viernes, 29 de mayo de 2015

LA SANTÍSIMA TRINIDAD Domingo 31 de mayo 2015



LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Domingo 31 de mayo 2015



EL PUEBLO DEL DIOS CERCANO

Deut 4, 32-34. 39-40; Rom 8,14-17, Mt 28, 16-20

Moisés y Jesús aparecen al comienzo y al final de la liturgia de la Palabra. Moisés invita a su pueblo a sumarse libre y voluntariamente al pacto de alianza que Dios les propone. El Señor no es un legislador autoritario que imponga mandamientos y restricciones de manera arbitraria. Con obras y palabras indisolublemente ligadas, con signos que traslucen su amor ha acompañado el peregrinar de su pueblo. Su amigable presencia se vuelve creíble, su palabra suscita confianza en medio de su pueblo. La misma pedagogía es la que propone el Señor Jesús a sus apóstoles; tendrán que hacer discípulos de manera congruente, enseñándoles a vivir como Jesús vivió. Esa comunidad de discípulos y bautizados fieles a los valores del Reino, provocará admiración y suscitará adhesiones, porque aprendieron a vivir como su Señor: revestidos de la autoridad moral conseguida a través de la fidelidad obediente al Padre.


ANTÍFONA DE ENTRADA

Bendito sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia con nosotros.


Se dice Gloria.


ORACIÓN COLECTA

Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio admirable, concédenos que, profesando la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de su majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA


Primera lectura

Monición.- En la primera lectura el Señor se revela como el único y verdadero Dios y que con nadie se le puede comparar. El texto pretende reforzar nuestra fe y evitar cualquier tentación de idolatría.

Del libro del Deuteronomio: 4, 32-34. 39-40

En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Pregunta a los tiempos pasados, investiga desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra. ¿Hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, una cosa tan grande como ésta? ¿Se oyó algo semejante? ¿Qué pueblo ha oído, sin perecer, que Dios le hable desde el fuego, como tú lo has oído? ¿Hubo algún dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso? ¿Hubo acaso hechos tan grandes como los que, ante sus propios ojos, hizo por ustedes en Egipto el Señor su Dios?
Reconoce, pues, y graba hoy en tu corazón que el Señor es el Dios del cielo y de la tierra y que no hay otro. Cumple sus leyes y mandamientos, que yo te prescribo hoy, para que seas feliz tú y tu descendencia, y para que vivas muchos años en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


Salmo responsorial

Del salmo 32, 4-5. 6.9. 18-19.20.22

R/. Dichoso el pueblo escogido por Dios.

Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades. R/.

La palabra del Señor hizo los cielos y su aliento, los astros; pues el Señor habló y fue hecho todo; lo mandó con su voz y surgió el orbe. R/.

Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.

En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.


Segunda lectura

Monición.- San Pablo, en la segunda lectura nos dice que si nos dejamos guiar por el Espíritu, somos hijos de Dios, y podemos dirigirnos a Él con la misma confianza e intimidad de Jesús.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8,14-17

Hermanos: Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga temer de nuevo, sino un espíritu de hijos, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios.
El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu, da testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser glorificados junto con él.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


Aclamación antes del Evangelio

Cfr. Apoc 1, 8

R/. Aleluya, aleluya.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá. R/.


Evangelio

Monición.- Jesús en el evangelio declara que le fue dado por el Padre poder universal y deja a la Iglesia un mandamiento en tres partes: enseñen, bauticen y den testimonio.

Del santo Evangelio según san Mateo: 28, 16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban.
Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo.


PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, a Dios, Padre entrañable, que por Jesucristo nos ha revelado su amor y que escucha complacido los gemidos inefables con que el Espíritu intercede por nosotros respondiendo: Santísima Trinidad, escúchanos. (R/. Santísima Trinidad, escúchanos.)

Para que Dios Padre, Creador todopoderoso del Universo, lleve el mundo a su plenitud y haga nacer aquel cielo nuevo y aquella tierra nueva que nos ha prometido, en la que la humanidad entera encontrará la felicidad y podrá contemplar su rostro glorioso, roguemos al Señor.

Para que el Hijo Unigénito de Dios, que se hizo hombre para desposarse con la Iglesia, infunda en ella un amor semejante al suyo, como corresponde a su condición de esposa amada, roguemos al Señor.

Para que el Espíritu del Señor, que enriquece al mundo con sus dones, sea padre para los pobres, consuelo para los tristes, salud para los enfermos y fuerza para los decaídos, roguemos al Señor.

Para que los que conocemos el misterio de la vida íntima de Dios, uno en tres Personas, tengamos celo para anunciarlo a quienes lo desconocen, a fin de que también ellos encuentren gozo y descanso en Dios, que se nos ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo, roguemos al Señor.

Dios altísimo, que has querido que en las aguas del bautismo llegáramos a ser hijos en tu Hijo único, escucha al Espíritu que nos hace clamar: "Padre", y haz que, obedientes al mandato de tu Hijo, seamos anunciadores de la salvación que ofreces a todos los pueblos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Por la invocación de tu nombre, santifica, Señor, estos dones que te presentamos y transfórmanos por ellos en una continua oblación a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El misterio de la Santísima Trinidad.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo Señor, no en la singularidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, eso mismo lo afirmamos de tu Hijo y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos a tres personas distintas, en la unidad de un solo ser e iguales en su majestad. A quien alaban los ángeles y los arcángeles, y todos los coros celestiales, que no cesan de aclamarte con una sola voz: Santo, Santo, Santo...


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Gál 4, 6

Porque ustedes son hijos de Dios, Dios infundió en sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: Abbá, Padre.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que la recepción de este sacramento y nuestra profesión de fe en la Trinidad santa y eterna, y en su Unidad indivisible, nos aprovechen, Señor, Dios nuestro, para la salvación de cuerpo y alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- El argumento central que Moisés expone ante sus hermanos que están a punto de entrar en la tierra prometida es objeto de fe y no de comprobaciones empíricas. Moisés ha sabido deletrear la presencia de Dios en los acontecimientos de un grupo de esclavos fugitivos de la brutalidad del faraón. Desde la mirada pragmática de quienes solo cuentan pesos y medidas no queda rastro de la presencia de Dios en la historia; según ellos los hilos de historia son movidos por líderes políticos, dueños del poder económico y sabiondos doctores. La gente que ha captado con delicada sencillez el rumor de palabras con que Dios acompaña a su pueblo, no se deja arrancar esa certeza. Dios vive al lado de sus criaturas, no es un testigo imparcial que ve mirar el tren de la historia que pasa a lo lejos. Dios va montado en los vagones y se queja cuando se queja el obrero de salario mínimo que no sabe si viajar o comer, porque no puede estirar más su exiguo salario.

lunes, 18 de mayo de 2015

DOMINGO DE PENTECOSTÉS Ciclo B Domingo 24 de Mayo 2015



DOMINGO DE PENTECOSTÉS  Ciclo B
Domingo 24 de Mayo 2015



RECIBAN EL ESPÍRITU SANTO

Hech 2,1-11,1 Co 12,3-7. 12-13; Jn 20,19-23

Pentecostés era una de las fiestas importantes en Israel pues había estado asociada con la entrega de la ley a Israel en el Sinaí. Entre otros motivos dicha fiesta celebraba ese regalo. La concurrencia de judíos que visitaban Jerusalén en esa fiesta, solía ser numerosa, como lo asienta san Lucas en el relato de los Hechos. El primer Pentecostés cristiano marca un nuevo rumbo. Jesús ya no cifrará la relación con Dios en el cumplimiento de leyes morales. Éstas son útiles, pero no más importantes que el encuentro personal y decisivo con Dios, que se vive desde la fe en Jesucristo. La fuerza dinamizadora del Espíritu renueva y vivifica el interior de las personas; las hace partícipes de la victoria del resucitado, fuente de perdón y reconciliación. Quien haya experimentado la contundencia de ese dinamismo, tendrá razones suficientes para clamar: ¡envía Señor tu Espíritu!


MISA DEL DÍA


ANTÍFONA DE ENTRADA Sab 1, 7

El Espíritu del Señor llena toda la tierra; él da consistencia al universo y sabe todo lo que el hombre dice. Aleluya.

Se dice Gloria.


ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que por el misterio de la festividad que hoy celebramos santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa obrando en el corazón de tus fieles las maravillas que te dignaste realizar en los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA


Primera lectura.

Monición.- San Lucas nos narra el momento cuando los discípulos de Jesús reciben el Espíritu Santo y los capacita para anunciar su mensaje de una forma nueva y sencilla.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2, 1-11

El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.
En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: "¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


Salmo responsorial

Del salmo 103, lab.24ac. 29bc-30. 31.34
R/. Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.

Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. ¡Qué numerosas son tus obras, Señor! La tierra llena está de tus creaturas. R/.

Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo; pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la tierra. R/.

Que Dios sea glorificado para siempre y se goce en sus creaturas. Ojalá que le agraden mis palabras y yo me alegraré en el Señor. R/.


Segunda lectura.

Monición.- San Pablo nos enseña a reconocer la presencia y la acción del Espíritu Santo; lo primero es la fe en Jesús proclamado “Señor”; lo segundo es la unidad en la diversidad.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 12, 3-7. 12-13

Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús "Señor", si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SECUENCIA

Ven, Dios Espíritu Santo,
y envíanos desde el cielo
tu luz, para iluminamos.

Ven ya, padre de los pobres,
luz que penetra en las almas,
dador de todos los dones.

Fuente de todo consuelo,
amable huésped del alma,
paz en las horas de duelo.

Eres pausa en el trabajo;
brisa, en un clima de fuego;
consuelo, en medio del llanto.

Ven, luz santificadora,
y entra hasta el fondo del alma
de todos los que te adoran.

Sin tu inspiración divina
los hombres nada podemos
y el pecado nos domina.

Lava nuestras inmundicias,
fecunda nuestros desiertos
y cura nuestras heridas.

Doblega nuestra soberbia,
calienta nuestra frialdad,
endereza nuestras sendas.

Concede a aquellos que ponen
en ti su fe y su confianza
tus siete sagrados dones.

Danos virtudes y méritos,
danos una buena muerte
y contigo el gozo eterno.


Aclamación antes del Evangelio
R/. Aleluya, aleluya.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.


Evangelio

Monición.- El evangelio nos narra los regalos que Jesús les da a sus discípulos, después de su resurrección, que los habilita para continuar su misión: la paz, la alegría y el Espíritu Santo.

Del santo Evangelio según san Juan: 20, 19-23

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado.
Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo".
Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Se dice Credo.


PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, e invoquemos a Cristo, que, entronizado a la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, y pidámosle que lo derrame sobre la Iglesia y sobre todo el mundo diciendo: Señor Jesús, escúchanos. (R/. Señor Jesús, escúchanos.)

1. Oremos a Cristo, el buen pastor de la Iglesia, que nos mereció la efusión del Espíritu Santo, y pidámosle que sean iluminados por este mismo Espíritu el Papa N., nuestro obispo N., y todos los demás pastores de la Iglesia, a fin de conduzcan a su rebaño por las sendas de la salvación.

2. Pidamos también al Señor resucitado, que envió su Espíritu en forma de lenguas para destruir la división de Babel, que congregue en la unidad y conceda la paz a todos los pueblos y naciones del mundo.

3. Supliquemos al vencedor de la muerte que envíe el Consolador a los que sufren, para que encuentren fuerza y consuelo en la contemplación del misterio pascual, y les dé la firme esperanza de que están llamados a la resurrección y a la felicidad de su reino.

4. Pidamos al Hijo de Dios, que desde el Padre nos ha enviado el Espíritu Santo, que este mismo Espíritu nos recuerde constantemente sus palabras y nos dé la fuerza que necesitamos para dar testimonio de Él hasta los confines del mundo.

5. Terminemos nuestra oración pidiendo al mismo Espíritu que resucitó a Cristo de entre los muertos, que permanezca en nosotros y nos disponga así para ser piedras vivas del templo eterno de Dios.

Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y haz que quienes nos disponemos a clausurar, con la solemnidad de hoy, las fiestas pascuales, renovados y fortalecidos por tu Espíritu, vivamos continuamente la novedad pascual y lleguemos también a las fiestas de la Pascua eterna. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, que, conforme a la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos haga comprender con más plenitud el misterio de este sacrificio y haz que nos descubra toda su verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El misterio de Pentecostés.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio pascual, has enviado hoy al Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptaste como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito.
Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la Iglesia, dio a conocer a todos los pueblos el misterio del Dios verdadero y unió la diversidad de las lenguas en la confesión de una misma fe.
Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Hech 2, 4. 11

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban las maravillas de Dios. Aleluya.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios nuestro, tú que concedes a tu Iglesia dones celestiales consérvale la gracia que le has dado, para que permanezca siempre vivo en ella el don del Espíritu Santo que le infundiste; y que este alimento espiritual nos sirva para alcanzar la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Para despedir al pueblo, el diácono o, en su ausencia, el mismo sacerdote canta o dice:

Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Vayan en paz, aleluya, aleluya.

O bien:

Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La espiritualidad cristiana es el impulso y la motivación que dinamiza nuestra existencia. Con la presencia de Jesús resucitado vamos humanizando el ambiente donde vivimos. El Espíritu espiritualiza lo humano y humaniza lo espiritual. Cada persona, con su particular biografía personal se deja atraer por el impulso eficaz y discreto del Espíritu de Dios que habita en el corazón del creyente. Cuando se vive la experiencia cristiana desde esa óptica, se reajustan una serie de opciones y actitudes. Ya no se ve la vida desde el cumplimiento de deberes, ni bajo la ley del mínimo esfuerzo. El Espíritu vivifica profundamente nuestro corazón y nos lanza a superar los pequeños logros de la mentalidad legalista, para vivir la plenitud del amor cristiano, como fue vivido por el Señor de la Vida.



miércoles, 13 de mayo de 2015

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR Domingo 17 de Mayo 2015





LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR



Domingo 17 de Mayo 2015





EL SEÑOR JESÚS FUE LLEVADO AL CIELO



Hech 1,1-11; Ef 4,1-13; Mc 16,15-20



La primera y la tercera lectura se ocupan directamente del tema de la Ascensión del Señor a los cielos. Obviamente, no se está hablando de un desplazamiento espacial. Hablar de la ascensión es recurrir a un tipo de lenguaje simbólico que pretende afirmar que Jesús resucitado ha pasado de una existencia terrenal marcada por la fragilidad y la corporeidad y ha ingresado a otro tipo de existencia, totalmente trascendente, que no está atrapada en los confines del espacio y del tiempo. Jesús asciende al cielo y participa de la plenitud de la vida. Este evento no debería distraer a los primeros cristianos, tratando de buscar los rastros de su partida. Justamente porque Jesús ha vuelto a la dimensión trascendente podrá hacerse manifiesto en medio de los suyos, sin necesidad de rasgos sensibles, con el fin de acompañarlos en el cumplimiento de su misión.





MISA DEL DÍA





ANTÍFONA DE ENTRADA Hech 1, 11



Hombres de Galilea, ¿qué hacen allí parados mirando al cielo? Ese mismo Jesús, que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto marcharse. Aleluya.





Se dice Gloria.





ORACIÓN COLECTA



Concédenos, Dios todopoderoso, rebosar de santa alegría y, gozosos, elevar a ti fervorosas gracias ya que la ascensión de Cristo, tu Hijo, es también nuestra victoria, pues a donde llegó él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros, que somos su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.





LITURGIA DE LA PALABRA





Primera lectura



Monición.- En la primera lectura san Lucas narra el último diálogo entre Jesús y sus discípulos antes de regresar al Padre, y las palabras de los ángeles que predicen  su regreso al fin del mundo



Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 1, 1-11



En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios.

Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: "No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo".

Los ahí reunidos le preguntaban: "Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?" Jesús les contestó: "A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra".

Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse".

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.





Salmo responsorial



Del salmo 46, 2-3. 6-7. 8-9



R/. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.



Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos; que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R/.



Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos. R/.



Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo. R/.





Segunda lectura



Monición.- San Pablo nos invita a mantener la unidad de la comunidad poniendo al servicio de los hermanos los dones recibidos, para conducir a todos a una fe madura.



De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 4, 1-13



Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes v amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el Espíritu con el vínculo de la paz.

Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también sólo una la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.

Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. Por eso dice la Escritura: Subiendo a las alturas, llevó consigo a los cautivos y dio dones a los hombres.                 

¿Y qué quiere decir "subió"? Que primero bajó a lo profundo de la tierra y el que bajó es el mismo que subió a lo más alto de los cielos, para llenarlo todo.

Él fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.





Aclamación antes del evangelio



Mt 28, 19. 20



R/. Aleluya, aleluya.



Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, dice el Señor, y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. R/.





Evangelio



Monición.- El evangelio nos narra que Jesús antes de regresar al Padre envía a sus discípulos a continuar su misión. El anuncio ha de hacerse por todo el mundo y llegar a todos los seres de la creación.



Del santo Evangelio según san Marcos: 16, 15-20



En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos".

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.





Se dice Credo.





PLEGARIA UNIVERSAL



Pongamos, hermanos, nuestra mirada en Jesús, nuestro gran sacerdote, que ha atravesado el cielo para interceder por nosotros, y pidámosle por las necesidades de todos los hombres diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)



Para que Cristo, desde el trono de su gloria, venga en ayuda de su Iglesia, que lucha en medio de las dificultades del mundo, y no permia que sus fieles se dejen cautivar por los bienes de la tierra, roguemos al Señor.



Para que Jesús, el Señor, que prometió que, al ser elevado sobre la tierra, atraería a todos hacia sí, revele su nombre a los hombres que aún no lo conocen, roguemos al Señor.



Para que el Señor, que con su triunfo ha glorificado nuestra carne colocándola cerca de Dios Padre, llene de esperanza a los que sufren enfermedades en el cuerpo o angustias en el espíritu, roguemos al Señor.



Para que el Señor, elevado al cielo, nos envíe el Espíritu Santo, para que nos enseñe a amar los bienes de arriba a no dejarnos cautivar por las cosas de la tierra, roguemos al Señor.



Dios, Padre todopoderoso, que has resucitado a Cristo, tu Hijo, y los has hecho Señor del universo, reconoce la voz de tu amado en las oraciones de la Iglesia y concédenos lo que, te hemos pedido. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.





ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS



Al ofrecerte, Señor, este sacrificio en la gloriosa festividad de la ascensión, concédenos que por este santo intercambio, nos elevemos también nosotros a las cosas del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.





Prefacio I o II de la Ascensión.





ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20



Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya.





ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN



Dios todopoderoso y eterno, que nos permites participar en la tierra de los misterios divinos, concede que nuestro fervor cristiano nos oriente hacia el cielo, donde ya nuestra naturaleza humana está contigo. Por Jesucristo, nuestro Señor.





UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Cierto aire nostálgico se respira en este relato de la Ascensión del Señor a los cielos que nos presenta el libro de los Hechos. La mirada de los discípulos se pierde en la inmensidad del horizonte queriendo recuperar un rasgo de la presencia física del resucitado. Un cambio de paradigma ha tenido lugar: no se le volverá a contemplar en su apariencia corpórea, sino que se sentirá su presencia espiritual y mística. En esta cultura que valora desmedidamente las evidencias empíricas resulta imposible imaginar un encuentro espiritual y no sensible entre los discípulos y el resucitado. Es necesario a aprender a descifrar el silencio y la ausencia, captando la dimensión manifestativa de la realidad, y discernir los signos de su presencia. Jesús está vivo en la vida de hombres y mujeres que ponen en riesgo su vida, sirviendo por poner un ejemplo, como agentes sanitarios en un hospital de enfermos de ébola en Liberia o en una casa de migrantes en Oaxaca o Tamaulipas.