LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ Domingo 31 de diciembre 2023

VIVIENDO LA VERDAD DE DIOS EN FAMILIA
Sir 3,3-7.14-17; Sal 127; Col 3, 12-21; Lc 2,22-40
Las familias son llamadas a vivir según la verdad de Dios de muchas
diferentes maneras. En nuestra primera lectura, Ben Sira se dedica a la
relación de los hijos con sus padres. Para él, es el tema relacionado con la
familia que es más importante, ya que remite al cuarto mandamiento (Éx 20, 12).
En nuestra segunda lectura, escrita en el marco de una cultura diferente, Pablo
expande el tema para incluir los deberes de todos los miembros de una familia
interpretados según los valores éticos de la sociedad grecorromana en que el
apóstol vive. El evangelista Lucas nos advierte que el cumplimiento de la
voluntad de Dios necesita que las familias se abran a la novedad -como los
padres de Jesús "estaban sorprendidos por lo que se decía del niño"-
(v. 33) y que la vivan con sabiduría.
ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 2, 16
Llegaron los pastores a toda prisa y encontraron a María y a José, y al
niño recostado en un pesebre.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que te dignaste dejarnos el más perfecto ejemplo en la
Sagrada Familia de tu Hijo, concédenos benignamente que, imitando sus virtudes
domésticas y los lazos de caridad que la unió, podamos gozar de la eterna
recompensa en la alegría de tu casa. Por nuestro Señor Jesucristo ....
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El que teme al Señor. honra a sus padres.
Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 3, 3-7.14-17
El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la
madre sobre ellos. El que honra a su padre queda limpio de pecado; y acumula
tesoros, el que respeta a su madre.
Quien honra a su padre, encontrará alegría en sus hijos y su oración
será escuchada; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece
al Señor, es consuelo de su madre.
Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza;
aunque se debilite su razón, ten paciencia con él y no lo menosprecies por
estar tú en pleno vigor. El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se
tomará a cuenta de tus pecados. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 127, 1-2. 3. 4-5.
R/. Dichoso el que teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de
su trabajo, será dichoso, le irá bien. R/.
Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como
renuevos de olivo, alrededor de su mesa. R/.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor: "Que el Señor
te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de
tu vida". R/.
SEGUNDA LECTURA
La vida en familia, de acuerdo con el Señor.
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 3, 12-21
Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a
él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y
pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro,
como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan
amor, que es el vínculo de la perfecta unión.
Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido
llamados, como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.
Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza.
Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno
de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales; y todo
lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole
gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.
Mujeres, respeten la autoridad de sus maridos, como lo quiere el Señor.
Maridos, amen a sus esposas y no sean rudos con ellas. Hijos, obedezcan en todo
a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a
sus hijos, para que no se depriman. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Col 3, 15. 16
R/. Aleluya, aleluya.
Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que la palabra de Cristo
habite en ustedes con toda su riqueza. R/.
EVANGELIO
El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría.
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 22-40
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de
Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentado al Señor, de
acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al
Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos
pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de
Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el
cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del
Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban
con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en
brazos y bendijo a Dios, diciendo: "Señor, ya puedes dejar morir en paz a
tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu
Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra
a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel".
El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras.
Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: "Este niño
ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que
provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de
todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma".
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser.
Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya
ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche,
sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando
gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de
Israel.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y
fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Jesucristo, el Señor, que, para santificar la
familia, quiso compartir la vida de un hogar humano:
Para que el Señor, que quiso participar de la vida de la familia en el
hogar de María y José, mantenga en paz y armonía a todas las familias
cristiana, roguemos al Señor.
Para que los novios sientan la presencia de Dios en la vivencia de su
amor mutuo y se preparen sanamente para su matrimonio, roguemos al Señor.
Para que Dios ilumine y consuele a las familias desunidas, a los
esposos que han de vivir separados por causa del trabajo, a los hijos de los
divorciados, a los hogares sin hijos y a los que lloran la muerte de sus
familiares, roguemos al Señor.
Para que nos esforcemos por vivir en paz y armonía con nuestros
familiares (con los miembros de nuestra comunidad), superando con bondad,
comprensión y caridad fraterna nuestras mutuas desavenencias, roguemos al
Señor.
Señor Dios nuestro, que has querido que tu Hijo, engendrado antes de
todos los siglos, fuera miembro de una familia humana, escucha nuestras
súplicas y haz que los padres y madres de familia participen de la fecundidad
de tu amor, y que sus hijos crezcan en sabiduría, entendimiento y gracia ante
ti y ante los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación, y te pedimos
humildemente que, por la intercesión de la Virgen Madre de Dios y de san José,
fortalezcas nuestras familias en tu gracia y en tu paz. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
La Salvación por Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar; Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Pues por amor creaste al hombre, y, aunque condenado
justamente, lo redimiste por tu misericordia, por Cristo, Señor nuestro. Por
El, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu
gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociamos a sus voces, cantando
humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo…
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 3, 38
Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con los hombres.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre misericordioso, haz que, reanimados con este sacramento
celestial, imitemos constantemente los ejemplos de la Sagrada Familia, para
que, superadas las aflicciones de esta vida, consigamos gozar eternamente de su
compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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