UN DESAFÍO A LA ACOSTUMBRADA SABIDURIA HUMANA
Zac 9, 9-10; Sa1 144; Rom 8, 9.11-13; Mt 11, 25-30
Entre las páginas de Zacarías, un libro profético enigmático y hasta
misterioso, la primera lectura de hoy representa una excepción notable. Es una
visión clara, inspirante, y magnífica. Posiblemente basada en el relato del
retorno del rey David a Jerusalén en Sam 19, la visión dibuja la entrada de un
rey pacífico, cabalgando en un burro, un símbolo de la paz que contrasta con el
acostumbrado militarismo simbolizado por los caballos. Esta visión, que desafía
las expectativas de la sociedad humana, es completada por el Evangelio, en que
Jesús actúa no como un poderoso prepotente, que se cree sabio y astuto, sino
como un humilde que ama la sabiduría (véase Sir 51). Todavía hoy, ¿no es cierto
que nuestras sociedades confían más en la arrogancia humana que en el poder
auténtico de la paz, la humildad, y la verdad?
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 47, 10-11
Meditamos, Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo. Tu
alabanza llega hasta los confines de la tierra como tu fama. Tu diestra está
llena de justicia.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo reconstruiste el
mundo derrumbado, concede a tus fieles una santa alegría, para que, a quienes
rescataste de la esclavitud del pecado, nos hagas disfrutar del gozo que no
tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Mira a tu rey que viene humilde hacia ti.
Del libro del profeta Zacarías: 9, 9-10
Esto dice el Señor: "Alégrate sobremanera, hija de Sión; da gritos
de júbilo, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti, justo y victorioso,
humilde y montado en un burrito.
Él hará desaparecer de la tierra de Efraín los carros de guerra, y de
Jerusalén, los caballos de combate. Romperá el arco del guerrero y anunciará la
paz a las naciones. Su poder se extenderá de mar a mar y desde el gran río
hasta los últimos rincones de la tierra". Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 144,1-2. 8-9. 10-11. 13cd-14.
R/. Acuérdate, Señor, de tu misericordia.
Dios y rey mío, yo te alabaré, bendeciré tu nombre siempre y para
siempre. Un día tras otro bendeciré tu nombre, y no cesará mi boca de alabarte.
R/.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso
para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas
sus creaturas. R/.
El Señor es siempre fiel a sus palabras, y lleno de bondad en sus
acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia. R/.
Que te alaben, Señor, todas tus obras, y que todos tus fieles te
bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas.
R/.
SEGUNDA LECTURA
Si con la ayuda del Espíritu dan muerte a los bajos deseos del cuerpo,
vivirán.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 9.11-13
Hermanos: Ustedes no viven conforme al desorden egoísta del hombre,
sino conforme al Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente
en ustedes. Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
Si el Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos,
habita en ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los
muertos, también les dará vida a sus cuerpos mortales, por obra de su Espíritu,
que habita en ustedes.
Por lo tanto, hermanos, no estamos sujetos al desorden egoísta del
hombre, para hacer de ese desorden nuestra regla de conducta. Pues si ustedes
viven de ese modo, ciertamente serán destruidos. Por el contrario, si con la
ayuda del Espíritu destruyen sus malas acciones, entonces vivirán. Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGEUO Cfr. Mt 11, 25
R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado
los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
EVANGELIO
Soy manso y humilde de corazón.
Del santo Evangelio según san Mateo: 11,25-30
En aquel tiempo, Jesús exclamó: "¡Yo te alabo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y
entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así
te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie
conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga y
yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso
y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi
carga, ligera". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja
nuestras peticiones. Digamos confiadamente: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos,
Señor.)
Oremos a Dios por el Papa Francisco, por nuestro obispo N., y por todos
aquellos a los que se han confiado nuestras almas; que nuestro Señor les dé la
fuerza y sabiduría para dirigir y gobernar santamente las comunidades que les
han sido encomendadas y puedan así dar buena cuenta cuando se les pida.
Roguemos al Señor.
Oremos también para que Dios nos conceda la paz; que él, que es la
verdadera paz y el origen de toda concordia, transmita la paz del ciclo a la tierra,
la paz espiritual para nuestras almas y la paz temporal para nuestros días.
Roguemos al Señor.
Pidamos por los que se esfuerzan en seguir las sendas del Evangelio,
para que nuestro Señor los mantenga en este santo propósito hasta el fin de sus
días; oremos también por los que viven en pecado, para que nuestro Señor les dé
la gracia de convertirse, hacer penitencia y purificarse en el sacramento del
perdón y alcanzar así la salvación eterna. Roguemos al Señor.
Oremos, finalmente, a Dios nuestro Señor por los fieles difuntos, que
han salido ya de este mundo, especialmente por nuestros familiares, amigos y
bienhechores, para que el Señor, por su gran misericordia, los reciba en su
gloria y los coloque entre los santos y elegidos.
Roguemos al Señor. Señor Dios, que has revelado a los sencillos las
riquezas de tu reino, escucha nuestras oraciones y haz que, como discípulos de
tu Hijo, llevemos con él el yugo suave de la cruz y anunciemos a los hermanos
el descanso eterno que sólo se encuentra en ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
La oblación que te ofrecemos, Señor, nos purifique, y nos haga
participar, de día en día, de la vida del reino glorioso. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio
Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y
de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 33.9 2
Prueben y vean qué bueno es el Señor; dichoso quien se acoge a él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que nos has colmado con tantas gracias, concédenos alcanzar los
dones de la salvación y que nunca dejemos de alabarte. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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