DOMINGO I DE ADVIENTO Ciclo A)
Domingo 27 de noviembre 2016
AL FINAL DE LOS TIEMPOS
Uno de los rasgos del mundo pleno
que Dios promete a sus hijos es la superación de todo tipo de conflictos. La
guerra con toda la destrucción y muerte que trae consigo, no volverá a afligir
a la humanidad. Una sociedad pacífica donde no tenga lugar el adiestramiento
militar ni la veneración del poder destructor de las armas, es una de las
aspiraciones de quien crea en el Dios que ama la vida. La actitud que conviene
asumir en relación con la historia no es el conformismo ni la resignación. Las
responsabilidades profesionales y familiares nos pueden absorber, como ocurrió
en tiempos de Noé; cuando eso ocurre nos desentendemos de nuestro compromiso de
ser testigos de la esperanza. El aparente retraso de estos acontecimientos
podría empujarnos a vivir obsesionados por los logros mundanos. La esperanza
cristiana no termina en este mundo, sino que apunta a la íntima comunión de
todos con el Padre.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 24,
1-3
A ti, Señor, levanto mi alma;
Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis
enemigos; pues los que esperan en ti no quedan defraudados.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Concede a tus fieles, Dios
todopoderoso, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene a nosotros,
para que, mediante la práctica de las buenas obras, colocados un día a su
derecha, merezcamos poseer el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El Señor reúne a todos los
pueblos en la paz eterna de su Reino.
Del libro del profeta Isaías: 2,
1-5
Visión de Isaías, hijo de Amós,
acerca de Judá y Jerusalén: En días futuros, el monte de la casa del Señor será
elevado en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas, y hacia él
confluirán todas las naciones.
Acudirán pueblos numerosos, que
dirán: "Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob,
para que él nos instruya en sus caminos y podamos marchar por sus sendas.
Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor".
Él será el árbitro de las
naciones y el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados y de
las lanzas, podaderas; ya no alzará la espada pueblo contra pueblo, ya no se
adiestrarán para la guerra. ¡Casa de Jacob, en marcha! Caminemos a la luz del
Señor.
Palabra de Dios. T. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 121
R/. Vayamos con alegría al
encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando me
dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí,
Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.
A ti, Jerusalén, suben las
tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para
alabar el nombre del Señor. En ella están los tribunales de justicia, en el
palacio de David. R/.
Digan de todo corazón:
"Jerusalén, que haya paz entre aquellos que te aman, que haya paz dentro
de tus murallas y que reine la paz en cada casa". R/.
Por el amor que tengo a mis
hermanos, voy a decir: "La paz esté contigo". Y por la casa del Señor,
mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.
SEGUNDA LECTURA
Ya está cerca nuestra salvación.
De la carta del apóstol san Pablo
a los romanos: 13,11-14
Hermanos: Tomen en cuenta el
momento en que vivimos. Ya es hora de que se despierten del sueño, porque ahora
nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está
avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y
revistámonos con las armas de la luz.
Comportémonos honestamente, como
se hace en pleno día. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujurias ni
desenfrenos, nada de pleitos ni envidias. Revístanse más bien, de nuestro Señor
Jesucristo y que el cuidado de su cuerpo no dé ocasión a los malos deseos.
Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Sal 84, 8
R/. Aleluya, aleluya.
Muéstranos, Señor, tu
misericordia y danos tu salvación. R/.
EVANGELIO
Velen y estén preparados.
Del santo Evangelio según san
Mateo: 24, 37-44
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: "Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá
cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se
casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban,
sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo
del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y
el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será
tomada y la otra dejada.
Velen, pues, y estén preparados,
porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre
de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no
dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén
preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del
hombre". Palabra del Señor. T. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de
todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue
hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y
por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y
por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue
sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y
está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a
vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y
dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la
Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo
Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y
la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Señor y
pidámosle confiadamente que despierte su poder y venga a salvarnos.
Digamos confiadamente: Ven Señor
Jesús. (R/. Ven Señor Jesús)
Para que los fieles despierten
del sueño de sus indolencias y reciban con alegría la salvación que se acerca,
roguemos al Señor.
Para que se afiance la paz en el
mundo, y las riquezas de la creación se transformen en instrumento de progreso
y bienestar para todos los hombres, roguemos al Señor.
Para que el Señor, con su venida,
alivie los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a los que sufren en su
espíritu y libre al mundo de sus males, roguemos al Señor.
Para que nosotros mismos vivamos
siempre alerta sin que las preocupaciones de la vida nos impidan mantenernos en
pie cuando llegue el Hijo del hombre, roguemos al Señor.
Dios misericordioso, que enviaste
a tu Hijo al mundo para que nos instruyera en tus caminos, anduviéramos por tus
sendas y todas las naciones se reunieran en la montaña santa de tu reino,
escucha nuestra oración y despierta en nosotros un deseo tan vivo de tu venida,
que, avanzando por la senda de tus mandatos, lleguemos a contemplar en tu
gloria al que ha de venir, Jesucristo nuestro Señor. Él, que vive y reina por los
siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, estos dones que te
ofrecemos, tomados de los mismos bienes que nos has dado, y haz que lo que nos
das en el tiempo presente para aumento de nuestra fe, se convierta para
nosotros en prenda de tu redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio de Adviento I
Las dos venidas de Cristo
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, nuestro Señor. El cual, al
venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de
redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación, para que
cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud
de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante
espera, confiamos alcanzar. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con
todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de su gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 84,
13
El Señor nos mostrará su
misericordia y nuestra tierra producirá su fruto.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que nos
aprovechen los misterios en que hemos participado, mediante los cuales,
mientras caminamos en medio de las cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora
a anhelar las realidades celestiales y a poner nuestro corazón en las que han
de durar para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-En
una época en que el poder destructor acumulado en manos de la humanidad ha
crecido puede parecer del todo utópico e ingenuo un mensaje que proclame la
llegada de la paz. El profeta Isaías proclama que al final de los tiempos
prevalecerá un mundo exento de violencia y brutalidad. En vez de adiestrarse
para la guerra, los seres humanos se adiestrarán para la paz. Una de las
bienaventuranzas que el Señor nos heredó nos anima a ser constructores de la
paz. No es un discurso romántico e imposible de realizar. Aunque no consigamos
desarraigar del todo la dinámica de la violencia, sí tenemos que responder ante
el desafío de una juventud deslumbrada por la narcocultura. Que uno de cada
cuatro jóvenes mexicanos aspire a ser narco o sicario, es un síntoma de nuestro
fracaso como artífices de una convivencia justa y pacífica. Quienes confesamos
al Dios creador y amigo de la vida, tenemos que asumir nuestra vocación en
favor de la defensa, el cuidado y la protección de la vida en todas sus formas.