Pidamos y se nos dará
Ø o aquello que pedimos, si es lo que nos conviene, porque
ningún padre (y menos en el Padre que está en el cielo) va a dar a sus hijos
aquello que sea para su mal,
Ø o un estar de acuerdo, sin ninguna amargura o resentimiento,
con no obtener aquello que queríamos.
Busquemos… y hallaremos
Ø o lo que andábamos buscando: la curación de una enfermedad,
por ejemplo,
Ø o una tranquila resignación para soportarla.
Llamemos y se nos abrirá
Ø o la puerta aquella a la que estábamos llamando,
Ø o una puerta que ni siquiera habíamos sospechado que
existiera.
“Porque
todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le
abrirá”.
(Mt
7, 7-8)