Evangelio del 18 de febrero 2025

Evangelio del 18 de febrero 2025
Marcos 8, 14-21
En aquel tiempo, cuando los discípulos iban con Jesús en la barca, se
dieron cuenta de que se les había olvidado llevar pan; sólo tenían uno. Jesús
les hizo esta advertencia: "Fíjense bien y cuídense de la levadura de los
fariseos y de la de Herodes". Entonces ellos comentaban entre sí: "Es
que no tenemos panes".
Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo: "¿Por qué están comentando
que no trajeron panes? ¿Todavía no entienden ni acaban de comprender? ¿Tan
embotada está su mente? ¿Para qué tienen ustedes ojos, si no ven, y oídos, si
no oyen? ¿No recuerdan cuántos canastos de sobras recogieron, cuando repartí
cinco panes entre cinco mil hombres?" Ellos le contestaron:
"Doce". Y añadió: "¿Y cuántos canastos de sobras recogieron
cuando repartí siete panes entre cuatro mil?" Le respondieron:
"Siete". Entonces él dijo: "¿Y todavía no acaban de
comprender?".
Reflexión
Al parecer muchas veces nosotros tampoco hemos entendido que lo
importante no está en la superficie. Jesús piensa en las dificultades que sus
discípulos podían tener en el trato con aquellos que no entienden el mensaje
del Evangelio y, por el contrario, van buscando obstaculizarlo, mientras los
discípulos están preocupados por un poco de pan.
Es necesario que aprendamos a ver y apreciar lo que en realidad es
importante. Esto es aplicable a todas nuestras situaciones de la vida y es, de
hecho, la causa de muchos de nuestros problemas, el no saber distinguir en
nuestra vida profesional, familiar, social, política o religiosa lo que es
verdaderamente importante. La causa de este desorden es la falta de luz en
nuestro corazón, que nos hace ver las cosas de una manera muchas veces
equivocada y darle peso a lo que no lo tiene y viceversa.
Nuestra oración cotidiana es la fuente para que la luz de Dios ilumine
siempre nuestro corazón y sepamos valorar rectamente todos los aspectos de
nuestra vida. En ello está gran parte de nuestra felicidad y de la de los
demás. No dejes tu oración, y el Espíritu conducirá tu vida y te hará reconocer
lo que es verdaderamente importante y esencial en tu vida y lo que es superfluo
e intrascendente.
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