DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A Domingo 3 de septiembre 2023

DIOS TIENE UN
PLAN PARA LA HUMANIDAD
Jer 20,7-9; Sal
62; Rom 12,1-2; Mt 16,21-27
Dentro de sí,
Jeremías rechaza el oficio profético y casi acusa a Dios de haberlo seducido,
como un hombre depredador seduce a una muchacha inocente. No obstante, Dios
tiene un plan para la historia de Israel que requiere que Jeremías sea un
profeta. Por eso, dentro de él "arde como un fuego" (v. 9), el plan
de Dios, de manera incontenible y Jeremías no logra dejar de ser profeta. Así
mismo, en el Evangelio Pedro se opone al plan de Dios, que incluye el
sufrimiento del Mesías. Pero aquí es Jesús quien arde como un fuego, llamando a
Pedro "Satanás" y reprendiéndolo por no pensar como Dios (v. 22). A
fin de cuentas, Dios tiene un plan para el bien de la humanidad que va a
realizarse, aun cuando a veces la humanidad prefiere sus auto-engaños
tranquilizantes.
ANTÍFONA DE
ENTRADA Cfr. Sal 85, 3. 5
Dios mío, ten
piedad de mí, pues sin cesar te invoco: Tú eres bueno y clemente, y rico en
misericordia con quien te invoca.
GLORIA
Gloria a Dios
en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria
te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único,
Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el
pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad
de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios de toda
virtud, de quien procede todo lo que es bueno, infunde en nuestros corazones el
amor de tu nombre, y concede que, haciendo más religiosa nuestra vida, hagas
crecer el bien que hay en nosotros y lo conserves con solicitud amorosa. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA
PALABRA
PRIMERA LECTURA
Soy objeto de
burla por anunciar la palabra del Señor.
Del libro del
profeta Jeremías: 20, 7-9
Me sedujiste,
Señor, y me dejé seducir; fuiste más fuerte que yo y me venciste. He sido el
hazmerreír de todos; día tras día se burlan de mí. Desde que comencé a hablar,
he tenido que anunciar a gritos violencia y destrucción. Por anunciar la
palabra del Señor, me he convertido en objeto de oprobio y de burla todo el
día. He llegado a decirme: "Ya no me acordaré del Señor ni hablaré más en
su nombre".
Pero había en
mí como un fuego ardiente, encerrado en mis huesos; yo me esforzaba por
contenerlo y no podía. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del salmo 62,
2. 3-4. 5-6. 8-9.
R/. Señor, mi
alma tiene sed de ti.
Señor, tú eres
mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te
añora, como el suelo reseco añora el agua. R/.
Para admirar tu
gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor es tu
amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios. R/.
Podré así
bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se
saciará mi alma; te alabaré con jubilosos labios. R/.
Porque fuiste
mi auxilio y a tu sombra, Señor, canto con gozo. A ti se adhiere mi alma y tu
diestra me da seguro apoyo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Ofrézcanse
ustedes mismos como una ofrenda viva.
De la carta del
apóstol san Pablo a los romanos: 12, 1-2
Hermanos: Por
la misericordia que Dios les ha manifestado, los exhorto a que se ofrezcan
ustedes mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios, porque en esto
consiste el verdadero culto. No se dejen transformar por los criterios de este
mundo, sino dejen que una nueva manera de pensar los transforme internamente,
para que sepan distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es
bueno, lo que le agrada, lo perfecto. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Ef 1, 17-18
R/. Aleluya,
aleluya.
Que el Padre de
nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que podamos comprender
cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.
EVANGELIO
El que quiera
venir conmigo, que renuncie a sí mismo.
Del santo
Evangelio según san Mateo: 16, 21-27
En aquel
tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén
para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de
los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo
llevó aparte y trató de disuadido, diciéndole: "No lo permita Dios, Señor.
Eso no te puede suceder a ti". Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo:
"¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino,
porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!".
Luego Jesús
dijo a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí
mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la
perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a
uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio
para recobrarla?
Porque el Hijo
del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus
ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras". Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO
NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo
Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible
y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido
del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero
de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Pidamos,
hermanos, al Señor que dé oídos a las súplicas de su pueblo, diciendo:
Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)
Tengamos
presente, hermanos, en nuestras oraciones a la Iglesia santa, católica y
apostólica, para que el Señor lo haga crecer en la fe, la esperanza y la
caridad. Roguemos al Señor.
Oremos también
por los pecadores, por los encarcelados, por los enfermos y por los que están
lejos de sus hogares, para que el Señor los proteja, los libere, les devuelva
la salud y los consuele. Roguemos al Señor.
Oremos también
por las almas de todos los difuntos, para que Dios, en su bondad, quiera
admitirlos en el coro de los santos y de los elegidos. Roguemos al Señor.
Pidamos también
por los que nos disponemos a celebrar la Eucaristía, para que el Señor perdone
sus culpas de los que vamos a participar de sus sacramentos, otorgue sus
premios a los que ejercerán los diversos ministerios y dé la salvación a todos
aquellos por los que ofrecemos nuestro sacrificio. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor,
las oraciones de tu pueblo y renuévanos con tu Espíritu de verdad, para que
nunca nos dejemos engañar por las seducciones del mundo, y, como verdaderos
discípulos de tu Hijo, sepamos discernir lo bueno, lo que te agrada, lo
perfecto, y carguemos con la cruz, acompañando a Cristo, nuestra esperanza. Él,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Que esta
ofrenda sagrada, Señor, nos traiga siempre tu bendición salvadora, para que dé
fruto en nosotros lo que realiza el misterio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Proclamación
del misterio de Cristo
En verdad es
justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y
alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro. Cuya muerte celebramos unidos en caridad,
cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso
aguardamos con firmísima esperanza. Por eso, con todos los ángeles y santos, te
alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo,
Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el
cielo.
Bendito el que
viene en nombre del Señor.
Hosanna en el
cielo.
ANTÍFONA DE LA
COMUNIÓN Sal 30, 20
Qué grande es
tu bondad, Señor, que tienes reservada para tus fieles.
ORACIÓN DESPUÉS
DE LA COMUNIÓN
Saciados con el
pan de esta mesa celestial, te suplicamos, Señor, que este alimento de caridad
fortalezca nuestros corazones, para que nos animemos a servirte en nuestros
hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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