SOLEMNIDAD, LA EPIFANÍA DEL SEÑOR Domingo 8 de enero 2023
LA ESTRELLA DE BELÉN Is 60, 1-6; Sa/72; Ef3,
2-3.5-6; Mt2, 1-12
A lo largo de los años, se ha especulado
mucho sobre la estrella de Belén. Algunos dicen que fue una supernova, otros
optan por un meteoro y otros arguyen que se formó por una conjunción de
planetas. Puede ser que se trató no de un acontecimiento astronómico sino de
una alusión a la estrella mesiánica de David profetizada en Núm 24, 17. Más
allá de tales especulaciones, la estrella es importante, pues significa que la
salvación ofrecida en Jesucristo no es meramente la propiedad de un grupo
secreto de élites, sino un don público. La salvación es tan pública como una
estrella brillante en los cielos. Como dice Pablo en nuestra segunda lectura,
el plan salvífico de Dios no es más un misterio secreto. Isaías, por su parte,
afirma en nuestra primera lectura "que amanece una luz para todas las
naciones".
ANTÍFONA DE ENTRADA
Cfr. Mal 3, 1; 1 Crón 19, 12
Miren que ya viene el Señor todopoderoso;
en su mano están el reino y la potestad y el imperio.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra
paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del
Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas
el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha
del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que en este día manifestaste a
tu Unigénito a las naciones, guiándolas por la estrella, concede a los que ya
te conocemos por la fe, que lleguemos a contemplar la hermosura de tu excelsa
gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La gloria del Señor alborea sobre ti.
Del libro del profeta Isaías: 60, 1-6
Levántate y resplandece, Jerusalén, porque
ha llegado tu luz y la gloria del Señor alborea sobre ti. Mira: las tinieblas
cubren la tierra y espesa niebla envuelve a los pueblos; pero sobre ti
resplandece el Señor y en ti se manifiesta su gloria. Caminarán los pueblos a
tu luz y los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta los ojos y mira
alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus
hijas las traen en brazos. Entonces verás esto radiante de alegría; tu corazón
se alegrará y se ensanchará cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar y
te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos y
dromedarios, procedentes de Madián y de Efá. Vendrán todos los de Sabá trayendo
incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor. Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 71, 2.7-8.10-11.12-13.
R/. Que te adoren, Señor, todos los
pueblos.
Comunica, Señor, al rey tu juicio, y tu
justicia al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres
y regirá a tu pueblo justamente. R/.
Florecerá en sus días la justicia y reinará
la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al
otro de la tierra. R/.
Los reyes de Occidente y de las islas le
ofrecerán sus dones. Ante él se postrarán todos los reyes y todas las naciones.
R/.
Al débil librará del poderoso y ayudará al
que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la
vida al desdichado. R/.
SEGUNDA LECTURA
También los paganos participan de la misma
herencia que nosotros.
De la carta del apóstol san Pablo a los
efesios: 3, 2-3. 5-6 Hermanos:
Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado
en favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este misterio, que no
había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido
revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que
por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia,
miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 2, 2
R/. Aleluya, aleluya.
Hemos visto su estrella en el Oriente y
hemos venido a adorar al Señor. R/.
EVANGELIO
Hemos venido de Oriente para adorar al rey
de los judíos.
Del santo Evangelio según san Mateo: 2,
1-12
Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos
del rey Herodes. Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y
preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque
vimos surgir su estrella y hemos venido a adorado".
Al enterarse de esto, el rey Herodes se
sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a
los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos
le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y
tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades
ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo,
Israel". Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le
precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a
Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño
y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorado".
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella
que habían visto surgir, comenzó a guiados, hasta que se detuvo encima de donde
estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría.
Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo
adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y
mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a
su tierra por otro camino. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un
sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Presentemos, hermanos, nuestras oraciones
al Señor en este día santo en que Dios ha manifestado su poder a las naciones,
la salvación a los pueblos y a nosotros la luz radiante de su gloria: Por la
santa Iglesia de Dios, para que ilumine a los hombres con la luz que
resplandece en el rostro de Cristo, disipe las tinieblas de los que viven en el
error y dé ánimo a los fieles, para que, con valentía hagan brillar la luz del
Evangelio ante todas las naciones, roguemos al Señor.
Por las Iglesias que acaban de nacer en los
diversos pueblos, para que su juventud y vigor sean levadura de vida para todas
las comunidades cristianas, roguemos al Señor.
Por los pueblos que aún no han sido
iluminados por el Evangelio y por aquellos que, habiendo conocido a Cristo, han
abandonado el camino de la verdad, para que confiesen a Cristo como Señor y lo
adoren como Dios verdadero, roguemos al Señor.
Por nosotros que hemos sido llamados de las
tinieblas a la luz admirable d Cristo, para que nos afiancemos en la fe
verdadera y sigamos con fidelidad las enseñanzas de Evangelio, roguemos al
Señor.
Escucha nuestras oraciones, Dios
todopoderoso y eterno, y haz que los que hemos conocido y adorado a tu Hijo,
Rey y Señor de todos los pueblos, vivamos siempre como hijos de la luz y nos esforcemos
para iluminar con la luz de Cristo a todos los pueblos y naciones. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad, Señor, los dones de tu
Iglesia, que no consisten ya en oro, incienso y mirra, sino en lo que por esos dones
se representa, se inmola y se recibe como alimento, Jesucristo, Señor nuestro.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
PREFACIO
Prefacio de la Epifanía
Cristo, Luz de las Naciones
En verdad es justo y necesario, es nuestro
deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque hoy has revelado en
Cristo, el misterio de nuestra salvación, para iluminar con su luz a todos los
pueblos; ya que, al manifestarse tu Hijo en nuestra carne mortal, nos has
restaurado con la gloria de su inmortalidad. Por eso, con los ángeles y los
arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu
gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 2, 2
Hemos visto su estrella en el Oriente y
venimos con regalos a adorar al Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que tu luz celestial
siempre y en todas partes vaya guiándonos, para que contemplemos con ojos puros
y recibamos con amor sincero el misterio del que quisiste hacemos partícipes.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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