sábado, 25 de junio de 2016

DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 26 de junio 2016



DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C

Domingo 26 de junio 2016


LOS TRES CANDIDATOS A DISCÍPULOS

Las circunstancias del llamado de estos tres discípulos anónimos permanecen imprecisas, nada sabemos de la identidad, el lugar o la fecha cuando ocurrieron, pero no importa demasiado, porque esos tres discípulos podríamos ser cualquiera de nosotros. Uno está movido por el entusiasmo desmedido, el segundo y el tercero quieren seguirle una vez que resuelvan sus pendientes más urgentes en relación a su familia. La respuesta que el Señor Jesús da a esos tres candidatos es distinta en el contenido, pero semejante en cuanto a las exigencias: es necesario establecer jerarquías y anteponer el seguimiento de Jesús a otros valores (el bienestar material mínimo, los deberes filiales y los vínculos familiares) que también son importantes, pero que no se equiparan con el valor supremo, que es el Reino de Dios.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 46, 2

Pueblos todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que mediante la gracia de la adopción filial quisiste que fuéramos hijos de la luz, concédenos que no nos dejemos envolver en las tinieblas del error, sino que permanezcamos siempre vigilantes en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Eliseo se levantó y siguió a Elías.

Del primer libro de los Reyes: 19, 16. 19-21

En aquellos tiempos, el Señor le dijo a Elías: "Unge a Eliseo, el hijo de Safat, originario de Abel-Mejolá, para que sea profeta en lugar tuyo". Elías partió luego y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Delante de él trabajaban doce yuntas de bueyes y él trabajaba con la última. Elías pasó junto a él y le echó encima su manto. Entonces Eliseo abandonó sus bueyes, corrió detrás de Elías y le dijo: "Déjame dar a mis padres el beso de despedida y te seguiré". Elías le contestó: "Ve y vuelve, porque bien sabes lo que ha hecho el Señor contigo".
Se fue Eliseo, se llevó los dos bueyes de la yunta, los sacrificó, asó la carne en la hoguera que hizo con la madera del arado y la repartió a su gente para que se la comieran. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salino 15, 1-2a. 5. 7-8. 9-10.11

R/. Enséñanos, Señor, el camino de la vida.

Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré. R/.

Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción. R/.

Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. R/.


SEGUNDA LECTURA

La vocación de ustedes es la libertad.

De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 5, 1. 13-18

Hermanos: Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues, la libertad y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud. Su vocación, hermanos, es la libertad. Pero cuiden de no tomarla como pretexto para satisfacer su egoísmo; antes bien, háganse servidores los unos de los otros por amor. Porque toda la ley se resume en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pues si ustedes se muerden y devoran mutuamente, acabarán por destruirse.
Los exhorto, pues, a que vivan de acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no se dejarán arrastrar por el desorden egoísta del hombre. Este desorden está en contra del Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de ese desorden. Y esta oposición es tan radical, que les impide a ustedes hacer lo que querrían hacer. Pero si los guía el Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la ley. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Sm 3, 9; Jn 6,68
R/. Aleluya, aleluya.

Habla, Señor, que tu siervo te escucha. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.


EVANGELIO

Jesús tomó la firme determinación de ir a Jerusalén. — Te seguiré a dondequiera que vayas.

Del santo Evangelio según san Lucas: 9, 51-62

Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: "Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?" Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.
Mientras iban de camino, alguien le dijo a Jesús: "Te seguiré a dondequiera que vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza".
A otro, Jesús le dijo: "Sígueme". Pero él le respondió: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios".
Otro le dijo: "Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia". Jesús le contestó: "El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones, para que podamos alegrarnos al recibir su ayuda, respondiendo: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)

Por los ministros de la Iglesia que han consagrado su vida al Señor y por todos los pueblos que adoran al Dios verdadero, roguemos al Señor.

Para que el tiempo sea bueno y todos podamos gozar de una naturaleza limpia en la bella sucesión de las diversas estaciones, roguemos a Dios, que con sabiduría gobierna al mundo.

Por los que son víctimas de la debilidad humana, del espíritu de odio o de envidia o de los otros vicios del mundo, roguemos al Redentor misericordioso.

Encomendémonos mutuamente al Señor, pongamos toda nuestra existencia en sus manos y oremos con confianza al autor y guardián de todo lo que tenemos y poseemos.

Dios nuestro, que nos has convocado para celebrar tus sacramentos, escucha nuestras oraciones y mantén nuestra libertad con la fuerza y la suavidad de tu amor, para que nunca disminuya nuestra fidelidad a Cristo en el generoso servicio a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor Dios, que bondadosamente realizas el fruto de tus sacramentos, concédenos que seamos capaces de servirte como corresponde a tantos misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 102, 1

Bendice, alma mía al Señor; que todo mi ser bendiga su santo nombre.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que la víctima divina que te hemos ofrecido y que acabamos de recibir, nos vivifique, Señor, para que, unidos a ti con perpetuo amor, demos frutos que permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-Las exigencias de Jesús vistas a detalle podrían parecer demasiado radicales para los lectores actuales. Acostumbrados a las comodidades que la tecnología nos ha permitido alcanzar, pensaríamos innecesario sacrificar todo eso como requisito para seguir a Jesús. Lo mismo podría decirse en relación con la familia, que sigue siendo la institución en la que más se apoya y más confía el mexicano actual. Si nos desprendiéramos de la familia quedaríamos sin un solo apoyo confiable y seguro. No es que Jesús demande rupturas o desinterés hacia la familia, sino que al momento de discernir, tomemos como referente y valor decisivo el proyecto fraterno del Reino de Dios. Ese mismo proyecto puede ayudarnos para reorganizar y mejorar nuestras relaciones filiales y familiares.

sábado, 18 de junio de 2016

DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 19 de junio 2016



DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C

Domingo 19 de junio 2016


PERDER O GANAR LA VIDA

El primero de los anuncios de la pasión debió dejar sumidos en el abatimiento y la desesperanza a los discípulos de Jesús. Ellos habían cifrado sus esperanzas futuras en Jesús y en la promesa del Reino de Dios. La noticia de la humillación y la muerte del Mesías no tenían lógica alguna. Un mesías impotente, no mesiánico, es decir, sin poder y autoridad, no resultaba convincente ni creíble. Jesús estaba proponiendo algo escandaloso: ¿Por qué creer en un salvador que no conseguía salvarse a sí mismo de la muerte? De acuerdo a la lógica humana resultaba algo escandaloso. Por ese motivo aquellos cristianos tuvieron que revisar cuidadosamente las profecías antiguas y encontrar los pasajes esclarecedores que les permitieran desmontar la aparente "locura de la cruz". El profeta Zacarías nos habla de un nuevo espíritu de compunción que ayudará a descifrar el misterio del hijo traspasado.


ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 27, 8-9

El Señor es la fuerza de su pueblo, defensa y salvación para su Ungido. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Señor, concédenos vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que jamás dejas de proteger a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Mirarán al que traspasaron.

Del libro del profeta Zacarías: 12, 10-11; 13, 1

Esto dice el Señor: "Derramaré sobre la descendencia de David y sobre los habitantes de Jerusalén, un espíritu de piedad y de compasión y ellos volverán sus ojos hacia mí, a quien traspasaron con la lanza. Harán duelo, como se hace duelo por el hijo único y llorarán por él amargamente, como se llora por la muerte del primogénito.
En ese día será grande el llanto en Jerusalén, como el llanto en la aldea de Hadad-Rimón, en el valle de Meguido". En aquel día brotará una fuente para la casa de David y los habitantes de Jerusalén, que los purificará de sus pecados e inmundicias.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 62, 2abc. 2d-4. 5-5.8-9

R/. Señor, mi alma tiene sed de ti.

Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora como el suelo reseco añora el agua. R/.

Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios. R/.

Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciará mi alma. Te alabaré con jubilosos labios. R/.


SEGUNDA LECTURA

Cuantos han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.

De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 3, 26-29

Hermanos: Todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, pues, cuantos han sido incorporados a Cristo por medio del bautismo, se han revestido de Cristo. Ya no existe diferencia entre judíos y no judíos, entre esclavos y libres, entre varón y mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, son también descendientes de Abraham y la herencia que Dios le prometió les corresponde a ustedes. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 10, 27
R/. Aleluya, aleluya.

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R/.


EVANGELIO

Tú eres el Mesías de Dios. — Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho.

Del santo Evangelio según san Lucas: 9, 18-24

Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que alguno de los antiguos profetas que ha resucitado".
Él les dijo: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Respondió Pedro: "El Mesías de Dios". Él les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie. Después les dijo: "Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: "Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

Credo Niceno_Constantinopolitano

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Elevemos, hermanos, nuestros ojos al Señor y esperemos, confiados, su ayuda salvífica respondiendo: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)

Por el santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro obispo N., y por todos los sacerdotes y diáconos de Jesucristo, roguemos al Señor.

Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos, roguemos al Señor.

Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos que trabajan en nuestras comunidades, roguemos al Señor.

Por todos los que hacen el bien en nuestras parroquias y por los que cuidan de los pobres y de los enfermos, roguemos al Señor.

Escucha, Padre de misericordia, las oraciones de tu pueblo y haz que seamos fieles discípulos de aquella sabiduría que reconoce como único maestro a Cristo elevado sobre la cátedra de la cruz, para que, fieles a sus enseñanzas, aprendamos a vencer las tentaciones y el miedo que germinan en nosotros y arraigan en el mundo, y caminemos con paso decidido hacia la vida eterna por el camino de la cruz. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza y concédenos que, purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el entrañable afecto de nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 144, 15

Los ojos de todos esperan en ti, Señor; y tú les das la comida a su tiempo.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Renovados, Señor, por el alimento del sagrado Cuerpo y la preciosa Sangre de tu Hijo, concédenos que lo que realizamos con asidua devoción, lo recibamos convertido en certeza de redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Existe un viejo refrán que exhibe nuestra incongruencia y que dice: "Que se haga justicia en los bueyes de mi compadre", ilustrando que todos defendemos de manera abstracta los valores y los ideales mientras éstos no se apliquen en nuestra situación particular. No tiene nada de exigente hablar de la existencia ejemplar de Jesús que entrega su vida, renuncia a su legítima defensa y acoge de manera creyente el sufrimiento y la muerte en cruz, lo desafiante es vivirlo. Arriesgar la vida y envejecer por servir a la familia, donar el tiempo de descanso, donar un órgano, compartir los bienes o cualquier otra acción semejante parece una pérdida en esta sociedad, donde todo se vende y se comercializa. La única forma de alcanzar la plenitud personal se da desde la perspectiva del Evangelio y viviendo como Jesús vivió.

jueves, 9 de junio de 2016

DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C Domingo 12 de junio 2016





DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO  CICLO C
Domingo 12 de junio 2016


HE PECADO CONTRA EL SEÑOR

La declaración humilde que pronuncia David cuando el profeta Natán lo confronta y le recuerda sus abusos y rebeliones contra Dios parece muy sencilla de formular. El problema no es recitarla de los labios para fuera, sino expresarla con toda honestidad, reconociendo la propia responsabilidad y estableciendo un mecanismo de autocontención para no volver a pasar por encima de la dignidad de los demás. David es reconocido como un pecador y como un creyente que supo transitar el camino del arrepentimiento y la conversión. El relato del fariseo y la pecadora contrastan dos actitudes dispares: la autosuficiencia del que se siente justo ante Dios le impide reconocer su propia debilidad; en cambio la pecadora que tiene conciencia de su fragilidad, consigue expresar con toda libertad su voluntad de cambiar y con lágrimas y gestos afectuosos se lo expresa con toda claridad al Señor Jesús.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 7. 9

Oye, Señor, mi voz y mis clamores. Ven en mi ayuda, no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, fortaleza de los que en ti esperan, acude bondadoso, a nuestro llamado y puesto que sin ti nada puede nuestra humana debilidad, danos siempre la ayuda de tu gracia, para que, en cumplimiento de tu voluntad, te agrademos siempre con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El Señor te perdona tu pecado. No morirás.

Del segundo libro de Samuel: 12, 7-10. 13

En aquellos días, dijo el profeta Natán al rey David: "Así dice el Dios de Israel: 'Yo te consagré rey de Israel y te libré de las manos de Saúl, te confié la casa de tu señor y puse sus mujeres en tus brazos; te di poder sobre Judá e Israel, y si todo esto te parece poco, estoy dispuesto a darte todavía más. ¿Por qué, pues, has despreciado el mandato del Señor, haciendo lo que es malo a sus ojos? Mataste a Urías, el hitita, y tomaste a su esposa por mujer. A él lo hiciste morir por la espada de los amonitas. Pues bien, la muerte por espada no se apartará nunca de tu casa, pues me has despreciado, al apoderarte de la esposa de Urías, el hitita, y hacerla tu mujer' ". David le dijo a Natán: "¡He pecado contra el Señor!" Natán le respondió: "El Señor te perdona tu pecado. No morirás". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 31, 1-2.5.7.11

R/. Perdona, Señor, nuestros pecados.

Dichoso aquel que ha sido absuelto de su culpa y su pecado. Dichoso aquel en el que Dios no encuentra ni delito ni engaño. R/.

Ante el Señor reconocí mi culpa, no oculté mi pecado. Te confesé, Señor, mi gran delito y tú me has perdonado. R/.

Por eso, en el momento de la angustia, que todo fiel te invoque, y no lo alcanzarán las grandes aguas, aunque éstas se desborden. R/.

Alégrense con el Señor y regocíjense los justos todos, y todos los hombres de corazón sincero canten de gozo. R/.


SEGUNDA LECTURA

Vivo, pero ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí.

De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 2, 16. 19-21

Hermanos: Sabemos que el hombre no llega a ser justo por cumplir la ley, sino por creer en Jesucristo. Por eso también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en Cristo y no por cumplir la ley. Porque nadie queda justificado por el cumplimiento de la ley.
Por la ley estoy muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo. Vivo, pero ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Pues mi vida en este mundo la vivo en la fe que tengo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí. Así no vuelvo inútil la gracia de Dios, pues si uno pudiera ser justificado por cumplir la ley, Cristo habría muerto en vano. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 1 Jn 4, 10
R/. Aleluya, aleluya.

Dios nos amó y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados. R/.


EVANGELIO

Sus pecados le han quedado perdonados, porque ha amado mucho.

Del santo Evangelio según san Lucas: 7, 36-8, 3

En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas le bañaba los pies, los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume.
Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar: "Si este hombre fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora".
Entonces Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". El fariseo contestó: "Dímelo, Maestro". Él le dijo: "Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios y el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos lo amará más?" Simón le respondió: "Supongo que aquel a quien le perdonó más".
Entonces Jesús le dijo: "Has juzgado bien". Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besar mis pies. Tú no ungiste con aceite mi cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por lo cual, yo te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama". Luego le dijo a la mujer: "Tus pecados te han quedado perdonados".
Los invitados empezaron a preguntarse a sí mismos: "¿Quién es éste, que hasta los pecados perdona?" Jesús le dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado; vete en paz".
Después de esto, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

Credo Niceno Constantinopolitano

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, al Señor que conoce lo que está escondido a nuestros ojos y sabe cuáles son las verdaderas necesidades de los hombres, diciendo: Señor Jesús, escúchanos. (R/. Señor Jesús, escúchanos.)

Oremos por la santa Iglesia, para que Dios, nuestro Señor, aumente el número de sus fieles, aleje de ella toda división y escuche las plegarias que le dirigen todos los cristianos del mundo, roguemos al Señor.

Oremos también a nuestro Señor por los gobernantes de nuestra patria y de todos los pueblos, para que Dios les dé sabiduría y fuerza para gobernar y dirigir con paz y justicia el pueblo que tienen encomendado, roguemos al Señor.

Oremos también por los que están lejos de su hogar, para que nuestro Señor les conceda un viaje feliz, retornar con salud a sus familias y la realización plena de los proyectos de su viaje. Roguemos al Señor.

Oremos también a nuestro Señor por los que hoy nos hemos reunido aquí en su nombre y por el párroco (pastor) que nos preside, para que nuestro Señor escuche nuestras oraciones y nuestras peticiones le sean siembre agradables, roguemos al Señor.

Dios nuestro, que nunca dejas de compadecerte y de tener misericordia, escucha nuestras oraciones y danos un corazón fiel y penitente que sepa corresponder a tu amor y difundir por los caminos del mundo el mensaje evangélico de reconciliación y la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Tú que con este pan y este vino que te presentamos das al género humano el alimento que lo sostiene y el sacramento que lo renueva, concédenos, Señor, que nunca nos falte esta ayuda para el cuerpo y el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio de la salvación

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María; muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 26, 4

Una sola cosa he pedido y es lo único que busco, habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, que esta santa comunión, que acabamos de recibir, así como significa la unión de los fieles en ti, así también lleve a efecto la unidad en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La conciencia y el reconocimiento de la propia responsabilidad en relación con el mal parecen estar desapareciendo. Las personas alegamos ser víctimas de las circunstancias, de las maquinaciones de poderes impersonales que dominan el mundo (globalización, mercadotecnia, redes sociales, etc.); sin embargo, está disminuyendo la honestidad para reconocer la responsabilidad en relación con los delitos y pecados que cometemos. Demasiado rápido compramos la seductora propuesta de que no debíamos culpabilizarnos ni traumatizamos por complejos de culpa. Sin autocrítica y sin honestidad no es posible destrabar los mecanismos que nos convierten en personas agresivas y egoístas. El llamado "efecto lucifer" que transforma a personas ordinarias en agentes de violencia y de crueldad, está visible en nuestra sociedad violenta: existen responsables y hay que reconocerlo. Desde la óptica cristiana contamos con el camino de la conversión y la reconciliación para lograrlo.

viernes, 3 de junio de 2016

DOMINGO X DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 5 de junio 2016


DOMINGO X DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C

Domingo 5 de junio 2016


HIJO ÚNICO DE UNA VIUDA


Los dos relatos son tan semejantes que pareciera que el primero sirvió de modelo para la redacción del segundo. En ambos encontramos una mujer viuda, madre de un hijo que muere repentinamente dejándola en el desamparo; en ambos, los hijos son vueltos a la vida por un hombre de Dios que es reconocido como profeta. Una pequeña diferencia es que Elías intercede ante Dios por el muchacho, mientras que en el Evangelio, el Señor Jesús actúa por iniciativa propia. El primer relato destaca la fuerza de la intercesión y la confianza que Elías tiene en Dios, mientras que el segundo enfatiza la eficacia de la palabra de Jesús, que dispone soberanamente de la vida. A través de este y otros milagros, Jesús se revela como un sanador compasivo que está siempre atento a las urgencias y necesidades de las personas más desamparadas.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 1-2

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan mis enemigos, tropiezan y caen.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.

ORACIÓN COLECTA

Señor, Dios, de quien todo bien procede, escucha nuestras súplicas y concédenos que comprendiendo, por inspiración tuya, lo que es recto, eso mismo, bajo tu guía lo hagamos realidad. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Tu hijo está vivo.

Del primer libro de los Reyes: 17, 17-24

En aquellos días, cayó enfermo el hijo de la dueña de la casa en la que se hospedaba Elías. La enfermedad fue tan grave, que el niño murió. Entonces la mujer le dijo a Elías: "¿Qué te he hecho yo, hombre de Dios? ¿Has venido a mi casa para que recuerde yo mis pecados y se muera mi hijo?" Elías le respondió: "Dame acá a tu hijo". Lo tomó del regazo de la madre, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó sobre el lecho. Luego clamó al Señor: "Señor y Dios mío, ¿es posible que también con esta viuda que me hospeda te hayas irritado, haciendo morir a su hijo?" Luego se tendió tres veces sobre el niño y suplicó al Señor, diciendo: "Devuélvele la vida a este niño". El Señor escuchó la súplica de Elías y el niño volvió a la vida.
Elías tomó al niño, lo llevó abajo y se lo entregó a su madre, diciendo: "Mira, tu hijo está vivo". Entonces la mujer dijo a Elías: "Ahora sé que eres un hombre de Dios y que tus palabras vienen del Señor".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 29, 2.4. 5-6. 11-12a. 13b

R/. Te alabaré, Señor, eternamente.

Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste. R/.

Alaben al Señor los que lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; y en la mañana, el júbilo. R/.

Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente. R/.


SEGUNDA LECTURA

Dios quiso revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos.

De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 1, 11-19

Hermanos: Les hago saber que el Evangelio que he predicado, no proviene de los hombres, pues no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
Ciertamente ustedes han oído hablar de mi conducta anterior en el judaísmo, cuando yo perseguía encarnizadamente a la Iglesia de Dios, tratando de destruirla; deben saber que me distinguía en el judaísmo, entre los jóvenes de mi pueblo y de mi edad, porque los superaba en el celo por las tradiciones paternas.
Pero Dios me había elegido desde el seno de mi madre, y por su gracia me llamó. Un día quiso revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos. Inmediatamente, sin solicitar ningún consejo humano y sin ir siquiera a Jerusalén para ver a los apóstoles anteriores a mí, me trasladé a Arabia y después regresé a Damasco. Al cabo de tres años fui a Jerusalén, para ver a Pedro y estuve con él quince días. No vi a ningún otro de los apóstoles, excepto a Santiago, el pariente del Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 7, 16
R/. Aleluya, aleluya.

Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.


EVANGELIO

Joven, yo te lo mando: Levántate.

Del santo Evangelio según san Lucas: 7, 11-17

En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre. Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: "No llores". Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces dijo Jesús: "Joven, yo te lo mando: Levántate". Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo". La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Dirijamos, hermanos, nuestra oración a Dios Padre misericordioso, con aquella confianza filial que el Espíritu de Cristo ha infundido en nuestros corazones, diciendo: Padre, escúchanos.
(R/. Padre, escúchanos.)

Por el santo Padre, el Papa Francisco, para que Dios, que lo eligió como obispo de toda la Iglesia, le conceda una vida larga y feliz y lo asista en la misión de gobernar el pueblo santo de Dios, roguemos al Señor.

Por nuestra patria y por sus gobernantes, por todas las naciones y sus responsables: para que Dios les inspire pensamientos y decisiones encaminados a una paz verdadera, roguemos al Señor.

Por los que están en camino de conversión, por los que se preparan a recibir el bautismo o preparan el bautismo de sus hijos: para que Dios, nuestro Señor, les abra en sus sacramentos las puertas de su misericordia e introduzca a los nuevos hijos de la Iglesia en la vida nueva de Cristo Jesús, roguemos al Señor.

Por nuestros familiares y amigos enfermos, para que Dios, nuestro Señor, escuche sus súplicas, realice sus deseos y haga que, en su tribulación, experimenten el gozo de la misericordia divina, roguemos al Señor.

Dios nuestro, consuelo de los afligidos, que iluminas el misterio del dolor y de la muerte con la esperanza que brilla en el rostro de Cristo, escucha nuestras oraciones y haz que, en las pruebas de nuestro camino, permanezcamos íntimamente unidos a la pasión de tu Hijo, para que en nosotros también se manifieste el poder de su gloriosa resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira, Señor, con bondad nuestro servicio para que esta ofrenda se convierta para ti en don aceptable y para nosotros, en aumento de nuestra caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio de la salvación


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María; muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 17, 3

Señor, tú eres mi fortaleza, mi refugio, mi liberación y mi ayuda. Tú eres mi Dios.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, que la virtud medicinal de este sacramento nos cure por tu bondad de nuestras maldades y nos haga avanzar por el camino recto. Por Jesucristo, nuestro Señor.



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Una de las transformaciones más decisivas que llevó a cabo el Señor Jesús fue ampliar el alcance de las relaciones con el prójimo. En la tradición religiosa de Israel el deber de amar al prójimo quedaba reducido a la parentela cercana y a los demás descendientes de Abrahán. Prevalecía el criterio de la sangre y la nacionalidad. En la perspectiva del Evangelio el criterio no es el origen étnico sino la necesidad. El necesitado, sea de la cultura, nacionalidad o confesión religiosa que sea, es un llamado que Dios nos dirige para que lo atendamos por la simple razón que reconocemos en él a Jesús. La cantidad de oportunidades y situaciones de necesidad que se nos presentan, no son una amenaza para nuestra tranquilidad, sino una oportunidad de agradecer los múltiples gestos de predilección y de amor que Dios ha tenido hacia nosotros.