DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 20 de junio 2021
DIOS Y EL UNIVERSO
Job 38, l. 8-11; Sal 106; 2Cor 5,14-17; Mc 4,35-41
Para los antiguos, Dios y el universo no se
concibieron como dos cosas separadas. Aunque las vieron como dos realidades
infinitamente distintas, no las separaron. Por eso, en la primera lectura, Dios
habla con Job desde la tempestad. Dios y la tempestad son ambos misteriosos y,
en su decisión de hablar desde la tempestad, Dios está invitando a Job a entrar
en el misterio primordial del cosmos, la vida divina. En el relato de Marcos,
Dios muestra su capacidad de dominar el universo. El trasfondo es la imagen del
creador luchando contra el mar. De acuerdo con esta imagen, tomada del Antiguo
Testamento, la victoria de Dios consiste en haber mantenido el mar dentro de
sus límites para siempre (Sal 74, 14; Jer 5, 22). Y así se esclarece la
pregunta de los discípulos: "¿Quién es éste?". Jesús es Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 27, 8-9
El Señor es la fuerza de su pueblo, defensa y
salvación para su Ungido. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos
siempre.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor, concédenos vivir siempre en el amor y
respeto a tu santo nombre, ya que jamás dejas de proteger a quienes estableces
en el sólido fundamento de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Aquí se romperá la arrogancia de tus olas.
Del libro de Job: 38, 1. 8-11
El Señor habló a Job desde la tormenta y le dijo:
"Yo le puse límites al mar, cuando salía impetuoso del seno materno; yo
hice de la niebla sus mantillas y de las nubes sus pañales; yo le impuse
límites con puertas y cerrojos y le dije: 'Hasta aquí llegarás, no más allá.
Aquí se romperá la arrogancia de tus olas' ". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 106, 23-24. 25-26. 28-29. 30-31.
R/. Demos gracias al Señor por sus bondades.
Los que la mar surcaban con sus naves, por las
aguas inmensas negociando, el poder del Señor y sus prodigios en medio del
abismo contemplaron. R/.
Habló el Señor y un viento huracanado las olas
encrespó; al cielo y al abismo eran lanzados, sobrecogidos de terror. R/.
Clamaron al Señor en tal apuro y él los libró de
sus congojas. Cambió la tempestad en suave brisa y apaciguó las olas. R/.
Se alegraron al ver la mar tranquila y el Señor los
llevó al puerto anhelado. Den gracias al Señor por los prodigios que su amor
por el hombre ha realizado. R/.
SEGUNDA LECTURA
Ya todo es nuevo.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los
corintios: 5,14-17
Hermanos: El amor de Cristo nos apremia, al pensar
que si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos para que los
que viven ya no vivan para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por
ellos.
Por eso nosotros ya no juzgamos a nadie con
criterios humanos. Si alguna vez hemos juzgado a Cristo con tales criterios,
ahora ya no lo hacemos. El que vive según Cristo es una creatura nueva; para él
todo lo viejo ha pasado. Ya todo es nuevo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 7, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha
visitado a su pueblo. R/.
EVANGELIO
¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar
obedecen?
Del santo Evangelio según san Marcos: 4, 35-41
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos:
"Vamos a la otra orilla del lago". Entonces los discípulos
despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba.
Iban además otras barcas.
De pronto se desató un fuerte viento y las olas se
estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la
popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: "Maestro, ¿no
te importa que nos hundamos?". Él se despertó, reprendió al viento y dijo
al mar: "¡Cállate, enmudece!". Entonces el viento cesó y sobrevino
una gran calma. Jesús les dijo: "¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no
tienen fe?". Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros:
"¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?". Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Elevemos, hermanos, nuestros ojos al Señor y
esperemos, confiados, su ayuda salvífica:
Por el santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro
obispo N., Y por todos los sacerdotes y diáconos de Jesucristo, roguemos al
Señor.
Por el buen tiempo, por el fruto de las
investigaciones de los estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos,
roguemos al Señor.
Por las vírgenes consagradas al Señor y por los
religiosos que trabajan en nuestras comunidades, roguemos al Señor.
Por todos los que hacen el bien en nuestras
parroquias y por los que cuidan de los pobres y de los enfermos, roguemos al
Señor.
Escucha, Señor, nuestras oraciones y fortalece la
fe del pueblo cristiano, para que nunca se enorgullezca ante la prosperidad ni
se desanime ante la adversidad, sino que en todo momento sepa reconocer y
experimentar que tú estás cerca de nosotros y nos acompañas en el camino de la
vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y
alabanza y concédenos que, purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el
entrañable afecto de nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por
su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud
del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real,
nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna
en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 144, 15
Los ojos de todos esperan en ti, Señor; y tú les
das la comida a su tiempo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados, Señor, por el alimento del sagrado
Cuerpo y la preciosa Sangre de tu Hijo, concédenos que lo que realizamos con
asidua devoción, lo recibamos convertido en certeza de redención. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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