DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO Domingo 26 de septiembre 2021

LOS PELIGROS DE LA RIQUEZA
Núm 11,25-29; Sal 18; Sant 5, 1-6; Mc 9, 38-43. 45. 47-48
La Carta de Santiago se escribió en una situación en que la Iglesia
empieza a acoger personas importantes y ricas del Imperio Romano. Así mismo, la
comunidad eclesial empieza a presenciar dificultades en las relaciones entre
estos ricos y sus demás miembros, que son pobres, y también problemas
intrínsecos a la riqueza misma. En tres secciones de la epístola (2, 1-7; 4,
13-17; y 5, 1-6) el autor aborda dichos problemas con franqueza y rigor. El
capítulo 5, 1-6 trata de las riquezas injustas, fruto de extorsión o
explotación, de hacer trabajar sin pagar el jornal. Es un lamento profético (Is
13, 6) y apocalíptico (Apoc 18, 11) ante la perspectiva del juicio divino
contra los ricos. En el juicio, las riquezas actuarán no como pago para comprar
entrada al Reino, sino como testigos e instrumentos del castigo de sus dueños.
ANTÍFONA DE ENTRADA Dn 3, 31. 29. 30. 43. 42
Todo lo que hiciste con nosotros, Señor, es verdaderamente justo,
porque hemos pecado contra ti y hemos desobedecido tus mandatos; pero haz honor
a tu nombre y trátanos conforme a tu inmensa misericordia.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que manifiestas tu poder de una manera admirable sobre todo
cuando perdonas y ejerces tu misericordia, multiplica tu gracia sobre nosotros,
para que, apresurándonos hacia lo que nos prometes, nos hagas partícipes de los
bienes celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Ojalá que todo el pueblo de Dios fuera profeta.
Del libro de los Números: 11, 25-29
En aquellos días, el Señor descendió de la nube y habló con Moisés.
Tomó del espíritu que reposaba sobre Moisés y se lo dio a los setenta ancianos.
Cuando el espíritu se posó sobre ellos, se pusieron a profetizar.
Se habían quedado en el campamento dos hombres: uno llamado Eldad y
otro, Medad. También sobre ellos se posó el espíritu, pues, aunque no habían
ido a la reunión, eran de los elegidos y ambos comenzaron a profetizar en el
campamento.
Un muchacho corrió a contarle a Moisés que Eldad y Medad estaban
profetizando en el campamento. Entonces Josué, hijo de Nun, Que desde muy joven
era ayudante de Moisés, le dijo: "Señor mío, prohíbeselo". Pero
Moisés le respondió: "¿Crees que voy a ponerme celoso? Ojalá que todo el
pueblo de Dios fuera profeta y descendiera sobre todos ellos el espíritu del
Señor". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 18,8.10.12-13.14.
R/. Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables
son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos
del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.
Aunque tu servidor se esmera en cumplir tus preceptos con cuidado,
¿quién no falta, Señor, ¿sin advertirlo? Perdona mis errores ignorados. R/.
Presérvame, Señor, de la soberbia, no dejes que el orgullo me domine;
así, del gran pecado tu servidor podrá encontrarse libre. R/.
SEGUNDA LECTURA
Sus riquezas se han corrompido.
De la carta del apóstol Santiago: 5, 1-6
Lloren y laméntense, ustedes, los ricos, por las desgracias que les
esperan. Sus riquezas se han corrompido; la polilla se ha comido sus vestidos;
enmohecidos están su oro y su plata, y ese moho será una prueba contra ustedes
y consumirá sus carnes, como el fuego. Con esto ustedes han atesorado un
castigo para los últimos días.
El salario que ustedes han defraudado a los trabajadores que segaron
sus campos está clamando contra ustedes; sus gritos han llegado hasta el oído
del Señor de los ejércitos. Han vivido ustedes en este mundo entregados al lujo
y al placer, engordando como reses para el día de la matanza. Han condenado a
los inocentes y los han matado, porque no podían defenderse. Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 17,17
R/. Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad. R/.
EVANGELIO
El que no está contra nosotros, está a nuestro favor. - Si tu mano te
es ocasión de pecado, córtatela.
Del santo Evangelio según san Marcos: 9,38-43.45. 47-48
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: "Hemos visto a uno que
expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo
prohibimos". Pero Jesús le respondió: "No se lo prohíban, porque no
hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal
de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor.
Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son
de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa.
Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí,
más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino
y lo arrojaran al mar.
Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar
manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego
que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te
vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar
de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale
entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar
de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga". Palabra del
Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, por todos los hombres y por todas sus necesidades,
para que a nadie falte nunca la ayuda de nuestra caridad y digamos: Te rogamos,
Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que el Señor vivifique su Iglesia y le conceda santos y numerosos
ministros que iluminen y santifiquen a los fieles, roguemos al Señor.
Para que Dios conceda a los gobernantes el deseo de ser justos e
infunda en los responsables de los pueblos el sentido de la unidad de la
familia humana, roguemos al Señor.
Para que los que buscan a Dios sinceramente encuentren la verdad que
desean y, habiéndola encontrado, descansen contemplándola, roguemos al Señor.
Para que el Señor perdone nuestras culpas, no permita que recaigamos en
el pecado y nos libre de una muerte imprevista, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que no privas nunca a tu pueblo de profetas que anuncien
el Evangelio, derrama el Espíritu sobre la Iglesia, tu nuevo Israel, para que
todos los fieles, enriquecido con tus dones, proclamen con valentía ante el
mundo tus maravillas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Dios misericordioso, que nuestra ofrenda te sea aceptable y
que por ella quede abierta para nosotros la fuente de toda bendición. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, compadecido del
extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María; muriendo en la cruz,
nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con
los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 118, 49-50
Recuerda, Señor, la promesa que le hiciste a tu siervo, ella me infunde
esperanza y consuelo en mi dolor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que este misterio celestial renueve, Señor, nuestro cuerpo y nuestro
espíritu, para que seamos coherederos en la gloria de aquel cuya muerte, al
anunciarla, la hemos compartido. El, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
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