DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 11 de septiembre 2022

DIOS SE REVELA PROGRESIVAMENTE
Éx 32, 7-11. 13-14; Sal 50; 1 Tim 1, 12-17; Lc 15, 1-32
Los lectores atentos notarán un contraste entre la imagen de Dios del
Éxodo y la del Evangelio. Éxodo presenta a un Dios que parece iracundo. En
cambio, el Dios de Lucas parece distinto, como vemos en las parábolas. La
primera parábola revela la preocupación de Dios por el pecador y la manera
gozosa con que lo acoge. En la segunda se representa a Dios preocupado por la
gente "mala". En la tercera, Jesús revela su experiencia de Dios como
un Padre con un amor infinito. Pero no hay una contradicción entre estas
imágenes. Se trata de un progreso en la revelación: Éxodo presenta a un Dios
personal, porque sólo una persona puede enojarse, pero limitada a la visión de
personas de esa época, mientras que Lucas presenta a un Dios plenamente
personal, superior a cualquiera cultura humana.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Cfr. Sir 36, 18 Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti, y
cumple así las palabras de tus profetas; escucha las plegarias de tu siervo, y
de tu pueblo Israel.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a nosotros
tus ojos y concede que te sirvamos de todo corazón, para que experimentemos los
efectos de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El Señor renunció al castigo con que había amenazado a su pueblo.
Del libro del Éxodo: 32, 7-11. 13-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: ''Anda, baja del monte,
porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha pervertido. No tardaron en
desviarse del camino que yo les había señalado. Se han hecho un becerro de
metal, se han postrado ante él y le han ofrecido sacrificios y le han dicho:
'Este es tu Dios, Israel; es el que te sacó de Egipto' ".
El Señor le dijo también a Moisés: "Veo que éste es un pueblo de
cabeza dura. Deja que mi ira se encienda contra ellos hasta consumidos. De ti,
en cambio, haré un gran pueblo".
Moisés trató de aplacar al Señor, su Dios, diciéndole: "¿Por qué
ha de encenderse tu ira, Señor, contra este pueblo que tú sacaste de Egipto con
gran poder y vigorosa mano? Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, siervos
tuyos, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: 'Multiplicaré su descendencia
como las estrellas del cielo y les daré en posesión perpetua toda la tierra que
les he prometido' ". Y el Señor renunció al castigo con que había
amenazado a su pueblo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 50,3-4.12-13.17.19.
R/. Me levantaré y volveré a mi padre.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida
mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados. R/.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus
mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo
espíritu. R/.
Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza. Un corazón
contrito te presento, y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias. R/.
SEGUNDA LECTURA
Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores.
De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 1, 12-17
Querido hermano: Doy gracias a aquel que me ha fortalecido, a nuestro
Señor Jesucristo, por haberme considerado digno de confianza al ponerme a su
servicio, a mí, que antes fui blasfemo y perseguí a la Iglesia con violencia;
pero Dios tuvo misericordia de mí, porque en mi incredulidad obré por
ignorancia, y la gracia de nuestro Señor se desbordó sobre mí, al darme la fe y
el amor que provienen de Cristo Jesús.
Puedes fiarte de lo que vaya a decirte y aceptarlo sin reservas: que
Cristo Jesús vino a este mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy
el primero. Pero Cristo Jesús me perdonó, para que fuera yo el primero en quien
él manifestara toda su generosidad y sirviera yo de ejemplo a los que habrían
de creer en él, para obtener la vida eterna. Al rey eterno, inmortal,
invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Cor 5, 19
R/. Aleluya, aleluya.
Dios reconcilió al mundo consigo por medio de Cristo, y a nosotros nos
confió el mensaje de la reconciliación. R/.
EVANGELIO
Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se arrepiente.
Del santo Evangelio según san Lucas: 15, 1-32
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores
para escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí:
"Éste recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo
entonces esta parábola: "¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le
pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se
le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus
hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos
y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había
perdido'. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un
pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos, que no necesitan
convertirse.
¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no
enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta
encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice:
'Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido'. Yo
les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador
que se convierte".
También les dijo esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos, y el
menor de ellos le dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de la herencia que me
toca'. Y él les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor,
juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna,
viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en
aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad. Entonces fue a
pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a
cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos,
pero no lo dejaban que se las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo: '¡Cuántos trabajadores en
casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre!
Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus
trabajadores'.
Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía
lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y
echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo:
'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo
tuyo'. Pero el padre les dijo a sus criados: '¡Pronto!, traigan la túnica más
rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies;
traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este
hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos
encontrado'. Y empezó el banquete.
El hijo mayor estaba en el campo, y al volver, cuando se acercó a la
casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le
preguntó qué pasaba. Éste le contestó: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre
mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo'. El hermano
mayor se enojó y no quería entrar.
Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: '¡Hace
tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has
dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese
hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el
becerro gordo'.
El padre repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo.
Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba
muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado' ".
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Imploremos, hermanos, la misericordia de Dios y pidámosle que escuche
las oraciones de los que hemos puesto nuestra confianza en él y digámosle: Te
rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para los obispos, los presbíteros y los diáconos pidamos al Señor una
vida santa, tal como corresponde a su ministerio y el premio abundante de su
trabajo, roguemos al Señor.
Para los que gobiernan las naciones y tienen bajo su poder el destino
de los pueblos pidamos el don de la prudencia y el espíritu de justicia,
roguemos al Señor.
Para los enfermos e impedidos pidamos al Señor la fortaleza necesaria a
fin de que no se desanimen ante las dificultades y vivan alegres en la
esperanza de los bienes eternos, roguemos al Señor.
Para nosotros mismos y para nuestros familiares, amigos y bienhechores
pidamos al Señor que nos conserve y aumente los bienes que con tanta
generosidad nos ha concedido, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que, gracias a las oraciones de Moisés, renunciaste a
abandonar al pueblo que se obstinaba en rehusar tu amor, escucha las oraciones
del nuevo Moisés, Cristo, Hijo tuyo y sacerdote nuestro, que no deja de
interceder por los pecadores, y haz que también nosotros experimentemos aquella
alegría que hay entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Sé propicio, Señor, a nuestras plegarias y acepta benignamente estas
ofrendas de tus siervos, para que aquello que cada uno ofrece en honor de tu
nombre aproveche a todos para su salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio
Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y
de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 35, 8
Señor Dios, qué preciosa es tu misericordia. Por eso los hombres se acogen
a la sombra de tus alas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el efecto de este don celestial, Señor, transforme nuestro cuerpo y
nuestro espíritu, para que sea su fuerza, y no nuestro sentir, lo que siempre
inspire nuestras acciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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