DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 31 de octubre 2021

CUANDO LAS LEYES NO SON UNA FUENTE DE VIDA
Deut 6, 2-6; Sal 17; Heb 7, 23-28; Mc 12,28-34
Moisés se dirige al pueblo para transmitir las leyes que el Señor manda
e insiste en que la guarda de estos preceptos y normas son garantía de larga
vida en la tierra que el Señor les va a dar. Son una fuente de fuerza y
energía. Pero en el Evangelio de hoy, vemos que las leyes no son más un
manantial de vida. Al contrario, han llegado a ser causa de confusión y de
muerte espiritual. El fundamentalismo religioso de los fariseos y los letrados
ha trastornado estas leyes, multiplicándolas en aproximadamente 630, es decir,
un gran número de leyes. Uno de los letrados, sinceramente confundido, pregunta
a Jesús por el mandamiento principal. Jesús, basándose en las Escrituras,
ofrece una interpretación refrescante: todos los mandamientos pueden resumirse
en uno con dos facetas, el amor a Dios y el amor al prójimo.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 37, 22-23
No me abandones, Señor, Dios mío, no te alejes de mí. Ven de prisa a
socorrerme, Señor mío, mi salvador.
GLORIA.
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, a cuya gracia se debe el que tus
fieles puedan servirte digna y laudablemente, concédenos caminar sin tropiezos
hacia los bienes que nos tienes prometidos. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón.
Del libro del Deuteronomio: 6, 2-6
En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Teme al
Señor, tu Dios, y guarda todos sus preceptos y mandatos que yo te transmito
hoy, a ti, a tus hijos y a los hijos de tus hijos. Cúmplelos siempre y así
prolongarás tu vida. Escucha, pues, Israel: guárdalos y ponlos en práctica,
para que seas feliz y te multipliques.
Así serás feliz, como ha dicho el Señor, el Dios de tus padres, y te
multiplicarás en una tierra que mana leche y miel.
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al
Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas.
Graba en tu corazón los mandamientos que hoy te he transmitido". Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 17, 2-3a. 3bc4. 47 y 51ab.
R/. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.
Yo te amo. Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me
libera. R/.
Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando
invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo. R/.
Bendito seas, Señor, "que me proteges; que tú, mi salvador, seas
bendecido. Tú concediste al rey grandes victorias y mostraste tu amor a tu
elegido. R/.
SEGUNDA LECTURA
Jesús tiene un sacerdocio eterno, porque él permanece para siempre.
De la carta a los hebreos: 7, 23-28
Hermanos: Durante la antigua alianza hubo muchos sacerdotes, porque la
muerte les impedía permanecer en su oficio. En cambio, Jesucristo tiene un
sacerdocio eterno, porque él permanece para siempre. De ahí que sea capaz de
salvar, para siempre, a los que por su medio se acercan a Dios, ya que vive
eternamente para interceder por nosotros.
Ciertamente que un sumo sacerdote como éste era el que nos convenía:
santo, inocente, inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de
los cielos; que no necesita, como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente
víctimas, primero por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo
hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque los sacerdotes
constituidos por la leyeran hombres llenos de fragilidades; pero el sacerdote
constituido por las palabras del juramento posterior a la ley, es el Hijo
eternamente perfecto. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23
R/. Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él
nuestra morada, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Amarás al Señor tu Dios. Amarás a tu prójimo.
Del santo Evangelio según san Marcos: 12, 28-34
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Cuál
es el primero de todos los mandamientos?". Jesús le respondió: "El
primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás
al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y
con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
No hay ningún mandamiento mayor que éstos".
El escriba replicó: "Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices
que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y que, amado con todo el
corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno
mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios".
Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: "No
estás lejos del Reino de Dios". Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones y nos
conceda el auxilio que necesitamos: Después de cada petición diremos:
Escúchanos, Padre y aumenta nuestra fe. (R/. Escúchanos Padre, y aumenta
nuestra fe).
Para que Dios derrame en su Iglesia el Espíritu de piedad y fortaleza,
que suscite numerosos y dignos ministros del altar y testigos celosos y
humildes del Evangelio, roguemos al Señor.
Para que Dios infunda en el corazón de los gobernantes la voluntad de
promover el bien de sus súbditos, a fin de que todos puedan desarrollarse
debidamente y reinen en el mundo la justicia y la igualdad, roguemos al Señor.
Para que el Señor fortalezca a los moribundos que luchan en su último
combate, los libre de las tentaciones y no permita que nosotros, al llegar la
hora de abandonar este mundo, caigamos en manos del enemigo, roguemos al Señor.
Para que Dios conceda a nuestros familiares y amigos el perdón de sus
pecados, una vida próspera y el don de la caridad, roguemos al Señor.
Padre santo, Dios nuestro, el único que eres Señor, concédenos la
gracia de estar siempre atentos, para que nuestro corazón, nuestra alma,
nuestra mente y nuestro ser se rindan plenamente a tu palabra, el Evangelio de
tu Hijo, el único sacerdote para siempre que puede salvar definitivamente a los
que por medio de él se acercan a ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que este sacrificio sea para ti una ofrenda pura, y nos obtenga
la plenitud de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Nuestra Humanidad salvada por la humanidad de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios poderoso y eterno.
Porque reconocemos como la obra de tu poder admirable no sólo haber socorrido
nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino también el haber
previsto el remedio de nuestra misma naturaleza mortal, y así con lo que fue la
causa de nuestra ruina, con eso mismo nos diste la salvación, por Cristo, Señor
nuestro. Por Él, los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a
sus voces, cantando humildemente tu alabanza
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 15, 11
Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu poder y que,
alimentados con estos sacramentos celestiales, tu favor nos disponga para
alcanzar las promesas que contienen. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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