Evangelio del 12 de febrero 2024
Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, Jesús llamó de
nuevo a la gente y les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que
entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de
dentro".
Cuando entró en una casa para
alejarse de la muchedumbre, los discípulos le preguntaron qué quería decir
aquella parábola. Él les dijo: "¿Ustedes también son incapaces de
comprender? ¿No entienden que nada de lo que entra en el hombre desde afuera puede
contaminarlo, porque no entra en su corazón, sino en el vientre y después, sale
del cuerpo?" Con estas palabras declaraba limpios todos los alimentos.
Luego agregó: "Lo que sí
mancha al hombre es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen
las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los
adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las
envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen
de dentro y manchan al hombre".
Reflexión
Jesús continúa insistiendo en lo
que es verdaderamente importante para la vida del hombre. Lo exterior es
importante, pero lo es más el interior. Ahora bien, ¿qué es lo que sale del
hombre?
En otra ocasión dijo Jesús:
"De la boca sale lo que abunda en el corazón" y además: "El
árbol bueno no puede dar frutos malos". Con esta instrucción no sólo
declara lícitos todos los alimentos, sino que nos previene del tipo de alimentos
que verdaderamente pueden dañar al hombre, y son aquellos con los que
alimentamos nuestro corazón (es decir, nuestra imaginación, pensamiento,
memoria, sentimientos).
Por ello tengamos cuidado del
tipo de espectáculos, revistas y programas de televisión que vemos, de nuestras
conversaciones. Sería bueno que hoy nos preguntásemos qué tipo de alimentos
estamos dejando entrar en nuestro corazón.
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