ANTÍFONA DE ENTRADA
El Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también dará vida
a nuestros cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en nosotros
(Cfr. Rom 8, 11).
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, tú que quisiste que tu Hijo único venciera la muerte y
entrara victorioso en el cielo, concede a tus fieles difuntos que, venciendo
también la muerte, puedan contemplarte a ti, creador y redentor, por toda la
eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA (2 Mac 12, 43-46)
Del segundo libro de los Macabeos
En aquellos días, Judas Macabeo, jefe de Israel, hizo una colecta y
recogió dos mil dracmas de plata, que envió a Jerusalén para que ofrecieran un
sacrificio de expiación por los pecados de los que habían muerto en la batalla.
Obró con gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección, pues si
no hubiera esperado la resurrección de sus compañeros, habría sido
completamente inútil orar por los muertos. Pero él consideraba que, a los que
habían muerto piadosamente, les estaba reservada una magnífica recompensa.
En efecto, orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados
es una acción santa y conveniente. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 102)
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
L. El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y
generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga
según nuestros pecados. / R.
L. Como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor
con quien lo ama, pues bien sabe él de lo que estamos hechos y de que somos
barro, no se olvida. / R.
L. La vida del hombre es como la hierba, brota como una flor silvestre:
tan pronto la azota el viento, deja de existir y nadie vuelve a saber nada de
ella. / R.
L. El amor del Señor a quien lo teme es un amor eterno, y entre
aquellos que cumplen con su alianza, pasa de hijos a nietos su justicia. / R.
SEGUNDA LECTURA (1 Cor 15, 20-24.25-28)
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios
Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los
muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá
la resurrección de los muertos.
En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán
a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a
la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.
Enseguida será la consumación, cuando Cristo entregue el Reino a su
Padre. Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a
todos sus enemigos. El último de sus enemigos en ser aniquilado será la muerte.
Es claro que cuando la Escritura dice: Todo lo sometió el Padre a los pies de
Cristo, no incluye a Dios, que es quien le sometió a Cristo todas las cosas.
Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al
Padre, y así Dios será todo en todas las cosas. Palabra de Dios. A. Te
alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Jn 11, 25. 26)
R. Aleluya, aleluya. Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor;
el que cree en mí, no morirá para siempre. R. Aleluya, aleluya.
EVANGELIO (LC 23, 44-46. 50. 52-53; 24, 1-6)
Del santo Evangelio según san Lucas A. Gloria a ti, Señor.
Era casi el mediodía, cuando las tinieblas invadieron toda la región y
se oscureció el sol hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó a
la mitad. Jesús, clamando con voz potente, dijo: "i Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu!" Y dicho esto, expiró.
Un hombre llamado José, consejero del sanedrín, hombre bueno y justo,
se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Lo bajó de la cruz, lo
envolvió
en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no
habían puesto a nadie todavía.
El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres
al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la
piedra ya había sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el
cuerpo del Señor Jesús.
Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos
varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e
inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: "¿Por qué buscan
entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado". Palabra
del Señor. A. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
ORACIÓN UNIVERSAL
Oremos confiadamente al Padre de la misericordia y pidámosle el
descanso eterno de nuestros hermanos que han muerto en el Señor:
l. Para que Cristo, que con
su muerte destruyó la muerte y con su gloriosa resurrección dio la vida al
mundo entero, conceda el lugar de la luz y la felicidad eternas a nuestros
hermanos difuntos, roguemos al Señor.
2. Para que les perdone
todas las faltas que cometieron de pensamiento, palabra, obra y omisión,
roguemos al Señor.
3. Para que el único que
no cometió pecado se compadezca de la debilidad de los que eran frágiles y
pecadores, roguemos al Señor.
4. Para que el Señor
santifique a su Iglesia, llene el mundo de bienes y se compadezca de los que
sufren, roguemos al Señor.
A ti, Señor, que tienes el trono en el cielo, elevamos nuestros ojos;
escucha nuestra oración y ten piedad de tus siervos que, mientras vivían en el
mundo, confiaron en tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, con bondad la ofrenda que te presentamos por todos tus
siervos que descansan en Cristo, para que, por este admirable sacrificio,
libres de los lazos de la muerte, alcancen la vida eterna. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
PREFACIO
La esperanza de la resurrección en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro. En él resplandece la esperanza de nuestra
feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos
consuela la promesa de la futura inmortalidad. Pues, para quienes creemos en
ti, Padre, la vida no se acaba, se transforma; y disuelta nuestra morada
terrenal, se nos prepara una mansión eterna en el cielo. Por eso, con los
ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros
celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Esperamos como Salvador a nuestro Señor Jesucristo, el cual
transformará nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo (Cfr. Flp 3,
20-21).
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido este santo sacrificio te pedimos, Señor, que derrames
con abundancia tu misericordia sobre tus siervos difuntos, y a quienes diste la
gracia del bautismo, concédeles la plenitud de los gozos eternos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

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