viernes, 14 de febrero de 2025

Evangelio del 15 de febrero 2025


 

Evangelio del 15 de febrero 2025
 
Marcos 8, 1-10
 
En aquellos días, vio Jesús que lo seguía mucha gente y no tenían qué comer. Entonces llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima esta gente: ya llevan tres días conmigo y no tienen qué comer. Si los mando a sus casas en ayunas, se van a desmayar en el camino. Además, algunos han venido de lejos".
 
Sus discípulos le respondieron: "¿Y dónde se puede conseguir pan, aquí en despoblado, para que coma esta gente?" Él les preguntó: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos le contestaron: "Siete".
 
Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo; tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y se los fue dando a sus discípulos, para que los distribuyeran. Y ellos los fueron distribuyendo entre la gente.
 
Tenían, además, unos cuantos pescados. Jesús los bendijo también y mandó que los distribuyeran. La gente comió hasta quedar satisfecha, y todavía se recogieron siete canastos de sobras. Eran unos cuatro mil. Jesús los despidió y luego se embarcó con sus discípulos y llegó a la región de Dalmanuta.
 
Reflexión
 
Dos elementos destacan en el pasaje que acabamos de leer. Por un lado, encontramos la preocupación de Jesús por sus oyentes, a los que no puede mandar sin comer y por otro, uno de los elementos más importantes dentro de las primeras comunidades: compartir lo que se tiene con los demás. De nuevo nos encontramos con la compasión de Jesús, que no sólo ve por el anuncio evangélico para sus oyentes, sino que sabe que es también necesario el alimento para el cuerpo.
 
Pasa en muchas ocasiones que éste último detalle se nos olvida y queremos que el pueblo de Dios viva sólo de la predicación, sin darle nada para el cuerpo. El apóstol Santiago, en su carta en el capítulo dos, nos advierte que esto no es lo que corresponde a un cristiano. No podemos decirle a la gente que pasa frío o hambre: "Dios te bendiga para que ya no tengas frío o hambre". Es necesario darle con qué cubrirse y con qué comer. Y para ello, es necesario desprenderse de las cosas personales. En el episodio de hoy, vemos que Jesús les pregunta a sus discípulos: "¿Cuánto panes tienen?" es decir, busquen entre lo poco o mucho que tengamos para nosotros, y vamos a compartirlo con los que no tienen.
 
Al margen del milagro de la multiplicación, quizás el milagro más grande que podríamos encontrar es vencer el egoísmo y dar incluso lo único que se tiene para comer. Cuando uno actúa de esta manera, es increíble cómo el segundo milagro se da por añadidura y como pasó con el bote de harina en el pasaje de Elías, nunca más se vuelve a agotar la comida. Vence tu egoísmo, comparte lo que tienes con los necesitados, confía en Dios y verás que nunca volverá faltar el pan en tu casa.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20250216

 


En un mundo donde la riqueza y el estatus a menudo se valoran más que el carácter, debemos dar importancia a la humildad y la compasión por los menos afortunados. Ayudar espiritual y emocionalmente, teniendo en cuenta las necesidades de aquellos que nos rodean. En estos tiempos de pérdida y dolor, debemos consolar a los afligidos y a buscar consuelo en nuestra fe y en los demás. Hoy la intolerancia y la discriminación aún existen, debemos estar firmes en nuestras convicciones y a luchar por la justicia y la igualdad, incluso cuando enfrentamos oposición.
Seamos agentes de cambio y esperanza en un mundo lleno de sufrimiento e injusticia.

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20250216

 



 

«Después del Señor, los apóstoles fueron los primeros que nos dieron ejemplo de esta magnánima pobreza, pues, al oír la voz del divino Maestro, dejando absolutamente todas las cosas, en un momento pasaron de pescadores de peces a pescadores de hombres y lograron, además, que muchos otros, imitando su fe, siguieran esta misma senda. En efecto, muchos de los primeros hijos de la Iglesia, al convertirse a la fe, no teniendo más que un solo corazón y una sola alma, dejaron sus bienes y posesiones y, abrazando la pobreza, se enriquecieron con bienes eternos y encontraban su alegría en seguir las enseñanzas de los apóstoles, no poseyendo nada en este mundo y teniéndolo todo en Cristo. Por eso, el bienaventurado apóstol Pedro, cuando, al subir al templo, se encontró con aquel cojo que le pedía limosna, le dijo: "No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar". ¿Qué cosa más sublime podría encontrarse que esta humildad? ¿Qué más rico que esta pobreza? No tiene la ayuda del dinero, pero posee los dones de la naturaleza. Al que su madre dio a luz deforme, la palabra de Pedro lo hace sano; y el que no pudo dar la imagen del César grabada en una moneda a aquel hombre que le pedía limosna, le dio, en cambio, la imagen de Cristo al devolverle la salud. Y este tesoro enriqueció no sólo al que recobró la facultad de andar, sino también a aquellos cinco mil hombres que, ante esta curación milagrosa, creyeron en la predicación de Pedro. Así, aquel pobre apóstol, que no tenía nada que dar al que le pedía limosna, distribuyó tan abundantemente la gracia de Dios que dio no sólo el vigor a las piernas del cojo, sino también la salud del alma a aquella ingente multitud de creyentes, a los cuales había encontrado sin fuerzas y que ahora podían ya andar ligeros siguiendo a Cristo» (San León Magno. 450 Papa de la Iglesia [c. 390-4611. Sermón 95, 2-3).
 

DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 16 de febrero 2025

 



 

Un camino «nuevo» y «retador» …
 
La palabra bíblica de este domingo nos muestra el mejor camino para la dicha, para la conquista de esa felicidad que todo hombre busca infatigablemente… Esta ruta, que no es la habitual, sigue el itinerario de las «Bienaventuranzas», hoy proclamadas no según la versión de san Mateo sino de san Lucas. Esta versión –más breve, más esencial e inmediatamente seguida de unas desconcertantes «Malaventuranzas»– contrasta con las bendiciones precedentes. Combinando las bendiciones y las maldiciones, al final de cuentas, se mencionan ocho categorías de personas, emparejadas de dos en dos: los pobres que suspiran por la liberación y los ricos que ya tienen su consuelo, los que pasan hambre y los que están hartos, los que lloran y los que ríen, los que son perseguidos y los aplaudidos por todos.
 
Antes de Cristo, nadie había hecho semejantes afirmaciones. Tan paradójicas son las Bienaventuranzas que solamente las entiende quien las vive y las practica, como hizo Jesús. Cristo mismo –su persona, su vida y su conducta– constituye su mejor clave de interpretación: una clave de lectura universalmente válida, para todo tiempo y lugar… Las Bienaventuranzas son un resumen del Evangelio, la «Carta Magna», el programa de vida y el cuestionario del examen ineludible que, finalmente, todos hemos de tratar de aprobar exitosamente… Debido a su radical novedad hay quienes las acusan de «utopía»: un mero ideal espiritualista, sublime pero inalcanzable.
 
Y, sin embargo, Jesús las pronunció consciente de su significado. Él las propuso y las sigue proponiendo a todo aquel que quiera recorrer su mismo camino, porque son las actitudes básicas para ser su discípulo, para asimilar el «espíritu» del Reino de Dios y para alcanzar la felicidad en plenitud.
 
Esta misma y desconcertante inversión de valores será evocada con gallardía y bíblica esperanza en el famoso «Cántico» de María, la Madre del Señor, al visitar a su prima Isabel: “la predilección del Señor por el pobre y por lo pobre” … 
 
Esta actitud se ve hoy reflejada igualmente en la primera lectura–tomada del profeta Jeremías y a la que hace eco el salmo responsorial– que contrapone dos clases de personas: el que confía totalmente en Dios y el que se fía solamente de los hombres, apartando su corazón del Señor.   El primero es árbol fecundo, plantado junto al río y el segundo un pobre cardo árido, perdido en la estepa.
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 30, 3-4
 
Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras. Tú eres mi baluarte y mi refugio, por tu nombre condúceme y guíame.
 
 
Gloria
 
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Señor Dios, que prometiste poner tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
 
 
PRIMERA LECTURA
 
[Maldito el que confía en el hombre. Bendito el que confía en el Señor]
 
Del libro del profeta Jeremías 17, 5-8
 
Esto dice el Señor: “Maldito el hombre que confía en el hombre, que en él pone su fuerza y aparta del Señor su corazón. Será como un cardo en la estepa, que no disfruta del agua cuando llueve; vivirá en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhabitable.
 
Bendito el hombre que confía en el Señor y en él pone su esperanza. Será como un árbol plantado junto al agua, que hunde en la corriente sus raíces; cuando llegue el calor, no lo sentirá y sus hojas se conservarán siempre verdes; en año de sequía no se marchitará ni dejará de dar frutos”. Palabra de Dios.
 
 
SALMO RESPONSORIAL del salmo 1
 
R/.  Dichoso el hombre que confía en el Señor. 
 
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos. R/.
 
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito. R/.
 
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo. R/.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
[Si Cristo no resucitó, es vana la fe de ustedes.]
 
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios 15, 12. 16-20
 
Hermanos: Si hemos predicado que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de ustedes andan diciendo que los muertos no resucitan? Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, es vana la fe de ustedes; y por tanto, aún viven ustedes en pecado, y los que murieron en Cristo, perecieron. Si nuestra esperanza en Cristo se redujera tan sólo a las cosas de esta vida, seríamos los más infelices de todos los hombres. Pero no es así, porque Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Palabra de Dios.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 6, 23
 
R/.  Aleluya, aleluya.
 
Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo, dice el Señor.   R/.  Aleluya.
 
 
EVANGELIO
 
[Dichosos los pobres. - ¡Ay de ustedes los ricos!]
 
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 17. 20-26
 
En aquel tiempo, Jesús descendió del monte con sus discípulos y sus apóstoles y se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y de Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón.
 
Mirando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios.
 
Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.
 
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
 
Pero ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!” Palabra del Señor.   
 
 
PROGESIÓN DE FE
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
 
 
ORACIÓN DE LOS FIELES:
 
Imploremos al Dios de misericordia y pidámosle su ayuda para poder invocar su nombre con sentimientos que le agraden:
 
Por la paz de todo el mundo, por la prosperidad de las santas Iglesias y por la unión de todos los hombres, roguemos al Señor. 
 
Por nuestros gobernantes, para que bajo su dirección tengamos una vida feliz y pacífica, roguemos al Señor. 
 
Por la conservación de la naturaleza, por la abundancia de las cosechas y por el progreso del mundo, roguemos al Señor. 
 
Por nuestros familiares y amigos –que han muerto en la esperanza de la resurrección– para que Dios les conceda el reposo eterno, roguemos al Señor. 
 
Dios nuestro, que derribas a los poderosos del trono y a los humildes los colmas de bienes, atiende el clamor de los pobres y oprimidos –que se eleva a ti desde todas las regiones del mundo– rompe el yugo de la violencia y del egoísmo, y haz que seamos signos de una humanidad nueva reunida y unificada en el amor.    Por Jesucristo, nuestro Señor. 
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Que esta ofrenda, Señor, nos purifique y nos renueve, y se convierta en causa de recompensa eterna para quienes cumplimos tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
 
 
PREFACIO
 
La creación alaba al Señor
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque creaste el universo con todo cuanto contiene; determinaste el ciclo de las estaciones; pero formaste al hombre a tu imagen y semejanza y lo hiciste dueño de un mundo portentoso, para que en tu nombre dominara la creación entera y, al contemplar la grandeza de tus obras, en todo momento te alabara, por Cristo, Señor nuestro. A quien cantan los cielos y la tierra, los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr.  Sal 77, 29-30
 
El Señor colmó el deseo de su pueblo; no lo defraudó. Comieron y quedaron satisfechos.
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Saciados, Señor, por este manjar celestial, te rogamos que nos hagas anhelar siempre este mismo sustento por el cual verdaderamente vivimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
 

jueves, 13 de febrero de 2025

Evangelio del 14 de febrero 2025


 


Evangelio del 14 de febrero 2025
  
Marcos 7, 31-37
 
En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "¡Effetá!" (que quiere decir "¡Ábrete!"). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.
 
Él les mandó que no le dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: "¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos".
 
Reflexión
 
Este pasaje nos muestra de manera indirecta los dos elementos fundamentales de la construcción del Reino: oír y hablar. Es necesario oír la palabra de Dios para luego poder hablar de ella.
 
¿Cómo conocerán a Dios si nadie les habla de él y cómo les hablará alguien que nunca ha escuchado la buena noticia del Evangelio? Por ello, Jesús no duda en hacer las dos cosas: Abre los oídos del sordo y le destraba la lengua para que pueda hablar. Ahora, él mismo se ha convertido en un testigo del amor de Dios y por ello, como dirá el apóstol san Juan en su primera carta, puede dar testimonio de lo que ha visto y de lo que ha oído.
 
Si hoy no hay muchos que hablen de Jesús, es porque tienen sus oídos cerrados y su lengua trabada. Pidamos hoy al Señor que abra nuestros oídos a su palabra y nos desate la lengua para anunciar a nuestros compañeros y vecinos, la buena noticia del Evangelio.

miércoles, 12 de febrero de 2025

Evangelio del 13 de febrero 2025

 


Evangelio del 13 de febrero 2025
 
Marcos 7, 24-30
 
En aquel tiempo, Jesús salió de Genesaret y se fue a la región donde se encuentra Tiro. Entró en una casa, pues no quería que nadie se enterara de que estaba ahí, pero no pudo pasar inadvertido. Una mujer, que tenía una niña poseída por un espíritu impuro, se enteró enseguida, fue a buscarlo y se postró a sus pies.
 
Cuando aquella mujer, una siria de Fenicia y pagana, le rogaba a Jesús que le sacara el demonio a su hija, él le respondió: "Deja que coman primero los hijos. No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos". La mujer le replicó: "Sí, Señor; pero también es cierto que los perritos, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños".
 
Entonces Jesús le contestó: "Anda, vete; por eso que has dicho, el demonio ha salido ya de tu hija". Al llegar a su casa, la mujer encontró a su hija recostada en la cama, y ya el demonio había salido de ella.
 
 
Reflexión
 
Es sorprendente la facilidad con la que nos damos por vencidos; con qué razón decía Nuestro Señor que "el Reino sufre violencia y los aguerridos lo arrebatan". La mujer, que ante todo cree en el poder de Jesús, no acepta tan fácilmente su negación. Al contrario, la usa para persuadirlo.
 
Jesús compara a la mujer con un perrito (es el lenguaje de los judíos de corte usual en el trato con los no judíos a quienes llamaban "Goyim", que significa: perro o apartado de Dios); la mujer, en lugar de sentirse ofendida, reconoce lo que es, no se quiere poner por encima de lo que le está diciendo Jesús, pero usa sus mismas palabras para arrebatarle el milagro. Sí, Señor, dices bien, si soy un perrito, pero déjame comer de las migajas que los niños tiran. Mientras que los judíos despreciaban la gracia de Jesús ella se conforma con las migajas.
 
Cuánta enseñanza en un pasaje. Por un lado, no desperdiciemos la gracia que Dios nos ha dado en nuestro bautismo. Por otro, no nos demos por vencidos en nuestras peticiones, el Señor no nos dejará marcharnos con las manos vacías, sobre todo, si somos capaces de reconocer con humildad lo que somos: unos pobres pecadores.

martes, 11 de febrero de 2025

 


Evangelio del 12 de febrero 2024

Marcos 7, 14-23


En aquel tiempo, Jesús llamó de nuevo a la gente y les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro".
 
Cuando entró en una casa para alejarse de la muchedumbre, los discípulos le preguntaron qué quería decir aquella parábola. Él les dijo: "¿Ustedes también son incapaces de comprender? ¿No entienden que nada de lo que entra en el hombre desde afuera puede contaminarlo, porque no entra en su corazón, sino en el vientre y después, sale del cuerpo?" Con estas palabras declaraba limpios todos los alimentos.
 
Luego agregó: "Lo que sí mancha al hombre es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre".
 
Reflexión


Jesús continúa insistiendo en lo que es verdaderamente importante para la vida del hombre. Lo exterior es importante, pero lo es más el interior. Ahora bien, ¿qué es lo que sale del hombre?
 
En otra ocasión dijo Jesús: "De la boca sale lo que abunda en el corazón" y además: "El árbol bueno no puede dar frutos malos". Con esta instrucción no sólo declara lícitos todos los alimentos, sino que nos previene del tipo de alimentos que verdaderamente pueden dañar al hombre, y son aquellos con los que alimentamos nuestro corazón (es decir, nuestra imaginación, pensamiento, memoria, sentimientos).
 
Por ello tengamos cuidado del tipo de espectáculos, revistas y programas de televisión que vemos, de nuestras conversaciones. Sería bueno que hoy nos preguntásemos qué tipo de alimentos estamos dejando entrar en nuestro corazón.
 

lunes, 10 de febrero de 2025

Evangelio del 11 de febrero 2025



Evangelio del 11 de febrero 2025  
 
Marcos 7, 1-13
 
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?" (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).
 
Jesús les contestó: "¡Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres".
 
Después añadió: "De veras son ustedes muy hábiles para violar el mandamiento de Dios y conservar su tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre. El que maldiga a su padre o a su madre, morirá. Pero ustedes dicen: ‘Si uno dice a su padre o a su madre: Todo aquello con que yo te podría ayudar es corbán (es decir, ofrenda para el templo), ya no puede hacer nada por su padre o por su madre’. Así anulan la palabra de Dios con esa tradición que se han transmitido. Y hacen muchas cosas semejantes a ésta".
 
Reflexión
 
El texto de hoy se centra en la unidad que debe haber entre fe y vida. Los fariseos adoptan una postura que, a la vista de los demás, aparenta fidelidad y cumplimiento a la ley, pero en realidad su corazón está lejos de Dios.
 
Y esta es la triste realidad de muchos cristianos que aparentan ser fieles cumplidores de la ley; van a misa los domingos, en las asambleas de oración hacen largas oraciones, se encargan de recoger la limosna en la misa, cumplen con lo marcado con la ley; sin embargo, en sus casas son déspotas, intransigentes, criticones y malcriados, asisten a espectáculos inconvenientes. Dice el Señor: "Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí".
 
Es necesario que volvamos a unir la fe y la vida. Que sin dejar de hacer lo que la ley nos invita a hacer, no sea una práctica externa sino el resultado de la relación íntima y personal con Dios; que sea la manifestación externa de nuestro ser poseído por el Espíritu Santo. Pensemos por un momento ¿qué es lo que nos mueve a nuestras prácticas religiosas, la ley o el amor a Dios y a los hermanos?


Salmo 8 con voz identificado

lunes, 3 de febrero de 2025

 

DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 9 de febrero 2025

 


DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C
 
Domingo 9 de febrero 2025
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 94, 6-7
 
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque él es nuestro Dios.
 
 
GLORIA
 
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Te rogamos, Señor, que guardes con incesante amor a tu familia santa, que tiene puesto su apoyo sólo en tu gracia, para que halle siempre en tu protección su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
 
 
PRIMERA LECTURA
 
[Aquí estoy, Señor, envíame.]
 
Del libro del profeta Isaías 6, 1-2a. 3-8
 
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor, sentado sobre un trono muy alto y magnífico. La orla de su manto llenaba el templo. Había dos serafines junto a él, con seis alas cada uno, que se gritaban el uno al otro: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos; su gloria llena toda la tierra”.
 
Temblaban las puertas al clamor de su voz y el templo se llenaba de humo. Entonces exclamé: “¡Ay de mí!, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, porque he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos”.
 
Después voló hacia mí uno de los serafines. Llevaba en la mano una brasa, que había tomado del altar con unas tenazas. Con la brasa me tocó la boca, diciéndome: “Mira: Esto ha tocado tus labios. Tu iniquidad ha sido quitada y tus pecados están perdonados”.
 
Escuché entonces la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá de parte mía?” Yo le respondí: “Aquí estoy, Señor, envíame”. Palabra de Dios.
 
 
SALMO RESPONSORIAL del salmo 137
 
R/.  Cuando te invocamos, Señor, nos escuchaste.
 
De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo. R/.
 
Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te invocamos nos oíste y nos llenaste de valor.  R/.
 
Que todos los reyes de la tierra te reconozcan, al escuchar tus prodigios. Que alaben tus caminos, porque tu gloria es inmensa. R/.
 
Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo, y así concluirás en nosotros tu obra. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones. R/.
 
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
[Esto es lo que hemos predicado y lo que ustedes han creído.]
 
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios 15, 1-11
 
Hermanos: Les recuerdo el Evangelio que yo les prediqué y que ustedes aceptaron y en el cual están firmes. Este Evangelio los salvará, si lo cumplen tal y como yo lo prediqué. De otro modo, habrán creído en vano.
 
Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de los cuales vive aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles.
 
Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto. Porque yo perseguí a la Iglesia de Dios y por eso soy el último de los apóstoles e indigno de llamarme apóstol. Sin embargo, por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; al contrario, he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios, que está conmigo.
 
De cualquier manera, sea yo, sean ellos, esto es lo que nosotros predicamos y esto mismo lo que ustedes han creído. Palabra de Dios.
 
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 19
 
R/.  Aleluya, aleluya.
 
Síganme, dice el Señor, y yo los haré pescadores de hombres. R/.  Aleluya.
 
 
 
EVANGELIO
 
[Dejándolo todo, lo siguieron.]
 
Del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11
 
En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
 
Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”. Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes”. Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
 
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!” Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
 
Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron. Palabra del Señor.   
 
 
PROFESIÓN DE FE
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
 
 
ORACIÓN DE LOS FIELES:
 
Oremos al Padre del Unigénito, al Hijo del Dios eterno y al Espíritu, fuente de todo bien:
 
Para que la Iglesia inmaculada del Dios verdadero, extendida por todo el mundo, alcance la plena riqueza del amor de Dios. Roguemos al Señor. 
 
Para que los que gobiernan los pueblos y tienen en su mano el destino de los hombres, se abran al espíritu de justicia y al deseo de servir con dedicación a sus conciudadanos. Roguemos al Señor. 
 
Para que los débiles que se ven oprimidos y los justos que sufren persecución, obtengan el espíritu de fortaleza, que los haga perseverar en la fidelidad al Señor.   Roguemos al Señor.   
 
Para que todos los que nos hemos reunido para esta celebración lleguemos a tener un santo temor de Dios, un amor ferviente, una vida feliz y una santa muerte. Roguemos al Señor. 
 
Dios nuestro, que has confiado a nuestros labios impuros y a nuestras fuerzas débiles la misión de proclamar el Evangelio, susténtanos con tu Espíritu para que tu palabra sea aceptada por los hombres con corazón generoso y dé fruto abundante en todo el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Señor Dios nuestro, que has creado los frutos de la tierra sobre todo para ayuda de nuestra fragilidad, concédenos que también se conviertan para nosotros en sacramento de eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
 
 
PREFACIO
 
PREFACIO V DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque creaste el universo entero y estableciste el continuo retorno de las estaciones, y al hombre, formado a tu imagen y semejanza, sometiste las maravillas
del mundo, para que, en tu nombre, dominara la creación y, al contemplar tus grandezas, en todo momento te alabara, por Cristo, Señor
nuestro.
Por eso, te alabamos con todos los ángeles, aclamándote llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr.  Sal 106, 8-9
 
Demos gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace en favor de su pueblo; porque da de beber al que tiene sed y les da de comer a los hambrientos.
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Señor Dios, que quisiste hacernos participar de un mismo pan y un mismo cáliz, concédenos vivir de tal manera, que, hechos uno en Cristo, demos fruto con alegría para la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 


EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA
 
«Como el Padre, que es Dios, me ha enviado a mí que soy Dios, así también yo, que soy hombre, os envío a vosotros, que sois hombres. El Padre envió al Hijo y determinó que se encarnara para la redención del género humano. Quiso ciertamente que viniera al mundo a padecer, y sin embargo amó al Hijo a quien mandó a la pasión. Asimismo, a los apóstoles, que él eligió, el Señor los envió al mundo no a gozar, sino -como él mismo fue enviado- a padecen Así como el Hijo es amado por el Padre y no obstante es enviado a padecer, de igual modo los discípulos son amados por el Señor y, sin embargo, son enviados al mundo a padecer. Por eso dice: Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo; esto es, cuando yo os envío al torbellino de las persecuciones, los estoy amando con el mismo amor con que el Padre me ama, quien, no obstante, me hizo venir a soportar los tormentos. La palabra "enviar" puede entenderse también de su naturaleza divina. En efecto, se dice que el Hijo es enviado por el Padre, en cuanto que es engendrado por el Padre. En el mismo orden de cosas, el mismo Hijo nos habla de enviarnos el Espíritu Santo que, siendo igual al Padre y al Hijo, sin embargo, no se encarnó. Dice en efecto: Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre. Si, pues, debiéramos interpretar la palabra "enviar" únicamente en el sentido de "encarnarse", en modo alguno podría decirse del Espíritu Santo que sería "enviado", ya que nunca se encarnó. Su misión se identifica con la procesión, por la que procede del Padre y del Hijo. Por tanto, así como se dice del Espíritu que será enviado porque procede, así también se dice correctamente del Hijo que es enviado, en el sentido de que es engendrado» (San Gregorio Magno [c. 540-6041. 640 Sucesor de san Pedro. Homilía 26 sobre los Evangelios 1-2).
 

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20250209

 


El evangelio de este domingo cuenta la llamada de los primeros discípulos de Jesús. El hecho tiene lugar en un contexto de vida cotidiana: hay algunos pescadores sobre la orilla del mar de Galilea, los cuales, después de una noche de trabajo sin pescar nada, están lavando y organizando las redes… Jesús le dice a Pedro que se adentre en el mar para echar las redes. Y su fe no se ve decepcionada: de hecho, las redes se llenaron de tal cantidad de peces que «casi se rompían».
La historia de la llamada de los primeros discípulos nos ofrece varias enseñanzas que podemos aplicar en nuestra vida diaria:
 
Confianza y Fe: Así como Pedro confió en la palabra de Jesús, nosotros también podemos aprender a confiar en nuestros principios, valores y en aquellas personas que nos inspiran y nos guían. La fe puede mover montañas, incluso en momentos de dificultad.
 
Obediencia y Acción: La obediencia de Pedro llevó a una recompensa inesperada. Esto nos enseña la importancia de seguir nuestras intuiciones y las instrucciones correctas, incluso cuando no veamos resultados inmediatos. La perseverancia y la acción consistente son clave para lograr nuestros objetivos.
 
Aprovechar las Oportunidades: Jesús se encontró con los discípulos en su lugar de trabajo y convirtió una situación cotidiana en un momento trascendental. Esto nos recuerda que las oportunidades pueden surgir en cualquier momento y lugar. Debemos estar atentos y dispuestos a aprovecharlas cuando se presenten.
 
Superación de Obstáculos: A pesar del fracaso inicial de no pescar nada, los discípulos no se dieron por vencidos. Podemos aprender a enfrentar y superar nuestras dificultades, viendo cada obstáculo como una oportunidad para crecer y mejorar.
 
Colaboración y Comunidad: La pesca milagrosa fue un esfuerzo en equipo. Pedro y los otros discípulos trabajaron juntos para recoger la abundancia de peces. Esto nos recuerda la importancia de la colaboración y el apoyo mutuo en nuestras vidas, ya sea en el trabajo, en la familia o en nuestra comunidad.

martes, 28 de enero de 2025

DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO PRESENTACIÓN DEL SEÑOR Domingo 2 de enero 2025




DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO
PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
 
Domingo 2 de enero 2025
 
Los orientales llaman a esta fiesta Hipapante-El Encuentro. El Señor, niño, es presentado en el Templo. Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo, dan testimonio de lo que es Cristo. Simeón dice que será Luz de los pueblos; por eso las candelas. Hoy se clausuran las solemnidades de la Manifestación o Epifanía del
Señor.
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 47, 10-11
 
Meditamos, Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo. Tu alabanza llega hasta los confines de la tierra como tu fama. Tu diestra está llena de justicia.
 
 
GLORIA
 
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Dios todopoderoso y eterno, suplicamos humildemente a tu majestad que así como en este día fue presentado al templo tu Unigénito en su realidad humana como la nuestra, así nos concedas, con el espíritu purificado, ser presentados ante ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
 
 
PRIMERA LECTURA
 
[Entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes buscan.]
 
Del libro del profeta Malaquías 3, 1-4
 
Esto dice el Señor: “He aquí que yo envío a mi mensajero. Él preparará el camino delante de mí. De improviso entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien ustedes desean. Miren: Ya va entrando, dice el Señor de los ejércitos.
¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Será como fuego de fundición, como la lejía de los lavanderos. Se sentará como un fundidor que refina la plata; como a la plata y al oro, refinará a los hijos de Leví y así podrán ellos ofrecer, como es debido, las ofrendas al Señor.
Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos”.
Palabra de Dios.
 
 
SALMO RESPONSORIAL del salmo 23
 
R. El Señor es el rey de la gloria.
 
¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria! R.
 
¿Y quién es el rey de la gloria? Es el Señor, fuerte y poderoso, el Señor, poderoso en la batalla. R.
 
¡Puertas, ábranse de par en par, agrándense, portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria! R.
 
Y ¿quién es el rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos, es el rey de la gloria. R.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
[Tenía que asemejarse en todo a sus hermanos.]
 
De la carta a los hebreos 2, 14-18
 
Hermanos: Todos los hijos de una familia tienen la misma sangre; por eso, Jesús quiso ser de nuestra misma sangre, para destruir con su muerte al diablo, que mediante la muerte, dominaba a los hombres, y para liberar a aquellos que, por temor a la muerte, vivían como esclavos toda su vida.
Pues como bien saben, Jesús no vino a ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham; por eso tuvo que hacerse semejante a sus hermanos en todo, a fin de llegar a ser sumo sacerdote, misericordioso con ellos y fiel en las relaciones que median entre Dios y los hombres, y expiar así los pecados del pueblo. Como él mismo fue probado por medio del sufrimiento, puede ahora ayudar a los que están sometidos a la prueba.
Palabra de Dios.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 2, 32
 
R. Aleluya, aleluya.
 
Cristo es la luz que alumbra a las naciones y la gloria de tu pueblo, Israel. R. Aleluya.
 
 
EVANGELIO
 
[Mis ojos han visto al Salvador.]
 
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-40
 
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”.
El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción,
para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”.
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios
con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Una vez que José y María cumplieron todo lo que prescribia la ley del Señor, se volvieron Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios esta con él.] Palabra del Señor.
 
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
 
 
ORACIÓN DE LOS FIELES:
 
Oremos a Jesús que –para cumplir la ley de Moisés– quiso ser presentado en el templo y pidámosle que ruegue por nosotros sus hermanos:
1. Para que Cristo, luz que resplandece sobre la faz de la Iglesia, conceda a sus fieles convertirse en luz del mundo y en sal de la tierra, roguemos al Señor.
2. Para que el Salvador del mundo sea anunciado y presentado ante todos los pueblos y se revele como luz de todas las naciones, roguemos al Señor.
3. Para que los ancianos y los moribundos, al ver que se acerca el fin de sus días dejen este mundo en paz, seguros de que –terminada su carrera– verán al Salvador, roguemos al Señor.
4. Para que Cristo, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, no sea para nosotros causa de caída, sino de levantamiento y de resurrección,
roguemos al Señor.
Señor, Dios todopoderoso, que –en el final de su camino– realizaste los deseos santos de los ancianos Simeón y Ana, haz que también nuestros ojos puedan contemplar al Salvador en el templo eterno de tu gloria. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Que te sea grata, Señor, la ofrenda de tu Iglesia desbordante de alegría, tú que quisiste que tu Unigénito te fuera ofrecido, como Cordero inmaculado, para la vida del mundo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
 
 
PREFACIO: El misterio de la Presentación del Señor.
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque al ser presentado hoy en el templo tu Hijo, eterno como tú, fue proclamado por el Espíritu Santo gloria de Israel y luz de las naciones.
Por eso, nosotros, al acudir hoy llenos de júbilo al encuentro del Salvador, te alabamos con los ángeles y los santos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo...
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 2, 30-31
 
Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has puesto ante la vista de todos los pueblos.
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Señor, por este santo sacramento que acabamos de recibir, lleva a su plenitud en nosotros la obra de tu gracia, tú, que colmaste las esperanzas de Simeón; para que, así como él no vio la muerte sin que antes mereciera tener en sus brazos a Cristo, así nosotros, al salir al encuentro del Señor, merezcamos alcanzar la vida eterna.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. 

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20250202

  

Hoy celebramos la Fiesta de la Presentación del Señor en el templo, también conocida como la Fiesta de la Candelaria. Es una conmemoración rica en simbolismo y significado:
 
Presentación en el Templo: María y José llevan al Niño Jesús al templo para cumplir con la ley judía. Allí, el anciano Simeón, inspirado por el Espíritu Santo, reconoce a Jesús como el Mesías y Salvador.
 
Purificación de María: Según la ley judía, una mujer debía purificarse después del parto. María, aun siendo pura, se somete a este rito en obediencia a la ley.
 
Encuentro con Simeón: Simeón, un hombre justo y devoto, había recibido la promesa de que no moriría antes de ver al Mesías. Al ver a Jesús, Simeón lo bendice y profetiza su misión.
 
Epifanía: Esta fiesta también marca el final de las celebraciones de la Epifanía, en la cual se manifiesta Jesús como luz del mundo.
 
Una tradición importante en esta fiesta es la bendición de las velas, simbolizando a Jesús como la luz que ilumina a las naciones.
 
Es una celebración hermosa que une varios aspectos de la vida de Jesús y de la Sagrada Familia.

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20250202



«Los que no eran suficientemente ricos para ofrecer un cordero, podían ofrecer dos tórtolas o dos pichones. Por lo tanto, el Señor, teniendo en cuenta en todo momento nuestra Salvación, no sólo se dignó hacerse hombre siendo Dios, sino también, siendo rico, hacerse pobre por nosotros con el fin de -por su pobreza y su Humanidad- concedernos ser partícipes de sus riquezas y su Divinidad. Pero quiero detenerme un momento en el motivo por el que se manda ofrecer al Señor, como víctimas, precisamente estas aves. En efecto, también se lee que el patriarca Abrahán -tanto tiempo antes de la Ley- las ofreció en holocausto al Señor (...). Yes que el pichón de la paloma indica la sencillez, la tórtola castidad, porque el primero ama la sencillez y la segunda la castidad, de modo que si por azar pierde a su pareja no se preocupa de buscar otra en lo sucesivo. Por eso, al alabar a la Iglesia dice el Señor: Hermosas son tus mejillas como las de la tórtola. E insiste: ¡Qué hermosa eres, amiga mía, qué hermosa; tus ojos son como los de las palomas! Realmente tiene mejillas como las de la tórtola el alma que se mantiene casta e inmune de toda mancha de impureza. Tiene ojos de paloma la que no desea hacer daño a nadie y mira con sencillo afecto, incluso a sus enemigos. Pero las dos aves que hemos citado, dado que suelen emitir un gemido en vez de canto, simbolizan el llanto de los santos en este mundo; a él alude el Señor cuando dice: En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis y el mundo se alegrará; vosotros, sin embargo, os entristeceréis, pero vuestra tristeza se volverá en gozo» (San Beda el Venerable [c 673-7351. Homilías sobre los Evangelios, XVIII, 4-5).
 

domingo, 26 de enero de 2025

Evangelio del 27 de enero 2025

 


Evangelio del 27 de enero 2025

 

Marcos 3, 22-30

 

En aquel tiempo, los escribas que habían venido de Jerusalén, decían acerca de Jesús: "Este hombre está poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera".

 

Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: "¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.

 

Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno". Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo.

 

Reflexión

 

Este pasaje nos sirve para ilustrar en qué consiste el pecado contra el Espíritu Santo. Los escribas y fariseos, con tal de desacreditar a Jesús, hacen aparecer todas las obras buenas realizadas por él como si fueran hechas gracias a la acción del demonio. Esto no es otra cosa que un rechazo consciente (pues ellos mismos han sido testigos de ello) de la gracia de Dios; es una resistencia a la conversión.

 

Esto desafortunadamente puede suceder también en nuestra propia vida cuando de manera sistemática rechazamos la invitación de Dios a convertirnos, a dejar nuestra vida de pecado y para ello inventamos toda clase de excusas, las cuales nos mantienen al margen del amor de Dios. Pecar contra el Espíritu, entonces, no consiste en hablar mal de él, sino en rechazar la invitación de Dios a la vida de la gracia.

 

Esto puede incluir, el encerrarnos detrás de posiciones teológicas, filosóficas o científicas que van bloqueando la acción de la gracia que busca la unidad y la paz. No desaproveches hoy la oportunidad que Dios te da para amarle más y para descubrir en él la única fuente de la verdad y de la auténtica felicidad.