DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A Domingo 2 de julio 2023

LOS CÍRCULOS CONCÉNTRICOS DE LOS LAZOS HUMANOS
2 Re 4, 8-11.14-16; Sa189: Rom 6, 3-4. 8-11; Mt 10 37-42
La Palabra de Dios no simplemente refuerza los lazos humanos; en no
pocos instantes, los supera. En nuestra primera lectura, por ejemplo, la mujer
sunamita establece lazos tan importantes con el profeta Elíseo, quien no forma
parte de su familia o nación, que le provee una mesa y una silla en una
habitación personal, lujos extraordinarios en la antigüedad. En el Evangelio,
Jesús pronuncia palabras fuertes acerca de los lazos de los discípulos que lo vinculan
con él y, por implicación, con los demás discípulos. Son lazos más importantes
que los que unen a una familia. Claro que no está condenando la familia humana.
La está con textualizando en un marco más largo que supera sus limitaciones, es
decir, en el Reino de Dios. Las familias y otras comunidades humanas son como
círculos concéntricos que son abrazados por el Reino de Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 46, 2
Pueblos todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que mediante la gracia de la adopción filial quisiste que
fuéramos hijos de la luz, concédenos que no nos dejemos envolver en las
tinieblas del error, sino que permanezcamos siempre vigilantes en el esplendor
de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Este hombre es un hombre de Dios.
Del segundo libro de los Reyes: 4, 8-11. 14-16
Un día pasaba Eliseo por la ciudad de Sunem y una mujer distinguida lo
invitó con insistencia a comer en su casa. Desde entonces, siempre que Eliseo
pasaba por ahí, iba a comer a su casa. En una ocasión, ella le dijo a su
marido: "Yo sé que este hombre, que con tanta frecuencia nos visita, es un
hombre de Dios. Vamos a construirle en los altos una pequeña habitación. Le
pondremos allí una cama, una mesa, una silla y una lámpara, para que se quede
allí, cuando venga a visitarnos".
Así se hizo y cuando Eliseo regresó a Sunem, subió a la habitación y se
recostó en la cama. Entonces le dijo a su criado: "¿Qué podemos hacer por
esta mujer?". El criado le dijo: "Mira, no tiene hijos y su marido ya
es un anciano". Entonces dijo Eliseo: "Llámala". El criado la
llamó y ella, al llegar, se detuvo en la puerta. Eliseo le dijo: "El año
que viene, por estas mismas fechas, tendrás un hijo en tus brazos".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 88, 2-3. 16-17. 18-19.
R/. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor, y daré a conocer que su
fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: "Mi amor es para siempre, y
mi lealtad, más firme que los cielos". R/.
Señor, feliz el pueblo que te alaba y que a tu luz camina, que en tu
nombre se alegra a todas horas y al que llena de orgullo tu justicia. R/.
Feliz, porque eres tú su honor y fuerza y exalta tu favor nuestro
poder. Feliz, porque el Señor es nuestro escudo y el santo de Israel es nuestro
rey. R/.
SEGUNDA LECTURA
El bautismo nos sepultó con Cristo para que llevemos una vida nueva.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 6, 3-4. 8-11
Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por
medio del bautismo, hemos sido incorporados a su muerte. En efecto, por el
bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo
resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
llevemos una vida nueva.
Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también
viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los
muertos, ya nunca morirá. La muerte ya no tiene dominio sobre él, porque al
morir, murió al pecado de una vez para siempre, y al resucitar vive ahora para
Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en
Cristo Jesús, Señor nuestro. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Pedro 2, 9
R/. Aleluya, aleluya.
Ustedes son estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada a Dios,
para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las
tinieblas a su luz admirable. R/.
EVANGELIO
El que no toma su cruz, no es digno de mí. Quien los recibe a ustedes
me recibe a mí.
Del santo Evangelio según san Mateo: 10, 37-42
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "El que ama a su
padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su
hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no
es digno de mí.
El que salve su vida la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.
Quien los recibe a ustedes me recibe a mí; y quien me recibe a mí,
recibe al que me ha enviado.
El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de
profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.
Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos
pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su
recompensa".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones, para que
podamos alegrarnos al recibir su ayuda, respondiendo: Escúchanos, Señor. (R/.
Escúchanos, Señor.)
Por los ministros de la Iglesia que han consagrado su vida al Señor y
por todos los pueblos que adoran al Dios verdadero, roguemos al Señor.
Para que el tiempo sea bueno y todos podamos gozar de una naturaleza
limpia en la bella sucesión de las diversas estaciones, roguemos a Dios, que
con sabiduría gobierna al mundo.
Por los que son víctimas de la debilidad humana, del espíritu de odio o
de envidia o de los otros vicios del mundo, roguemos al Redentor
misericordioso.
Encomendémonos mutuamente al Señor, pongamos toda nuestra existencia en
sus manos y oremos con confianza al autor y guardián de todo lo que tenemos y
poseemos.
Escucha, Padre santo, Dios todopoderoso, las oraciones de tu pueblo e
infunde en nosotros la sabiduría del Espíritu Santo, para que, unidos a Cristo,
sigamos el camino de la cruz dispuestos a perder nuestra vida para manifestar
al mundo nuestra esperanza en el reino que nos tienes preparado. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, que bondadosamente realizas el fruto de tus sacramentos,
concédenos que seamos capaces de servirte como corresponde a tan santos
misterios.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, compadecido del
extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María; muriendo en la cruz,
nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con
los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 102, 1
Bendice, alma mía al Señor; que todo mi ser bendiga su santo nombre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la víctima divina que te hemos ofrecido y que acabamos de recibir,
nos vivifique, Señor, para que, unidos a ti con perpetuo amor, demos frutos que
permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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