viernes, 29 de noviembre de 2019

Despiertos y preparados




Muchos de los primeros cristianos pensaban que Jesús volvería en cualquier momento, no para destruir el mundo, sino para rehacerlo; tampoco para condenar a la gente, sino para amarla. Esto provocó que se preocuparan por dos actitudes fundamentales: estar despiertos y preparados.

Estar despiertos es mucho más que no estar dormidos. Cuando alguien está despierto tiene los ojos abiertos, atento a todo lo que sucede, como un vigilante. Esta actitud se precisa en los vv. 37-41, al señalar que se está despierto para hacer lo extraordinario lo significativo; no se tiene que vivir como en los tiempos de Noé, es decir, sólo la iban pasando, prolongando la especie, pero no el sentido de la vida. Tampoco hay que esperar desgracias para reaccionar. El ser humano debe aprender de la gracia, de la bondad de Dios y de los demás.

Pero también hay que estar preparados pues el destino no está en las manos del ser humano. Ante el futuro, las personas estamos desarmadas, desprotegidas. Mucha gente del tiempo de los primeros cristianos pensaba que ante el futuro, ante el destino o hado, sólo existía la resignación; los seres humanos no podían hacer absolutamente nada; así se pensaba. Sin embargo, Jesús, ante lo desconocido, no promueve la resignación, tampoco la pasividad; invita a la atención y a la búsqueda, a la disponibilidad adecuada y al protagonismo generoso. Para esto, el evangelio invita en los vv. 40-41 a la transparencia o autenticidad como una actitud fundamental; Dios conoce el interior, a Dios no se le puede engañar.

Estamos desprotegidos ante la realidad; no siempre acertamos a vivir con sentido. Jesús nos pide estar atentos a nosotros mismos y a nuestro entorno. También nos invita a que nos responsabilicemos de nuestro futuro; asumamos que podemos ser protagonistas de nuestra vida, de nuestra historia.
Busquemos algún compromiso que nos provoque vivir con mayor sentido nuestro presente, siendo protagonistas de nuestro futuro.

Fuente
Propios de la Misa. Cuaderno 251. Diciembre 2019. Buena Prensa

DOMINGO I DE ADVIENTO Ciclo A Domingo 1 de diciembre 2019





UNA LLEGADA REPENTINA

Is 2, 1-5; Rom 13, 11-14; Mt 24, 37-44

Los cristianos de la primera generación vivían con la certidumbre de la inminente llegada de la parusía, es decir, de la venida o, mejor dicho, de la aparición gloriosa del Señor Jesucristo. Esa esperanza era compartida por el mismo Jesús. La advertencia reiterada era no dar crédito a los avisos sobre el momento preciso de aquel acontecimiento. Una segunda advertencia mucho más decisiva invitaba a no distraerse en los asuntos mundanos, desentendiéndose de vivir conforme a la voluntad del Padre. Mantenerse en vela equivale a vivir el día a día cumpliendo los valores del Evangelio. Por su parte el profeta Isaías nos describe una entusiasta peregrinación de pueblos que suben animosos a Jerusalén para dejarse instruir por la palabra del Señor. El mundo esperanzador que describe Isaías se destaca sobre todo por la eliminación de los mecanismos violentos. Ya no será la guerra ni la confrontación la única salida entre las naciones. La educación para la paz será la mejor alternativa.


ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 24, 1-3

A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en ti no quedan defraudados.


No se dice Gloria.


ORACIÓN COLECTA

Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene a nosotros, para que, mediante la práctica de las buenas obras, colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El Señor reúne a todos los pueblos en la paz eterna de su Reino.

Del libro del profeta Isaías: 2,1-5

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén: En días futuros, el monte de la casa del Señor será elevado en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas, y hacia él confluirán todas las naciones.
Acudirán pueblos numerosos, que dirán: "Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que él nos instruya en sus caminos y podamos marchar por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la Palabra del Señor".
Él será el árbitro de las naciones y el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados y de las lanzas, podaderas; ya no alzará la espada pueblo contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra. ¡Casa de Jacob, en marcha! Caminemos a la luz del Señor. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9.
R/. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.

A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. En ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R/.

Digan de todo corazón: "Jerusalén, que haya paz entre aquellos que te aman, que haya paz dentro de tus murallas y que reine la paz en cada casa". R/.

Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: "La paz esté contigo". Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.


SEGUNDA LECTURA

Ya está cerca nuestra salvación.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 13,11-14

Hermanos: Tomen en cuenta el momento en que vivimos. Ya es hora de que se despierten del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz.
Comportémonos honestamente, como se hace en pleno día. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujurias ni desenfrenos, nada de pleitos ni envidias. Revístanse más bien, de nuestro Señor Jesucristo y que el cuidado de su cuerpo no dé ocasión a los malos deseos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 84, 8
R/. Aleluya, aleluya.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. R/.


EVANGELIO

Velen y estén preparados.

Del santo Evangelio según san Mateo: 24, 37-44

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.
Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo.


PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, al Señor y pidámosle confiadamente que despierte su poder y venga a salvarnos. Digamos confiadamente: Ven Señor Jesús. (R/. Ven Señor Jesús.)

Para que los fieles despierten del sueño de sus in-dolencias y reciban con alegría la salvación que se acerca, roguemos al Señor.

Para que se afiance la paz en el mundo, y las riquezas de la creación se transformen en instrumento de progreso y bienestar para todos los hombres, roguemos al Señor.

Para que el Señor, con su venida, alivie los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a los que sufren en su espíritu y libre al mundo de sus males, roguemos al Señor.

Para que nosotros mismos vivamos siempre alerta sin que las preocupaciones de la vida nos impidan mantenemos en pie cuando llegue el Hijo del hombre, roguemos al Señor.

Dios misericordioso, que enviaste a tu Hijo al mundo para que nos instruyera en tus caminos, anduviéramos por tus sendas y todas las naciones se reunieran en la montaña santa de tu reino, escucha nuestra oración y despierta en nosotros un deseo tan vivo de tu venida, que, avanzando por la senda de tus mandatos, lleguemos a contemplar en tu gloria al que ha de venir, Jesucristo nuestro Señor. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, estos dones que te ofrecemos, tomados de los mismos bienes que nos has dado, y haz que lo que nos das en el tiempo presente para aumento de nuestra fe, se convierta para nosotros en prenda de tu redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFCIO

Prefacio de Adviento I

Las dos venidas de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, nuestro Señor. El cual, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación, para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de su gloria:
Santo, Santo, Santo...


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 84, 13

El Señor nos mostrará su misericordia y nuestra tierra producirá su fruto.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos, Señor, que nos aprovechen los misterios en que hemos participado, mediante los cuales, mientras caminamos en medio de las cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades celestiales y a poner nuestro corazón en las que han de durar para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20191201






El llamado a construir una cultura favorable a la paz y al diálogo, que nos propone el Señor por medio del profeta Isaías (Is 2,1-5), es algo más que urgente. Son demasiados los agravios y resentimientos añejos confrontan a nuestra sociedad. La reconciliación auténtica no es el gesto del pacifista que simplemente renuncia a usar la violencia, sin moverse activamente a favor de nada. La paz verdadera no es otra cosa que el restablecimiento de las condiciones de justicia entre los ciudadanos. La reconciliación exige ensanchar las oportunidades para los que no las han tenido; castigar a los que delinquen y destruyen la convivencia pacífica; todas esas son tareas propias de quien pretende construir la cultura de la paz con justicia. En el ámbito de nuestras responsabilidades públicas así estaremos preparando la venida del Señor. En el terreno de nuestra vida familiar o de nuestra relación íntima con Dios será necesario vivir en actitud de humildad y confianza.

Cristo volverá con gran gloria.




«Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos» (Rm 14,9). La Ascensión de Cristo al cielo significa su participación, en su humanidad, en el poder y en la autoridad de Dios mismo. Jesucristo es Señor: posee todo poder en los cielos y en la tierra. Él está «por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación» porque el Padre» bajo sus pies «sometió todas las cosas» (Ef 1, 20-22). Cristo es el Señor del cosmos y de la historia. En él la historia de la humanidad e incluso toda la Creación encuentra su recapitulación (Ef 1,10), su cumplimiento trascendente.

Como Señor, Cristo es también la cabeza de la Iglesia que es su Cuerpo (Ef 1,22). Elevado al cielo y glorificado, habiendo cumplido así su misión, permanece en la tierra en su Iglesia... «La Iglesia, o el reino de Cristo presente ya en misterio «constituye el germen y el comienzo de este Reino en la tierra» (Vaticano II: LG 3,5). Desde la Ascensión, el designio de Dios ha entrado en su consumación. Estamos ya en la «última hora» (1Jn 2,18).

«El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado «con gran poder y gloria» (Lc 21,17) con el advenimiento del Rey a la tierra. Este Reino aún es objeto de los ataques del poder del mal, a pesar de que estos poderes hayan sido vencidos en su raíz por la Pascua de Cristo. Hasta que todo le haya sido sometido (1C 15,28), y «mientras no haya nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que pasa. Ella misma vive entre las criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de los hijos de Dios» (LG 48; Rm 8,19.22). Por esta razón, los cristianos piden, sobre todo en la Eucaristía, que se apresure el retorno de Cristo cuando suplican: «Ven, Señor Jesús» (1C 16, 22; Ap 22,17.20).

domingo, 24 de noviembre de 2019

¿Qué es el Adviento y cuándo empieza?




El Adviento es el tiempo de preparación para celebrar la Navidad y comienza cuatro domingos antes de esta fiesta. Además marca el inicio del Nuevo Año Litúrgico católico y este 2019 empezará el domingo 1 de diciembre.

Adviento viene del latín “ad-venio”, que quiere decir “venir, llegar”. Comienza el domingo más cercano a la fiesta de San Andrés Apóstol (30 de noviembre) y dura cuatro semanas.


El Adviento está dividido en dos partes: las primeras dos semanas sirven para meditar sobre la venida final del Señor, cuando ocurra el fin del mundo; mientras que las dos siguientes sirven para reflexionar concretamente sobre el nacimiento de Jesús y su irrupción en la historia del hombre en Navidad.

En los templos y casas se colocan las coronas de Adviento y se va encendiendo una vela por cada domingo. Asimismo, los ornamentos del sacerdote y los manteles del altar son de color morado como símbolo de preparación y penitencia.

Muchos católicos conocen del Adviento, pero tal vez las preocupaciones en el trabajo, los exámenes en la escuela, los ensayos con el coro o el teatro de Navidad, el armado del nacimiento o pesebre y la compra de regalos, hacen que se olvide el verdadero sentido de este tiempo.


ACIPRENSA

jueves, 21 de noviembre de 2019

SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO Domingo 24 noviembre 2019




REY DEL UNIVERSO

2 Sam 5, 1-3; Col 1, 12-20; Lc 23, 35-43

La solemnidad litúrgica de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo, nos permite adentrarnos en la naturaleza de su realeza. En la escena de la crucifixión el evangelista nos refiere el tenor de los comentarios que lanzan los mirones; dichos comentarios desvelan uno de los aspectos enigmáticos de la realeza de Jesús. Es un rey que no se salva a sí mismo, como sarcásticamente atestiguan los curiosos. Esa impotencia y esa debilidad parecería desacreditarlo y sin embargo es lo que lo acredita. Es un mesías no mesiánico que no recurre a desplantes de fuerza ni a demostraciones portentosas. El gran signo que despierta la fe del creyente en este Rey-Servidor es su determinación completa de olvidarse de su propia angustia y su propio miedo, para entregarse obedientemente al servicio del Reinado del Padre. Mientras que su antepasado David logró acreditarse por su habilidad guerrera y se atrajo el apoyo de las doce tribus; el Señor Jesús fundamentó su realeza en su condición de servidor obediente.


ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 5, 12; 1, 6

Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Ungieron a David como rey de Israel.

Del segundo libro de Samuel: 5,1-3

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David, de la tribu de Judá y le dijeron: "Somos de tu misma sangre. Ya desde antes, aunque Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras el que conducía a Israel, pues ya el Señor te había dicho: 'Tú serás el pastor de Israel, mi pueblo; tú serás su guía' ".
Así pues, los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver a David, rey de Judá. David hizo con ellos un pacto en presencia del Señor y ellos lo ungieron como rey de todas las tribus de Israel. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 121, 1-2. 4-5.
R/. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

¡Qué alegría sentí cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.

A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. R/.

Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: "La paz sea contigo". Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.


SEGUNDA LECTURA

Dios nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado.

De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 1, 12-20

Hermanos: Demos gracias a Dios Padre, el cual nos ha hecho capaces de participar en la herencia de su pueblo santo, en el reino de la luz.
Él nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado, por cuya sangre recibimos la redención, esto es, el perdón de los pecados.
Cristo es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la creación, porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas, del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, sin excluir a los tronos y dominaciones, a los principados y potestades. Todo fue creado por medio de él y para él.
Él existe antes que todas las cosas, y todas tienen su consistencia en él. Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que sea el primero en todo.
Porque Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas, del cielo y de la tierra, y darles la paz por medio de su sangre, derramada en la cruz. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mc 11, 9. 10
R/. Aleluya, aleluya.

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R/.


EVANGELIO

Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí.

Del santo Evangelio según san Lucas: 23, 35-43

Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: "A otros ha salvado; que se salve así mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido".
También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le decían: "Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo". Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: "Éste es el rey de los judíos".
Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: "Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro le reclamaba, indignado: "¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho". Y le decía a Jesús: "Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí". Jesús le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Dirijamos, llenos de confianza, nuestras súplicas a Cristo, supremo Señor de la vida y de la muerte y rey de todas las creaturas del cielo y de la tierra y digamos: Rey de la Gloria, escúchanos. (R/. Rey de la gloria, escúchanos.)

Para que los pastores y fieles de la Iglesia se esfuercen con celo para reconciliar al universo con Dios y en pacificar por la sangre de la cruz de Jesucristo a todas las creaturas, roguemos al Señor.

Para que la semilla evangélica, escondida en las diversas religiones y culturas, germine y se manifieste, y todos los hombres reconozcan con gozo que Cristo es Señor, para gloria de Dios Padre, roguemos al Señor.

Para que quienes aún viven bajo el dominio de la ignorancia, el pecado o el sufrimiento sean trasladados al reino de Cristo y encuentren el fin de sus penas, roguemos al Señor.

Para que los que hoy celebramos la solemnidad de Cristo, Señor supremo del universo, a quien están destinadas todas las cosas, participemos también un día en la herencia del pueblo santo, en el reino de la luz, roguemos al Señor.

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que nos llamas a reinar contigo en la justicia y en el amor, escucha las oraciones de tu pueblo, sácanos del dominio de las tinieblas y fortalece nuestras débiles voluntades, para que sigamos las huellas de tu Hijo y, como él, demos la propia vida en bien de los demás y compartamos con ellos el reino de Cristo en el paraíso. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, te suplicamos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.


PREFACIO

Cristo. Rey del Universo.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has ungido con el óleo de la alegría, a tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey del universo, para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 28, 10-11

En su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su pueblo la bendición de la paz.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo recibido, Señor, el alimento de vida eterna, te rogamos que quienes nos gloriamos de obedecer los mandamientos de Jesucristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en el reino de los cielos. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20191124




Entre las promesas y los discursos de quienes se presentan como benefactores y servidores del pueblo y las acciones que realizan, suele haber una gran brecha. El Evangelio nos recuerda esta denuncia del Señor Jesús, cuando anima a los discípulos a conseguir los primeros puestos a través del servicio. La ejemplaridad del genuino Rey de Reyes (Apoc 19, 16) radica en que sacrifica su vida y su seguridad a fin de que nadie más siga viviendo como víctima de los abusos que los dirigentes religiosos y los jefes políticos tramaban contra los humildes y los pequeños. La realeza del Señor Jesús excluye el despliegue de la fuerza y la coacción. Jesús nos anima a ejercer formas de autoridad basadas en la congruencia y la ejemplaridad. La autoridad del Rey Jesús brota de la completa identidad entre su mensaje y su vida. Las declaraciones donde se presenta como servidor son sustentadas por su actitud de entrega sin límites a los necesitados.


martes, 19 de noviembre de 2019

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario Ciclo C Domingo 17 de noviembre 2019




LOS MALVADOS Y ARROGANTES
Ma1 3, 19-20; 2 Tes 3, 7-12; Lc 21, 5-19

En un primer momento, según afirman tanto el profeta Malaquías (Cfr  como el evangelista Lucas, prevalecerá la prepotencia de los malvados y de los perseguidores en perjuicio de los justos que se mantienen fieles a Dios. Su triunfo no es definitivo. Dios es el único Señor de la historia. Tal como lo anuncia el discurso escatológico en este pasaje evangélico, los verdaderos discípulos jamás estarán exentos de padecer rechazos y persecuciones. El tiempo del conflicto se prolonga, como también se prolonga el llamado a dar un testimonio de fidelidad en el nombre de Jesús: "los conducirán ante reyes y gobernadores por causa mía". Estas advertencias no pretenden desanimar a los discípulos, al contrario, son advertencias oportunas para que no desfallezcamos en el momento de dar testimonio del amor de Dios. Así lo ratifica Malaquías con gran confianza: a los que respetan mi nombre los alumbrará el sol de la justicia.


ANTÍFONA DE ENTRADA Jr 29, 11. 12. 14

Yo tengo designios de paz, no de aflicción, dice el Señor. Ustedes me invocarán y yo los escucharé y los libraré de la esclavitud donde quiera que se encuentren.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu servicio porque la profunda y verdadera alegría está en servirte siempre a ti, autor de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Brillará para ustedes el sol de justicia.

Del libro del profeta Malaquías: 3,19-20

"Ya viene el día del Señor, ardiente como un horno, y todos los soberbios y malvados serán como la paja. El día que viene los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles ni raíz ni rama. Pero para ustedes, los que temen al Señor, brillará el sol de justicia, que les traerá la salvación en sus rayos”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 97, 5-6. 7-8.9.
R/. Toda la tierra ha visto al Salvador.

Cantemos al Señor al son del arpa, aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro Rey. R/.

Alégrese el mar y el mundo submarino, el orbe y todos los que en él habitan. Que los ríos estallen en aplausos y las montañas salten de alegría. R/.

Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. R/.


SEGUNDA LECTURA

El que no quiera trabajar, que no coma.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 3, 7-12

Hermanos: Ya saben cómo deben vivir para imitar mi ejemplo, puesto que, cuando estuve entre ustedes, supe ganarme la vida y no dependí de nadie para comer; antes bien, de día y de noche trabajé hasta agotarme, para no serles gravoso. Y no porque no tuviera yo derecho a pedirles el sustento, sino para darles un ejemplo que imitar. Así, cuando estaba entre ustedes, les decía una y otra vez: "El que no quiera trabajar, que no coma".
Y ahora vengo a saber que algunos de ustedes viven como holgazanes, sin hacer nada, y además, entrometiéndose en todo. Les suplicamos a esos tales y les ordenamos, de parte del Señor Jesús, que se pongan a trabajar en paz para ganarse con sus propias manos la comida. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 21, 28
R/. Aleluya, aleluya.

Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor. R/.


EVANGELIO

Si perseveran con paciencia, salvaran sus almas.

Del santo Evangelio según san Lucas: 21, 5-19

En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: "Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido".
Entonces le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?". Él les respondió: "Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: 'Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado'. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin".
Luego les dijo: "Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles. Pero antes de todo esto los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí.
Grábense bien que no tienen que preparar de ante-mano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.
Los traicionarán hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja con bondad nuestras peticiones, digamos con fe y devoción: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)

Para que el Señor, el único que puede inspirar y llevar a término los buenos propósitos, multiplique el número de fieles que, abandonando todas las cosas, se consagren exclusivamente a él en la vida religiosa, roguemos al Señor.

Para que Dios, al que han de servir los poderes humanos, conceda a los jefes de las naciones, buscar la voluntad divina, temer a Dios en el cumplimiento de su misión y acertar en sus decisiones, roguemos al Señor.

Para que Dios, que ha creado los alimentos para los seres vivos, mire con misericordia a las creaturas que en distintos lugares pasan hambre y les conceda el alimento necesario, roguemos al Señor.

Para que el Señor, que nos ha dado el mandamiento nuevo del amor, nos dé fuerza para amar a nuestros enemigos y para cumplir su precepto de devolver bien por mal, roguemos al Señor.

Dios nuestro, principio y fin de todas las cosas, que quieres reunir a toda la humanidad para formar el templo vivo del Cuerpo de tu Hijo, escucha las oraciones de la Iglesia suplicante y haz que, a través de los acontecimientos, alegres y tristes, de la propia vida, mantengamos firme la esperanza de que, sufriendo con perseverancia, ganaremos la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, que estas ofrendas que ponemos bajo tu mirada, nos obtengan la gracia de vivir entregados a tu servicio y nos alcancen, en recompensa, la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 72, 28

Mi felicidad consiste en estar cerca de Dios y en poner sólo en él mis esperanzas.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al recibir, Señor, el don de estos sagrados misterios, te suplicamos humildemente que lo que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria, suya, nos aproveche para crecer en nuestra caridad fraterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.