DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 12 de septiembre 2021

PREGUNTAS
EXCEPCIONALES
Is 50, 5-9; Sal
114; Sant 2, 14-18; Mc 8, 27-35
En el Evangelio
de hoy, Jesús no duda en hacer preguntas. No es que éstas sean ajenas a Jesús.
En los dos relatos que preceden nuestro Evangelio, cura a un ciego y enseña a
sus discípulos haciendo varias preguntas. No obstante, las que hace hoy son
excepcionales. Por un lado, marcan el fin de un período en el ministerio de
Jesús cuando se revela como Mesías.
Preguntando
acerca de su identidad, Jesús consolida los logros de este periodo. Por otro
lado, las preguntas inician una nueva etapa de su ministerio, en la cual su
misión mesiánica es caracterizada por el rechazo y el sufrimiento. Ahora
empieza su camino (una palabra repetida frecuentemente) hacia Jerusalén y la
muerte. Las preguntas sientan las bases por enfrentar las duras pruebas que
Jesús y sus discípulos van a sufrir.
ANTÍFONA DE
ENTRADA Cfr. Sir 36, 18
Concede, Señor,
la paz a los que esperan en ti, y cumple así las palabras de tus profetas; escucha
las plegarias de tu siervo, y de tu pueblo Israel.
GLORIA
Gloria a Dios
en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria
te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único,
Jesucristo.
Señor Dios,
Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad
de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que
estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú
eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios,
creador y soberano de todas las cosas, vuelve a nosotros tus ojos y concede que
te sirvamos de todo corazón, para que experimentemos los efectos de tu
misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA
PALABRA
PRIMERA LECTURA
Ofrecí mi
espalda a los que me golpeaban.
Del libro del
profeta Isaías: 50, 5-9a
En aquel
entonces, dijo Isaías: "El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no
he opuesto resistencia, ni me he echado para atrás.
Ofrecí la
espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No
aparté mi rostro de los insultos y salivazos.
Pero el Señor
me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí mi rostro como roca y
sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que me hace justicia,
¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se me
enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a condenarme?". Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del salmo 114,
1-2. 3-4. 5-6. 8-9.
R/. Caminaré en
la presencia del Señor.
Amo al Señor
porque escucha el clamor de mi plegaria. porque me prestó atención cuando mi
voz lo llamaba. R/.
Redes de
angustia y de muerte me alcanzaron y me ahogaban. Entonces rogué al Señor que
la vida me salvara. R/.
El Señor es
bueno y justo, nuestro Dios es compasivo. A mí, débil, me salvó y protege a los
sencillos. R/.
Mi alma libró
de la muerte; del llanto los ojos míos, y ha evitado que mis pies tropiecen por
el camino. Caminaré ante el Señor por la tierra de los vivos. R/.
SEGUNDA LECTURA
La fe, si no se
traduce en obras, está completamente muerta.
De la carta del
apóstol Santiago: 2, 14-18
Hermanos míos:
¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo demuestra con obras? ¿Acaso
podrá salvarlo esa fe?
Supongamos que
algún hermano o hermana carece de ropa y del alimento necesario para el día, y
que uno de ustedes le dice: "Que te vaya bien; abrígate y come", pero
no le da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué le sirve que le digan eso? Así
pasa con la fe; si no se traduce en obras, está completamente muerta.
Quizá alguien
podría decir: "Tú tienes fe y yo tengo obras. A ver cómo, sin obras, me
demuestras tu fe; yo, en cambio, con mis obras te demostraré mi fe".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Gál 6, 14
R/. Aleluya,
aleluya.
No permita Dios
que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el
cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. R/.
EVANGELIO
Dijo Pedro:
"Tú eres el Mesías". -Es necesario que el Hijo del hombre padezca
mucho.
Del santo
Evangelio según san Marcos: 8,27-35
En aquel
tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de
Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: "¿Quién dice la gente que
soy yo?". Ellos le contestaron: "Algunos dicen que eres Juan el
Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas".
Entonces él les
preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro le respondió:
"Tú eres el Mesías". Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie.
Luego se puso a
explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera
rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera
entregado a la muerte y resucitara al tercer día. Todo esto lo dijo con entera
claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió,
y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras:
"¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los
hombres".
Después llamó a
la multitud y a sus discípulos, y les dijo: "El que quiera venir conmigo,
que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que
quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el
Evangelio, la salvará". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO
NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo
Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible
y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido
del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero
de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Imploremos,
hermanos, la misericordia de Dios y pidámosle que escuche las oraciones de los
que hemos puesto nuestra confianza en él y digámosle: Te rogamos, Señor. (R/.
Te rogamos, Señor.)
Para los
obispos, los presbíteros y los diáconos pidamos al Señor una vida santa, tal
como corresponde a su ministerio y el premio abundante de su trabajo, roguemos
al Señor.
Para los que
gobiernan las naciones y tienen bajo su poder el destino de los pueblos pidamos
el don de la prudencia y el espíritu de justicia, roguemos al Señor.
Para los
enfermos e impedidos pidamos al Señor la fortaleza necesaria a fin de que no se
desanimen ante las dificultades y vivan alegres en la esperanza de los bienes
eternos, roguemos al Señor.
Para nosotros
mismos y para nuestros familiares, amigos y bienhechores pidamos al Señor que
nos conserve y aumente los bienes que con tanta generosidad nos ha concedido,
roguemos al Señor.
Dios nuestro,
fortaleza de los pobres y auxilio de los que sufren, escucha las oraciones de
tu Iglesia y danos el Espíritu Santo para que, iluminados con su luz creamos
con el corazón y confesemos con las obras que Jesucristo es el Mesías y vivamos
convencidos de que salvaremos nuestra vida, si tenemos el valor de perderla
para anunciar el Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Sé propicio,
Señor, a nuestras plegarias y acepta benignamente estas ofrendas de tus
siervos, para que aquello que cada uno ofrece en honor de tu nombre aproveche a
todos para su salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio
Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es
justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y
alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra
maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de
ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu
propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable,
proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los
arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu
gloria:
Santo, Santo,
Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el
cielo.
Bendito el que
viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA
COMUNIÓN Cfr. Sal 35, 8
Señor Dios, qué
preciosa es tu misericordia. Por eso los hombres se acogen a la sombra de tus
alas.
ORACIÓN DESPUÉS
DE LA COMUNIÓN
Que el efecto
de este don celestial, Señor, transforme nuestro cuerpo y nuestro espíritu,
para que sea su fuerza, y no nuestro sentir, lo que siempre inspire nuestras
acciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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