Padre
nuestro *
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada
día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
1. ¿Cuál es el origen de la
oración del Padre nuestro?
2759-2760
2773
Jesús nos enseñó esta insustituible oración cristiana, el Padre nuestro,
un día en el que un discípulo, al verle orar, le rogó: «Maestro, enséñanos a
orar» (Lc 11, 1). La tradición litúrgica de la Iglesia siempre ha usado el
texto de San Mateo (6, 9-13).
«LA SÍNTESIS DE TODO EL
EVANGELIO»
2. ¿Qué lugar ocupa el Padre nuestro
en las Escrituras?
2761-2764
2774
El Padre nuestro es «el resumen de todo el Evangelio» (Tertuliano); «es
la más perfecta de todas las oraciones» (Santo Tomás de Aquino). Situado en el
centro del Sermón de la Montaña (Mt 5-7), recoge en forma de oración el
contenido esencial del Evangelio.
3. ¿Por qué se le llama «la
oración del Señor»?
2765-2766
2775
Al Padre nuestro se le llama «Oración dominical», es decir «la oración
del Señor», porque nos la enseñó el mismo Jesús, nuestro Señor.
4. ¿Qué lugar ocupa el Padre
nuestro en la oración de la Iglesia?
2767-2772
2776
Oración por excelencia de la Iglesia, el Padre nuestro es «entregado»
en el Bautismo, para manifestar el nacimiento nuevo a la vida divina de los
hijos de Dios. La Eucaristía revela el sentido pleno del Padre nuestro, puesto
que sus peticiones, fundándose en el misterio de la salvación ya realizado,
serán plenamente atendidas con la Segunda venida del Señor. El Padre nuestro es
parte integrante de la Liturgia de las Horas.
«PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL
CIELO»
5. ¿Por qué podemos acercarnos
al Padre con plena confianza?
2777-2778
2797
Podemos acercarnos al Padre con plena confianza, porque Jesús, nuestro
Redentor, nos introduce en la presencia del Padre, y su Espíritu hace de nosotros
hijos de Dios. Por ello, podemos rezar el Padre nuestro con confianza sencilla
y filial, gozosa seguridad y humilde audacia, con la certeza de ser amados y
escuchados.
6. ¿Cómo es posible invocar a
Dios como «Padre»?
2779-2785
2789
2798-2800
Podemos invocar a Dios como «Padre», porque el Hijo de Dios hecho
hombre nos lo ha revelado, y su Espíritu nos lo hace conocer. La invocación del
Padre nos hace entrar en su misterio con asombro siempre nuevo, y despierta en
nosotros el deseo de un comportamiento filial. Por consiguiente, con la oración
del Señor, somos conscientes de ser hijos del Padre en el Hijo.
7. ¿Por qué decimos Padre
«nuestro»?
2786-2790
2801
«Nuestro» expresa una relación con Dios totalmente nueva. Cuando oramos
al Padre, lo adoramos y lo glorificamos con el Hijo y el Espíritu. En Cristo,
nosotros somos su pueblo, y Él es nuestro Dios, ahora y por siempre. Decimos,
de hecho, Padre «nuestro», porque la Iglesia de Cristo es la comunión de una
multitud de hermanos, que tienen «un solo corazón y una sola alma» (Hch 4, 32).
8. ¿Con qué espíritu de comunión
y de misión nos dirigimos a Dios como Padre «nuestro»?
2791-2793
2801
Dado que el Padre nuestro es un bien común de los bautizados, éstos
sienten la urgente llamada a participar en la oración de Jesús por la unidad de
sus discípulos. Rezar el Padre nuestro es orar con todos los hombres y en favor
de la entera humanidad, a fin de que todos conozcan al único y verdadero Dios y
se reúnan en la unidad.
9. ¿Qué significa la expresión
«que estás en el cielo»?
2794-2796
2802
La expresión bíblica «cielo» no indica un lugar sino un modo de ser:
Dios está más allá y por encima de todo; la expresión designa la majestad, la
santidad de Dios, y también su presencia en el corazón de los justos. El cielo,
o la Casa del Padre, constituye la verdadera patria hacia la que tendemos en la
esperanza, mientras nos encontramos aún en la tierra. Vivimos ya en esta
patria, donde nuestra «vida está oculta con Cristo en Dios» (Col 3, 3).
LAS SIETE PETICIONES
10. ¿Cómo está compuesta la
oración del Señor?
2803-2806
2857
La oración del Señor contiene siete peticiones a Dios Padre. Las tres
primeras, más teologales, nos atraen hacia Él, para su gloria, pues lo propio
del amor es pensar primeramente en Aquel que amamos. Estas tres súplicas
sugieren lo que, en particular, debemos pedirle: la santificación de su Nombre,
la venida de su Reino y la realización de su voluntad. Las cuatro últimas
peticiones presentan al Padre de misericordia nuestras miserias y nuestras
esperanzas: le piden que nos alimente, que nos perdone, que nos defienda ante
la tentación y nos libre del Maligno.
11. ¿Qué significa «Santificado
sea tu Nombre»?
2807-2812
2858
Santificar el Nombre de Dios es, ante todo, una alabanza que reconoce a
Dios como Santo. En efecto, Dios ha revelado su santo Nombre a Moisés, y ha
querido que su pueblo le fuese consagrado como una nación santa en la que Él
habita.
12. ¿Cómo se santifica el Nombre
de Dios en nosotros y en el mundo?
2813-2815
Santificar el Nombre de Dios, que «nos llama a la santidad» (1Ts 4, 7),
es desear que la consagración bautismal vivifique toda nuestra vida. Asimismo,
es pedir que, con nuestra vida y nuestra oración, el Nombre de Dios sea
conocido y bendecido por todos los hombres.
13. ¿Qué pide la Iglesia cuando
suplica «Venga a nosotros tu Reino»?
2816-2821
2859
La Iglesia invoca la venida final del Reino de Dios, mediante el
retorno de Cristo en la gloria. Pero la Iglesia ora también para que el Reino
de Dios crezca aquí ya desde ahora, gracias a la santificación de los hombres
en el Espíritu y al compromiso de éstos al servicio de la justicia y de la paz,
según las Bienaventuranzas. Esta petición es el grito del Espíritu y de la
Esposa: «Ven, Señor Jesús» (Ap 22, 20).
14. ¿Por qué pedimos «Hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo»?
2822-2827
2860
La voluntad del Padre es que «todos los hombres se salven» (1Tm 2, 4).
Para esto ha venido Jesús: para cumplir perfectamente la Voluntad salvífica del
Padre. Nosotros pedimos a Dios Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo,
a ejemplo de María Santísima y de los santos. Le pedimos que su benevolente
designio se realice plenamente sobre la tierra, como se ha realizado en el
cielo. Por la oración, podemos «distinguir cuál es la voluntad de Dios» (Rm 12,
2), y obtener «constancia para cumplirla» (Hb 10, 36).
15. ¿Cuál es el sentido de la
petición «Danos hoy nuestro pan de cada día»?
2828-2834
2861
Al pedir a Dios, con el confiado abandono de los hijos, el alimento
cotidiano necesario a cada cual para su subsistencia, reconocemos hasta qué
punto Dios Padre es bueno, más allá de toda bondad. Le pedimos también la
gracia de saber obrar, de modo que la justicia y la solidaridad permitan que la
abundancia de los unos cubra las necesidades de los otros.
16. ¿Cuál es el sentido
específicamente cristiano de esta petición?
2835-2837
2861
Puesto que «no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de
la boca de Dios» (Mt 4, 4), la petición sobre el pan cotidiano se refiere
igualmente al hambre de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo, recibido en
la Eucaristía, así como al hambre del Espíritu Santo. Lo pedimos, con una
confianza absoluta, para hoy, el hoy de Dios: y esto se nos concede, sobre
todo, en la Eucaristía, que anticipa el banquete del Reino venidero.
17. ¿Por qué decimos «Perdona
nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»?
2838-2839
2862
Al pedir a Dios Padre que nos perdone, nos reconocemos ante Él
pecadores; pero confesamos, al mismo tiempo, su misericordia, porque, en su
Hijo y mediante los sacramentos, «obtenemos la redención, la remisión de
nuestros pecados» (Col 1, 14). Ahora bien, nuestra petición será atendida a
condición de que nosotros, antes, hayamos, por nuestra parte, perdonado.
18. ¿Cómo es posible el perdón?
2840-2845
2862
La misericordia penetra en nuestros corazones solamente si también
nosotros sabemos perdonar, incluso a nuestros enemigos. Aunque para el hombre
parece imposible cumplir con esta exigencia, el corazón que se entrega al
Espíritu Santo puede, a ejemplo de Cristo, amar hasta el extremo de la caridad,
cambiar la herida en compasión, transformar la ofensa en intercesión. El perdón
participa de la misericordia divina, y es una cumbre de la oración cristiana.
19. ¿Qué significa «No nos dejes
caer en la tentación»?
2846-2849
2863
Pedimos a Dios Padre que no nos deje solos y a merced de la tentación.
Pedimos al Espíritu saber discernir, por una parte, entre la prueba, que nos
hace crecer en el bien, y la tentación, que conduce al pecado y a la muerte; y,
por otra parte, entre ser tentado y consentir en la tentación. Esta petición
nos une a Jesús, que ha vencido la tentación con su oración. Pedimos la gracia
de la vigilancia y de la perseverancia final.
20. ¿Por qué concluimos
suplicando «Y líbranos del mal»?
2850-2854
2864
El mal designa la persona de Satanás, que se opone a Dios y que es «el
seductor del mundo entero» (Ap 12, 9). La victoria sobre el diablo ya fue
alcanzada por Cristo; pero nosotros oramos a fin de que la familia humana sea
liberada de Satanás y de sus obras. Pedimos también el don precioso de la paz y
la gracia de la espera perseverante en el retorno de Cristo, que nos librará
definitivamente del Maligno.
21. ¿Qué significa el «Amén»
final?
2855-2856
2865
«Después, terminada la oración, dices: Amén, refrendando por medio de
este Amén, que significa “Así sea”, lo que contiene la oración que Dios nos
enseñó» (San Cirilo de Jerusalén).
* Los números que están antes de cada respuesta corresponden al
Catecismo de la Iglesia Católica.