martes, 13 de mayo de 2025

Evangelio del 14 de mayo 2025 Juan 15, 9-17

 



En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.

Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.

No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros".

 

Reflexión

 

Centremos hoy nuestra atención en cómo Jesús nos llama amigos. No sé si alguna vez te has puesto a pensar lo que es tener un verdadero amigo.

 

Y es que en realidad son muy pocas las personas a las que podemos llamar "amigos". En la vida tenemos muchos compañeros, vecinos, incluso hermanos, pero muy pocos amigos. Pues el amor del amigo es diáfano y transparente; es un amor desinteresado que, como nos lo presenta Jesús, es capaz, incluso, de dar la vida por el otro. Es un amor que no espera sino la complacencia del ser amado. Exige confianza total, discreción, prontitud, fidelidad, disponibilidad.

Jesús nos llama a nosotros sus amigos. No sé si puedes imaginar que eres "amigo" de Dios y todo lo que esto significa en tu vida. Él es nuestro amigo y nos invita a que nosotros lo seamos de él; para ello, basta con cumplir sus mandamientos, que en realidad es uno: AMAR.

lunes, 12 de mayo de 2025

Evangelio del 13 de mayo 2025 Juan 10, 22-30



Por aquellos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del Templo. Era invierno. Jesús se paseaba por el templo, bajo el pórtico de Salomón. Entonces le rodearon los judíos y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente".

 

Jesús les respondió: "Ya se los he dicho, y no me creen. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco, y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna, y no perecerán jamás, nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno".

 

Reflexión

 

Parte de este evangelio ya lo habíamos oído el domingo pasado. Ahora la liturgia lo retoma para enfatizar nuestra realidad pascual. Cristo, el "Cordero de Dios" se ha transformado en el Pastor.

 

Un pastor que "conoce a sus ovejas", pero más importante aún es que las ovejas reconocen la voz del Pastor y "lo siguen". Es decir, el auténtico Cristiano es el que "escucha la voz de Jesús el buen Pastor" y oyendo esta voz la siguen. A veces no sé qué será, o que no escuchamos su palabra o que, escuchándola, no buscamos la manera de seguirla. Dos de las tristes realidades de nuestro cristianismo hoy son, por un lado, la falta de gusto por la oración y por la meditación de la palabra de Dios; esto nos lleva a no escuchar la voz del Pastor; por otro lado, el mundo hedonista y pragmático, que nos invita a vivir de acuerdo con nuestros propios intereses.

 

Dos elementos que combinados nos dan la actitud de los fariseos. A éstos les dice Jesús: "Ustedes no son de mis ovejas". Si realmente queremos pertenecer a su redil es necesario escuchar su voz y seguirlo aunque su camino, que lleva a la resurrección, pase siempre por la cruz.

domingo, 11 de mayo de 2025

Evangelio del 12 de mayo 2025 Juan 10, 1-10

 



En aquel tiempo Jesús dijo a los fariseos: "Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas sino que salta por otro lado es un ladrón un bandido; pero el que entra por la puerta ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas camina delante de ellas y ellas lo siguen porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán sino que huirán de él porque no conocen la voz de los extraños

 

Jesús les puso esta comparación pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado.

 

Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia".

 

Reflexión

El Señor nos manifiesta que su venida al mundo está relacionada con la donación de la vida plena.

 

Jesús da la vida, para que nosotros tengamos vida, es decir, él muere en la cruz para que nosotros podamos vivir en la esperanza de la vida eterna, una vida que no termina, ni mengua ni acaba porque es la contemplación de Dios cara a cara. La vida eterna, como don divino, es la continuación de la vida que obtenemos por el amor de nuestros padres.

 

Y ahora nuestro Padre celestial, nos brinda la vida que siempre quiso para nosotros desde la creación del mundo y que nosotros rechazamos con el pecado original.

viernes, 9 de mayo de 2025

 


DOMINGO IV DE PASCUA DOMINGO DE EL BUEN PASTOR, JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

 

Domingo 11 de mayo 2025

 

"VI UN GENTÍO INMENSO Y CANTABAN CON VOZ PODEROSA"

 

Hech 13, 14. 43-52; Sal 99; Apoc 7, 9. 14-17: Jn 10, 27-30

 

En medio de los espantos y turbaciones sobre el fin del mundo que narra el autor del libro de Apocalipsis, en la segunda lectura de hoy se relata una imagen esperanzadora de la vida en el cielo. Una existencia celestial de alegría, de convivencia con Dios y de la absoluta plenitud de la vida, de gran fiesta con música resonando por todas partes. De hecho, el anciano que discute esta fiesta con el autor canta una parte de su conversación, ya que el hablar no es lo suficientemente alegre para el estado de regocijo que es el cielo. En cierto sentido, la vida resucitada llega a su culmen sólo en esa actividad que reúne todas las fuerzas, toda la creatividad y toda la belleza del universo que se llama la música.

 

ANTÍFONA ENTRADA Cfr. Sal 32, 5-6

 

La tierra está llena del amor del Señor y su palabra hizo los cielos. Aleluya.

 

GLORIA

 

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Amén.

 

ORACIÓN COLECTA

 

Dios todopoderoso y eterno, te pedimos que nos lleves a gozar de las alegrías celestiales, para que tu rebaño, a pesar de su fragilidad, llegue también a donde lo precedió su glorioso Pastor. Él, que vive y reina contigo ...

 

LITURGIA DE LA PALABRA

 

PRIMERA LECTURA

 

Ahora nos dirigiremos a los paganos.

 

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 13, 14. 43-52

 

En aquellos días, Pablo y Bernabé prosiguieron su camino desde Perge hasta Antioquía de Pisidia, y el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos piadosos acompañaron a Pablo y a Bernabé, quienes siguieron exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios.

El sábado siguiente casi toda la ciudad de Antioquía acudió a oír la palabra de Dios. Cuando los judíos vieron una concurrencia tan grande, se llenaron de envidia y comenzaron a contradecir a Pablo con palabras injuriosas. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con valentía:

"La palabra de Dios debía ser predicada primero a ustedes; pero como la rechazan y no se juzgan dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos. Así nos lo ha ordenado el Señor, cuando dijo: Yo te he puesto como luz de los paganos, para que lleves la salvación hasta los últimos rincones de la tierra".

Al enterarse de esto, los paganos se regocijaban y glorificaban la palabra de Dios, y abrazaron la fe todos aquellos que estaban destinados a la vida eterna.

La palabra de Dios se iba propagando por toda la región. Pero los judíos azuzaron a las mujeres devotas de la alta sociedad y a los ciudadanos principales, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, hasta expulsarlos de su territorio.

Pablo y Bernabé se sacudieron el polvo de los pies, como señal de protesta, y se marcharon a Iconio, mientras los discípulos se quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL

 

Del salmo 99, 2. 3. 5.

R/. El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.

 

Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo. R/.

Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. R/.

Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba. R/.

 

SEGUNDA LECTURA

 

El Cordero será su pastor y los conducirá a las fuentes del agua de la vida.

 

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 7, 9. 14-17

 

Yo, Juan, vi una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca y llevaban palmas en las manos.

Uno de los ancianos que estaban junto al trono, me dijo: "Estos son los que han pasado por la gran tribulación y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo, y el que está sentado en el trono los protegerá continuamente.

Ya no sufrirán hambre ni sed, no los quemará el sol ni los agobiará el calor. Porque el Cordero, que está en medio del trono, será su pastor y los conducirá a las fuentes del agua de la vida, y Dios enjugará de sus ojos toda lágrima".

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 10, 14

R/. Aleluya, aleluya.

 

Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí. R/.

 

EVANGELIO

 

Yo les doy la vida eterna a mis ovejas.

 

Del santo Evangelio según san Juan: 10, 27-30

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO de los Apóstoles

 

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

Amén.

 

PLEGARIA UNIVERSAL

 

Levantemos, hermanos, nuestros ojos a Cristo, obispo y pastor de nuestras almas, y pongamos en sus manos, con toda confianza, las necesidades de los hombres diciendo: Jesús, Buen Pastor, sálvanos. (R/. Jesús, Buen Pastor, sálvanos).

Para que los obispos, los presbíteros y diáconos apacienten santamente a los pueblos que tienen encomendados, roguemos al Señor.

Para que la paz que Jesucristo concedió a los discípulos arraigue con fuerza en nuestro mundo, y se alejen de las naciones el odio y las guerras, roguemos al Señor.

Para que los enfermos, los pobres y todos los que sufren encuentren en Cristo resucitado luz y esperanza, roguemos al Señor.

Para que Dios derrame en las familias cristianas el espíritu de piedad y de renuncia a lo mundano, de manera que germinen abundantes vocaciones al ministerio eclesial, roguemos al Señor.

Dios nuestro, fuente de gozo y paz, que has concedido a tu Hijo el poder y la realeza sobre los hombres y los pueblos, escucha nuestra oración y sostennos con la fuerza de tu Espíritu, para que nunca nos separemos de nuestro pastor, que nos conducirá hacia fuente de aguas vivas, y que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

 

Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente renovados por su acción se conviertan para nosotros en causa de eterna felicidad.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

 

Restauración universal por el Misterio Pascual

 

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque misericordiosamente estableciste este tiempo especial de gracia para que tus hijos busquen de nuevo la pureza del corazón y así, libres de todo afecto desordenado, de tal manera se apliquen a las realidades transitorias, que más bien pongan su corazón en las que duran para siempre. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo.

Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

Prefacio IV de Pascua, MR, pp. 504-508 (500-504).

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

 

Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se entregó a la muerte por su rebaño. Aleluya.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

 

Buen Pastor, vela con solicitud por tu rebaño y dígnate conducir a las ovejas que redimiste con la preciosa sangre de tu Hijo, a las praderas eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

 

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20250511



La música es un elemento imprescindible de cualquier religión. Según los hindúes, por ejemplo, las divinidades se comunican produciendo una música que retumba por el universo y que sólo ciertos individuos selectos pueden oír. Claro que en nuestra religión católica, Dios se revela por palabras y acciones. No obstante, la música siempre ha tenido un lugar muy importante. Los salmos no son meramente poemas, sino la letra de canciones para cantar. Partes del Nuevo Testamento se originaron como cánticos usados durante las liturgias, como Fil 2, 6-11 y Ef 3, 1-14. En la historia de la Iglesia ha habido controversias acerca de la música, como atestiguan las luchas contra los himnos arrianos en el siglo IV y la discusión durante el Concilio de Trento en el siglo XVI sobre los instrumentos musicales que se pueden tocar durante la misa. Nuestra fe necesita la música.

 

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20250511

 



«Eran muchos los apóstoles y sólo a uno se dice: Apacienta mis ovejas. ¡lejos de mí hay que decir que faltan ahora buenos pastores; lejos de mí pensar que lleguen a faltar; lejos de su misericordia el que no los engendre y constituya como tales! En efecto, si hay buenas ovejas, hay también buenos pastores, pues de las buenas ovejas salen buenos pastores. Pero todos los buenos pastores están en uno, forman una unidad. Apacientan ellos: es Cristo quien apacienta. Los amigos del esposo no profieren su voz propia, sino que gozan de la voz del esposo. Por lo tanto, es él mismo quien apacienta cuando ellos apacientan. Dice: "Soy yo quien apaciento” pues en ellos se halla la voz de él, en ellos su caridad. Quería que el mismo Pedro a quien confiaba sus ovejas, como si fuera su otro yo, formase unidad consigo, para de este modo confiarle las ovejas. Porque así Cristo sería la cabeza y Pedro representaría al cuerpo, es decir, a la Iglesia, y como esposo y esposa serían dos en una sola carne. Por lo tanto, al confiarle las ovejas, ¿qué le pregunta antes como para no confiárselas a otro distinto de SI? Pedro, ¿me amas? Y respondió: Te amo. De nuevo: ¿Me amas? Y respondió: Te amo. Y por tercera vez: ¿Me amas? Y respondió: Te amo. Asegura la caridad para consolidar la unidad. Así, pues, él mismo, siendo único, apacienta en éstos; y éstos apacientan formando parte del que es único. No se habla de los pastores, y se está hablando. Se glorían los pastores, pero quien se gloríe, que se gloríe en el Señor. Esto es apacentar para Cristo, apacentar en Cristo, apacentar con Cristo y no apacentarse a sí mismo fuera de Cristo» (San Agustín [354-4301. Sermón 46, 29-30).

Evangelio del 10 de mayo 2025 Juan 6, 60-69


  

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?"

Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo de hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen". (En efecto, Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quien lo habría de traicionar). Después añadió: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".

Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren dejarme?" Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios".

 

Reflexión

 

Lo más seguro es que toda tu vida hayas sido cristiano por tu bautismo pero ¿alguna vez te has cuestionado seriamente sobre quién es Jesús para ti? ¿Qué representa en tu vida?

Para Pedro, a pesar de todas las cosas que no puede entender sobre lo que Jesús hace y dice, su convicción es firme: "Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios". Hermano, no siempre las cosas que leemos de la Sagrada Escritura nos resultan entendibles, hay que creerlas y por lo tanto vivirlas, exactamente como Jesús nos las dice, aunque nos suenen ilógicas y carentes de sentido. A los que escucharon el discurso de Jesús sobre el Pan de Vida, les sonó "repugnante" el tener que comer su carne y su sangre.

Jesús estaba hablando de realidades que no entendían aún, pero eso no es una limitación para Pedro, "Señor, haremos lo que tú dices, aunque no entendamos y nos resulte incomprensible". Esta es la fe pascual, la que nos prepara para poder participar de realidades todavía más increíbles, para poder tener acceso a las cosas del cielo. Aprovecha esta Pascua para dar una respuesta clara sobre la identidad y poder de Jesús en tu vida.

jueves, 8 de mayo de 2025

Evangelio del 9 de mayo 2025 Juan 6, 52-59


 


En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"

 

Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

 

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

 

Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre". Esto lo dijo Jesús, enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.

 

Reflexión

 

En esta cita se encuentra la médula del significado y del valor de la Eucaristía. Jesús dice: "el que no coma y beba no tendrá vida", por ello, lo primero que surge es que este alimento espiritual no es "optativo", es algo que se exige si verdaderamente se quiere tener la "Vida" y aspirar a la resurrección Eterna. El efecto de este pan de vida es la unión y permanencia con Jesús. De manera que el pan se convierte en la savia que da vida a nuestra vida injertada en Cristo.

 

Juan 15 nos dice Jesús que de la misma manera que el sarmiento lo hace con la vid, nosotros debemos permanecer unidos a él. Es decir, no se trata de estar a ratitos (ser cristiano de momentos), sino de una permanencia. Aclara, para que no haya dudas, que el pedazo de pan que se consagra en la Eucaristía es verdaderamente su cuerpo. Es decir, no es una presencia "simbólica", como dicen algunos o meramente espiritual, sino que es real y substancialmente su cuerpo y su sangre.

 

Finalmente, y como consecuencia de esto, se trata de comer, de masticar (el verbo griego que usa San Juan es "trogon" significa morder, masticar; de darnos cuenta de que estamos "comiendo" a Jesús y que esto es precisamente lo que nos da la vida. Te invito a que este domingo, en la celebración eucarística tengas la experiencia de "comer", de "masticar" a Jesús. Que te hagas consciente de lo que comes y que te unas íntimamente, como el sarmiento a la vid, a Jesús.

miércoles, 7 de mayo de 2025

Evangelio del 8 de mayo 2025 Juan 6, 44-51


  

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ese yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios.

 

Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ése sí ha visto al Padre.

 

Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo, para que, quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".

 

Reflexión

 

Este texto del capítulo seis que hemos venido leyendo esta semana, se le conoce como el "Sermón eucarístico".

 

En virtud de que el evangelio de San Juan fue el último en escribirse, cuando ya toda la comunidad cristiana celebra "la cena del Señor", Juan ha omitido el relato de la "institución", pero ha recogido una serie de instrucciones de Jesús sobre el significado de lo que la comunidad ya celebra y con ellos ha construido esta magnífica catequesis sobre la Eucaristía. En este sermón hace pasar a la comunidad, del pan que necesitaron los judíos a su paso por el desierto, el maná, para vivir durante el desierto al pan que "da la Vida"; el pan que hace posible la vida eterna.

 

No desprecia la comida del cuerpo; de hecho primero alimenta a la comunidad físicamente y después espiritualmente. El Cuerpo y la Sangre de Jesús son "verdadera comida", es una comida como la que comieron junto al lago. La comida del pan alimenta el cuerpo; la Eucaristía, el espíritu. Sin estos alimentos el hombre se debilita y puede morir. ¿Realmente tomas la Eucaristía como un alimento?

martes, 6 de mayo de 2025

Evangelio del 7 de mayo 2025 Juan 6, 35-40

 


En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

 

Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día".

 

Reflexión

 

Este texto nos ayuda a entender lo importante de la fe como un don de Dios. Jesús dice: "Todo aquel que me da el Padre", es decir, el llegar a Jesús no es únicamente voluntad humana sino más bien respuesta al don de la fe. Es un binomio que se debe enlazar y crecer.

 

Dios suscita en mí la fe en la resurrección de Cristo, en su ser Dios, en su presencia en mí, pero ahora debe de haber una respuesta generosa a esta revelación interior de Dios. A mayor fe, se esperaría una respuesta más grande de la persona. Sin embargo ¿qué pasa?, nos encontramos frecuentemente con gente que dice: yo creo en Jesucristo, creo que él es Dios, creo que está vivo, sin embargo su respuesta a esta fe no es congruente con lo que profesa, por ello no tiene Vida.

 

En otras palabras, Dios nos pone en el corazón el deseo de ir a Jesús, de conocerlo, de amarlo, de tenerlo como Señor, pero ahora depende de nosotros el caminar, es decir, el orar, el conocerlo en su Palabra, el recibirlo verdaderamente como pan de vida. Pan que da la vida eterna. Revisa en estos días qué tan generosa está siendo tu respuesta a la fe que Dios ha suscitado en ti.

lunes, 5 de mayo de 2025

Evangelio del 6 de mayo 2025 Juan 6, 30-35

 



 

En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: "¿Qué señal vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo".

 

Jesús les respondió: "Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo".

 

Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan". Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed".

 

Reflexión

 

El hombre de hoy está sediento, está hambriento y no sabe de qué. Por ello ha desatado una búsqueda sin tregua tratando de encontrar algo que verdaderamente lo sacie.

 

Lo busca en el placer, en el poder, en la fama, en el dinero. Al final de la búsqueda, siempre encuentra lo mismo: vacío y soledad. Y es que sólo Jesús es el pan que sacia. Sólo la vida en el amor de Dios puede dar sentido a la vida. Jesús dijo: "Yo soy el pan que da la vida".

 

Por ello sólo Él sacia, sólo su amor llena nuestros vacíos y nuestras soledades. La vida en Cristo se transforma en plenitud. Por ello, quien tiene a Cristo lo tiene todo, quien no lo tiene, carece de todo. Esta Pascua es de nuevo la oportunidad para encontrarnos con Jesús resucitado, con el verdadero pan que sacia, con el pan que da la vida; que es paz, alegría y amor.

 

Encuéntrate hoy con Jesús en tu oración personal. Está esperándote para saciarte.

domingo, 4 de mayo de 2025

Evangelio del 5 de mayo 2025 Juan 6, 22-29



Después de la multiplicación de los panes, cuando Jesús dio de comer a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la multitud, que estaba en la otra orilla del lago, se dio cuenta de que allí no había más que una sola barca y de que Jesús no se había embarcado con sus discípulos, sino que éstos habían partido solos. En eso llegaron otras barcas desde Tiberíades al lugar donde la multitud había comido el pan. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a Jesús.

Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste acá?" Jesús les contestó: "Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto señales milagrosas, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre; porque a éste, el Padre Dios lo ha marcado con su sello".

Ellos le dijeron: "¿Qué necesitamos para llevar a cabo las obras de Dios?" Respondió Jesús: "La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien él ha enviado".

 

Reflexión

 

Es importante el trabajo en nuestra vida, Jesús mismo trabajó de la misma manera que nosotros lo hacemos; después, como trabajo, realizó el anuncio de la Palabra de Dios. El mismo San Pablo les dice a los tesalonicenses: "El que no quiera trabajar que tampoco coma".

Sin embargo, ya había dicho Jesús que no sólo de pan vive el hombre. Es, pues, importante, junto con nuestro trabajo cotidiano, con el cual sostenemos el cuerpo, el trabajar también por el alimento espiritual el cual nos es dado por el mismo Cristo.

La lectura diaria del "pan de la Palabra", nuestra lectura espiritual, nuestro rato de oración son los elementos que, como veremos en estos días, unidos a la Eucaristía, hacen que nuestra vida espiritual crezca y se fortalezca. Muchos cristianos hoy en día viven con una grande anemia espiritual que los puede llevar incluso a la muerte espiritual.

Si en todos los comerciales de golosinas han incluido la frase: "Aliméntate bien, come frutas y verduras", nosotros podríamos decir: ¡Aliméntate bien, ora, medita y comulga!


viernes, 2 de mayo de 2025

Evangelio del 3 de mayo 2025 Juan 3, 13-17


 

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

 

Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él".

 

Reflexión

Hablando sobre la Cruz, San Pablo decía: "La palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los redimidos es poder de Dios".

 

Esto que decía San Pablo parecería que lo está diciendo precisamente para la gente de nuestra generación, pues la verdad es que hay muy poco amor a la cruz aún entre los mismos cristianos. Nos gusta el Cristo resucitado y eso hace que con frecuencia nos olvidemos del Cristo sufriente. Hoy, son pocas las personas que se siente orgullosas de llevar una cruz al pecho, no como un adorno sino como el signo que nos identifica con nuestro Maestro.

 

Es por ello que hay pocos que se sienten honrados por una enfermedad, o por un momento de humillación, ya que muchos no saben reconocer en sus padecimientos una muestra del amor y del poder de Dios manifestado en sus vidas, juzgándolo como algo despreciable y cuyo origen no puede ser Dios. La fiesta de hoy nos recuerda que, para nosotros los cristianos, la cruz nos identifica con el Mesías, y portarla en nuestro pecho nos recuerda el camino que tendremos que seguir para estar con Él en el cielo.

 

Evangelio del 2 de mayo 2025 Juan 6, 1-15

 


En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

 

Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: "¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?" Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan". Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero ¿qué es eso para tanta gente?" Jesús le respondió: "Díganle a la gente que se siente". En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

 

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien". Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

 

Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: "Este es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo". Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.

 

Reflexión

Quisiera hoy destacar dos pequeños elementos que surgen de nuestro texto. El primero es la acción de gracias de Jesús. Esto es algo que se ha perdido mucho en nuestra vida.

 

Con la mayor naturalidad nos sentamos a comer y nos paramos de la mesa sin haber agradecido a Dios el don que nos ha dado. Ciertamente es producto de nuestro trabajo, pero ser agradecidos es don de Dios, pues todos los dones nos vienen de su generosa mano. El otro elemento en el cual podemos reflexionar es el de "no ser desperdiciados". Esto parece trivial pero mucha comida y mucho tiempo se tira a la basura por descuido nuestro. En un mundo en donde hay miles de gentes que mueren de hambre, o no tienen un trabajo, lo menos que podemos hacer es no desperdiciar.

 

Debemos aprender a servirnos lo que vamos a comer y a guardar lo que sobró para que no se tire. Asimismo no debemos desperdiciar nuestro tiempo, si verdaderamente lo reconocemos como don de Dios; tirarlo o desaprovecharlo, es desaprovechar el don de Dios. Esta instrucción de Jesús nos abrirá la puerta no sólo a la caridad y a la generosidad, sino a valorar lo que tenemos y a usarlo correctamente.