III Domingo de Pascua Ciclo A
Domingo 30 de abril 2017
UN MENSAJE PROVOCADOR
La predicación cristiana
enfrentó desde el principio una serie de retos para acreditarse como un mensaje
razonable y válido ante los oídos de los oyentes judíos. En primer lugar,
estaba el escándalo de la muerte de Jesús en la cruz. Si era realmente el
Mesías y el Salvador, cómo había permitido el Padre que los soldados romanos y
las autoridades judías, lo condenaran a muerte. El primero de los discursos de
Pedro recuerda el historial bondadoso de Jesús. Él efectivamente murió, pero no
como resultado de la sagacidad de sus enemigos. Dios Padre había decidido
revelarse como un Dios celosamente respetuoso de la libertad humana. Si bien
quería establecer un reinado de paz y armonía, no deseaba que Jesús lo impusiera
por medio de señales aparatosas, sino invitando al seguimiento libre y
voluntario. Dios nos ama sin otro límite, que el respeto cabal a nuestra
libertad.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65,
1-2
Aclama a Dios, tierra
entera. Canten todos un himno a su nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y
en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te
alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor
Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú
que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a
la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo
tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de
Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que tu pueblo
se regocije siempre al verse renovado y rejuvenecido, para que, al alegrarse
hoy por haber recobrado la dignidad de su adopción filial, aguarde seguro su
gozosa esperanza el día de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Yo era posible que la muerte
lo retuviera bajo su dominio.
Del libro de los Hechos de
los Apóstoles: 2, 14. 22-33
El día de Pentecostés, se
presentó Pedro, junto con los Once, ante la multitud, y levantando la voz,
dijo: "Israelitas, escúchenme. Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado
por Dios ante ustedes, mediante los milagros, prodigios y señales que Dios
realizó por medio de él y que ustedes bien conocen. Conforme al plan previsto y
sancionado por Dios, Jesús fue entregado, y ustedes utilizaron a los paganos
para clavarlo en la cruz.
Pero Dios lo resucitó,
rompiendo las ataduras de la muerte, ya que no era posible que la muerte lo
retuviera bajo su dominio. En efecto, David dice, refiriéndose a él: Yo veía constantemente
al Señor delante de mí, puesto que él está a mí lado para que yo no tropiece.
Por eso se alegra mi corazón y mi lengua se alboroza; por eso también mi cuerpo
vivirá en la esperanza, porque tú, Señor, no me abandonarás a la muerte, ni
dejarás que tu santo sufra la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida
y me saciarás de gozo en tu presencia. Hermanos, que me sea permitido hablarles
con toda claridad. El patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro se
conserva entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que
Dios le había prometido con juramento que un descendiente suyo ocuparía su
trono, con visión profética habló de la resurrección de Cristo, el cual no fue
abandonado a la muerte ni sufrió la corrupción. Pues bien, a este Jesús Dios lo
resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos. Llevado a los cielos por el
poder de Dios, recibió del Padre el Espíritu Santo prometido a él y lo ha
comunicado, como ustedes lo están viendo y oyendo". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 15, 1-2a y 5. 7-8.
9-10. 11
R/. Enséñanos, Señor, el
camino de la vida. Aleluya.
Protégeme, Dios mío, pues
eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte
que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. R/.
Bendeciré al Señor, que me
aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al
Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré. R/.
Por eso se me alegran el
corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a
la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción. R/.
Enséñame el camino de la
vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. R/.
SEGUNDA LECTURA
Ustedes han sido rescatados
con la sangre preciosa de Cristo, el cordero sin mancha.
De la primera carta del
apóstol san Pedro: 1, 17-21
Hermanos: Puesto que ustedes
llaman Padre a Dios, que juzga imparcialmente la conducta de cada uno según sus
obras, vivan siempre con temor filial durante su peregrinar por la tierra.
Bien saben ustedes que de su
estéril manera de vivir, heredada de sus padres, los ha rescatado Dios, no con
bienes efímeros, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo,
el cordero sin defecto ni mancha, al cual Dios había elegido desde antes de la
creación del mundo y, por amor a ustedes, lo ha manifestado en estos tiempos,
que son los últimos. Por Cristo, ustedes creen en Dios, quien lo resucitó de
entre los muertos y lo llenó de gloria, a fin de que la fe de ustedes sea
también esperanza en Dios. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Lc 24, 32
R/. Aleluya, aleluya.
Señor Jesús, haz que
comprendamos la Sagrada Escritura. Enciende nuestro corazón mientras nos
hablas. R/.
EVANGELIO
Lo reconocieron al partir el
pan.
Del santo Evangelio según
san Lucas: 24,13-35
El mismo día de la
resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado
a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido.
Mientras conversaban y
discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de
los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó:
"¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?" Uno de
ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú el único forastero que no
sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?" Él les preguntó:
"¿Qué cosa?". Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno,
que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el
pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo
condenaran a muerte, y lo crucificaron.
Nosotros esperábamos que él fuera
el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas
cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han
desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y
llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que
estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo
como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron".
Entonces Jesús les dijo:
"¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo
anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera
todo esto y así entrara en su gloria?" Y comenzando por Moisés y siguiendo
con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se
referían a él.
Ya cerca del pueblo a donde
se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron,
diciendo: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer".
Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los
ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al
otro: "¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el
camino y nos explicaba las Escrituras!".
Se levantaron inmediatamente
y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus
compañeros, los cuales les dijeron: "De veras ha resucitado el Señor y se
le ha aparecido a Simón". Entonces ellos contaron lo que les había pasado
en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único
Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue
crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día
resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha
de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos, amados hermanos,
a Cristo, triunfador del pecado y de la muerte, que siempre intercede por
nosotros diciendo: Rey de la gloria, resucítanos contigo. R/. Rey de la gloria,
resucítanos contigo.
Para que Cristo, el Señor,
atraiga hacia sí el corazón de los fieles y fortalezca sus voluntades, de
manera que busquen los bienes de allá arriba, donde él está sentado a la
derecha de Dios, roguemos al Señor. R/. Rey de la gloria, resucítanos contigo.
Para que Cristo, amo supremo
de la creación, haga que todos los pueblos gocen abundantemente de la paz que
en sus apariciones otorgó a los discípulos, roguemos al Señor. R/. Rey de la
gloria, resucítanos contigo.
Para que Cristo, el
destructor de la muerte y el médico de toda enfermedad, se compadezca de los
débiles y desdichados y aleje del mundo el hambre, las guerras y todos los
males, roguemos al Señor. R/. Rey de la gloria, resucítanos contigo.
Para que Cristo, el Señor,
salve y bendiga nuestra parroquia (comunidad), y conceda la paz, la alegría y
el descanso den las fatigas a los que hoy nos hemos reunido aquí para celebrar
su triunfo, roguemos al Señor. R/. Rey de la gloria, resucítanos contigo.
Dios nuestro, que en este
día, memorial de la Pascua, has reunido a tu Iglesia que peregrina por el
mundo, escucha nuestra oración y abre nuestros corazones para que entendamos
las Escrituras y reconozcamos a tu Hijo al partir el pan. Él, que vive y reina,
inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones
que, jubilosa, tu Iglesia te presenta, y puesto que es a ti a quien debe su
alegría, concédele también disfrutar de la felicidad eterna. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
PREFACIO
PREFACIO I DE PASCUA
El Misterio Pascual
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca
(en esta noche) (en este día) (en este tiempo),
en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque él es el verdadero
Cordero que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra muerte, y
resucitando, restauró la vida. Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el
mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los
ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr.
Jn 21, 12-13
Los discípulos reconocieron
al Señor Jesús, al partir el pan. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu mirada
compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con estos misterios de
vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria incorruptible de la
resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO
TIEMPO.- El proceder de Pedro y los otros apóstoles continúa siendo un
referente a la hora de proponer a las personas el camino cristiano. Ellos
presentan el mensaje de la muerte y resurrección de Jesús de manera argumentada
e inteligente; no obligan a nadie a creer a la fuerza, ni descalifican a
quienes se resisten a creer. Apelan a un terreno común y compartido: las
Escrituras que se leían en la sinagoga cada sábado. Los Profetas, Moisés y
David habían anticipado veladamente la pasión y resurrección de Jesús. En una sociedad
marcada por la diversidad de credos y convicciones, nos corresponde acreditar
el camino cristiano con buenas razones, con apertura y sencillez de corazón. La
mejor manera de proponer la fe cristiana es viviendo congruentemente como vivió
Jesús.