En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Los perseguirán y
los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán
comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán
testimonio de mí. Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su
defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni
contradecir ningún adversario de ustedes. Los traicionarán hasta sus padres y
hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los
odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se
mantienen firmes, conseguirán la vida".
Reflexión
Jesús es explícito al advertir que sus seguidores serán perseguidos, entregados y odiados por causa de su Nombre.
Sin embargo, Jesús transforma esta adversidad en una oportunidad. La persecución
no es solo sufrimiento, sino una "ocasión para dar testimonio” Es en medio
de la dificultad donde la fe se hace visible y poderosa.
Jesús les asegura que no deben preocuparse por lo que han de decir en
su defensa, porque Él mismo les dará "palabras y sabiduría" que sus
adversarios no podrán resistir.
Este texto nos llama a una reflexión profunda sobre nuestra propia
perseverancia. Nos invita a:
No temer el conflicto que pueda surgir al vivir auténticamente la fe.
Depositar nuestra confianza no en nuestras propias fuerzas o
elocuencia, sino en la ayuda que Jesús promete a través del Espíritu.
Entender que las dificultades son el crisol donde se prueba y se forja
nuestra fe, y que al resistir con amor y constancia, estamos asegurando la vida
eterna.

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