LA HOSPITALIDAD, UN AMBIENTE NECESARIO PARA LA FE
Hech 2, 14. 22-33; Sal 15; 1 Pedro 1,17-21; Lc 24,13-35
Para Lucas, el acto de ver simboliza la fe. En el relato de Emaús, que
es nuestro Evangelio de hoy, explica cómo abrir nuestros ojos a Cristo. La fe
cristiana no se produce por la profesión de un credo, no obstante, su utilidad,
los dos discípulos profesan una especie de credo en los versículos 19 a 20,
pero todavía no pueden reconocer a Cristo. La fe cristiana no se produce por la
escucha de una proclamación emocionante, los dos discípulos escuchan a las
mujeres (versículos 20-21), pero todavía no pueden ver a Cristo. Aunque la
meditación sobre las Escrituras (versículo 27) y la celebración de la eucaristía
(versículos 30-31) son necesarias para ver a Cristo, es la hospitalidad, la
insistencia de que "se quede con ellos" (versículo 29), la que provee
el ambiente que propicia la visión -la fe- de nuestros discípulos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 65, 1-2
Aclama a Dios, tierra entera. Canten todos un himno a su nombre, denle
gracias y alábenlo. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que tu pueblo se regocije siempre al verse renovado y
rejuvenecido, para que, al alegrarse hoy por haber recobrado la dignidad de su
adopción filial, aguarde seguro su gozosa esperanza el día de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2, 14. 22-33
El día de Pentecostés, se presentó Pedro, junto con los Once, ante la
multitud, y levantando la voz, dijo: "Israelitas, escúchenme. Jesús de
Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante ustedes, mediante los milagros,
prodigios y señales que Dios realizó por medio de él y que ustedes bien
conocen. Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, Jesús fue entregado,
y ustedes utilizaron a los paganos para clavarlo en la cruz.
Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte, ya que no
era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio. En efecto, David dice,
refiriéndose a él: Yo veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que él
está a mi lado para que yo no tropiece. Por eso se alegra mi corazón y mi
lengua se alboroza; por eso también mi cuerpo vivirá en la esperanza, porque
tú, Señor, no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que tu santo sufra la
corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida y me saciarás de gozo en tu
presencia. Hermanos, que me sea permitido hablarles con toda claridad. El
patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro se conserva entre nosotros
hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios le había prometido
con juramento que un descendiente suyo ocuparía su trono, con visión profética
habló de la resurrección de Cristo, el cual no fue abandonado a la muerte ni
sufrió la corrupción. Pues bien, a este Jesús Dios lo resucitó, y de ello todos
nosotros somos testigos. Llevado a los cielos por el poder de Dios, recibió del
Padre el Espíritu Santo prometido a él y lo ha comunicado, como ustedes lo
están viendo y oyendo". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10. 11.
R/. Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Aleluya.
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú
eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está
en sus manos. R/.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye
internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás
tropezaré. R/.
Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá
tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la
corrupción. R/.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de
alegría perpetua junto a ti. R/.
SEGUNDA LECTURA
Ustedes han sido rescatados con la sangre preciosa de Cristo, el
cordero sin mancha.
De la primera carta del apóstol san Pedro: 1, 17-21
Hermanos: Puesto que ustedes llaman Padre a Dios, que juzga
imparcialmente la conducta de cada uno según sus obras, vivan siempre con temor
filial durante su peregrinar por la tierra.
Bien saben ustedes que de su estéril manera de vivir, heredada de sus
padres, los ha rescatado Dios, no con bienes efímeros, como el oro y la plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha, al
cual Dios había elegido desde antes de la creación del mundo y, por amor a
ustedes, lo ha manifestado en estos tiempos, que son los últimos. Por Cristo,
ustedes creen en Dios, quien lo resucitó de entre los muertos y lo llenó de
gloria, a fin de que la fe de ustedes sea también esperanza en Dios. Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 24, 32
R/. Aleluya, aleluya.
Señor Jesús, haz que comprendamos la Sagrada Escritura. Enciende
nuestro corazón mientras nos hablas. R/.
EVANGELIO
Lo reconocieron al partir el pan.
Del santo Evangelio según san Lucas: 24,13-35
El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un
pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban
todo lo que había sucedido.
Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a
caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo
reconocieron. Él les preguntó: "¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos
de tristeza?". Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú
el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en
Jerusalén?". Él les preguntó: "¿Qué cosa?". Ellos le
respondieron: "Lo de Jesús el nazareno,
que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo
el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo
condenaran a muerte, y lo crucificaron.
Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel, y sin
embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto
que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada
al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían
aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros
compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres,
pero a él no lo vieron".
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y qué duros
de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era
necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?".
Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos
los pasajes de la Escritura que se referían a él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más
lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque
ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para quedarse con ellos.
Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se
lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les
desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón
ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las
Escrituras!".
Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde
encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron:
"De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón".
Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían
reconocido al partir el pan. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder
de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos, amados hermanos, a Cristo, triunfador del pecado y de la
muerte, que siempre intercede por nosotros diciendo: R/. Te rogamos, Señor. O
Rey de la gloria, resucítanos contigo.
Para que Cristo, el Señor, atraiga hacia sí el corazón de los fieles y
fortalezca sus voluntades, de manera que busquen los bienes de allá arriba,
donde él está sentado a la derecha de Dios, roguemos al Señor.
Para que Cristo, amo supremo de la creación, haga que todos los pueblos
gocen abundantemente de la paz que en sus apariciones otorgó a los discípulos,
roguemos al Señor.
Para que Cristo, el destructor de la muerte y el médico de toda
enfermedad, se compadezca de los débiles y desdichados y aleje del mundo el
hambre, las guerras y todos los males, roguemos al Señor.
Para que Cristo, el Señor, salve y bendiga nuestra parroquia
(comunidad), y conceda la paz, la alegría y el descanso den las fatigas a los
que hoy nos hemos reunido aquí para celebrar su triunfo, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que en este día, memorial de la Pascua, has reunido a tu
Iglesia que peregrina por el mundo, escucha nuestra oración y abre nuestros
corazones para que entendamos las Escrituras y reconozcamos a tu Hijo al partir
el pan. Él, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los
siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia te presenta, y
puesto que es a ti a quien debe su alegría, concédele también disfrutar de la
felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Restauración universal por el Misterio Pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo,
nuestra Pascua, fue inmolado. Porque destruida la antigua situación de pecado,
se renueva todo lo que estaba caído y en Cristo se restablece la integridad de
nuestra vida. Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se
desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los
arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 24, 35
Los discípulos reconocieron al Señor Jesús, al partir el pan. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has
dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a
la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 608 (602).
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