba a la oración, oremos también nosotros con
insistencia a nuestro Dios:
Para que todos los fieles, por medio de las
penitencias y prácticas cuaresmales, sean purificados de sus culpas y vean
fortalecida su vida cristiana, roguemos al Señor.
Para que todos los pueblos alcancen la paz, la
tranquilidad y el bienestar necesario y puedan así buscar más fácilmente los
bienes del cielo, roguemos al Señor.
Para que el Señor conceda su fuerza a los que se
ven tentados o se sienten turbados, infunda el deseo de la conversión a los
pecadores y otorgue el consuelo del cielo a los que están tristes o abatidos,
roguemos al Señor.
Para que infunda en todos nosotros el deseo de una
verdadera conversión, a fin de que nos preparemos a celebrar debidamente el
sacramento pascual de la penitencia, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, abre nuestros corazones a tus
mandatos y haz que penetremos en la sabiduría de la cruz, para que, liberados
del egoísmo que nos aprisiona, alcancemos los dones del Espíritu Santo y
lleguemos a ser templo vivo en el que tú deseas recibir nuestra adoración. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por estas ofrendas, Señor, concédenos benigno el
perdón de nuestras ofensas, y ayúdanos a perdonar a nuestros hermanos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio de Cuaresma III
Los frutos de la penitencia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Porque has querido que en nuestras privaciones
voluntarias encontremos un motivo para bendecirte, ya que nos ayudan a refrenar
nuestras pasiones desordenadas y, al damos ocasión de compartir nuestros bienes
con los necesitados, nos hacen imitadores de tu generosidad. Por eso, con todos
los ángeles, te glorificamos y te aclamamos diciendo:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
El gorrión ha encontrado una casa, y la golondrina
un nido donde poner sus polluelos: junto a tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte
siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados en la tierra con el pan del cielo,
prenda de eterna salvación, te suplicamos, Señor, que lleves a su plenitud en
nuestra vida la gracia recibida en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Dirige, Señor, los corazones de tus fieles y da en
tu bondad a tus siervos una gracia tan grande que, cumpliendo en plenitud tus
mandamientos, nos haga permanecer en tu amor y en el de nuestro prójimo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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