LA SANTÍSIMA TRINIDAD Ciclo B
Domingo 27 de Mayo 2018
EL DIOS CERCANO
La exhortación que dirige el libro del Deuteronomio apunta a convencer
al lector de una certeza: Dios interviene en la historia de su pueblo, lo
socorre, lo acompaña y se interesa constantemente de sus luchas y esperanzas.
Así como acompañó el proceso deliberación de unos esclavos en Egipto, auxilia y
se ocupa de los migrantes de todos los puntos cardinales. Dios es
particularmente sensible a los lamentos de quienes enfrentan cualquier
desgracia. Ese Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en cuyo nombre los discípulos
de Jesús comenzarán la misión cristiana, quiere ser conocido para ser amado y,
sobretodo, para manifestar su amor por todos los que lo invoquen. El amor de
Dios es inagotable y abraza gustosamente a los que lo buscan. El camino
cristiano incluye un tiempo de formación en el discipulado, un periodo de
maduración en la fe, para aprender aguardar los mandamientos de Jesús.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Bendito sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque ha tenido
misericordia con nosotros.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu
santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio admirable, concédenos
que, profesando la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y
adoremos la Unidad de su majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El Señor es el Dios del cielo y de la tierra, y no hay otro.
Del libro del Deuteronomio: 4, 32-34.39-40
En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Pregunta a
los tiempos pasados, investiga desde el día en que Dios creó al hombre sobre la
tierra. ¿Hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, una cosa tan grande
como ésta? ¿Se oyó algo semejante? ¿Que pueblo ha oído, sin perecer, que Dios
le hable desde el fuego, como tú lo has oído? ¿Hubo algún dios que haya ido a
buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y
de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso? ¿Hubo acaso hechos tan grandes
como los que, ante sus propios ojos, hizo por ustedes en Egipto el Señor su
Dios?
Reconoce, pues, y graba hoy en tu corazón que el Señor es el Dios del
cielo y de la tierra y que no hay otro. Cumple sus leyes y mandamientos, que yo
te prescribo hoy, para que seas feliz tú y tu descendencia, y para que vivas
muchos años en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 32, 4-5. 6.9. 18-19. 20.22
R/. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama
la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades. R/.
La palabra del Señor hizo los cielos y su aliento, los astros; pues el
Señor habló y fue hecho todo; lo mandó con su voz y surgió el orbe. R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los
salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro
amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos
confiado. R/.
SEGUNDA LECTURA
Ustedes han recibido un espíritu de hijos en virtud del cual podemos
llamar Padre a Dios.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 14-17
Hermanos: Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son
hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga
temer de nuevo, sino un espíritu de hijos, en virtud del cual podemos llamar
Padre a Dios.
El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu, da
testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también
herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser
glorificados junto con él.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Ap 1, 8
R/. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era
y que vendrá. R/.
EVANGELIO
Bauticen a las naciones en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
Del santo Evangelio según san Mateo: 28,16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al
monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque
algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha
sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas
las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo
estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo". Palabra del
Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESOIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma
naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se
encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón
de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo
futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Dios, Padre entrañable, que por Jesucristo nos ha
revelado su amor y que escucha complacido los gemidos inefables con que el
Espíritu intercede por nosotros respondiendo: Santísima Trinidad, escúchanos.
(R/. Santísima Trinidad, escúchanos.)
Para que Dios Padre, Creador todopoderoso del Universo, lleve el mundo
a su plenitud y haga nacer aquel cielo nuevo y aquella tierra nueva que nos ha
prometido, en la que la humanidad entera encontrará la felicidad y podrá
contemplar su rostro glorioso, roguemos al Señor.
Para que el Hijo Unigénito de Dios, que se hizo hombre para desposarse
con la Iglesia, infunda en ella un amor semejante al suyo, como corresponde a
su condición de esposa amada, roguemos al Señor.
Para que el Espíritu del Señor, que enriquece al mundo con sus dones,
sea padre para los pobres, consuelo para los tristes, salud para los enfermos y
fuerza para los decaídos, roguemos al Señor.
Para que los que conocemos el misterio de la vida íntima de Dios, uno
en tres Personas, tengamos celo para anunciarlo a quienes lo desconocen, a fin
de que también ellos encuentren gozo y descanso en Dios, que se nos ha revelado
como Padre, Hijo y Espíritu Santo, roguemos al Señor.
Dios altísimo, que has querido que en las aguas del bautismo llegáramos
a ser hijos en tu Hijo único, escucha al Espíritu que nos hace clamar «Padre»,
y haz que, obedientes al mandato de tu Hijo, seamos anunciadores de la
salvación que ofreces a todos los pueblos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por la invocación de tu nombre, santifica, Señor, estos dones que te
presentamos y transfórmanos por ellos en una continua oblación a ti. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El misterio de la Santísima Trinidad
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo
Señor, no en la singularidad de una sola persona, sino en la trinidad de una
sola sustancia. Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, eso
mismo lo afirmamos de tu Hijo y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni
distinción. De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna
divinidad, adoramos a tres personas distintas, en la unidad de un solo ser e
iguales en su majestad. A quien alaban los ángeles y los arcángeles, y todos
los coros celestiales, que no cesan de aclamarte con una sola voz: Santo,
Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ga 4, 6
Porque ustedes son hijos de Dios, Dios infundió en sus corazones el
Espíritu de su Hijo, que clama: Abbá, Padre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la recepción de este sacramento y nuestra profesión de fe en la
Trinidad santa y eterna, y en su Unidad indivisible, nos aprovechen, Señor,
Dios nuestro, para la salvación de cuerpo y alma. Por Jesucristo, nuestro
Señor.