viernes, 31 de enero de 2020

Presentación del señor



Evangelio según san Lucas (2, 22-40)

Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
"Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel".
El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma".
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


¿Qué nos dice el texto?

Para celebrar la Presentación del Señor, la Iglesia nos propone este texto, en donde encontramos a José y María llevando a Jesús al templo. Esta bella escena sólo la pone Lucas explicando los procesos del rito de purificación de la mujer que dio a luz y la presentación y rescate por el niño.

José y María son auténticos judíos piadosos que siguen con la ley de Moisés. Ella debe presentarse porque al haber dado a luz necesita ser limpiada, especialmente por el contacto con la sangre. Y para eso se presenta ante el sacerdote con la víctima expiatoria, es decir el animal que se sacrificará para limpiar el supuesto pecado. Y al consagrar al varón primogénito al Señor, para poder recuperarlo, se debía presentar un animal de acuerdo al status económico de las personas. Ya sabemos que ellos al presentar unas palomitas, eran personas de escasos recursos (caso contrario habrían presentado un oveja o ganado mayor).

Aparece en escena un hombre mayor, piadoso, que esperaba la liberación de Israel. Su nombre es Simeón, que en idioma hebreo significa "Dios me ha escuchado". En verdad su nombre indica lo sucedido. Es posible que él esté representando a todo el pueblo de Israel, que ha estado en oración por siglos, esperando al mesías. Y movido por el Espíritu Santo, va a al templo y encuentra a Jesús. Es decir, que toda su vida ha tenido sentido hasta ese momento. Toda la historia del Antiguo Israel se resume en este hombre, Simeón, que entona un cántico tan precioso, porque entiende que Dios ha cumplido su palabra. El cántico es para la oración de mucha reflexión.

Simeón termina diciendo que Jesús será signo de contradicción y que por El, muchos se levantarán y otros caerán. Unos por reconocerlo como el Salvador y otros porque obviamente se está refiriendo a los que no lo aceptan, porque se ven expuestos sus pensamientos. Lo curioso, es la profecía que hace sobre María "Y a ti te digo, que una espada te atravesará el corazón" (de este texto se basa la iconografía cuando pone espadas atravesando el corazón de la Virgen dolorosa).

También en el texto aparece la profetisa Ana, cuyo nombre significa "Dios se ha compadecido". También aquí el nombre indica la relación con la Historia de la Salvación. Dice el texto que luego ella hablaba con todos los que esperaban la liberación de Israel sobre el niño que había nacido. Volvieron a su pueblo sorprendidos José y María, de todo lo que pasó en ese momento. Debe haber sido algo inolvidable.


viernes, 24 de enero de 2020

Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres




Evangelio según san Mateo (4,12-23)

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaúm, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló». Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino 'y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.


Reflexión

El Evangelio de este domingo relata los inicios de la vida pública de Jesús en las ciudades y en los poblados de Galilea. Su misión no parte de Jerusalén, es decir, del centro religioso, centro incluso social y político, sino que parte de una zona periférica, una zona despreciada por los judíos más observantes, con motivo de la presencia en esa región de diversas poblaciones extranjeras; por ello el profeta Isaías la indica como «Galilea de los gentiles».
Es una tierra de frontera, una zona de tránsito donde se encuentran personas de diversas razas, culturas y religiones. La Galilea se convierte así en el lugar simbólico para la apertura del Evangelio a todos los pueblos. Desde este punto de vista, Galilea se asemeja al mundo de hoy: presencia simultánea de diversas culturas necesidad de confrontación y necesidad de encuentro.
Partiendo de Galilea, Jesús nos enseña que nadie está excluido de la salvación de Dios, es más, que Dios prefiere partir de la periferia, de los últimos, para alcanzar a todos.
La salida de Jesús nace al tomar conocimiento del arresto de Juan, es decir, su sensibilidad lo moviliza y lo hace "salir". Y esto mismo ocurrió para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías. Los cinco nombres geográficos que cita· el profeta, señalan las regiones del norte de Galilea y de la Transjordania que fueron conquistadas por los asirios en el año 734 a. C. Las primeras palabras que predica Jesús serán el compendio de toda su misión, bien podríamos decir que en estas palabras encontramos un resumen de todas sus predicaciones: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca". Este reino ya está cerca, 'más aún, ya ha venido a nosotros, porque Jesús no anuncia un reino terreno, delimitado en el espacio y en el tiempo; anuncia que Dios es quien reina, que Dios es el Señor, y que su señorío está presente, es actual, y se está realizando.
Jesús comienza su misión no sólo desde un sitio descentrado o periférico, sino también con hombres que se catalogarían, así se puede decir, «de bajo perfil». Para elegir a sus primeros discípulos y futuros apóstoles, no se dirige a las escuelas de los escribas y doctores de la Ley, sino a las personas humildes y a las personas sencillas, que se preparan con diligencia para la venida del reino de Dios. Jesús va a llamarles allí donde trabajan, a orillas del lago: son pescadores. Se trata de la llamada a los primeros discípulos, los hermanos Simón y Andrés, y luego a los otros dos hermanos, Santiago y Juan. Les llama, y ellos le siguen, inmediatamente. Dejan las redes y van con Él: su vida se convertirá en una aventura extraordinaria y fascinante. Cuando estos se encuentran justo en medio de su trabajo, oyen la llamada de Jesús y no dudan un solo momento; no dicen. «Déjanos regresar a casa para hablar con nuestra familia». Cuando aún no habían visto ningún milagro, creyeron en una promesa tan grande y renunciaron a todo para seguirle.
Pensemos que en este momento Jesús no era conocido del modo en que lo será más tarde con sus predicaciones y/o milagros. Experimentaron la fascinación de la luz secreta que emanaba de Él, y sin demora la siguieron para iluminar con su fulgor el camino de su vida. Esta es la luz a la que se refiere el profeta Isaías, y que el evangelista introduce en este evangelio.

DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A Domingo 26 de enero 2020




UN CAMBIO SIGNIFICATIVO

Los israelitas que compartieron angustias y esperanzas con el profeta Isaías habían padecido durante años la brutalidad y la opresión de los invasores asirios. Pocos pueblos tan implacables y crueles como los ninivitas. Habían afinado su tecnología militar y se habían endiosado con sus victorias. Ese largo periodo de sufrimiento es para Isaías una etapa sombría. Por eso mismo, cuando él está convencido de que toda esa barbarie llegaría a su término lo anunció con enorme júbilo. Llegaría un verdadero Príncipe de la paz, que habría de invitarnos a vivir conforme a la justicia y el derecho. Para los lectores cristianos de Isaías no había lugar a equívocos: Jesús de Nazaret que renunció a la fuerza y a la violencia y que ingresó modestamente en un asno a Jerusalén, era el esperado constructor de la paz con justicia. Los días luminosos estaban despuntando, la certeza de Jesús era completa: el imperio de Dios, mucho más benévolo que el del César, estaba llegando.


ANTIFONA DE ENTRADA Sal 95. 1. 6

Canten al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia, y en su templo, belleza y majestad.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestros pasos de manera que podamos agradarte en todo y así merezcamos en nombre de tu Hijo amado, abundar en toda clase de obras buenas. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Los que andaban en tinieblas vieron una gran luz.

Del libro del profeta Isaías: 8, 23-9, 3

En otro tiempo, el Señor humilló al país de Zabulón y al país de Neftalí; pero en el futuro llenará de gloria el camino del mar, más allá del Jordán, en la región de los paganos.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció.
Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque tú quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano, como en el día de Madián. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 26,1. 4. 13-14
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R/.

Lo único que pido, lo único que busco, es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia. R/.

La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R/.


SEGUNDA LECTURA

Que no haya divisiones entre ustedes.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 1,10-13.17

Hermanos: Los exhorto, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos vivan en concordia y no haya divisiones entre ustedes, a que estén perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo pensar.
Me he enterado, hermanos, por algunos servidores de Cloe, de que hay discordia entre ustedes. Les digo esto, porque cada uno de ustedes ha tomado partido, diciendo: "Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Pedro, yo de Cristo". ¿Acaso Cristo está dividido? ¿Es que Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O han sido bautizados ustedes en nombre de Pablo?
Por lo demás, no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio, y eso, no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGEUO Cfr. Mt 4, 23
R/. Aleluya, aleluya.

Jesús predicaba la buena nueva del Reino y curaba a la gente de toda enfermedad. R/.


EVANGELIO

Fue a Cafarnaúm y se cumplió la profecía de Isaias.

Del santo Evangelio según san Mateo: 4, 12-23

Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías: Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: "Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos".
Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y los haré pescadores de hombres". Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
Andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, en cuyas manos está el destino del universo, y pidámosle confiadamente que escuche las oraciones de su pueblo:

Por la santa Iglesia de Dios, para que busque cada día con mayor afán el rostro de su Señor, y sus fieles se esfuercen en purificarse de todas sus faltas y pecados, roguemos al Señor.

Por los que gobiernan las naciones para que trabajen con interés y constancia por la paz y el bienestar de sus pueblos, a fin de que reine entre ellos la justicia y la paz, roguemos al Señor.

Por los enfermos, los encarcelados y por todos los que sufren, para que Dios, Padre de misericordia, venga en auxilio de sus males, roguemos al Señor.

Por todos los que estamos aquí reunidos, para que el Señor nos conceda perseverar en la fe y progresar en el mutuo amor, roguemos al Señor.

Dios nuestro, que has fundamentado tu Iglesia sobre la fe de los apóstoles, escucha nuestras oraciones y haz que, iluminados con tu palabra y unidos por los vínculos de la caridad, nos convirtamos en signo claro de salvación y de esperanza para cuantos viven en las tinieblas. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, benignamente, nuestros dones, y santifícalos, a fin de que nos sirvan para nuestra salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio de la salvación

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María; muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo, llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTIFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 33, 6

Acudan al Señor; quedarán radiantes y sus rostros no se avergonzarán.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Dios todopoderoso, que al experimentar el efecto vivificante de tu gracia, nos sintamos siempre dichosos por este don tuyo. Por Jesucristo, nuestro Señor.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200126

La fe cristiana, el ideal cristiano relativo a las relaciones sociales, económicas y familiares no es obligatorio para quienes no comparten nuestra fe. El evangelio de la gracia, la llamada ley nueva, no es en realidad una obligación que se pueda imponer a nadie. No podemos obligar a ninguna persona a entrar en el banquete del Reino. Entre el mensaje del Evangelio y el mensaje profético de Isaías hay una continuidad: los mecanismos violentos y autoritarios quedan desterrados para siempre. Como bien dijera Gandhi: "no hay camino a la paz, la paz es el camino". De ahí que, ningún tipo de coacción violenta puede utilizarse para establecer el ideal evangélico. La luz del Evangelio es una fuerza magnética que produce alegría en quien la acoge con libertad; cuando alguna autoridad la pretende imponer verticalmente, solamente genera rechazo y resistencia.

sábado, 18 de enero de 2020

DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A Domingo 19 de enero 2020






LA LUZ DE LAS NACIONES

Is 49, 3. 5-6; 1 Co 1, 1-3; Jn 1, 29-34

El Segundo cántico del Siervo es un llamado a la esperanza y a la reconciliación entre las naciones. El profeta Isaías no compartía en manera alguna una visión estrecha del amor de Dios, ni tenía pretensión alguna de apropiarse de Dios. El Dios de Israel no es propiedad del pueblo. Dios se desvive por todas sus criaturas, le duele y le preocupa la situación de todos sus hijos. Por eso mismo enviará a su Siervo a que en Babilonia, en Líbano o en Persia, testimonie con hechos y palabras la visión del Dios compasivo que ama a todos por igual. El profeta del Jordán logró discernir la singularidad del hombre recién venido de Nazaret y advirtió que éste que era el elegido, el Cordero de Dios. No era un hombre común y corriente, antes bien, estaba ungido por el Espíritu y por eso mismo, comunicaría esa vitalidad divina a cuantos se dispusieran a acoger su oferta de gracia.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4

Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas los cielos y la tierra, escucha con amor las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Te hago luz de las naciones, para que todos vean mi salvación.

Del libro del profeta Isaías: 49, 3. 5-6

El Señor me dijo: "Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifestaré mi gloria". Ahora habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor, para hacer que Jacob volviera a él y congregar a Israel en torno suyo -tanto así me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Ahora, pues, dice el Señor: "Es poco que seas mi siervo sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 39,2 Y 4ab. 7-8a. 8b-9.10
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Esperé en el Señor con gran confianza; él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Él me puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.

Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.

En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.

He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.


SEGUNDA LECTURA

La gracia y la paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 1,1-3

Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Sóstenes, mi colaborador, saludamos a la comunidad cristiana que está en Corinto. A todos ustedes, a quienes Dios santificó en Cristo Jesús y que son su pueblo santo, así como a todos aquellos que en cualquier lugar invocan el nombre de Cristo Jesús, Señor nuestro y Señor de ellos, les deseo la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 1. 14. 12
R/. Aleluya, aleluya.

Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. A todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios. R/.


EVANGELIO

Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo.

Del santo Evangelio según san Juan: 1, 29-34

En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: "Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo'. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel".
Entonces Juan dio este testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo'. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos al Señor y pidámosle que escuche compasivamente nuestras plegarias:

Por la santa Iglesia de Dios, para que Dios, nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad y la proteja en todo el mundo, roguemos al Señor.

Por los gobernantes de nuestra patria y de todas las naciones, para que Dios, nuestro Señor, dirija sus pensamientos y decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al Señor.

Por los que están en camino de conversión y por los que se preparan a recibir el bautismo, para que Dios, nuestro Señor, les abra la puerta de la misericordia y les dé parte en la vida nueva de Cristo Jesús, roguemos al Señor.

Por nuestros familiares y amigos que no están ahora aquí con nosotros, para que Dios, nuestro Señor, escuche sus oraciones y lleve a la realidad sus deseos, roguemos al Señor.

Padre todopoderoso, que en Cristo, Cordero pascual y luz de las naciones, invitas a todos los hombres a formar parte del pueblo de la nueva alianza, escucha nuestras oraciones y, con la fuerza de tu Espíritu afianza en nosotros la gracia del bautismo, para que toda nuestra vida manifieste el mensaje alegre del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, participar dignamente en estos misterios, porque cada vez que se celebra el memorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio de la salvación

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María; muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo, llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 22, 5

Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado mi copa hasta los bordes.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad, para que, saciados con el pan del cielo, vivamos siempre unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200119





La experiencia de los creyentes que viven demasiado seguros de sus creencias se convierte en ocasiones en un peligro para la convivencia social. La superioridad moral o religiosa de quienes juzgan que su camino religioso es muy superior al de los otros, puede convertirse en fanatismo y violencia. Desafortunadamente hemos conocido ejemplos recientes, no solo por parte de fanáticos religiosos, sino también de políticos que alegan la supremacía de una raza o una cultura sobre otra. La mirada del profeta Isaías no se asemeja a tales discursos. El Siervo del Señor tiene una misión amistosa e incluyente: invitar a todos los pueblos a la salvación. No se trata de imponer, sino de proponer un camino de salvación para las personas bien dispuestas. Estamos urgido s de vivir la fe con una actitud más dialogal. Quienes no consiguen comprender las exigencias evangélicas, no pueden ser forzados a vivir conforme a lo que a los cristianos nos parece tan claro y natural.

Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo.




Del santo Evangelio según san Juan: 1, 29-34

En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: "Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo'. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel".
Entonces Juan dio este testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo'. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Juan al ver a Jesús  que venía caminando hacia su persona se manifiesta  diciendo: "este es  el Cordero de Dios que  quita  el pecado del  mundo".  Para comprender en su esencia estas  palabras con las que  el Bautista define a Jesús es necesario introducirnos en las escrituras, desde el antiguo testamento hasta otros pasajes del evangelio.
Por  un  lado el profeta Isaías en el canto del siervo de Dios, compara al siervo que sufre con un cordero al que se lleva al matadero: "como oveja ante el esquilador, enmudecía  y no abría la boca". Por otro lado es importante recordar que Jesús fue crucificado durante una  fiesta de Pascua y debía aparecer  por tanto  como el verdadero cordero pascual, en el que se cumplía lo que había significado el cordero pascual en la salida de  Egipto: liberación  y camino  de libertad  hacia la promesa. A partir  de la Pascua,  el simbolismo del cordero ha sido fundamentalmente para entender a Cristo.
Es decir, si en las penurias de la opresión egipcia la sangre del cordero pascual había sido decisiva para la liberación de Israel, Jesús que se ha hecho siervo, el pastor que se ha convertido en cordero, se ha hecho garantía ya no solo para Israel, sino para la liberación del mundo, para toda la humanidad. Se llama  pecado del mundo al pecado  original, que es el pecado común a todos los hombres, cuyo  pecado, como todos  los  demás que a éste pueden  añadirse, los quita Jesucristo por medio de  su gracia. Juan pasaba sus días dando testimonio de aquel que vendría, y que en el relato de hoy podemos.
Juan  trae  a la memoria  palabras  con las cuales  se ha  referido  sobre Jesús en su testimonio; "Detrás de viene un  hombre  que  es  más importante que yo,  porque existía   antes   que yo". Estas  dos  afirmaciones de Juan nos hacen pensar en las dimensiones de Jesús;  su vida terrena "vino detrás de Juan", es decir nació después de él; y  sobre  su  realidad  eterna:  "existía antes que yo".
Juan  en sus palabras  esclarece cuál es su  misn: anunciar a aquel vendría para que el pueblo lo reconozca. Juan allana  el camino, señala a Jesús, para que a él miren los hombres.
Una vez más Dios da un signo.  Basta recordar  domingos  pasados  en que el evangelio  nos  decía  que  un  signo  se les había dado a los pastores para reconocer a Jesús,  y en este  caso  se trata también  de un signo dado a Juan para  reconocer al Señor: "Aquél sobre el que veas bajar y posarse  el Espíritu es el que ha de bautizar  con Espíritu Santo". Es interesante prestar atención a estas palabras; el Espíritu baja y permanece, no se esfuma o desaparece. Signo de la profunda comunión entre Dios Padre, en su Hijo Jesús, y en este Espíritu Santo.
A Juan  le basto  con ver para  creer, y dar testimonio de que este hombre es el Hijo de Dios. Recordemos  que sus primeras   palabras   acerca   de   Jesús fueron  "este es el cordero de Dios", y sus  últimas  palabras  "este  es el Hijo de Dios". Podemos  decir que Juan  es quien da la mejor definición acerca de la persona  de Jesús: El Hijo de Dios es el cordero que quita el pecado del mundo.