DOMINGO
VI DE PASCUA Ciclo C
1
de Mayo de 2016
ANTÍFONA DE ENTRADA. (Cfr. Is 48, 20).
Con
voz de júbilo, anúncienlo; que se oiga. Que llegue a todos los rincones de la
tierra: el Señor ha liberado a su pueblo. Aleluya
GLORIA
Gloria
a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu
inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te
damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo
único, Jesucristo.
Señor
Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten
piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque
sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el
Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN
COLECTA.
Dios
todopoderoso, concédenos continuar celebrando con incansable amor estos días de
tanta alegría en honor del Señor resucitado, y que los misterios que hemos
venido conmemorando se manifiesten siempre en nuestras obras. Por nuestro Señor
Jesucristo.
LITURGIA
DE LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA.
Monición.
Las primeras comunidades se enfrentaron a una dificultad, ¿los nuevos cristianos
tenían que observar la Ley mosaica para salvarse? El concilio de Jerusalén
declaró con solemnidad, "quien nos salva es Cristo resucitado".
Lectura
del libro de los Hechos de los Apóstoles: 15, 1-2, 22-29
En
aquellos días, vinieron de Judea a Antioquía algunos discípulos y se pusieron a
enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban de acuerdo con la ley de
Moisés, no podrían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión
con Pablo y Bernabé; al fin se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más fueran
a Jerusalén para tratar el asunto con los apóstoles y los presbíteros. Los
apóstoles y los presbíteros, de acuerdo con toda la comunidad cristiana,
juzgaron oportuno elegir a algunos de entre ellos y enviarlos a Antioquía con
Pablo y Bernabé. Los elegidos fueron Judas (llamado Barsabás) y Silas, varones
prominentes en la comunidad. A ellos les entregaron una carta que decía:
"Nosotros, los apóstoles y los presbíteros, hermanos suyos, saludamos a los
hermanos de Antioquía, Siria, y Cilicia, convertidos del paganismo. Enterados
de que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro, los han alarmado e
inquietado a ustedes con sus palabras, hemos decidido de común acuerdo elegir a
dos varones y enviárselos, en compañía de nuestros amados hermanos Pablo y
Bernabé, que han consagrado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. Les
enviamos, pues, a Judas y a Silas, quienes les transmitirán, de viva voz, lo
siguiente: 'El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más
cargas que las estrictamente necesarias. A saber: que se abstengan de la
fornicación y de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales
estrangulados. Si se apartan de esas cosas, harán bien'. Palabra de Dios. A. Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del
salmo (66)
R.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
L.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que
conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora. /R.
L.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con
equidad Tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones. /R.
L.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos
juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero. /R.
SEGUNDA
LECTURA
Monición.
San Juan nos describe a la Iglesia como la nueva Jerusalén, la nueva esposa del
Cordero, La contempla bajando del cielo porque es creación de Dios; no tiene
resplandor propio porque lo recibe de la gloria de Dios.
Lectura
del libro del Apocalipsis del apóstol San Juan: 21, 10-44, 22-23
Un
ángel me transportó en espíritu a una montaña elevada, y me mostró a Jerusalén,
la ciudad santa, que descendía del cielo, resplandeciente con la gloria de
Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra preciosa, como el de un diamante
cristalino. Tenía una muralla ancha y elevada, con doce puertas monumentales, y
sobre ellas, doce ángeles y doce nombres escritos, los nombres de las doce
tribus de Israel. Tres de estas puertas daban al oriente, tres al norte, tres
al sur y tres al poniente. La muralla descansaba sobre doce cimientos, en los
que estaban escritos los doce nombres de los apóstoles del Cordero. No vi
ningún templo en la ciudad porque el Señor Dios todopoderoso y el Cordero son
el templo. No necesita la luz del sol o de la luna, porque la gloria de Dios la
ilumina y el Cordero es su lumbrera. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO (Jn 14, 23)
R.
Aleluya, aleluya.- El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor, y mi
Padre lo amará y vendremos a él. R. Aleluya.
EVANGELIO
Monición.
Jesús, en el discurso de despedida de sus discípulos, les anuncia la venida y
la morada de Dios, la venida del Espíritu Santo y el don de la paz. La
condición para que esto sea realidad es la observancia de su Palabra.
Lectura
del santo Evangelio según San Juan: 14, 23-29
A.
Gloria a ti, Señor.
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El que me ama, cumplirá mi
palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no
cumplirá mis palabras. La palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre,
que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el
Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les
enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho. La paz
les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz
ni se acobarden. Me han oído decir: "Me voy, pero volveré a su lado'. Si
me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que
yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda,
crean". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.
PROFESIÓN
DE FE
CREDO
de los Apóstoles
Creo
en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de
Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a
vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la
comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y
la vida eterna.
Amén.
ORACIÓN
UNIVERSAL
SAC.:
Unidos a Cristo, que intercede siempre por nosotros, elevemos, hermanos, nuestras
súplicas al Padre:
TODOS:
Te lo pedimos, Señor.
1.
Para que el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los siglos conceda
a la Iglesia ser, con firmeza y valentía, testimonio perseverante de su resurrección,
roguemos al Señor.
2.
Para que el resucitado, que dio a los apóstoles su paz, quiera concederla también
en abundancia a todos los pueblos, roguemos al Señor.
3.
Para que el vencedor de la muerte transforme los sufrimientos de los enfermos,
de los moribundos y de todos los que sufren en aquella alegría que nunca nadie
les podrá quitar, roguemos al Señor.
4.
Para que el que tiene las llaves de la muerte y de su reino nos conceda celebrar
un día su resurrección con los ángeles y los santos en su reino, roguemos al Señor.
Intenciones
de la Iglesia local
SAC.:
Dios nuestro, que has prometido hacer morada en aquel que escucha tu palabra y
la guarda, escucha nuestra oración y envíanos el Espíritu Santo, para que nos
recuerde constantemente todo lo que Cristo ha dicho y enseñado y nos haga
capaces de dar testimonio de ello con nuestras palabras. Por Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
TODOS:
Amén.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Suba
hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas, para que,
purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el sacramento de tu
inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
V DE PASCUA
Cristo,
sacerdote y victima
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre,
Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue
inmolado. Porque él, con la oblación de su cuerpo en la cruz, llevó a plenitud
los sacrificios de la antigua alianza, y al entregarse a ti por nuestra
salvación, quiso ser al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar. Por eso, con
esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también
los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno
de tu gloria:
Santo,
Santo, Santo...
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Jn 14, 15-16)
Si
me aman, cumplirán mis mandamientos, dice
el Señor; y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Abogado, que permanecerá con
ustedes para siempre. Aleluya
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Dios
todopoderoso y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has hecho
renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este sacramento
pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este alimento de
salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.