DOMINGO
XIII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C
Domingo
26 de junio 2016
LOS
TRES CANDIDATOS A DISCÍPULOS
Las
circunstancias del llamado de estos tres discípulos anónimos permanecen
imprecisas, nada sabemos de la identidad, el lugar o la fecha cuando
ocurrieron, pero no importa demasiado, porque esos tres discípulos podríamos
ser cualquiera de nosotros. Uno está movido por el entusiasmo desmedido, el
segundo y el tercero quieren seguirle una vez que resuelvan sus pendientes más
urgentes en relación a su familia. La respuesta que el Señor Jesús da a esos
tres candidatos es distinta en el contenido, pero semejante en cuanto a las
exigencias: es necesario establecer jerarquías y anteponer el seguimiento de
Jesús a otros valores (el bienestar material mínimo, los deberes filiales y los
vínculos familiares) que también son importantes, pero que no se equiparan con el
valor supremo, que es el Reino de Dios.
ANTÍFONA
DE ENTRADA Sal 46, 2
Pueblos
todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo.
GLORIA
Gloria
a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu
inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te
damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo
único, Jesucristo.
Señor
Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten
piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque
sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el
Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN
COLECTA
Señor
Dios, que mediante la gracia de la adopción filial quisiste que fuéramos hijos
de la luz, concédenos que no nos dejemos envolver en las tinieblas del error,
sino que permanezcamos siempre vigilantes en el esplendor de la verdad. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA
Eliseo
se levantó y siguió a Elías.
Del
primer libro de los Reyes: 19, 16. 19-21
En
aquellos tiempos, el Señor le dijo a Elías: "Unge a Eliseo, el hijo de
Safat, originario de Abel-Mejolá, para que sea profeta en lugar tuyo".
Elías partió luego y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando.
Delante de él trabajaban doce yuntas de bueyes y él trabajaba con la última.
Elías pasó junto a él y le echó encima su manto. Entonces Eliseo abandonó sus
bueyes, corrió detrás de Elías y le dijo: "Déjame dar a mis padres el beso
de despedida y te seguiré". Elías le contestó: "Ve y vuelve, porque
bien sabes lo que ha hecho el Señor contigo".
Se
fue Eliseo, se llevó los dos bueyes de la yunta, los sacrificó, asó la carne en
la hoguera que hizo con la madera del arado y la repartió a su gente para que
se la comieran. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio. Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del
salino 15, 1-2a. 5. 7-8. 9-10.11
R/.
Enséñanos, Señor, el camino de la vida.
Protégeme,
Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El
Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. R/.
Bendeciré
al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo
siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré. R/.
Por
eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú
no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción. R/.
Enséñame
el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua
junto a ti. R/.
SEGUNDA
LECTURA
La
vocación de ustedes es la libertad.
De
la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 5, 1. 13-18
Hermanos:
Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues, la libertad y
no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud. Su vocación, hermanos, es la
libertad. Pero cuiden de no tomarla como pretexto para satisfacer su egoísmo;
antes bien, háganse servidores los unos de los otros por amor. Porque toda la
ley se resume en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pues si
ustedes se muerden y devoran mutuamente, acabarán por destruirse.
Los
exhorto, pues, a que vivan de acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no
se dejarán arrastrar por el desorden egoísta del hombre. Este desorden está en
contra del Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de ese desorden. Y
esta oposición es tan radical, que les impide a ustedes hacer lo que querrían
hacer. Pero si los guía el Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la
ley. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO 1 Sm 3, 9; Jn 6,68
R/.
Aleluya, aleluya.
Habla,
Señor, que tu siervo te escucha. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.
EVANGELIO
Jesús
tomó la firme determinación de ir a Jerusalén. — Te seguiré a dondequiera que
vayas.
Del
santo Evangelio según san Lucas: 9, 51-62
Cuando
ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la
firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por
delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento;
pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a
Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron:
"Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con
ellos?" Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se
fueron a otra aldea.
Mientras
iban de camino, alguien le dijo a Jesús: "Te seguiré a dondequiera que
vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los
pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la
cabeza".
A
otro, Jesús le dijo: "Sígueme". Pero él le respondió: "Señor,
déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Deja que
los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios".
Otro
le dijo: "Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi
familia". Jesús le contestó: "El que empuña el arado y mira hacia
atrás, no sirve para el Reino de Dios".
Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN
DE FE
Creo
en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo
lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de
Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del
Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra
salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la
Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de
Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso
que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección
de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Pidamos,
hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones, para que podamos alegrarnos
al recibir su ayuda, respondiendo: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)
Por
los ministros de la Iglesia que han consagrado su vida al Señor y por todos los
pueblos que adoran al Dios verdadero, roguemos al Señor.
Para
que el tiempo sea bueno y todos podamos gozar de una naturaleza limpia en la
bella sucesión de las diversas estaciones, roguemos a Dios, que con sabiduría
gobierna al mundo.
Por
los que son víctimas de la debilidad humana, del espíritu de odio o de envidia
o de los otros vicios del mundo, roguemos al Redentor misericordioso.
Encomendémonos
mutuamente al Señor, pongamos toda nuestra existencia en sus manos y oremos con
confianza al autor y guardián de todo lo que tenemos y poseemos.
Dios
nuestro, que nos has convocado para celebrar tus sacramentos, escucha nuestras
oraciones y mantén nuestra libertad con la fuerza y la suavidad de tu amor,
para que nunca disminuya nuestra fidelidad a Cristo en el generoso servicio a
nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Señor
Dios, que bondadosamente realizas el fruto de tus sacramentos, concédenos que
seamos capaces de servirte como corresponde a tantos misterios. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 102, 1
Bendice,
alma mía al Señor; que todo mi ser bendiga su santo nombre.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que
la víctima divina que te hemos ofrecido y que acabamos de recibir, nos
vivifique, Señor, para que, unidos a ti con perpetuo amor, demos frutos que
permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA
REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-Las exigencias de Jesús vistas a detalle podrían
parecer demasiado radicales para los lectores actuales. Acostumbrados a las
comodidades que la tecnología nos ha permitido alcanzar, pensaríamos innecesario
sacrificar todo eso como requisito para seguir a Jesús. Lo mismo podría decirse
en relación con la familia, que sigue siendo la institución en la que más se
apoya y más confía el mexicano actual. Si nos desprendiéramos de la familia
quedaríamos sin un solo apoyo confiable y seguro. No es que Jesús demande
rupturas o desinterés hacia la familia, sino que al momento de discernir,
tomemos como referente y valor decisivo el proyecto fraterno del Reino de Dios.
Ese mismo proyecto puede ayudarnos para reorganizar y mejorar nuestras
relaciones filiales y familiares.