sábado, 18 de marzo de 2023

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20230319

 



«Vino el Señor; y ¿qué hizo? Grande es el misterio que manifiesta. Escupió en la tierra y con su saliva hizo lodo; porque el Verbo se hizo carne. Y ungió los ojos del ciego. Estaba ungido, y aún no veía. Le envió a la piscina de Siloé. Tuvo cuidado el evangelista de manifestamos el nombre de esta piscina, diciendo que significa "Enviado ': Ya sabéis quién es el enviado. Si él no hubiese sido enviado, ninguno de nosotros hubiese sido libertado de la iniquidad. Lavó los ojos en aquella piscina que quiere decir enviado, es decir, fue bautizado en Cristo. Pues sí, cuando en cierto modo le bautizó en sí mismo, entonces le iluminó, podemos decir que, cuando le untó los ojos, le hizo catecúmeno. De varios modos puede ser expuesta y explicada la profundidad de tan grande sacramento, pero baste esto a vuestra caridad. Ya habéis oído un gran misterio. Pregunta a un hombre: ¿Eres cristiano? Te responde que no. ¿Eres pagano o judío? Si te contesta que no, le vuelves a preguntar: ¿Eres catecúmeno o fiel? Si dice que es catecúmeno, está untado, aún no está lavado. ¿Por quién está untado? Pregúntale y te responderá. Pregúntale en quién cree. Por el hecho de ser catecúmeno dirá: en Cristo. Notad que ahora hablo a los fieles ya los catecúmenos. ¿Qué dije del lodo y de la saliva? Que el Verbo se hizo carne. Esto se dice también a los catecúmenos; pero no les basta el haber sido ungidos; corran a lavarse si quieren ver» (San Agustín [354-430]. Tratado 14 sobre el Evangelio de Juan). 


IV DOMINGO IV DE CUARESMA Ciclo A Domingo 19 de marzo 2023



 EL PROGRESO EN LA FE

1 Sam 16,1,6-7.10-13; Sal 22; Ef 5, 8-14; Jn 9,1-41
 
La curación del ciego de nacimiento es el sexto de los signos que Jesús ejecuta en Juan y uno de los relatos más pintorescos en el cuarto Evangelio. Lo que llama la atención es el progreso en la fe que el ciego, una vez curado, experimenta. Empieza describiendo al Señor simplemente como "ese hombre que se llama Jesús" (v. 11). Luego se da cuenta de la conexión entre la capacidad de curar a los ciegos, que puede originarse sólo en Dios, y Jesús, a quien identifica como profeta (v. 17). Más adelante sugiere que es discípulo de Cristo (v. 27). Finalmente, afirma que Jesús viene de Dios (v. 33). Claramente los fariseos se dan cuenta de su creciente fe, ya que no lo pueden tolerar -como no pueden aguantar a Jesús- y lo echan fuera (v. 34).
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 66, 10-11
 
Alégrate, Jerusalén, y que se reúnan cuantos te aman. Compartan su alegría los que estaban tristes, vengan a saciarse con su felicidad.
 
 
NO SE DICE GLORIA
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Señor Dios, que por tu Palabra realizas admirablemente la reconciliación del género humano, concede al pueblo cristiano prepararse con generosa entrega y fe viva a celebrar las próximas fiestas de la Pascua.
Por nuestro Señor Jesucristo ...
 
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
 
David es ungido como rey de Israel.
 
Del primer libro de Samuel: 16, 1. 6-7. 10-13
 
En aquellos días, dijo el Señor a Samuel: "Ve a la casa de Jesé, en Belén, porque de entre sus hijos me he escogido un rey. Llena, pues, tu cuerno de aceite para ungirlo y vete".
Cuando llegó Samuel a Belén y vio a Eliab, el hijo mayor de Jesé pensó: "Éste es, sin duda, el que voy a ungir como rey". Pero el Señor le dijo: "No te dejes impresionar por su aspecto ni por su gran estatura, pues yo lo he descartado, porque yo no juzgo como juzga el hombre. El hombre se fija en las apariencias, pero el Señor se fija en los corazones".
Así fueron pasando ante Samuel siete de los hijos de Jesé; pero Samuel dijo: "Ninguno de éstos es el elegido del Señor". Luego le preguntó a Jesé: "¿Son éstos todos tus hijos?". Él respondió: "Falta el más pequeño, que está cuidando el rebaño".
Samuel le dijo: "Hazlo venir, porque no nos sentaremos a comer hasta que llegue". Y Jesé lo mandó llamar.
El muchacho era rubio, de ojos vivos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel: "Levántate y úngelo, porque éste es". Tomó Samuel el cuerno con el aceite y lo ungió delante de sus hermanos. A partir de aquel día, el espíritu del Señor estuvo con David. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
SALMO RESPONSORIAL
 
Del salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6.
R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
 
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. R/.
 
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad. R/.
 
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.
 
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. R/.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz.
 
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 5, 8-14
 
 
Hermanos: En otro tiempo ustedes fueron tinieblas, pero ahora, unidos al Señor, son luz. Vivan, por lo tanto, como hijos de la luz. Los frutos de la luz son la bondad, la santidad y la verdad. Busquen lo que es agradable al Señor y no tomen parte en las obras estériles de los que son tinieblas.
Al contrario, repruébenlas abiertamente; porque, si bien las cosas que ellos hacen en secreto da vergüenza aun mencionarlas, al ser reprobadas abiertamente, todo queda en claro, porque todo lo que es iluminado por la luz se convierte en luz. Por eso se dice: Despierta, tú que duermes; levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 8, 12
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
 
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R/.
 
 
EVANGELIO
 
Fue, se lavó y volvió con vista.
 
Del santo Evangelio según san Juan: 9, 1-41
 
En aquel tiempo, Jesús vio al pasar a un ciego de nacimiento, y sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quién pecó para que éste naciera ciego, él o sus padres?". Jesús respondió: "Ni él pecó, ni tampoco sus padres. Nació así para que en él se manifestaran las obras de Dios. Es necesario que yo haga las obras del que me envió, mientras es de día, porque luego llega la noche y ya nadie puede trabajar. Mientras esté en el mundo, yo soy la luz del mundo".
Dicho esto, escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, se lo puso en los ojos al ciego y le dijo: "Ve a lavarte en la piscina de Siloé" (que significa 'Enviado').
Él fue, se lavó y volvió con vista. Entonces los vecinos y los que lo habían visto antes pidiendo limosna, preguntaban:
"¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?". Unos decían: "Es el mismo". Otros: "No es él, sino que se le parece". Pero él decía: "Yo soy". Y le preguntaban: "Entonces, ¿cómo se te abrieron los ojos?". Él les respondió: "El hombre que se llama Jesús hizo lodo, me lo puso en los ojos y me dijo: 'Ve a Siloé y lávate'. Entonces fui, me lavé y comencé a ver". Le preguntaron: "¿En dónde está él?". Les contestó: "No lo sé".
Llevaron entonces ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día en que Jesús hizo lodo y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaron cómo había adquirido la vista. Él les contestó: "Me puso lodo en los ojos, me lavé y veo", Algunos de los fariseos comentaban: "Ese hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado". Otros replicaban: "¿Cómo puede un pecador hacer semejantes prodigios?". Y había división entre ellos. Entonces volvieron a preguntarle al ciego: "Y tú, ¿qué piensas del que te abrió los ojos?". Él les contestó: "Que es un profeta".
Pero los judíos no creyeron que aquel hombre, que había sido ciego, hubiera recobrado la vista. Llamaron, pues, a sus padres y les preguntaron: "¿Es éste su hijo, del que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?". Sus padres contestaron: "Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. Cómo es que ahora ve o quién le haya dado la vista, no lo sabemos. Pregúntenselo a él; ya tiene edad suficiente y responderá por sí mismo". Los padres del que había sido ciego dijeron esto por miedo a los judíos, porque éstos ya habían convenido en expulsar de la sinagoga a quien reconociera a Jesús como el Mesías. Por eso sus padres dijeron: 'Ya tiene edad; pregúntenle a él'.
Llamaron de nuevo al que había sido ciego y le dijeron: "Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es pecador". Contestó él: "Si es pecador, yo no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo". Le preguntaron otra vez: "¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?".
Les contestó: "Ya se lo dije a ustedes y no me han dado crédito. ¿Para qué quieren oírlo otra vez? ¿Acaso también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?". Entonces ellos lo llenaron de insultos y le dijeron: "Discípulo de ése lo serás tú. Nosotros somos discípulos de Moisés.
Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios. Pero ése, no sabemos de dónde viene".
Replicó aquel hombre: "Es curioso que ustedes no sepan de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero al que lo teme y hace su voluntad, a ese sí lo escucha. Jamás se había oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder". Le replicaron: "Tú eres puro pecado desde que naciste, ¿cómo pretendes darnos lecciones?". Y lo echaron fuera.
Supo Jesús que lo habían echado fuera, y cuando lo encontró, le dijo: "¿Crees tú en el Hijo del hombre?". Él contestó: "¿Y quién es, Señor, para que yo crea en él?". Jesús le dijo: "Ya lo has visto; el que está hablando contigo, ése es". Él dijo: "Creo, Señor". Y postrándose, lo adoró.
Entonces le dijo Jesús: "Yo he venido a este mundo para que se definan los campos: para que los ciegos vean, y los que ven queden ciegos". Al oír esto, algunos fariseos que estaban con él le preguntaron: "¿Entonces, también nosotros estamos ciegos?". Jesús les contestó: "Si estuvieran ciegos, no tendrían pecado; pero como dicen que ven, siguen en su pecado".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
 
 
PROFESIÓN DE FE
 
CREDO de los Apóstoles
 
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
 
 
PLEGARIA UNIVERSAL
 
Oremos, hermanos, al Señor, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y pidámosle que tenga misericordia de su pueblo penitente: (R/. Escúchanos, Señor.)
 
Para que Dios aumente la fe y fortalezca la voluntad de los que se preparan a recibir en estos días cuaresmales el sacramento de la penitencia y les conceda un verdadero arrepentimiento de sus culpas, roguemos al Señor.
 
Para que el Señor abra la inteligencia y el corazón de los incrédulos, de manera que lleguen al conocimiento de la verdad, y en la fe encuentren aquel descanso que tanto desea su corazón, roguemos al Señor.
 
Para que Dios conceda su ayuda a los enfermos, a los pobres, a los que se sienten tentados y a todos aquellos que con su sufrimiento participan de la cruz de Cristo, roguemos al Señor.
 
Para que todos nosotros perseveremos en el esfuerzo cuaresmal y lleguemos, purificados e iluminados, a las fiestas de Pascua que se acercan, roguemos al Señor.
 
Dios nuestro, Padre de la luz, que conoces hasta lo más recóndito de nuestro corazón, no permitas que nos domine el poder de las tinieblas, antes bien abre nuestros ojos a la luz del Espíritu, para que podamos ver a aquel que has enviado para iluminar al mundo y creamos únicamente en él, Jesucristo Señor nuestro. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Te presentamos, Señor, llenos de alegría, estas ofrendas para el sacrificio y pedimos tu ayuda para celebrarlo con fe sincera y ofrecerlo dignamente por la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
PREFACIO


El ciego de nacimiento.
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque él mismo, por el misterio de la encarnación, condujo al género humano, que caminaba en tinieblas, a la luz de la fe, y a quienes nacían esclavos del pecado los elevó, renacidos por el bautismo, a la dignidad de hijos de adopción. Por eso, todas tus creaturas, en el cielo y en la tierra, te adoran entonando un cántico nuevo, y también nosotros, unidos a los ángeles, te aclamamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo ...
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 9, 11. 38
 
El Señor me puso lodo sobre los ojos; entonces fui, me lavé, comencé a ver y creí en Dios. (Cfr. Jn 9, 11. 38).
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Señor Dios, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con el resplandor de tu gracia, para que podamos siempre pensar lo que es digno y grato a tus ojos y amarte con sincero corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
 
Protege, Señor, a quienes te invocan, ayuda a los débiles y reaviva siempre con tu luz a quienes caminan en medio de las tinieblas de la muerte; concédeles que, liberados por tu bondad de todos los males, alcancen los bienes supremos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
  

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20230319


Desde los tiempos más antiguos de la Iglesia, el Evangelio de San Juan 9, 1-41 ha sido interpretado como un símbolo del bautismo. La curación de un ciego es una alegoría obvia para este sacramento, el cual nos otorga ojos de fe para percibir el mundo de manera nueva. No obstante, también puede ser interpretado como una reflexión sobre el progreso que el bautizado debe hacer con su fe. Siguiendo esta línea de interpretación, tenemos que reconocer que el relato nos cuestiona también a nosotros acerca de nuestro progreso. ¿Tenemos la actitud de que, al haber recibido el bautismo, y quizás otros sacramentos como la confirmación o el matrimonio o las Órdenes, no tenemos que crecer en la fe? ¿Qué esfuerzos estamos haciendo para crecer? ¿Cómo evaluamos nuestro progreso? Son preguntas especialmente aptas para esta temporada de Cuaresma.

martes, 7 de marzo de 2023

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20230312


 


«Del agua viva habla el Señor con total evidencia. Había dicho, en efecto, la mujer: ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob ...? De esta agua viva no puedes darme, porque no tienes medio para sacarla. ¿Quizá prometes otra fuente? ¿Puedes ser mejor que nuestro padre, que cavó este pozo y él mismo lo usó con los suyos? El Señor, pues, nos diga a qué llamó agua viva. Respondió Jesús y le dijo: Todo el que bebiere de esta agua tendrá de nuevo sed; en cambio, quien bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en fuente que salta para vida eterna. Con toda claridad ha dicho el Señor: Se convertirá en él en fuente de agua que salta para vida eterna. Quien bebiere de esta agua no tendrá sed jamás. Es del todo evidente que prometía agua no visible, sino invisible; es del todo evidente que hablaba en sentido no carnal, sino espiritual. Sin embargo, la mujer está aún centrada en la carne. Le complació no tener sed y suponía que el Señor le había prometido esto según la carne. Sí, esto se realizará, pero en la resurrección de los muertos. Ella lo quería ya, pues en cierta ocasión Dios había dado a su siervo Elías no padecer hambre ni sed durante cuarenta días. Quien pudo dar esto durante cuarenta días, ¿no pudo darlo siempre? Suspiraba empero ella, pues no quería necesitar, no quería trabajar. Se veía forzada a venir con frecuencia a esa fuente, a cargarse de peso con que suplir la necesidad y, terminada el agua que había sacado, a regresar de nuevo; ese trabajo era cotidiano para ella, porque la necesidad se aliviaba, pero no se extinguía. Complacida, pues, por tal don, ruega que le dé agua viva» (San Agustín [354-430]. Tratado 15 del Evangelio de Juan).

III DOMINGO DE CUARESMA Ciclo A Domingo 12 de marzo 2023


 


 
LA SED


Éx 17,3-7; Sal 95; Rom 5, 1-2. 5-8; Jn 4, 5-42
 
La sed intensa, grave, por falta del vital líquido, puede ser una de las experiencias más aterradoras de la existencia humana. En su forma más extrema, representa una muerte atroz. Podemos comprender, por lo tanto, las quejas del pueblo de Israel en el desierto, como se narra en nuestra primera lectura. Moisés y Aarón lo han conducido por una tierra árida, sin hacer previsiones para una de las necesidades más importantes de la vida y consecuentemente el pueblo experimenta una sed fuerte. Sin embargo, las quejas comprensibles se retuercen y desembocan en dudas acerca de Dios mismo, a quien el pueblo pone a prueba. La sed de la samaritana, en nuestro Evangelio, en contraste, no desemboca en consecuencias negativas, sino en la fe en Jesucristo, ya que se deja guiar, por medio de una conversación abierta y sincera, por el gran Maestro Jesucristo.
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 24,15-16
 
Mis ojos están siempre fijos en el Señor, pues él libra mis pies de toda trampa. Mírame, Señor, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
 
 
GLORIA
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Señor Dios, fuente de misericordia y de toda bondad, que enseñaste que el remedio contra el pecado está en el ayuno, la oración y la limosna, mira con agrado nuestra humilde confesión, para que a quienes agobia la propia conciencia nos reconforte siempre tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo ...
 
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
 
Tenemos sed: danos agua para beber.
 
Del libro del Éxodo: 17, 3-7
 
En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, fue a protestar contra Moisés, diciéndole: "¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?".
Moisés clamó al Señor y le dijo: "¿Qué puedo hacer con este pueblo? Sólo falta que me apedreen". Respondió el Señor a Moisés: "Preséntate al pueblo, llevando contigo a algunos de los ancianos de Israel, toma en tu mano el cayado con que golpeaste el Nilo y vete. Yo estaré ante ti, sobre la peña, en Horeb. Golpea la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo".
Así lo hizo Moisés a la vista de los ancianos de Israel y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la rebelión de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: "¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
SALMO RESPONSORIAL
 
Del salmo 94,1-2.6-7.8-9.
R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.
 
Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias. R/.
 
Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R/.
 
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras". R/.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo.
 
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 5, 1-2. 5-8
 
Hermanos: Ya que hemos sido justificados por la fe, mantengámonos en paz con Dios, por mediación de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido, con la fe, la entrada al mundo de la gracia, en el cual nos encontramos; por él, podemos gloriarnos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios.
La esperanza no defrauda, porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado. En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado.
Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 4, 42. 15
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
 
Señor, tú eres el Salvador del mundo. Dame de tu agua viva para que no vuelva a tener sed. R/.
 
 
EVANGELIO
 
Un manantial capaz de dar la vida eterna.
 
Del santo Evangelio según san Juan: 4, 5-42
 
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía.
Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: "Dame de beber". (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: "¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". (porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva".
La mujer le respondió: "Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos di este pozo, del que bebieron él, sus hijos y su ganado?". Jesús le contestó: "El que bebe de esta agua vuelve tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna".
La mujer le dijo "Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla". Él dijo: "Ve a llamar a tu marido y vuelve".
La mujer le contestó: "No tengo marido". Jesús le dijo: “Tienes razón en decir: ‘No tengo marido? Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.
La mujer le dijo: “Señor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén". Jesús le dijo: "Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad".
La mujer le dijo: "Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo". Jesús le dijo: "Soy yo, el que habla contigo".
En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviera conversando con una mujer; sin embargo, ninguno le dijo: '¿Qué le preguntas o de qué hablas con ella?'. Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y comenzó a decir a la gente: "Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías?". Salieron del pueblo y se pusieron en camino hacia donde él estaba.
Mientras tanto, sus discípulos le insistían: "Maestro, come". Él les dijo: "Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen". Los discípulos comentaban entre sí: "¿Le habrá traído alguien de comer?". Jesús les dijo: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿Acaso no dicen ustedes que todavía faltan cuatro meses para la siega? Pues bien, yo les digo: Levanten los ojos y contemplen los campos, que ya están dorados para la siega. Ya el segador recibe su jornal y almacena frutos para la vida eterna. De este modo se alegran por igual el sembrador y el segador. Aquí se cumple el dicho: 'Uno es el que siembra y otro el que cosecha'. Yo los envié a cosechar lo que no habían trabajado. Otros trabajaron y ustedes recogieron su fruto".
Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: 'Me dijo todo lo que he hecho'. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el Salvador del mundo". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
 
 
PROFESIÓN DE FE
 
CREDO de los Apóstoles
 
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
 
 
PLEGARIA UNIVERSAL
 
Instruidos por el ejemplo de Jesús, el Señor, que en el desierto se entregaba a la oración, oremos también nosotros con insistencia a nuestro Dios: (R/. Escúchanos, Señor.)
 
Para que todos los fieles, por medio de las penitencias y prácticas cuaresmales, sean purificados de sus culpas y vean fortalecida su vida cristiana, roguemos al Señor.
 
Para que todos los pueblos alcancen la paz, la tranquilidad y el bienestar necesario y puedan así buscar más fácilmente los bienes del cielo, roguemos al Señor.
 
Para que el Señor conceda su fuerza a los que se ven tentados o se sienten turbados, infunda el deseo de la conversión a los pecadores y otorgue el consuelo del cielo a los que están tristes o abatidos, roguemos al Señor.
 
Para que infunda en todos nosotros el deseo de una verdadera conversión, a fin de que nos preparemos a celebrar debidamente el sacramento pascual de la penitencia, roguemos al Señor.
Señor nuestro, fuente de todo bien, que nunca dejas de ofrecernos el agua viva de la gracia que brota de la roca, que es Cristo, el Salvador, escucha nuestras oraciones y concédenos el don del Espíritu, para que manifestemos con valentía nuestra fe y anunciemos con gozo a nuestros hermanos las maravillas de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Por estas ofrendas, Señor, concédenos benigno el perdón de nuestras ofensas, y ayúdanos a perdonar a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
PREFACIO
 
La Samaritana.
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque él mismo, cuando pidió de beber a la samaritana, ya había infundido en ella el don de la fe, y si quiso estar sediento de la fe de aquella mujer, fue para encender en ella el fuego del amor divino. Por eso, Señor, te damos gracias y proclamamos tu grandeza, cantando con los ángeles: Santo, Santo, Santo ...
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 4,13-14
 
El que beba del agua que yo le daré, dice el Señor, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna.
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Alimentados en la tierra con el pan del cielo, prenda de eterna salvación, te suplicamos, Señor, que lleves a su plenitud en nuestra vida la gracia recibida en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
 
Dirige, Señor, los corazones de tus fieles y da en tu bondad a tus siervos una gracia tan grande que, cumpliendo en plenitud tus mandamientos, nos haga permanecer en tu amor y en el de nuestro prójimo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20230312



Por causa del cambio climático, entre otras causas, hay muchos en el mundo que temen la escasez de agua. La falta de acceso al agua y el temor de la experiencia de la sed que seguiría, han llegado a ser un motivo de tensiones internacionales. Pero cuando se habla de sed en el ambiente cristiano, puede referirse a algo bueno. Los que tienen sed en este sentido desean a Dios y lo buscan ansiosamente, como leemos por ejemplo en Sal 62, 1, Mt 5, 6, y Juan 7, 37. Sin embargo, tenemos que atender a la manera de saciar nuestra sed de Dios. No debemos pretender saciarla definitivamente en este mundo. Ni siquiera debemos intentar beber con un trago muy grande toda el agua que Dios nos otorga. Hay que dejarnos saciar por Cristo por medio del peregrinaje de la vida.


viernes, 3 de marzo de 2023

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA

 


«Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Éste es el que sin abandonar mi seno, entró en el seno de María; el que inseparablemente permaneció en mí y en ella habitó no circunscrito; el que indivisiblemente está en los cielos, y moró en el seno de la Virgen inmaculada. No es uno mi Hijo y otro el hijo de María; no es uno el que estaba recostado en la gruta y otro el que fue adorado por los Magos; no es uno el que fue bautizado y otro distinto el exento de bautismo. Sino: éste es mi Hijo; el mismo en quien la mente piensa y contemplan los ojos; el mismo invisible en sí y visto por vosotros; sempiterno y temporal; el mismo que, siéndome consustancial por su divinidad, es consustancial a vosotros por su humanidad en todo, menos en el pecado. Este es mi Mediador y el de sus hermanos, ya que por sí mismo reconcilia conmigo a los que habían pecado. Éste es mi Hijo y cordero, sacerdote y víctima: es al mismo tiempo oferente y oblación, el que se convierte en sacrificio y el que lo recibe. Éste es el testimonio que dio el Padre de su Unigénito al bautizarse en el Jordán. Y cuando Cristo se transfiguró en el monte delante de sus discípulos y su rostro desprendía una luminosidad tal que eclipsaba los rayos del sol, también entonces se volvió a oír aquella voz: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo. Si dijera: Yo estoy en el Padre y el Padre en mí, escuchadlo. Si dijera: Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre, escuchadlo porque dice la verdad. Si dijera: el Padre que me ha enviado es más que yo, inscribid esta manera de hablar en la economía de su condescendencia» (San Gregorio de Antioquía [Siglo VI-593]. Homilía 2 en el Bautismo de Cristo).