Evangelio del 22 de febrero 2025 Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo,
hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo
del hombre?" Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el
Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".
Luego les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo". Jesús le dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan,
porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los
cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las
llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en
el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el
cielo".
Reflexión
El texto evangélico nos recuerda que el poder que tiene el Papa para
conducir la Iglesia y para discernir lo que es doctrina sana para el Pueblo, lo
recibió no de los hombres, sino del mismo Jesucristo, a quien hoy le hemos oído
decir con claridad: "Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo
lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en
la tierra, quedará desatado en el cielo".
De manera que quien no lo escucha y respeta, es al mismo Cristo a quien
desobedece y ofende. Jesús quiso dejar un pastor que, en su nombre, gobernara y
evangelizara a la Iglesia, y por eso le dio palabras de sabiduría y de ciencia
para que con ellas dirigiera el caminar del pueblo de Dios.
Es por ello que todas las encíclicas papales deben ser leídas por
nosotros, pues en ellas se nos exhorta y educa en la pureza de la fe. De gran
interés son todas. Te invito a leerlas, quizás puedas empezar por: "Dios
es amor", descubrirás en ella la limpieza del corazón del pastor, y la
invitación a vivir íntimamente unidos con Dios que es Amor.
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