sábado, 29 de noviembre de 2014

I DOMINGO DE ADVIENTO Ciclo B DOMINGO 30 de noviembre 2014






I DOMINGO DE ADVIENTO Ciclo B

DOMINGO 30 de noviembre 2014

LOS MANTENDRÁ FIRMES HASTA EL FIN

Is 63, 16-17.19; 64, 2-7; 1 Co 1, 3-9; Mc 13, 33-37

La lectura del profeta Isaías es una confesión de culpa y a la vez una súplica confiada y amigable. Israel se había extraviado y lo reconoce: "todos estábamos contaminados". Los israelitas sufrieron la destrucción de la ciudad y del templo y ahora piden que Dios se comporte como lo que es en realidad: "tú Señor, eres nuestro Padre". En la lógica del profeta hay un postulado: Dios corrige a los que ama y en su momento los perdona. Desde esa certidumbre se pueden afrontar los momentos de adversidad que sobrevengan. El Evangelio de san Marcos nos advierte que la llegada del final de los tiempos, tendrá un carácter repentino, como sin duda lo es la visita del ladrón. La recomendación insistente tanto en el Evangelio como en la Carta a los corintios es la misma: mantenerse en vela, perseverar y mantenerse firme haciendo la voluntad del Padre.


ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 24, 1-3)

A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en ti no quedan defraudados.

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene a nosotros, para que, mediante la práctica de las buenas obras, colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura.

Monición.- En tiempos del profeta Isaías el pueblo elegido estaba triste y miserable. Por ello el profeta les habla con benevolencia y les invita a alejarse de la desesperanza

Del libro del profeta Isaías: 63, 16-17. 19; 64, 2-7

Tú, Señor, eres nuestro padre y nuestro redentor; ése es tu nombre desde siempre. ¿Por qué, Señor, nos has permitido alejarnos de tus mandamientos y dejas endurecer nuestro corazón hasta el punto de no temerte? Vuélvete, por amor a tus siervos, a las tribus que son tu heredad. Ojalá rasgaras los cielos y bajaras, estremeciendo las montañas con tu presencia.
Descendiste y los montes se estremecieron con tu presencia. Jamás se oyó decir, ni nadie vio jamás que otro Dios, fuera de ti, hiciera tales cosas en favor de los que esperan en él. Tú sales al encuentro del que practica alegremente la justicia y no pierde de vista tus mandamientos.
Estabas airado porque nosotros pecábamos y te éramos siempre rebeldes. Todos éramos impuros y nuestra justicia era como trapo asqueroso; todos estábamos marchitos, como las hojas, y nuestras culpas nos arrebataban, como el viento. Nadie invocaba tu nombre, nadie se levantaba para refugiarse en ti, porque nos ocultabas tu rostro y nos dejabas a merced de nuestras culpas.
Sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro y tú el alfarero; todos somos hechura de tus manos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial

Del salmo 79 R/. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.

Escúchanos, pastor de Israel; tú, que estás rodeado de querubines, manifiéstate, despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.

Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tú viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. R/.

Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. R/.


Segunda lectura

Monición.- El apóstol Pablo les recuerda a los corintios que han sido llamados a la fe mediante el Evangelio. Una fe que los provee de toda clase de dones del Espíritu.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 1, 3-9

Hermanos: Les deseo la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor.
Continuamente agradezco a mi Dios los dones divinos que les ha concedido a ustedes por medio de Cristo Jesús, ya que por él los ha enriquecido con abundancia en todo lo que se refiere a la palabra y al conocimiento; porque el testimonio que damos de Cristo ha sido confirmado en ustedes a tal grado, que no carecen de ningún don, ustedes, los que esperan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. El los hará permanecer irreprochables hasta el fin, hasta el día de su advenimiento. Dios es quien los ha llamado a la unión con su Hijo Jesucristo, y Dios es fiel. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN
(Sal 84, 8) R/. Aleluya, aleluya.
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. R/.

Evangelio

Monición.- La vida del creyente es una constante y tensa peregrinación en el mundo. Por ellos Jesús, en su pedagogía, insiste en la vigilancia sobre el día y la hora exacta de su regreso. El texto de Marcos es un discurso que alienta la esperanza y la plena confianza en el Padre.

Del santo Evangelio según san Marcos: 13, 33-37

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos a Jesús, la luz del mundo, el camino de la vida. Después de cada petición diremos: Ven, Señor Jesús.

Por el Papa, los obispos y todos los ministros ordenados al servicio de la Iglesia, Pueblo de Dios. Oremos.

Por las vocaciones al sacerdocio, al diaconado y a la vida religiosa. Oremos.

Por todos los pueblos de la tierra, y especialmente por los que sufren a causa del hambre y de la guerra. Oremos.

Por las familias rotas, por los ancianos abandonados, por los niños que no conocen el cariño de unos padres. Oremos.

Por nosotros y por todos los cristianos, que queremos abrir un camino al Señor en nuestras vidas y preparar la llegada de su Reino. Oremos.

Ven a nosotros, Señor Jesús, para dar tu consuelo a los afligidos, tu fortaleza a los que te queremos seguir, tu luz a los que no te conocen, y un corazón nuevo a los que viven encerrados en el egoísmo. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, estos dones que te ofrecemos, tomados de los mismos bienes que nos has dado, y haz que lo que nos das en el tiempo presente para aumento de nuestra devoción, se convierta para nosotros en prenda de tu redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I o III de Adviento.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 84, 13)

El Señor nos mostrará su misericordia y nuestra tierra producirá su fruto.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos, Señor, que nos aprovechen los misterios en que hemos participado, mediante los cuales, mientras caminamos en medio de las cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades celestiales y a poner nuestro apoyo en las que han de durar para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La actitud que las personas asumamos ante el final de la historia o ante nuestro propio final depende de la forma como entendamos la muerte. Quien juzgue que es la aniquilación definitiva no asumirá una actitud serena, sino desesperada, que podrá camuflarse, como de hecho ocurre actualmente en una cultura de la alienación y el divertimento. Quien esté persuadido de que la muerte no cancela la vida personal, sino que la intensifica, podrá aceptarla con serenidad. Para los cristianos la muerte no es el final, ni el término de nuestros afanes y proyectos; antes bien, es el fin, es decir, el paso obligado que conduce a la meta, que no es otra que la vida en plenitud no sólo para los privilegiados, sino para todos los hijos de Dios. Si la existencia histórica siempre ha estado marcada por la exclusión y los privilegios, no será así en la casa del Padre, ahí habrá lugar para todos y nadie sufrirá afrenta ni marginación. Él es nuestro Padre.

sábado, 22 de noviembre de 2014

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO




NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

Domingo 23 de noviembre 2014


Ez 34, 11-12. 15-17; 1 Co 15, 20-26. 28; Mt 25, 31-46

La narración que nos comparte el profeta Ezequiel es retomada directamente por el Señor Jesús en el Evangelio de san Mateo. Ezequiel exhibe una situación decadente, donde los fuertes (machos cabríos en la lógica de la narración) tratan a su antojo a los débiles (ovejas flacas). La imagen apunta a las relaciones abusivas y asimétricas que establecemos y padecemos en las instituciones humanas, centradas en el predominio de la fuerza sobre la razón, y del poder sobre el diálogo. En la historia prevalece de forma descarada o diplomática "la ley de la selva"; los verdugos pisotean a sus víctimas sin que prevalezcan la justicia y el derecho. Quienes no se adhieren a ese desorden, son presentados en el Evangelio de san Mateo como las personas compasivas que alimentaron al hambriento, vistieron al desnudo y visitaron al forastero. No consiguieron revertir la dinámica de la violencia institucionalizada, pero al menos, curaron las heridas de las personas que la padecían.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 5, 12; 1, 6)

Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. (Ap 5, 12; 1,6)

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura

Monición.- El profeta Ezequiel nos presenta a Dios como el Buen Pastor que cuida, guía y sostiene a su rebaño. Un pastor solícito, que produce paz y sosiego entre su grey.

Del libro del profeta Ezequiel: 34, 11-12. 15-17

Esto dice el Señor Dios: "Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y velaré por ellas. Así como un pastor vela por su rebaño cuando las ovejas se encuentran dispersas, así velaré yo por mis ovejas e iré por ellas a todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y oscuridad.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas, yo mismo las haré reposar, dice el Señor Dios. Buscaré a la oveja perdida y haré volver a la descarriada; curaré a la herida, robusteceré a la débil, y a la que está gorda y fuerte, la cuidaré. Yo las apacentaré con justicia.
En cuanto a ti, rebaño mío, he aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial

Del salmo 22 R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. R/.

Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. R/.

Segunda lectura

Monición.- El apóstol Pablo nos habla del establecimiento del reinado de Cristo en el mundo. Un reinado que aniquilará todos los poderes del mal y establecerá un reno de paz y de justicia.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 20-26. 28

Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los muertos.
En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.
Enseguida será la consumación, cuando, después de haber aniquilado todos los poderes del mal, Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte. Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre, y así Dios será todo en todas las cosas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN (Mc 11, 9.10) R/. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R/.

Evangelio

Monición.- El evangelio de Mateo anuncia la supremacía de Jesús, que vendrá con sus ángeles a juzgar a la humanidad en nombre de Dios Padre.

Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?'. Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'. Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?'. Y él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Dirijamos ahora nuestras peticiones a Dios nuestro Padre, para que su Reino esté cada vez más presente en nuestro mundo.

Después de cada petición diremos: Venga a nosotros tu Reino.

Por nuestra Iglesia. Que dé siempre testimonio de esperanza, de espíritu de concordia, de servicio a los pobres. Oremos.

Por nuestro obispo, por los sacerdotes y diáconos, por los religiosos y religiosas. Que con su vida y su palabra sean estímulo de nuevas vocaciones al servicio de la Iglesia. Oremos.

Por los gobernantes de nuestro país. Que trabajen cada día y así avancemos por los caminos de la justicia, la solidaridad, la paz y el amor. Oremos.

Por los más necesitados, por los que pasan hambre o sed, por los forasteros, los enfermos, los presos. Que puedan experimentar el amor de Dios a través nuestro. Oremos.

Por todos nosotros. Que la Eucaristía que celebramos nos ayude a vivir cada día más unidos a Jesucristo, nuestro Rey y Señor. Oremos.

Escucha, Padre, nuestras oraciones, y danos tu gracia, para que se vaya abriendo paso entre nosotros tu Reino de paz, justicia y amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, te suplicamos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PREFACIO

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has ungido con el óleo de la alegría, a tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey del universo, para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 28, 10-11)

En su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su pueblo la bendición de la paz.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo recibido, Señor, el alimento de vida eterna, te rogamos que quienes nos gloriamos de obedecer los mandamientos de Jesucristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en el reino de los cielos. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- El claroscuro que nos presenta el Evangelio es razonable: las personas podemos asemejarnos a la categoría de la gente sensible y solidaria que supo hacer suyo el dolor y las necesidades de sus hermanos o a la opuesta, la de la gente pragmática que vivió mirándose al ombligo, es decir, pendiente solamente de sus propias preocupaciones e intereses. Cuando unos y otros comparecen ante Jesús resucitado, parecen desconocer la trascendencia de sus acciones terrenales. Ni los bienaventurados recuerdan haber favorecido a Jesús, ni tampoco los desventurados. Unos y otros recibirán una clave de lectura de la historia que descifrará todo el enredo: quien administra su tiempo y sus bienes de manera sensata, sabe compartirlos con los necesitados, que son el sacramento viviente del Señor Jesús. No se trata solamente de repartir lo que sobra, sino de acortar la brecha que separa a los hartos de los menesterosos.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Es verdad que las luces del alba...



Himno
Es verdad que las luces del alba...
Fuente: Liturgia de las horas


Es verdad que las luces del alba
del día de hoy
son más puras radiantes y bellas,
por gracia de Dios.
 
Es verdad que yo siento en mi vida,
muy dentro de mí,
que la gracia de Dios es mi gracia,
que no merecí.
 
Es verdad que la gracia del Padre,
en Cristo Jesús,
es la gloria del hombre y del mundo,
bañado en luz.
 
Es verdad que la Pascua de Cristo,
es pascua por mí,
que su muerte y victoria me dieron
eterno vivir.
 
Viviré en alabanzas al Padre,
que al Hijo nos dio,
y que el santo Paráclito inflame,
nuestra alma en amor. 

Amén.

CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL



Cántico
Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual
Filipenses 2, 6-11
Fuente: Liturgia de las horas
 
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre";
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.


XXXIII DOMINGO ORDINARIO Ciclo A



XXXIII DOMINGO ORDINARIO Ciclo A

DOMINGO 16 de noviembre 2014

LOS QUE NO VIVEN EN TINIEBLAS

Pr 31, 10-13. 19-20. 31-32; 1 Ts 5, 1-6; Mt 24-14-30

La protagonista de la etopeya del libro de los Proverbios es una mujer que cumple gustosamente con los diferentes proyectos que dan sentido a su vida: madre, creyente, ciudadana, esposa, profesionista. Vive con intensidad las diferentes dimensiones de su vida. La Carta a los tesalonicenses y el Evangelio de san Mateo se ocupan de formular unas cuantas exhortaciones importantes relativas al final de los tiempos. Para el apóstol san Pablo no es oportuno ocuparse de hacer cálculos para pronosticar la fecha del fin, porque ese conocimiento es inalcanzable; lo que tiene sentido es vivir con la máxima entrega, dedicándose a realizar los compromisos derivados de la propia vocación. El cristiano no se evade de los desafíos históricos, porque vive de la esperanza y ésta lo empuja a buscar la finalización positiva de la historia humana. No vivimos en medio del caos, al contrario, el Padre nos ha encargado pastorear la naturaleza, solidarizarnos con nuestra comunidad, viviendo en libertad.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Jr 29, 11. 12. 14)

Yo tengo designios de paz, no de aflicción, dice el Señor. Ustedes me invocarán y yo los escucharé y los libraré de la esclavitud donde quiera que se encuentren.

ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu servicio, porque la profunda y verdadera alegría está en servirte siempre a ti, autor de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura

Monición.- El libro de los proverbios nos habla del papel de la mujer en la familia; subraya, sobre todo, su calidad humana, su sentido religioso y su trabajo en el hogar.

Del libro de los Proverbios: 31, 10-13. 19-20. 30-31

Dichoso el hombre que encuentra una mujer hacendosa: muy superior a las perlas es su valor.
Su marido confía en ella y, con su ayuda, él se enriquecerá; todos los días de su vida le procurará bienes y no males. Adquiere lana y lino y los trabaja con sus hábiles manos. Sabe manejar la rueca y con sus dedos mueve el huso; abre sus manos al pobre y las tiende al desvalido.
Son engañosos los encantos y vana la hermosura; merece alabanza la mujer que teme al Señor.
Es digna de gozar del fruto de sus trabajos y de ser alabada por todos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial

Del salmo 127 R/. Dichoso el que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien. R/.

Su mujer como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor: "Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu vida". R/.


Segunda lectura

Monición.- El apóstol Pablo nos habla sobre la segunda venida de Cristo, la cual sucederá del mismo modo que un ladrón en la noche: de improviso y sin miramientos. San Pablo nos exhorta a vivir en oración y en espera del juicio divino.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 5, 1-6

Hermanos: Por lo que se refiere al tiempo y a las circunstancias de la venida del Señor, no necesitan que les escribamos nada, puesto que ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando la gente esté diciendo: "¡Qué paz y qué seguridad tenemos!", de repente vendrá sobre ellos la catástrofe, como de repente le vienen a la mujer encinta los dolores del parto, y no podrán escapar.
Pero a ustedes, hermanos, ese día no los tomará por sorpresa, como un ladrón, porque ustedes no viven en tinieblas, sino que son hijos de la luz y del día, no de la noche y las tinieblas.
Por lo tanto, no vivamos dormidos, como los malos; antes bien, mantengámonos despiertos y vivamos sobriamente. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN (Jn 15, 4. 5) R/. Aleluya, aleluya.

Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante. R/.

Evangelio

Monición.- Jesús nos presenta la parábola de los talentos. Con ella nos enseña a esperar su venid y a evaluar los dones que recibimos de Dios para la construcción de una mejor sociedad.

Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 14-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco millones; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.
El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.
Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo: 'Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado'. Su señor le dijo: 'Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor'.
Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: 'Señor, dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado'. Su señor le dijo: 'Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor'.
Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo: 'Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo'.
El señor le respondió: 'Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? Quítenle el millón y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación' ". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Presentemos nuestras plegarias a Dios, nuestro Padre. Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.

Por el Papa Francisco, por nuestro obispo, por nuestros sacerdotes. Para que con su palabra y su vida sean estímulo de fe y de esperanza para el pueblo cristiano. Oremos.


Por nuestra Iglesia diocesana. Para que disponga de los recursos materiales necesarios para llevar a cabo su actividad y mantener sus obras apostólicas. Oremos.

Por las vocaciones a la vida sacerdotal, diaconal y religiosa. Para que el Señor conceda a su Iglesia las personas entregadas que necesita para continuar su misión en el mundo. Oremos.

Por la paz en nuestra Patria. Para que el recuerdo de la Revolución nos mueva a buscar la justicia en México. Oremos.

Por los que sufren a causa de la soledad, la enfermedad, el hambre o la pobreza. Para que no les falte la ayuda de los que pueden hacer más llevadera su situación. Oremos.

Por todos los que estamos aquí. Para que, cuando termine nuestro peregrinar en este mundo, el Padre del amor y de la misericordia nos reciba con nuestros hermanos difuntos en el banquete de su Reino. Oremos.

Escucha, Señor, las oraciones que te hemos dirigido, y conviértenos en administradores diligentes de los talentos que nos has confiado. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, que estas ofrendas que ponemos bajo tu mirada, nos obtengan la gracia de vivir entregados a tu servicio y nos alcancen, en recompensa, la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 72, 28)

Mi felicidad consiste en estar cerca de Dios y en poner sólo en él mis esperanzas.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al recibir, Señor, el don de estos sagrados misterios, te suplicamos humildemente que lo que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria suya, nos aproveche para crecer en nuestra caridad fraterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La mujer hacendosa del libro de los Proverbios puede ser un buen modelo para descubrir la actitud conveniente ante la cuestión del final de los tiempos. Esta mujer se ocupa de sí misma, de su "profesión", de su casa, de los asuntos públicos propios de su condición ciudadana y obviamente como mujer creyente, se ocupa de respetar al Señor. Es una mujer plena, que se desarrolla de forma integral. No tiene tiempo que perder, ni que desperdiciar porque sabe que el pulso de la historia camina de prisa y es necesario apresurarla hacia la plenitud. Quien vive alienado por el gozo efímero y el disfrute de las banalidades no se ocupa de nadie más sino de sí mismo. Es una especie de "avestruz" que se distrae de las preguntas profundas de la vida para concentrarse en una serie de naderías que terminan por vaciar su corazón. Cada quien sabe si vive en las tinieblas del egoísmo o se mantiene luminosamente en la búsqueda de la plenitud, desde el compromiso consigo mismo, con su fe y su sociedad.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Domingo 9 de Noviembre 2014





Domingo 9 de Noviembre 2014


Dedicación de la Basílica de Letrán.


Santos: San Orestes de Capadocia, mártir. Beata Isabel de la Trinidad, religiosa. Fiesta (Blanco)


DE TEMPLOS A TEMPLOS

Ez 47,1-2. 8-9. 12; 1 Co 3,9-11. 16-17; Jn 2,13-22

El profeta Ezequiel nos comparte una visión prometedora. La casa de oración se convertirá en la fuente de vida que irrigará colinas y desiertos, propagando el verdor, las frutas y alimentos por doquier. El pasaje se ubica en el contexto del regreso del destierro, es la afirmación clara de que Dios fuente de bendición volverá acompañar a su pueblo. Sin embargo, esa bendición no estará exenta de responsabilidades. Tal como lo señalan tanto el Evangelio de Juan como la Carta a los corintios, es necesario reportar frutos. El Señor Jesús visita el templo de Jerusalén y descubre la degradación presente en la abundancia de rituales, carentes de actitudes éticas. El gesto profético simboliza la destrucción de ese desorden. Ese montón de piedras no cumple su función, no sirve para vincular a los creyentes entre sí y con Dios. Habrá que construir un templo espiritual, edificado con fidelidad y justicia, con misericordia y amor fraterno. De ese templo habla san Pablo en su Carta.


ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Ap 21, 2)

Vi que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad santa, la nueva Jerusalén, engalanada como una novia, que va a desposarse con su prometido.


Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor, tú que con piedras vivas y escogidas preparas una morada eterna para tu divinidad, derrama con abundancia sobre tu Iglesia la gracia que le has otorgado, para que tu pueblo fiel avance sin cesar en la construcción de la Jerusalén celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura

Monición.- Del templo reconstruido en Jerusalén el Señor difundirá para su pueblo la abundancia de todos los bienes. La ciudad santa, siempre necesitada de agua, la tendrá en abundancia.

Del libro del profeta Ezequiel: 47, 1-2. 8-9. 12

En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo. Por debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues el templo miraba hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar.
Luego me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta hasta el pórtico que mira hacia el oriente, y el agua corría por el lado derecho.
Aquel hombre me dijo: "Estas aguas van hacia la región oriental; bajarán hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo sanearán. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas quedarán saneados y por dondequiera que el torrente pase, prosperará la vida. En ambas márgenes del torrente crecerán árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas, de medicina". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


Salmo responsorial

 Del salmo 45 R/. Un río alegra a la ciudad de Dios.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, quien en todo peligro nos socorre. Por eso no tememos, aunque tiemble, y aunque al fondo del mar caigan los montes. R/.

Un río alegra a la ciudad de Dios, su morada el Altísimo hace santa. Teniendo a Dios, Jerusalén no teme, porque Dios la protege desde el alba. R/.
 
Con nosotros está Dios, el Señor; es el Dios de Israel nuestra defensa. Vengan a ver las cosas sorprendentes que ha hecho el Señor sobre la tierra. R/.

 
Segunda lectura

Monición.- La comparación del pueblo de Dios con el edificio es muy estimada en la Sagrada Escritura para darnos a conocer lo que es el Pueblo de Dios, la Iglesia.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 3, 9-11. 16-17

Hermanos: Ustedes son la casa que Dios edifica. Yo, por mi parte, correspondiendo al don que Dios me ha concedido, como un buen arquitecto, he puesto los cimientos; pero es otro quien construye sobre ellos. Que cada uno se fije cómo va construyendo. Desde luego el único cimiento válido es Jesucristo y nadie puede poner otro distinto. ¿No saben acaso ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN (2 Cro 7, 16) R/. Aleluya, aleluya.

He elegido y santificado este lugar, dice el Señor, para que siempre habite ahí mi nombre. R/.


Evangelio

Monición.- Mientras que los judíos interpretan literalmente las palabras de Jesús, para san Juan el cuerpo de Cristo es el nuevo Templo, la Nueva Tienda en la que Dios habita.

Del santo Evangelio según san Juan: 2, 13-22

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre". En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora. Después intervinieron los judíos para preguntarle: "¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?". Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?". Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Se dice Credo.


PLEGARIA UNIVERSAL

Reunidos en esta casa de oración, presentemos confiadamente a Dios nuestras peticiones.

Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.

Por el Papa Francisco y por la Iglesia de Roma para que, llenos de los dones del Espíritu Santo, puedan llevar a cabo su misión de presidir en la caridad a todas las comunidades del mundo. Oremos.
 
Por las comunidades cristianas de Roma, para que sean ejemplo de fe y de caridad para todos los que allí van en peregrinación. Oremos.

Por toda la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo de Dios, para que sea para todos los hombres sacramento de salvación que nos convierte en hijos de Dios y hermanos los unos de los otros. Oremos.

Por toda la humanidad, para que descubra y responda a la llamada de Dios a ser piedras vivas edificadas sobre el fundamento de Jesucristo. Oremos.

Por los enfermos y los que sufren, para que la participación en la pasión de Jesucristo les abra las puertas del Reino de Dios. Oremos.

Por todos nosotros, para que, fieles al Espíritu recibido en el Bautismo y alimentados con la Eucaristía, vivamos como Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Oremos.

Escucha, Padre, las peticiones que te hemos dirigido en esta casa de oración, y concédenos con abundancia lo que te hemos pedido con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, los dones que te presentamos y concédenos que podamos obtener en este lugar el fruto de tus sacramentos y el cumplimiento de nuestros deseos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque en toda casa consagrada a la oración te has dignado quedarte con nosotros para hacernos, tú mismo, templos del Espíritu Santo, que brillen, sostenidos por tu gracia, con el esplendor de una vida santa.
Y, porque con tu acción constante, santificas a la Iglesia, esposa de Cristo, simbolizada por estos edificios materiales, a fin de que, llene de gozo por la multitud de sus hijos, sea presentada a ti en la gloria del cielo.
Por eso, con todos los ángeles y los santos, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. 1 P 2, 5)

Ustedes también son piedras vivas, que van entrando en la edificación del templo espiritual, para formar un sacerdocio santo.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios, que has querido darnos en tu Iglesia un signo visible de la Jerusalén del cielo, concédenos que, mediante la participación en este sacramento, nos transformes en templo de tu gracia y nos concedas entrar en la morada de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Quienes hayan construido una casa saben por experiencia propia que es un proyecto que implica ahorros, privaciones y mucha dedicación. No se levanta de la noche a la mañana. San Pablo reafirma a los cristianos de Corinto lo que sabían desde el día de su bautismo: somos edificio de Dios. La comunidad que formamos los discípulos ha ido consolidándose gracias al esfuerzo de catequistas, evangelizadores y madres y padres de familia que nos han testimoniado la fe cristiana. Cuando se escucha regularmente la palabra de Dios en comunidad se coloca un cimiento; cuando se activa una iniciativa o un ministerio de atención a los enfermos se levanta una pared; cuando se vive la comunión, el perdón y la reconciliación como práctica cotidiana se afianzan puertas y ventanas. Por otra parte, cuando se vive la doble moral o se refugia en los rituales, olvidando las actitudes éticas, es como si el edificio fuera sacudido por un temblor oscilatorio y trepidatorio.