sábado, 29 de agosto de 2020

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A Domingo 30 de agosto 2020



UNA PARADOJA GENUINA

Jer 20,7-9; Rom 12,1-1; Mt 16, 21-27

Las llamadas confesiones de Jeremías nos permiten entrever la complejidad de la misión profética. El profeta de Anatot se manifiesta como alguien lleno de una sensibilidad poética y una gran emotividad. Los desaires y ataques de sus vecinos lo afectaban profundamente. Tampoco podía desoír la voz de Dios. El problema era que cada vez que comunicaba lo que Dios le revelaba, Jeremías se allegaba rechazos y conflictos. Jeremías estaba atrapado por Dios y no podía dejar de servirle como su portavoz. Entregó la vida, la fue perdiendo lentamente entre cárceles y golpizas y finalmente terminó sus días exiliado en Egipto. Los discípulos de Jesús estamos animados por la esperanza en Cristo resucitado y por eso confesamos que el Padre ha revindicado a Jesús y lo ha admitido a la vida plena.


ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 85, 3. 5

Dios mío, ten piedad de mí, pues sin cesar te invoco: Tú eres bueno y clemente, y rico en misericordia con quien te invoca.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Dios de toda virtud, de quien procede todo lo que es bueno, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, y concede que, haciendo más religiosa nuestra vida, hagas crecer el bien que hay en nosotros y lo conserves con solicitud amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Soy objeto de burla por anunciar lo Palabra del Señor

Del libro del profeta Jeremías: 20, 7-9

Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; fuiste más fuerte que yo y me venciste. He sido el hazmerreír de todos; día tras día se burlan de mí. Desde que comencé a hablar, he tenido que anunciar a gritos violencia y destrucción. Por anunciar la palabra del Señor, me he convertido en objeto de oprobio y de burla todo el día. He llegado a decirme: "Ya no me acordaré del Señor ni hablaré más en su nombre".
Pero había en mí como un fuego ardiente, encerrado en mis huesos; yo me esforzaba por contenerlo y no podía. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9.
R/. Señor, mi alma tiene sed de ti.

Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora, como el suelo reseco añora el agua. R/.

Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios. R/.

Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciará mi alma; te alabaré con jubilosos labios. R/.

Porque fuiste mi auxilio y a tu sombra, Señor, canto con gozo. A ti se adhiere mi alma y tu diestra me da seguro apoyo. R/.


SEGUNDA LECTURA

Ofrézcanse ustedes mismos como una ofrenda viva.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 12, 1-2

Hermanos: Por la misericordia que Dios les ha manifestado, los exhorto a que se ofrezcan ustedes mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios, porque en esto consiste el verdadero culto. No se dejen transformar por los criterios de este mundo, sino dejen que una nueva manera de pensar los transforme internamente, para que sepan distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGEUO Cfr. Ef 1, 17-18
R/. Aleluya, aleluya.

Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.


EVANGELIO

El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo.

Del santo Evangelio según san Mateo: 16,21-27

En aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadido, diciéndole: "No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti". Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!".
Luego Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Pidamos, hermanos, al Señor que dé oídos a las súplicas de su pueblo, diciendo: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)

Tengamos presente, hermanos, en nuestras oraciones a la Iglesia santa, católica y apostólica, para que el Señor lo haga crecer en la fe, la esperanza y la caridad. Roguemos al Señor.

Oremos también por los pecadores, por los encarcelados, por los enfermos y por los que están lejos de sus hogares, para que el Señor los proteja, los libere, les devuelva la salud y los consuele. Roguemos al Señor.

Oremos también por las almas de todos los difuntos, para que Dios, en su bondad, quiera admitirlos en el coro de los santos y de los elegidos. Roguemos al Señor.

Pidamos también por los que nos disponemos a celebrar la Eucaristía, para que el Señor perdone sus culpas de los que vamos a participar de sus sacramentos, otorgue sus premios a los que ejercerán los diversos ministerios y dé la salvación a todos aquellos por los que ofrecemos nuestro sacrificio. Roguemos al Señor.

Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y renuévanos con tu Espíritu de verdad, para que nunca nos dejemos engañar por las seducciones del mundo, y, como verdaderos discípulos de tu Hijo, sepamos discernir lo bueno, lo que te agrada, lo perfecto, y carguemos con la cruz, acompañando a Cristo, nuestra esperanza. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que esta ofrenda sagrada, Señor, nos traiga siempre tu bendición salvadora, para que dé fruto en nosotros lo que realiza el misterio. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 30, 20

Qué grande es tu bondad, Señor, que tienes reservada para tus fieles.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Saciados con el pan de esta mesa celestial, te suplicamos, Señor, que este alimento de caridad fortalezca nuestros corazones, para que nos animemos a servirte en nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200830


La pandemia del coronavirus nos ha permitido entender dolorosamente que no podemos desvincularnos de los demás. Tampoco podemos soñar con que los adelantos tecnológicos nos permitirán ser inmortales. Nuestra soberbia ha sido pulverizada en unos cuantos días. Somos barro y al barro volveremos a pesar de nuestros sueños de grandeza. Los héroes anónimos que en los hospitales siguen exponiendo su vida para ayudar a los enfermos intubados, a todos los que no consiguen respirar, nos permiten reafirmar la verdad última que nos revela este pasaje evangélico: "el que pierda su vida la encontrará..., el que quiera salvar su vida, la perderá". Extraña paradoja que esconde y desvela el misterio esencial de la vida cristiana.

sábado, 22 de agosto de 2020

DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A Domingo 23 de agosto 2020




UN SÍMBOLO ELOCUENTE
Is 22, 19-23; Rom 11, 33-36; Mt 16,13-20

El profeta Isaías estableció a un nuevo mayordomo del palacio real de Jerusalén en sustitución de un mayordomo abusivo. La entrega de las llaves implicaba conferir un poder excepcional en el palacio para disponer de la custodia, los ingresos y accesos al palacio de David. En el pasaje del Evangelio de san Mateo, el Señor Jesús delega una autoridad plena al primero de los Doce. Simón, asumirá a partir de este momento clave la función de ser roca testimonial sobre la que se levantará la comunidad de los discípulos del resucitado. Además, Pedro ejercerá funciones disciplinares, marcando referencias claras sobre las exigencias éticas derivadas del seguimiento de Jesús. Como intérprete de la voluntad de Jesús, su Señor, Pedro deberá discernir en comunión con los demás apóstoles, el camino de la fidelidad a Jesucristo.


ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 85, 1-3

Inclina tu oído, Señor, y escúchame. Salva a tu siervo, que confía en ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de tus fieles, impulsa a tu pueblo a amar lo que mandas y a desear lo que prometes, para que, en medio de la inestabilidad del mundo, estén firmemente anclados nuestros corazones donde se halla la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Pondré la llave del palacio de David sobre su hombro.

Del libro del profeta Isaias: 22, 19-23

Esto dice el Señor a Sebná, mayordomo de palacio: "Te echaré de tu puesto y te destituiré de tu cargo. Aquel mismo día llamaré a mi siervo, a Eleacín, el hijo de Elcías; le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda y le traspasaré tus poderes.
Será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré la llave del palacio de David sobre su hombro. Lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá. Lo fijaré como un clavo en muro firme y será un trono de gloria para la casa de su padre". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 137, 1-2a. 2bc-3. 6. 8bc.
R/. Señor, tu amor perdura eternamente.

De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo. R/.

Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te invocamos, nos oíste y nos llenaste de valor. R/.

Se complace el Señor en los humildes y rechaza al engreído. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones. R/.


SEGUNDA LECTURA

Todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por él y todo está orientado hacia él.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 11, 33-36

¡Qué inmensa y rica es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué impenetrables son sus designios e incomprensibles sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás el pensamiento del Señor o ha llegado a ser su consejero? ¿Quién ha podido darle algo primero, para que Dios se lo tenga que pagar? En efecto, todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por él y todo está orientado hacia él. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 16, 18
R/. Aleluya, aleluya.

Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella, dice el Señor. R/.


EVANGELIO

Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos.

Del santo Evangelio según san Mateo: 16,13-20

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".
Luego les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Jesús le dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo".
Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Pidamos, hermanos, al Señor que venga en nuestro auxilio y, por el honor de su nombre, escuche nuestra oración. Digamos con fe y devoción: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)

Para que el Señor, en su infinita bondad, se acuerde del Santo Padre, el Papa Francisco, de nuestro obispo N., Y de todos los demás obispos, que anuncian la palabra de Dios; para que bendiga a los sacerdotes y diáconos y, en su gran misericordia, se acuerde de todos los fieles que aman a Jesucristo, roguemos al Señor.

Para que Dios conceda a los que trabajan la tierra lluvias oportuna y buenas cosechas, dé sabiduría a los investigadores, acierto a los que enseñan, docilidad y constancia a los que estudian y otorgue a todos aquellos que necesitan en cada momento, roguemos al Señor.

Para que el Señor infunda en el corazón de los pecadores un vivo y sincero arrepentimiento de sus culpas, les conceda el perdón de sus pecados y les dé fuerza para no recaer en el mal, a fin de que donde creció el pecado, más desbordante sea la misericordia divina, roguemos al Señor.

Para que el Señor conceda sus dones a nuestros familiares, amigos, bienhechores y a todos aquellos que queremos recordar; para que, a cambio de las riquezas que nos han dado, obtengan las riquezas inmortales y, en lugar de los bienes temporales, alcancen los bienes eternos, roguemos al Señor.

Señor, Padre santo, fuente de toda sabiduría, que mostraste al apóstol Pedro la soberanía de tu Hijo, escucha las oraciones de tu pueblo y haz que nuestra fe encuentre siempre su más sólido fundamento en las enseñanzas del sucesor de Pedro, y que todos los pueblos, iluminados por la luz de tu Espíritu, reconozcan en Jesús de Nazaret al Cristo vivo y glorioso y lleguen a ser piedras vivas de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que con un mismo y único sacrificio adquiriste para ti un pueblo de adopción, concede, propicio, a tu Iglesia, los dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 103, 13-15

La tierra está llena, Señor, de dones tuyos: el pan que sale de la tierra y el vino que alegra el corazón del hombre.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos, Señor, que la obra salvadora de tu misericordia fructifique plenamente en nosotros, y haz que, con la ayuda continua de tu gracia, de tal manera tendamos a la perfección, que podamos siempre agradarte en todo.

Por Jesucristo, nuestro Señor.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200823


Cuando padecemos estilos autocráticos y unipersonales de ejercer el poder necesitamos volver la mirada a este relato evangélico. Los discípulos de Jesús no podemos rendir culto ciego a quienes se ostentan como intérpretes iluminados y exclusivos de un camino único. Ni en los asuntos públicos ni en las cuestiones eclesiales caben las posturas impregnadas de superioridad moral. La corresponsabilidad, la comunión, el espíritu democrático son valores que no pueden quedar subordinados a ningún proyecto político o espiritual por más valioso que parezca. Estos excesos resultan insoportables y nuestra cultura ya no tolera la concentración de poder en manos de una persona. Los abusos de autoridad son contrarios al espíritu del Evangelio. El apóstol Pedro y cuantos ejercen un ministerio de dirección en la Iglesia, no recibieron un premio, ni un privilegio, sino una vocación para servir a los hermanos con la transparencia y sencillez que Jesús sirvió a los suyos.

sábado, 15 de agosto de 2020

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A Domingo 16 de agosto 2020



UNA CONFIANZA FUERA DE SERIE
Is 56, l. 6-7; Rom 11,13-15.29-32; Mt 15,21-28

El tema de la inclusión de todos los pueblos dentro de la asamblea de Israel está presente tanto en el libro de Isaías como en el pasaje evangélico. En el primer texto aparece como una promesa condicionada e imprecisa: los extranjeros que vivan entregados a Dios, cumpliendo su alianza, serán admitidos como miembros de plenos derechos en la asamblea santa. El templo de Jerusalén ya no estará reservado para los hijos de Abrahán, en el futuro Dios incluirá a hombres y mujeres de distintas razas y lenguas. Ese proyecto no logró concretarse de manera sencilla. Aún en el primer siglo, los extranjeros tenían impedido el acceso al atrio del Santuario de Jerusalén. La insistencia y la confianza de una mujer cananea consiguió doblegar la cerrazón inicial del Señor Jesús. Esta mujer anónima ensanchó la mentalidad relativamente exclusivista de Jesús y sus discípulos.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 83, 10-11

Dios, protector nuestro, mira el rostro de tu Ungido. Un solo día en tu casa es más valioso, que mil días en cualquier otra parte.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman, infunde en nuestros corazones el anhelo de amarte, para que, amándote en todo y sobre todo, consigamos tus promesas, que superan todo deseo. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Conduciré a los extranjeros a mi monte santo.

Del libro del profeta Isaías: 56, 1. 6-7

Esto dice el Señor: "Velen por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar y mi justicia a punto de manifestarse.
A los extranjeros que se han adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, a los que guardan el sábado sin profanarlo y se mantienen fieles a mi alianza, los conduciré a mi monte santo y los llenaré de alegría en mi casa de oración. Sus holocaustos y sacrificios serán gratos en mi altar, porque mi templo será casa de oración para todos los pueblos". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 66, 2-3. 5. 6 Y 8.
R/. Que te alaben, Señor, todos los pueblos.

Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora. R/.

Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones. R/.

Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero. R/.


SEGUNDA LECTURA

Dios no se arrepiente de sus dones ni de su elección.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 11, 13-15. 29-32

Hermanos: Tengo algo que decirles a ustedes, los que no son judíos, y trato de desempeñar lo mejor posible este ministerio. Pero esto lo hago también para ver si provoco los celos de los de mi raza y logro salvar a algunos de ellos. Pues, si su rechazo ha sido reconciliación para el mundo, ¿qué no será su reintegración, sino resurrección de entre los muertos? Porque Dios no se arrepiente de sus dones ni de su elección.
Así como ustedes antes eran rebeldes contra Dios y ahora han alcanzado su misericordia con ocasión de la rebeldía de los judíos, en la misma forma, los judíos, que ahora son los rebeldes y que fueron la ocasión de que ustedes alcanzarán la misericordia de Dios, también ellos la alcanzarán. En efecto, Dios ha permitido que todos cayéramos en la rebeldía, para manifestarnos a todos su misericordia. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 4, 23
R/. Aleluya, aleluya.

Jesús predicaba la buena nueva del Reino y curaba a la gente de toda enfermedad. R/.


EVANGELIO

Mujer, ¡qué grande es tu fe!

Del santo Evangelio según san Mateo: 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: "Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio". Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: 'Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros". Él les contestó: "Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel".
Ella se acercó entonces a Jesús y, postrada ante él, le dijo: "¡Señor, ayúdame!". Él le respondió: "No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos".
Pero ella replicó: "Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos". Entonces Jesús le respondió: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas". Y en aquel mismo instante quedó curada su hija. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Presentemos, hermanos, nuestras súplicas al Señor y pidámosle que atienda a sus hijos, según las necesidades de cada uno de ellos, respondiendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)

Roguemos al Señor por quienes, a causa de su enfermedad, porque están el servicio de sus hermanos o por cualquier otro motivo, no han podido venir a celebrar con nosotros el domingo; a fin de que, ya que no pueden participar de la alegría de esta celebración, no se vean privados nunca del gozo del Señor. Roguemos al Señor.

Roguemos por los que ayudan a los pobres o hacen obras de misericordia en favor de sus hermanos, para que Dios premie abundantemente el bien que hacen, y lo que reparten a sus hermanos el Señor lo multiplique y lo convierta para ellos en premio de vida eterna. Roguemos al Señor.

Roguemos por los que están de viaje, por los que tienen que vivir fuera de su hogar o alejados de sus familiares y amigos, para que Dios los proteja de todo peligro, los ayude en sus dificultades y les conceda retornar, sanos y salvos, a sus hogares. Roguemos al Señor.

Roguemos finalmente por nosotros mismos, para que el Señor nos haga perseverar en la fe cristiana, nos ayude a conocer más y más el Evangelio de Cristo, fortalezca nuestra voluntad en el bien, nos guarde de todo mal y nos guarde de todo mal y nos conceda alcanzar la vida eterna. Roguemos al Señor.

Dios nuestro, que con el ejemplo de tu Hijo, manso y humilde de corazón, nos has manifestado tu designio de salvar a todos los hombres, escucha nuestras oraciones y revístenos de los mismos sentimientos de Cristo, para que, con nuestras obras y palabras, demos siempre testimonio de tu amor fiel. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, nuestros dones, con los que se realiza tan glorioso intercambio, para que, al ofrecerte lo que tú nos diste, merezcamos recibirte a ti mismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 129, 7

Con el Señor viene la misericordia, y la abundancia de su redención.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Unidos a Cristo por este sacramento, suplicamos humildemente, Señor, tu misericordia, para que, hechos semejantes a él aquí en la tierra, merezcamos gozar de su compañía en el cielo. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200816


Todos los pueblos han vivido una experiencia particular de su encuentro con la divinidad. El lenguaje, los símbolos y los conceptos acerca de Dios han sido variados y hasta contradictorios entre las diversas religiones. Visiones politeístas junto a atisbos de monoteísmo por señalar dos enfoques mínimos. Este relato evangélico nos invita a creer que Dios no puede desentenderse de unos hijos para atender a otros. En cada circunstancia histórica se va manifestando Dios a sus creaturas. El Evangelio nos anima a superar los paradigmas excluyentes del pasado. Dios es un Padre amoroso que busca cariñosamente a todas las personas. Quienes reconocemos a Jesús como Señor y Mesías, entendemos que el camino cristiano es la opción que nos ha permitido tener acceso al rostro genuino de Dios; pero a la vez, comprendemos que por otros caminos extraños y misteriosos otras comunidades han accedido al misterio del Absoluto.

sábado, 8 de agosto de 2020

DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A Domingo 9 de agosto 2020



LAS DUDAS DE PEDRO
1 Re 19,9.11-13; Rom 9,1-5; Mt 14, 22-33

El Evangelio de san Mateo destaca la figura del pescador llamado Simón y apodado Pedro, es decir, roca, con mucha más amplitud que los otros sinópticos. En algunas escenas su figura se agranda y en otras, emerge su fragilidad. Este relato pertenece a la segunda categoría. La escena donde Jesús camina sobre las aguas del mar durante la madrugada está ubicada inmediatamente después del signo de los panes. Aunque la memoria de los Doce debía conservar el recuerdo de ese y otros signos, Pedro termina flaqueando. No consigue entregarse en las manos de Dios. El relato del libro de los Reyes nos presenta a un profeta desamparado. Elías perseguido está abatido y dispuesto a terminar su misión. La discreta presencia del Señor lo reconforta y le permite reafirmar su confianza en la fidelidad de Dios.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 73, 20. 19. 22. 23

Acuérdate, Señor, de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de los que te buscan.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo, invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Quédate en el monte, porque el Señor va a pasar.

Del primer libro de los Reyes: 19, 9. 11-13

Al llegar al monte de Dios, el Horeb, el profeta Elías entró en una cueva y permaneció allí. El Señor le dijo: «Sal de la cueva y quédate en el monte para ver al Señor, porque el Señor va a pasar".
Así lo hizo Elías, y al acercarse el Señor, vino primero un viento huracanado, que partía las montañas y resquebrajaba las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Se produjo después un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Luego vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se escuchó el murmullo de una brisa suave. Al oírlo, Elías se cubrió el rostro con el manto y salió a la entrada de la cueva. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 84, 9ab-10.11-12.13-14.
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra. R/.
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron; la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. R/.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas. R/.


SEGUNDA LECTURA

Hasta quisiera verme separado de Cristo, si esto fuera para bien de mis hermanos.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 9, 1-5

Hermanos: Les hablo con toda verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me atestigua, con la luz del Espíritu Santo, que tengo una infinita tristeza y un dolor incesante tortura mi corazón.
Hasta aceptaría verme separado de Cristo, si esto fuera para bien de mis hermanos, los de mi raza y de mi sangre, los israelitas, a quienes pertenecen la adopción filial, la gloria, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Ellos son descendientes de los patriarcas; y de su raza, según la carne, nació Cristo, el cual está por encima de todo y es Dios bendito por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 129, 5
R/. Aleluya, aleluya.

Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra. R/.


EVANGELIO

Mándame ir a ti caminando sobre el agua.

Del santo Evangelio según san Mateo: 14, 22-33

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.
Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: "¡Es un fantasma!". Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: "Tranquilícense y no teman. Soy yo".
Entonces le dijo Pedro: "Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua". Jesús le contestó: "Ven". Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: "¡Sálvame, Señor!" Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: "Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, a nuestro Señor Jesucristo, para que, acordándose de su promesa, escuche la oración de los que nos hemos reunido en su nombre. Digamos: escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)

Por la paz que desciende del cielo, por la unión de las Iglesias y por la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.


Por los que trabajan por el bien de los pobres, por los que ayudan a los ancianos y por los que cuidan a niños y desvalidos, roguemos al Señor.

Por los que están abatidos o sometidos a una prueba, por los que están en peligro, por el retorno de los extraviados y por la libertad de los encarcelados, roguemos al Señor.

Por los que en este momento están orando con nosotros, por los que han pedido nuestras oraciones y por el reposo eterno de nuestros hermanos difuntos, roguemos al Señor.

Dios omnipotente y eterno, que con tu poder dominas la creación, escucha nuestras oraciones y haz que te reconozcamos presente y activo en todos los acontecimientos de nuestra historia, para que sepamos así afrontar las pruebas con serenidad y avancemos confiados hacia la paz de tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe benignamente, Señor, los dones de tu Iglesia, y, al concederle en tu misericordia que te los pueda ofrecer, haces al mismo tiempo que se conviertan en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 147, 12. 14

Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su trigo.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

La comunión de tus sacramentos que hemos recibido, Señor, nos salven y nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.