PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO Ciclo C
Domingo 29 de noviembre 2015
SEÑOR NUESTRA JUSTICIA
El capítulo 33 de Jeremías es un oráculo de salvación que
afirma la futura restauración de Jerusalén. No tiene caso repetir los mismos
errores, habrá que desarraigar las tendencias idolátricas del corazón humano.
Será necesario dejar de ser crédulos con los que dicen representar a Dios,
mientras se convierten en sujetos llenos de privilegios. Los pastores de Israel
se pastoreaban a sí mismos y se desentendían de la gente. La promesa de un
nuevo David, que habrá de establecer la justicia y el derecho en la tierra, no
ha envejecido. Una justicia y un derecho que en realidad lo sean y no esa
degradada caricatura de la violencia destructora, ni de la furia justiciera,
que destruye todo lo que toca, porque sus autores se sienten dueños de la
verdad. El Señor Jesús nos advierte que sobrevendrán tiempos difíciles. Ya
llegaron, necesitamos estar despiertos para no confundir la esclavitud con la
liberación.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 24, 1-3
A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío, no
quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan
en ti no quedan defraudados.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir
al encuentro de Cristo, que viene a nosotros, para que, mediante la práctica de
las buenas obras, colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el reino
celestial. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Yo haré nacer del tronco de David un vástago santo.
Del libro del profeta Jeremías: 33, 14-16
"Se acercan los días, dice el Señor, en que cumpliré la
promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en
aquella hora, yo haré nacer del tronco de David un vástago santo, que ejercerá
la justicia y el derecho en la tierra. Entonces Judá estará a salvo, Jerusalén
estará segura y la llamarán 'el Señor es nuestra justicia' ".Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 24 R/. Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu
doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza.
R/.
Porque el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores
el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus
caminos. R/.
Con quien guarda su alianza y sus mandatos, el Señor es leal
y bondadoso. El Señor se descubre a quien lo teme y le enseña el sentido de su
alianza. R/.
SEGUNDA LECTURA
Que el Señor los fortalezca hasta que Jesús vuelva.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los
tesalonicenses: 3, 12-4, 2
Hermanos: Que el Señor los llene y los haga rebosar de un
amor mutuo y hacia todos los demás, como el que yo les tengo a ustedes, para
que Él conserve sus corazones irreprochables en la santidad ante Dios, nuestro
Padre, hasta el día en que venga nuestro Señor Jesús, en compañía de todos sus
santos.
Por lo demás, hermanos, les rogamos y los exhortamos en el
nombre del Señor Jesús a que vivan como conviene, para agradar a Dios, según
aprendieron de nosotros, a fin de que sigan ustedes progresando. Ya conocen, en
efecto, las instrucciones que les hemos dado de parte del Señor Jesús. Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 84, 8
R/. Aleluya, aleluya.
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. R/.
EVANGELIO
Se acerca su liberación.
Del santo Evangelio según san Lucas: 21, 25-28. 34-36
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Habrá
señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las
naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del
mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que
vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán
venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y
levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta,
para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de
esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos;
porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la
tierra. Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de
todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre. Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Sac: Mientras esperamos la venida definitiva del Señor,
oremos para que su amor, su paz y su luz llenen nuestro mundo.
Después de cada petición diremos:
Ven, Señor Jesús.
Para que llegue el día en que todos los hombres y mujeres
del mundo puedan vivir en paz, con esperanza, confiados en el futuro. Oremos.
Para que los gobernantes, los políticos, los que tienen el
poder económico o militar, trabajen sinceramente por el bienestar de todos, y
especialmente de los que menos tienen. Oremos.
Para que el pueblo de Israel, que recibió desde muy antiguo
la llamada del Señor, se esfuerce al servicio de la paz y muestre ante el mundo
el rostro amoroso de Dios. Oremos.
Para que todos nosotros, reunidos al empezar este Tiempo de
Adviento, convirtamos nuestro corazón para preparar la venida del Señor.
Oremos.
Sac: Ven, Señor Jesús, ven y renueva el camino de la humanidad.
Tú, nuestro hermano, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
A: Amén.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, estos dones que te ofrecemos, tomados de los
mismos bienes que nos has dado, y haz que lo que nos das en el tiempo presente
para aumento de nuestra fe, se convierta para nosotros en prenda de tu
redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Las dos venidas de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, nuestro Señor. El cual, al venir por vez primera en la
humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y
nos abrió el camino de la salvación, para que cuando venga de nuevo, en la
majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir
los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar. Por
eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de su gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 84, 13
El Señor nos mostrará su misericordia y nuestra tierra
producirá su fruto.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que nos aprovechen los misterios en que
hemos participado, mediante los cuales, mientras caminamos en medio de las
cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades
celestiales y a poner nuestro corazón en las que han de durar para siempre. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- El cansancio y la
desmoralización cunden en nuestra sociedad por la inacción y la falta de
autoridades eficaces que preserven la vida, los bienes y el bienestar de las
personas. La comunidad eclesial, que no es solamente la jerarquía, pero que
también la incluye, parecemos estar sumidos en una situación de pasmo y
aturdimiento; no atinamos a hacer otra cosa que lanzar más prédicas y discursos
bienintencionados. Con planes, con leyes nuevas archivadas en los juzgados,
únicamente con planes y cartas pastorales no se renovará la vida cristiana de
nuestras comunidades. Es imprescindible y urgente llevar a cabo una autocrítica
más profunda; necesitamos liderazgos apostólicos más creíbles, voces proféticas
más valientes, que como Juan Bautista nos urjan a una profunda conversión. En
esta crisis de esperanza, el profeta Jeremías nos anima a confiar en Dios,
Señor de la justicia. Confiando en Dios, podremos realizar los gestos
proféticos y las acciones congruentes que reaviven nuestra esperanza.