DOMINGO II DE PASCUA O DE LA DIVINA MISERICORDIA Domingo 24 de abril 2022
EL SEÑOR JESÚS, FUENTE DE LA VIDA
Hech 5,12-16; Sal 117; Apoc 1,9-11.12-13. 17-19; Jn 20, 19-31
En Juan, se destaca una marcada insistencia cristológica. No es así simplemente
por el mero hecho de que un evangelio es un género literario que se focaliza en
la vida de Jesús. Es así porque Juan escribió su evangelio "para que
ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios y para que, creyendo,
tengan vida en su nombre" (v. 31). En otras palabras, no es suficiente que
escuchemos que Jesús ha resucitado, como hemos escuchado en casi todos los
evangelios en todas las liturgias empezando por el domingo pasado. Tenemos que
creer en este Jesús resucitado. Por eso, el Evangelio narra el relato del
apóstol Tomás y sus dificultades para creer. Sólo si nos abrimos a Jesús (y tal
apertura es la fe) podremos gozar de los beneficios que manan de la fuente de
la vida eterna.
ANTÍFONA DE ENTRADA 1 Pe 2, 2
Como niños recién nacidos, anhelen una leche pura y espiritual que los
haga crecer hacia la salvación. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios de eterna misericordia, que reanimas la fe de este pueblo a ti
consagrado con la celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en
nosotros los dones de tu gracia, para que todos comprendamos mejor la
excelencia del bautismo que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu que nos
ha regenerado y el precio de la Sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor
Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Crecía el número de los creyentes en el Señor.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 5, 12-16
En aquellos días, los apóstoles realizaban muchos signos y prodigios en
medio del pueblo. Todos los creyentes solían reunirse, por común acuerdo, en el
pórtico de Salomón. Los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente los
tenía en gran estima.
El número de hombres y mujeres que creían en el Señor iba creciendo de
día en día, hasta el punto de que tenían que sacar en literas y camillas a los
enfermos y ponerlos en las plazas, para que, cuando Pedro pasara, al menos su
sombra cayera sobre alguno de ellos.
Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén y llevaba a los
enfermos y a los atormentados por espíritus malignos, y todos quedaban curados.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 117,2-4.22-24. 25-27a.
R/. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.
Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". Diga la
casa de Aarón: "Su misericordia es eterna".
Digan los que temen al Señor: "Su misericordia es eterna".
R/.
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. Éste es el día del
triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R/.
Libéranos, Señor, y danos tu victoria. Bendito el que viene en nombre
del Señor. Que Dios desde su templo nos bendiga. Que el Señor, nuestro Dios,
nos ilumine. R/.
SEGUNDA LECTURA
Estuve muerto y ahora, como ves, estoy vivo para siempre.
Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 1, 9-11. 12 13.17-19
Yo, Juan, hermano y compañero de ustedes en la tribulación, en el Reino
y en la perseverancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por
haber predicado la palabra de Dios y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo
caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente, como de trompeta, que decía:
"Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete comunidades
cristianas de Asia". Me volví para ver quién me hablaba, y al volverme, vi
siete lámparas de oro, y en medio de ellas, un hombre vestido de larga túnica,
ceñida a la altura del pecho, con una franja de oro.
Al contemplarlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo sobre mí
la mano derecha, me dijo: "No temas. Yo soy el primero y el último; yo soy
el que vive. Estuve muerto y ahora, como ves, estoy vivo por los siglos de los
siglos. Yo tengo las llaves de la muerte y del más allá. Escribe lo que has
visto, tanto sobre las cosas que están sucediendo, como sobre las que sucederán
después". Palabra de Dios. Te alabamos Señor
SECUENCIA
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
"¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?"
"A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua."
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 20, 29
R/. Aleluya, aleluya.
Tomás, tú crees, porque me has visto. Dichosos los que creen sin
haberme visto, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Ocho días después, se les apareció Jesús.
Del santo Evangelio según san Juan: 20, 19-31
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas
de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se
presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con
ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los
discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús:
"La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los
envío yo". Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo:
"Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les
quedarán perdonados; ya los que no se los perdonen, les quedarán sin
perdonar".
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos
cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al
Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los
clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en
su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y
Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les
dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí
están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no
sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios
mío!". Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que
creen sin haber visto". Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus
discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que
ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo,
tengan vida en su nombre. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Llenos de gozo por la santa resurrección del Señor, purificados
nuestros sentimientos y renovado nuestro espíritu, supliquemos al Señor,
diciendo: Rey vencedor, escúchanos. R. Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo que, con su gloriosa resurrección ha vencido la muerte y ha
destruido el pecado, pidámosle que todos los cristianos sean siempre fieles a
las promesas del bautismo que renovaron en la noche santa de Pascua.
A Cristo que, con su santa resurrección, ha otorgado el perdón y la paz
a los pecadores, supliquémosle que quienes han regresado al camino de la vida
conserven los dones que la misericordia del Padre les ha restituido.
A Cristo que, con su gloriosa resurrección, ha dado al mundo la vida
verdadera y ha renovado toda la creación, pidámosle por los que, por no creer
en su triunfo, viven sin esperanza.
A Cristo que, con su santa resurrección, ha colmado de alegría a los
pueblos y los ha enriquecido con sus dones y ha hecho vibrar nuestros
corazones, pidámosle que renueve la esperanza de los que sufren y lloran.
A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, anunció la alegría a las
mujeres, y por medio de las mujeres a los apóstoles, y por medio de los
apóstoles al mundo entero, pidámosle por los que nos hemos reunido para
celebrar su triunfo.
Señor, Dios nuestro, que cada domingo reúnes a tu pueblo para que
celebre el triunfo de tu Hijo, el primero y el último, el que estaba muerto y
ahora vive por los siglos de los siglos, escucha nuestra oración y danos la
fuerza de tu Espíritu, para que, destruidas las fuerzas del mal, te ofrezcamos,
juntamente con nuestro amor, el obsequio de nuestra obediencia libre. Por
Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos
de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las ofrendas de tu pueblo (y de los recién bautizados),
para que, renovados por la confesión de tu nombre y por el bautismo, consigamos
la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO I DE PASCUA
El Misterio Pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca (en esta noche) (en este día)
(en este tiempo), en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque él es el
verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra
muerte, y resucitando, restauró la vida. Por eso, con esta efusión del gozo
pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu
gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 20, 27
Jesús dijo a Tomás: Acerca tu mano, toca los agujeros que dejaron los
clavos y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, concédenos que la gracia recibida en este sacramento
pascual permanezca siempre en nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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