DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 17 de noviembre 2024

CAMBIOS, FINES Y LA ETERNIDAD
Dn 12,1-3; Sal l5; Heb 10,11-14.18; Mc 13, 24-32
Las lecturas bíblicas de hoy nos hablan principalmente de cambios y de
cambios grandes. La primera lectura, por ejemplo, anuncia el fin de la
persecución que los judíos experimentaban por maniobras de los reyes sirios
Seléucida en 173-163 a. C. Utilizando imágenes tomadas de la literatura
apocalíptica, el autor presenta los cambios que conducen al fin de tal
persecución, incluyendo un cambio totalmente nuevo para la mentalidad judía, es
decir, la resurrección de los muertos. El Evangelio de hoy presenta cambios
históricos, como la destrucción del Templo en Jerusalén (a la cual refieren las
palabras "estas cosas" en v. 29), y cambios cósmicos, como la
desaparición del Cielo y de la Tierra (v. 30). Sólo las palabras de Dios en el
Evangelio (v. 30) y la liturgia eterna de Jesús en la segunda lectura, no
cambian, sino que permanecen para siempre.
ANTÍFONA DE ENTRADA Jer 29, 11. 12. 14
Yo tengo designios de paz, no de aflicción, dice el Señor. Ustedes me
invocarán y yo los escucharé y los libraré de la esclavitud donde quiera que se
encuentren.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu servicio
porque la profunda y verdadera alegría está en servirte siempre a ti, autor de
todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Entonces se salvará tu pueblo.
Del libro del profeta Daniel: 12, 1-3
En aquel tiempo, se levantará Miguel, el gran príncipe que defiende a
tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia, como no lo hubo desde el principio
del mundo. Entonces se salvará tu pueblo; todos aquellos que están escritos en
el libro. Muchos de los que duermen en el polvo, despertarán: unos para la vida
eterna, otros para el eterno castigo. Los guías sabios brillarán como el
esplendor del firmamento, y los que enseñan a muchos la justicia,
resplandecerán como estrellas por toda la eternidad.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 15,5.8.8-19.11.
R/. Enséñanos, Señor, el camino de la vida.
El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus
manos. Tengo siempre presente al Señor y con Él a mi lado, jamás tropezaré. R/.
Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá
tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la
corrupción. R/.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de
alegría perpetua junto a ti. R/.
SEGUNDA LECTURA
Con una sola ofrenda Cristo hizo perfectos para siempre a los que ha
santificado.
De la carta a los hebreos: 10, 11-14. 18
Hermanos: En la antigua alianza los sacerdotes ofrecían en el templo,
diariamente y de pie, los mismos sacrificios, que no podían perdonar los
pecados. Cristo, en cambio, ofreció un solo sacrificio por los pecados y se
sentó para siempre a la derecha de Dios; no le queda sino aguardar a que sus
enemigos sean puestos bajo sus pies. Así, con una sola ofrenda, hizo perfectos
para siempre a los que ha santificado. Porque una vez que los pecados han sido
perdonados, ya no hacen falta más ofrendas por ellos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 21, 36
R/. Aleluya, aleluya.
Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del
hombre. R/.
EVANGELIO
Congregará a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales.
Del santo Evangelio según san Marcos: 13, 24-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando lleguen
aquellos días, después de la gran tribulación, la luz del sol se apagará, no
brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se
conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran
poder y majestad. Y Él enviará a sus ángeles a congregar a sus elegidos desde
los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto
del cielo.
Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen
tiernas y brotan las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así
también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está
cerca, ya está a la puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que
todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis
palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los
ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja con
bondad nuestras peticiones, digamos con fe y devoción: Te rogamos, Señor. (R/.
Te rogamos, Señor.)
1. Para que el Señor, el
único que puede inspirar y llevar a término los buenos propósitos, multiplique
el número de fieles que, abandonando todas las cosas, se consagren
exclusivamente a él en la vida religiosa, roguemos al Señor.
2. Para que Dios, al que han
de servir los poderes humanos, conceda a los jefes de las naciones, buscar la
voluntad divina, temer a Dios en el cumplimiento de su misión y acertar en sus
decisiones, roguemos al Señor.
3. Para que Dios que ha
creado los alimentos para los seres vivos, mire con misericordia a las
creaturas que en distintos lugares pasan hambre y les conceda el alimento
necesario, roguemos al Señor.
4. Para que el Señor, que nos
ha dado el mandamiento nuevo del amor, nos dé fuerza para amar a nuestros
enemigos y para cumplir su precepto de devolver bien por mal, roguemos al
Señor.
Dios nuestro, que no dejas de velar por tu pueblo, escucha nuestras
oraciones y haz que crezca en nosotros la convicción de que los que duermen en
el polvo despertarán; infunde en nosotros tu Espíritu, para que, actuando con
amor, esperemos sin desfallecer la manifestación gloriosa de tu Hijo, que
vendrá para elegir a sus elegidos en su reino. El, que vive y reina por los
siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, que estas ofrendas que ponemos bajo tu mirada nos
obtengan la gracia de vivir entregados a tu servicio y nos alcancen, en
recompensa, la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
La salvación por la obediencia de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque tu amor al mundo fue tan misericordioso, que no sólo nos
enviaste como Redentor a tu propio Hijo, sino que lo quisiste en todo semejante
a nosotros, menos en el pecado, para poder así amar en nosotros lo que en él
amabas. Y con su obediencia nos devolviste aquellos dones que por la
desobediencia del pecado habíamos perdido. Por eso, ahora nosotros, llenos de
alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos, diciendo: Santo, Santo,
Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 72, 28
Mi felicidad consiste en estar cerca de Dios y en poner sólo en él mis
esperanzas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al recibir, Señor, el don de estos sagrados misterios, te suplicamos
humildemente que lo que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria suya, nos
aproveche para crecer en nuestra caridad fraterna. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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