DOMINGO IV DE CUARESMA Ciclo B Domingo 10 de marzo 2024

LA LUZ ES INFINITAMENTE MÁS FUERTE QUE LAS TINIEBLAS
2 Crón 36,14-16.19-23; Sal 136; Ef 2, 4-10; Jn 3,14-21
Nuestras lecturas están llenas de tinieblas. En el segundo libro de las
Crónicas, el pueblo de Dios está dominado por sus abominaciones y recibe como
castigo el fuego, la espada, y el exilio. En el Evangelio, Juan mira el mundo
en que vive y lamenta que "los seres humanos prefirieron las tinieblas...
porque sus obras eran malas" (v. 19). No obstante, en medio de esas
tinieblas brilla la luz. Crónicas, por ejemplo, concluye con la luz del decreto
del rey Ciro. Juan, por su parte, enfatiza que el triunfo no será de las
tinieblas sino de Dios, quien "envió a su Hijo... para que el mundo se
salve" (v. 17). Es que, como enfatiza san Pablo en la segunda lectura,
Dios, quien es la luz misma, es "rico en misericordia" (v. 5).
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 66,10-11
Alégrate, Jerusalén, y que se reúnan cuantos te aman. Compartan su
alegría los que estaban tristes, vengan a saciarse con su felicidad.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por tu Palabra realizas admirablemente la
reconciliación del género humano, concede al pueblo cristiano prepararse con
generosa entrega y fe viva a celebrar las próximas fiestas de la Pascua. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La ira del Señor desterró a su pueblo; su misericordia lo liberó.
Del segundo libro de las Crónicas: 36, 14-16. 19-23
En aquellos días, todos los sumos sacerdotes y el pueblo multiplicaron
sus infidelidades, practicando todas las abominables costumbres de los paganos,
y mancharon la casa del Señor, que él se había consagrado en Jerusalén. El
Señor, Dios de sus padres, los exhortó continuamente por medio de sus
mensajeros, porque sentía compasión de su pueblo y quería preservar su
santuario. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus
advertencias y se mofaron de sus profetas, hasta que la ira del Señor contra su
pueblo llegó a tal grado, que ya no hubo remedio.
Envió entonces contra ellos al rey de los caldeos. Incendiaron la casa
de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén, pegaron fuego a todos los
palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. A los que escaparon de la
espada, los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de
sus hijos, hasta que el reino pasó al dominio de los persas, para que se
cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: Hasta que el país
haya pagado sus sábados perdidos, descansará de la desolación, hasta que se
cumplan setenta años. En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento
de las palabras que habló el Señor por boca de Jeremías, el Señor inspiró a
Ciro, rey de los persas, el cual mandó proclamar de palabra y por escrito en
todo su reino, lo siguiente: "Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor,
Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha mandado
que le edifique una casa en Jerusalén de Judá. En consecuencia, todo aquel que
pertenezca a este pueblo, que parta hacia allá, y que su Dios lo
acompañe". Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 136, 1-2. 4-5. 6.
R/. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría.
Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos a llorar de nostalgia; de
los sauces que estaban en la orilla colgamos nuestras arpas. R/.
Aquellos que cautivos nos tenían pidieron que cantáramos. Decían los
opresores: "Algún cantar de Sión, alegres, cántennos". R/.
Pero ¿cómo podríamos cantar un himno al Señor en tierra extraña? ¡Que
la mano derecha se me seque, si de ti, Jerusalén, yo me olvidara! R/.
¡Que se me pegue al paladar la lengua, Jerusalén, si no te recordara, o
si, fuera de ti, alguna otra alegría yo buscara! R/.
SEGUNDA LECTURA
Muertos por los pecados, ustedes han sido salvados por la gracia.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 2, 4-10
Hermanos: La misericordia y el amor de Dios son muy grandes; porque
nosotros estábamos muertos por nuestros pecados, y él nos dio la vida con
Cristo y en Cristo. Por pura generosidad suya, hemos sido salvados. Con Cristo
y en Cristo nos ha resucitado y con él nos ha reservado un sitio en el cielo.
Así, en todos los tiempos, Dios muestra, por medio de Jesús, la incomparable
riqueza de su gracia y de su bondad para con nosotros.
En efecto, ustedes han sido salvados por la gracia, mediante la fe; y
esto no se debe a ustedes mismos, sino que es un don de Dios. Tampoco se debe a
las obras, para que nadie pueda presumir, porque somos hechura de Dios, creados
por medio de Cristo Jesús, para hacer el bien que Dios ha dispuesto que
hagamos. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 3, 16
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo
el que crea en Él tenga vida eterna. R/.
EVANGELIO
Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él.
Del santo Evangelio según san Juan: 3, 14-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: "Así como Moisés levantó
la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre,
para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para
que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios
no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara
por Él. El que cree en Él no será condenado; pero el que no cree ya está
condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo,
los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus
obras no se descubran.
En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la
luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios". Palabra del
Señor. T. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder
de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Señor, que no desea la muerte del pecador, sino
que se convierta y viva, y pidámosle que tenga misericordia de su pueblo
penitente: (R/. Escúchanos, Señor.)
Para que Dios aumente la fe y fortalezca la voluntad de los que se
preparan a recibir en estos días cuaresmales el sacramento de la penitencia y
les conceda un verdadero arrepentimiento de sus culpas, roguemos al Señor.
Para que el Señor abra la inteligencia y el corazón de los incrédulos,
de manera que lleguen al conocimiento de la verdad, y en la fe encuentren aquel
descanso que tanto desea su corazón, roguemos al Señor.
Para que Dios conceda su ayuda a los enfermos, a los pobres, a los que
se sienten tentados y a todos aquellos que con su sufrimiento participan de la
cruz de Cristo, roguemos al Señor.
Para que todos nosotros perseveremos en el esfuerzo cuaresmal y
lleguemos, purificados e iluminados, a las fiestas de Pascua que se acercan,
roguemos al Señor.
Dios bueno y fiel, que nunca dejas de llamar a los que se extravían
para que se conviertan y vuelvan a ti y, en tu Hijo elevado sobre la cruz, nos
curas de las heridas del Maligno, escucha nuestras oraciones y concédenos tu
gracia, para que, renovados en el espíritu, podamos corresponder a los dones de
tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te presentamos, Señor, llenos de alegría, estas ofrendas para el
sacrificio y pedimos tu ayuda para celebrarlo con fe sincera y ofrecerlo
dignamente por la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Los frutos del ayuno
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y a alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Porque con el ayuno corporal, refrenas nuestras
pasiones, elevas nuestro espíritu, nos fortaleces y recompensas, por Cristo
Señor nuestro. Por El, los ángeles y los arcángeles, y todos los coros
celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos
a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 121, 3-4
Jerusalén ha sido edificada como ciudad bien compacta. Allá suben las
tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el
nombre del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo,
ilumina nuestros corazones con el resplandor de tu gracia, para que podamos
siempre pensar lo que es digno y grato a tus ojos y amarte con sincero corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Protege, Señor, a quienes te invocan, ayuda a los débiles y reaviva
siempre con tu luz a quienes caminan en medio de las tinieblas de la muerte;
concédeles que, liberados por tu bondad de todos los males, alcancen los bienes
supremos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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