DOMINGO III DE CUARESMA Ciclo B Domingo 3 de marzo 2024
SIGNOS DE LA RESURRECCIÓN
Éx 20, 1-17; Sal18; 1 Cor 1,22-25; Jn 2, 13-25
En los Evangelios sinópticos, Jesús ofrece a sus discípulos unas
anticipaciones o signos de su resurrección en el momento de su Transfiguración
en el monte (véase Mc 9,2-8; Mt 17,1-8; y Lc 9,28-36). Juan desconoce este
acontecimiento y utiliza, como los signos de la resurrección, el acto y las
palabras proféticas que Jesús hace en Jerusalén durante una pascua judía.
Primero, en línea con los grandes profetas, Jesús realiza un acto en el que
comunica un mensaje divino. Luego, cuando es desafiado por algunos que
entendieron su acto, pero lo rechazaron a él, explica que está destruyendo (no
solo "purificando") el Templo porque él es la verdadera morada de
Dios en la Tierra. La resurrección representa la "construcción" de
tal morada y también la condición necesaria para entender, de manera plena, su
acto y sus palabras.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 24,15-16
Mis ojos están siempre fijos en el Señor, pues él libra mis pies de
toda trampa. Mírame, Señor, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, fuente de misericordia y de toda bondad, que enseñaste que
el remedio contra el pecado está en el ayuno, la oración y la limosna, mira con
agrado nuestra humilde confesión, para que a quienes agobia la propia
conciencia nos reconforte siempre tu misericordia. Por nuestro Señor
Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La ley fue dada por Dios a Moisés.
Del libro del Éxodo: 20, 1-17
En aquellos días, el Señor promulgó estos preceptos para su pueblo en
el monte Sinaí, diciendo: "Yo soy el Señor, tu Dios, que te sacó de la
tierra de Egipto y de la esclavitud. No tendrás otros dioses fuera de mí; no te
fabricarás ídolos ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo,
en la tierra, o en el agua y debajo de la tierra. No adorarás nada de eso ni le
rendirás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castiga
la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de
aquellos que me odian; pero soy misericordioso hasta la milésima generación de
aquellos que me aman y cumplen mis mandamientos.
No harás mal uso del nombre del Señor, tu Dios, porque no dejará el
Señor sin castigo a quien haga mal uso de su nombre.
Acuérdate de santificar el sábado. Seis días trabajarás y en ellos
harás todos tus quehaceres; pero el día séptimo es día de descanso, dedicado al
Señor, tu Dios. No harás en él trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija,
ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el forastero que viva
contigo. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y cuanto
hay en ellos, pero el séptimo, descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y
lo santificó.
Honra a tu padre y a tu madre para que vivas largos años en la tierra
que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No
robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la casa de
tu prójimo, ni a su mujer, ni a su esclavo, ni a su esclava, ni su buey, ni su
burro, ni cosa alguna que le pertenezca". Palabra de Dios. T. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 18, 8. 9. 10. 11
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables
son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.
En los mandamientos de Dios hay rectitud y alegría para el corazón; son
luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos
del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.
Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón.
Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. R/.
SEGUNDA LECTURA
Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los hombres, pero
sabiduría de Dios para los llamados.
De la carta del apóstol san Pablo a los corintios: 1, 22-25
Hermanos: Los judíos exigen señales milagrosas y los paganos piden
sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es escándalo para
los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los llamados, sean judíos
o paganos, Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios
es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más
fuerte que la fuerza de los hombres. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 3, 16
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo
el que crea en Él tenga vida eterna. R/.
EVANGELIO
Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré.
Del santo Evangelio según san Juan: 2, 13-25
Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y
encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los
cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del
templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y
les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo:
"Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi
Padre".
En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito:
El celo de tu casa me devora.
Después intervinieron los judíos para preguntarle: "¿Qué señal nos
das de que tienes autoridad para actuar así?". Jesús les respondió:
"Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré". Replicaron
los judíos: "Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del
templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?".
Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús
de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y
creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.
Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de Pascua, muchos
creyeron en Él, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de
ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que nadie le descubriera lo
que es el hombre, porque Él sabía lo que hay en el hombre. Palabra del Señor.
T. Gloria a ti, Señor Jesús.
Si se celebra la Misa de los escrutinios, debe leerse el Evangelio con
el pasaje de la Samaritana: Lecc. I, p. 62.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder
de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Instruidos por el ejemplo de Jesús, el Señor, que en el desierto se
entregaba a la oración, oremos también nosotros con insistencia a nuestro Dios:
(R/. Escúchanos, Señor.)
Para que todos los fieles, por medio de las penitencias y prácticas
cuaresmales, sean purificados de sus culpas y vean fortalecida su vida
cristiana, roguemos al Señor.
Para que todos los pueblos alcancen la paz, la tranquilidad y el
bienestar necesario y puedan así buscar más fácilmente los bienes del cielo,
roguemos al Señor.
Para que el Señor conceda su fuerza a los que se ven tentados o se
sienten turbados, infunda el deseo de la conversión a los pecadores y otorgue
el consuelo del cielo a los que están tristes o abatidos, roguemos al Señor.
Para que infunda en todos nosotros el deseo de una verdadera
conversión, a fin de que nos preparemos a celebrar debidamente el sacramento
pascual de la penitencia, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, abre nuestros corazones a tus mandatos y haz que
penetremos en la sabiduría de la cruz, para que, liberados del egoísmo que nos
aprisiona, alcancemos los dones del Espíritu Santo y lleguemos a ser templo
vivo en el que tú deseas recibir nuestra adoración. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por estas ofrendas, Señor, concédenos benigno el perdón de nuestras
ofensas, y ayúdanos a perdonar a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
Los frutos de la penitencia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque has querido que en nuestras privaciones voluntarias encontremos
un motivo para bendecirte, ya que nos ayudan a refrenar nuestras pasiones
desordenadas y, al darnos ocasión de compartir nuestros bienes con los
necesitados, nos hacen imitadores de tu generosidad. Por eso, con todos los
ángeles, te glorificamos y te aclamamos diciendo:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 83, 4-5
El gorrión ha encontrado una casa, y la golondrina un nido donde poner
sus polluelos: junto a tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados en la tierra con el pan del cielo, prenda de eterna
salvación, te suplicamos, Señor, que lleves a su plenitud en nuestra vida la
gracia recibida en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Dirige, Señor, los corazones de tus fieles y da en tu bondad a tus
siervos una gracia tan grande que, cumpliendo en plenitud tus mandamientos, nos
haga permanecer en tu amor y en el de nuestro prójimo. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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