DOMINGO 2 DE NOVIEMBRE 2014
Conmemoración de todos los Fieles Difuntos
PASAR DE LA MUERTE A LA VIDA
Sb 3,1-9; 1 Jn 3,14-16; Mt 25,31-46
Los testigos que suscriben la Primera carta de Juan no se andan por las
ramas, hablan con un lenguaje directo y profundo. Han vivido una experiencia
honda: el paso de la muerte a la vida verificado en el amor a los hermanos. Esa
declaración no es retórica, sino confesión sincera. Habiendo experimentado el
amor de Dios en la entrega de su hijo Jesús, esos cristianos se disponen a amar
a los hambrientos, pobres y forasteros que encuentran en su camino. La esencia
de la espiritualidad cristiana según el Evangelio de san Mateo, gira en torno
del reconocimiento del rostro de Cristo presente en las personas que
aparentemente no lo reflejarían: los enfermos, los hambrientos y encarcelados
están tan lastimados y en ocasiones tan resentidos, que resulta necesario hacer
un esfuerzo extraordinario para reconocer los rasgos amorosos de Jesús en tales
personas. Las pruebas que supera el justo en el libro de la Sabiduría, resultan
más llevaderas para quienes hemos conocido el amor de Cristo.
PRIMERA MISA
ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. 1 Ts 4, 14; 1 Co 15, 22)
Así como Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que a
los que mueren en Jesús, Dios los llevará con Él. Y así como en Adán todos
mueren, así en Cristo todos volverán a la vida.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Escucha, Señor, benignamente nuestras súplicas, y concédenos que al
proclamar nuestra fe en la resurrección de tu Hijo de entre los muertos, se
afiance también nuestra esperanza en la resurrección de tus hijos difuntos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura
Monición.- La primera lectura expone el tema de la retribución después
de la muerte. Ante el aparente triunfo del mal, el justo debe confiar en la justicia
de Dios.
Los aceptó como un holocausto agradable.
Del libro de la Sabiduría: 3, 1-9
Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún
tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían muerto, que su salida
de este mundo era una desgracia y su salida de entre nosotros, una completa
destrucción. Pero los justos están en paz.
La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo, pero ellos
esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves sufrimientos
recibirán una abundante recompensa, pues Dios los puso a prueba y los halló
dignos de sí. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto
agradable.
En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se propagan
en un cañaveral. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor
reinará eternamente sobre ellos. Los que confían en el Señor comprenderán la
verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a
sus elegidos y cuida de ellos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
Del salmo 26 R/. Espero ver la bondad del Señor.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El
Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R/.
Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del Señor
toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su
presencia. R/.
Oye, Señor, mi voz y mis clamores y tenme compasión. El corazón me dice
que te busque y buscándote estoy. No rechaces con cólera a tu siervo. R/.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y
fortaleza y en el Señor confía. R/.
Segunda lectura
Monición.- La primera carta de Juan nos dice que la evidencia de haber
pasado de la muerte a la vida es que nos amamos los unos a los otros. Porque el
amor es la característica principal de la familia de Dios.
Estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, por que amamos
a nuestros hermanos.
De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 14-16
Hermanos: Nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a la
vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte.
El que odia a su hermano es un homicida y bien saben ustedes que ningún
homicida tiene la vida eterna.
Conocemos lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por nosotros.
Así también debemos nosotros dar la vida por nuestros hermanos. Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN (Mt 25, 34) R/. Aleluya, aleluya.
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor; tomen posesión del Reino
preparado para ustedes desde la creación del mundo. R/.
Vengan, benditos de mi Padre.
Evangelio
Monición.- El evangelio de Mateo nos presenta el juicio que Dios hace a
las naciones: aquellas que hayan mostrado misericordia y amabilidad a sus
discípulos serán bendecidas; y aquellas que no lo hicieron serán condenadas.
Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el
Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se
sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante Él todas las
naciones, y Él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las
ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a
su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi
Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del
mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de
beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y
me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán
entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y
te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y
te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?'. Y el
rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante
de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.
Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí,
malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque
estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber,
era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y
encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o
sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?'. Y
Él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de
aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos
al castigo eterno y los justos a la vida eterna".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Al Dios del amor y de la vida, en quien creemos y confiamos, le
presentamos ahora nuestras peticiones. Después de cada petición diremos:
Escúchanos, Padre.
Por la Iglesia, por todos los cristianos. Que demos testimonio de la
vida y la esperanza de Jesús en medio de nuestro mundo. Oremos.
Por nuestros familiares y amigos difuntos. Que Dios los llene de su
amor, y a nosotros nos dé consuelo y paz. Oremos.
Por todos los difuntos, especialmente los que han muerto en el último
año. Que gocen de la plenitud de la vida con Jesús resucitado. Oremos.
Por todos nosotros. Que vivamos cada día siguiendo a Jesús, que es el
camino, la verdad y la vida. Oremos.
Escucha, Padre, las intenciones que te hemos presentado por Cristo,
nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean gratas, Señor, nuestras ofrendas, para que tus fieles
difuntos sean recibidos en la gloria con tu Hijo, a quien nos unimos por este
sacramento de su amor. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio I-V de difuntos.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 11, 25-26)
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor. El que cree en mí,
aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá
para siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que tus fieles difuntos, por quienes hemos celebrado
este sacrificio pascual, lleguen a la morada de la luz y de la paz. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.