Evangelio del 11 de marzo 2025 Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando ustedes
hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza
de mucho hablar, serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que
les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues, oren así:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga
tu Reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los
perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres,
tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas".
REFLEXIÓN
La palabra «Padre» –tan evidentemente familiar y confiada– ilumina todo
el estilo de orar de Jesús. Es la misma palabra que brotaba de las infinitas
profundidades del corazón del «Hijo», y que debe manifestar la nueva realidad y
el corazón renovado de los «hijos de Dios» por adopción. Sabemos que cada vez
que nos dirigimos a Dios Él es feliz de escucharnos. La condición indispensable
para ser atendidos es precisamente esta real e insustituible confianza filial
en el Señor. Confianza indisolublemente unida al sincero deseo de vivir en paz
con todos.
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