DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A Domingo 23 de julio 2023
EL PODER DE DIOS
Sal 12,13. 16-19, Sal 85, Rom 8,26-27; Mt 13. 24-43
Las lecturas bíblicas de hoy forman una meditación sobre el poder
divino. La primera se regocija por el modo en que Dios ejerce su poder: en
contraste con los malvados, quienes proclaman que su fuerza es la norma de
justicia (2, 11), Él hace de la justicia y la misericordia normas de su poder.
San Pablo, en su Carta a los romanos, observa que el Espíritu, quien es a veces
retratado en las Escrituras precisamente como la fuerza de la Trinidad, nos da
el poder que necesitamos para superar nuestra debilidad humana. En el Evangelio
de hoy, que constituye gran parte del centro mismo de Mateo, Jesús propone tres
parábolas -la del trigo y la cizaña, la del grano de mostaza, y la de la
levadura que revelan el poder misterioso del Reino para superar el mal y crecer.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 53, 6. 8
El Señor es mi auxilio y el único apoyo en mi vida. Te ofrece de
corazón un sacrificio y daré gracias a tu nombre, Señor, porque eres bueno.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Sé propicio, Señor, con tus siervos y multiplica, bondadoso, sobre
ellos los dones de tu gracia, para que, fervorosos en la fe, la esperanza y la
caridad, perseveren siempre fieles en el cumplimiento de tus mandatos. Por
nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Al pecador le das tiempo para que se arrepienta.
Del libro de la Sabiduría: 12, 13.16-19
No hay más Dios que tú, Señor, que cuidas de todas las cosas. No hay
nadie a quien tengas que rendirle cuentas de la justicia de tus sentencias. Tu
poder es el fundamento de tu justicia, y por ser el Señor de todos, eres
misericordioso con todos.
Tú muestras tu fuerza a los que dudan de tu poder soberano y castigas a
quienes, conociéndolo, te desafían. Siendo tú el dueño de la fuerza, juzgas con
misericordia y nos gobiernas con delicadeza, porque tienes el poder y lo usas
cuando quieres.
Con todo esto has enseñado a tu pueblo que el justo debe ser humano, y
has llenado a tus hijos de una dulce esperanza, ya que al pecador le das tiempo
para que se arrepienta. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 85,5-6. 9-10.15-16a.
R/. Tú, Señor, eres bueno y clemente.
Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu
nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica da respuesta pronta. R/.
Señor, todos los pueblos vendrán para adorarte y darte gloria, pues
sólo tú eres Dios, y tus obras, Señor, son portentosas. R/.
Dios entrañablemente compasivo, todo amor y lealtad, lento a la cólera,
ten compasión de mí, pues clamo a ti, Señor, a toda hora. R/.
SEGUNDA LECTURA
El Espíritu intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse
con palabras.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 26-27
Hermanos: El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros
no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce
profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el
Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 11, 25
R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado
los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
EVANGELIO
Dejen que crezcan junto, hasta el tiempo de la cosecha.
Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 24-43
En aquel tiempo, Jesús propuso esta parábola a la muchedumbre: "El
Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró
cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a
formar la espiga, apareció también la cizaña.
Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: 'Señor, ¿qué no
sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?'. El
amo les respondió: 'De seguro lo hizo un enemigo mío'. Ellos le dijeron:
'¿Quieres que vayamos a arrancarla?'. Pero él les contestó: 'No. No sea que al
arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta
el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores:
Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y luego
almacenen el trigo en mi granero'". Luego les propuso esta otra parábola:
"El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre
siembra en un huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero
cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un
arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas".
Les dijo también otra parábola: "El Reino de los cielos se parece
a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de
harina, y toda la masa acabó por fermentar".
Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin
parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré
mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la
creación del mundo. Luego despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces
se le acercaron sus discípulos y le dijeron: "Explícanos la parábola de la
cizaña sembrada en el campo".
Jesús les contestó: "El sembrador de la buena semilla es el Hijo
del hombre, el campo es el mundo, la buena semilla son los ciudadanos del
Reino, la cizaña son los partidarios del maligno, el enemigo que la siembra es
el diablo, el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los
ángeles.
Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al
fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de
su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y
los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.
Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga
oídos, que oiga". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Dios de la misericordia que auxilie nuestra
pequeñez, para que podamos invocar su nombre con los sentimientos que él desea.
Digamos confiadamente: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)
Por la paz y la concordia de las Iglesias, por la unión de todos los
cristianos y por la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.
Por los responsables de las naciones, para que bajo su gobierno
tengamos una vida feliz y pacífica, roguemos al Señor.
Por los que están lejos de casa, por los enfermos y los encarcelados y
por todos los que sufren, roguemos al Señor.
Por nuestra comunidad reunida en la fe, la piedad y el temor de Dios,
por los que hacen el bien a nuestras parroquias y por los que ayudan a los
pobres, roguemos al Señor.
Que nos sostenga, Señor, la fuerza y la paciencia de tu amor, para que
la palabra evangélica, semilla sembrada y levadura escondida en la Iglesia,
fructifique en nosotros, y se refuerce nuestra esperanza en ver nacer una
humanidad nueva que Cristo, con su retorno glorioso, hará brillar como el sol.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que con la perfección de un único sacrificio pusiste fin
a la diversidad de sacrificios de la antigua ley, recibe las ofrendas de tus
fieles, y santifícalas como bendijiste la ofrenda de Abel, para que aquello que
cada uno te ofrece en honor de tu gloria, sea de provecho para la salvación de
todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio
Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y
de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 110, 4-5
Ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente; Él da alimento
a sus fieles.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentado
con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a
una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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