domingo, 20 de abril de 2025

Evangelio del 21 de abril 202 Mateo 28, 8-15

  


Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán".

 

Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Éstos se reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, con estas instrucciones: "Digan: 'Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo'. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier complicación".

 

Ellos tomaron el dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy.

 

Reflexión

 

El mundo ha intentado, de muchas maneras y aún lo intenta, de detener el anuncio del Reino, negando que Jesús haya resucitado y que la vida en abundancia sea posible, que hemos sido perdonados de nuestros pecados, que el Espíritu vive en nosotros; en fin, que somos una nueva criatura en Cristo.

 

Sin embargo, Jesús continúa saliéndonos al camino para decirnos: «No tengan miedo». Por ello ahora más que nunca, debemos mostrar con nuestra vida, con nuestras palabras, que Cristo verdaderamente ha resucitado, que vive en nosotros, que nuestra vida está unida a la de él. Jesús nos sale al encuentro en la Eucaristía, en la Sagrada Escritura, en nuestro mismo interior, para enviarnos a testificar que la muerte no lo retuvo, que ha vencido al pecado y nos ha dado vida y vida en abundancia.

 

Nada detendrá este anuncio, Jesús está vivo y es nuestro Señor. Amén. ¡Aleluya!

 

sábado, 19 de abril de 2025

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20250420

 


 

«Cristo, exactamente el quinto día de la semana, se sentó a la mesa con sus discípulos, y mientras cenaba, dijo: He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros antes de padecer. En realidad, aquellas Pascuas antiguas o, mejor, anticuadas, que había comido con los judíos, no eran deseables; en cambio, el nuevo misterio de la nueva Alianza, de que hacía entrega a sus propios discípulos, con razón era deseable para él, ya que muchos antiguos profetas y justos anhelaron ver los misterios de la nueva Alianza. Más aún, el mismo Verbo, ansiando ardientemente la salvación universal, les entregaba el misterio, que todos los hombres iban a celebrar en lo sucesivo, y declaraba haberlo él mismo deseado. La pascua mosaica no era realmente apta para todos los pueblos, desde el momento en que estaba mandado celebrarla en lugar único, es decir, en Jerusalén, razón por la cual no era deseable. Por el contrario, el misterio del Salvador, que en la nueva Alianza era apto para todos los hombres, con toda razón era deseable. En consecuencia, también nosotros debemos comer con Cristo la Pascua, purificando nuestras mentes de todo fermento de malicia, saciándonos con los panes ázimos de la verdad y la simplicidad, incubando en el alma aquel judío que se es por dentro, y la verdadera circuncisión, rociando las jambas de nuestra alma con la sangre del Cordero inmolado por nosotros, con miras a ahuyentar a nuestro Exterminador Y esto no una sola vez al año, sino todas las semanas. (.. Cada domingo somos vivificados con el santo Cuerpo de su Pascua de salvación, y recibimos en el alma el sello de su preciosa sangre» (Eusebio de Cesarea [c 265 - c 339] Tratado sobre la solemnidad de Pascua).

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20250420

 



En la sociedad moderna, es común hacer mucho sin la ayuda de otras personas. Gracias a la tecnología, podemos comprar comida, pagar cuentas, tomar cursos online y hasta llenar nuestros automóviles con gasolina sin depender de otras personas. Estas conveniencias modernas hacen que la vida sea menos compleja y más suave. No obstante, pueden también producir la soledad y el aislamiento, aún en medio de ciudades con millones de personas. Si estamos experimentando estos problemas, las lecturas y la liturgia de pascua son un remedio eficaz. No sólo nos recuerdan que no estamos solos; sino que también afirman que estamos íntimamente relacionados con Dios, con la humanidad entera y con todo el universo transformado por la misma resurrección que conocemos. Además, nos ofrecen la oportunidad de experimentar nuestra conectividad con todo lo que existe por medio de signos reales y sacramentales.

DOMINGO I DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR SOLEMNIDAD Domingo 20 de abril 2025

 



LECCIONES EN LA FE PASCUAL

Hech 10, 34. 37-43; Sal 11; Cor 5, 6-8; Jn 20, 1-9

 

En su narrativa, Juan nos ofrece lecciones en la fe pascual. Por ejemplo, escribe que María Magdalena llega al sepulcro "cuando todavía estaba oscuro (v. l)". El evangelista no está haciendo curiosas observaciones cronológicas. Está explicando desde dónde parte la fe pascual, es decir, desde la oscuridad del desengaño, de la desesperanza y del temor. Desde esta oscuridad, la fe pascual amanece y crece hasta brillar como el sol. Más importante todavía es el detalle que "el otro discípulo" no entra en el sepulcro antes que Pedro (v. 5). Quizá el evangelista quiso dramatizar la importancia del "otro discípulo" (¿Juan?) reconociendo al mismo tiempo la prioridad de Pedro. Sin embargo, también sugiere que debemos llegar a la fe pascual no como individuos aislados, sino con la ayuda de los demás, como el otro discípulo, que espera a que llegue Pedro.

 

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 138, 18. 5-6

 

He resucitado y estoy contigo, aleluya: has puesto tu mano sobre mí, aleluya: tu sabiduría ha sido maravillosa, aleluya, aleluya.

 

 

GLORIA

 

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Amén.

 

 

ORACIÓN COLECTA

 

Señor Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos has abierto hoy las puertas de la vida eterna, concede a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, resucitar también en la luz de la vida eterna, por la acción renovadora de tu Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo...

 

 

LITURGIA DE LA PALABRA

 

PRIMERA LECTURA

 

Hemos comido y bebido con Cristo resucitado.

 

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 10, 34. 37-43

 

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Ya saben ustedes lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de cuanto él hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente a los testigos que él, de antemano, había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de que resucitó de entre los muertos.

Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en él reciben, por su medio, el perdón de los pecados".

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

 

SALMO RESPONSORIAL

 

Del salmo 117, 1-2. 16ab-17. 22-23.

R/. Este es el día del triunfo del Señor. Aleluya.

 

Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". R/.

La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo. No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el Señor ha hecho. R/.

La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. R/.

 

SEGUNDA LECTURA

 

 

Busquen los bienes del cielo, donde está Cristo.

 

De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 3, 1-4

 

Hermanos: Puesto que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos, juntamente con él.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

 

SECUENCIA (De Pascua)

 

Ofrezcan los cristianos

ofrendas de alabanza

a gloria de la Víctima

propicia de la Pascua.

              

Cordero sin pecado

que a las ovejas salva,

a Dios y a los culpables

unió con nueva alianza.

 

Lucharon vida y muerte

en singular batalla,

y, muerto el que es la Vida,

triunfante se levanta.

 

"¿Qué has visto de camino,

María, en la mañana?"

"A mi Señor glorioso,

la tumba abandonada,

 

los ángeles testigos,

sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras

mi amor y mi esperanza!

 

Venid a Galilea,

allí el Señor aguarda;

allí veréis los suyos

la gloria de la Pascua."

 

Primicia de los muertos,

sabemos por tu gracia

que estás resucitado;

la muerte en ti no manda.

 

Rey vencedor, apiádate

de la miseria humana

y da a tus fieles parte

en tu victoria santa.

 

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 1 Cor 5,7-8

R/. Aleluya, aleluya.

 

Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado; celebremos, pues, la Pascua. R/.

 

 

EVANGELIO

 

Él debía resucitar de entre los muertos.

 

Del santo Evangelio según san Juan: 20, 1-9

 

El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

 

PROFESIÓN DE FE

CREDO de los Apóstoles

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

Amén.

 

 

PLEGARIA UNIVERSAL

 

Llenos de gozo por la santa Resurrección del Señor, purificados nuestros sentimientos y renovado nuestro espíritu, supliquemos con insistencia al Señor, diciendo: Rey vencedor, escúchanos. R/. Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección ha sido constituido Cabeza de la Iglesia, pidámosle que, por su amor, conceda gozo y exultación a todos los fieles que celebran su triunfo.

A Cristo, que, con su santa resurrección ha otorgado el perdón y la paz a los pecadores, supliquémosle que quienes han regresado al camino de la vida conserven íntegramente los dones que la misericordia del Padre les ha restituido.

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección ha inaugurado la resurrección universal, pidámosle que alegre el corazón de los hombres que aún desconocen [los frutos de] su victoria y, con el anuncio evangélico, llene de gozo a todos los pueblos y naciones.

A Cristo, que, con su santa resurrección, ha colmado de alegría a los pueblos, los ha enriquecido con sus dones y ha hecho vibrar de gozo nuestros corazones, pidámosle que renueve la esperanza de los que sufren y lloran.

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, ha alegrado al mundo entero, pidámosle que renueve nuestro espíritu y nos conceda la esperanza firme de compartir su triunfo y de resucitar con él a una vida nueva.

Señor Jesucristo, que en el cielo eres glorificado por los ángeles y los santos y en la tierra eres enaltecido y adorado por tu Iglesia, en esta fiesta gloriosa de tu Resurrección te pedimos que escuches nuestras plegarias y extiendas tu diestra misericordiosa sobre este pueblo que tiene puesta toda su esperanza en tu resurrección. Tú, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.

 

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

 

Llenos de júbilo por el gozo pascual te ofrecemos, Señor, este sacrificio, mediante el cual admirablemente nace y se nutre tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

 

PREFACIO

 

El Misterio Pascual

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca (en esta noche) (en este día) (en este tiempo), en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, restauró la vida. Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...

 

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Cor 5, 7-8

 

Cristo nuestro Cordero Pascual ha sido inmolado. Aleluya. Celebremos, pues, la Pascua, con el pan sin levadura, que es sinceridad y verdad. Aleluya.

 

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

 

Dios de bondad, protege paternalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

 

DESPEDIDA

 

Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado.

 

Pueden ir en paz. Aleluya, aleluya.

R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

 

viernes, 11 de abril de 2025

Evangelio del 12 de abril 2025 Juan 11, 45-56


 

En aquel tiempo, muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, creyeron en él. Pero algunos de entre ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.

 

Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al sanedrín y decían: «¿Qué será bueno hacer? Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación».

 

Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Ustedes no saben nada. No comprenden que conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que toda la nación perezca». Sin embargo, esto no lo dijo por sí mismo, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos. Por lo tanto, desde aquel día tomaron la decisión de matarlo.

 

Por esta razón, Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la ciudad de Efraín, en la región contigua al desierto y allí se quedó con sus discípulos.

 

Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos de las regiones circunvecinas llegaron a Jerusalén antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús en el templo y se decían unos a otros: «¿Qué pasará? ¿No irá a venir para la fiesta?»

 

Reflexión

 

El comentario de los sumos sacerdotes y del sanedrín no tiene sentido: "Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación".

 

El problema, en el fondo, no es que los romanos fueran a destruir el templo, sino que "todos van a creer en él." Es realmente impresionante hasta dónde podemos engañarnos nosotros mismos y ser capaces de actos tan viles como la muerte de un inocente cuando nuestros intereses se ven afectados. Esto es importante en nuestra vida, pues situaciones parecidas se pueden presentar en nuestra vida en donde podemos escudarnos detrás de "principios religiosos", en bien de "la Iglesia" para no perder nuestra posición social, un puesto determinado, y sobre todo, nuestro "estatus" dentro de una parroquia o grupo religioso.

jueves, 10 de abril de 2025

Evangelio del 11 de abril 2025 Juan 10, 31-42

 


En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos cogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: «He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?»

 

Le contestaron los judíos: «No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios». Jesús les replicó: «¿No está escrito en su ley: Yo les he dicho: Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede equivocarse), ¿cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: 'Soy Hijo de Dios'? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre». Trataron entonces de apoderarse de él, pero se les escapó de las manos.

 

Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ninguna señal prodigiosa; pero todo lo que Juan decía de éste, era verdad». Y muchos creyeron en él allí.

 

Reflexión

 

Cuando la vida del cristiano transcurre con demasiada tranquilidad, es muy posible que nuestro testimonio cristiano no esté siendo muy creíble a los ojos de los demás.

 

Nuestras obras dan testimonio, o deben darlo, de nuestra personalidad cristiana pues, al igual que Jesús, nosotros realizamos las obras que él mismo realizó, a fin de llevar a cabo el proyecto del Padre para nuestro mundo. No se trata pues de hablar tanto, sino de mostrar con nuestra propia vida que pertenecemos a Cristo, que su camino es nuestro camino, que sus proyectos son los nuestros.

 

En fin, que ya no somos nosotros los que vivimos sino que es Cristo quien vive en nosotros. ¿Tus proyectos son los de Cristo? Y si lo son, ¿los defiendes y realizas con todo tu corazón?


miércoles, 9 de abril de 2025

Evangelio del 10 de abril 2025 Juan 8, 51-59

 



En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre».

 

Los judíos le dijeron: «Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices: 'El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre'. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?»

 

Contestó Jesús: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: 'Es nuestro Dios', aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello».

 

Los judíos le replicaron: «No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?» Les respondió Jesús: «Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy».

 

Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.

 

Reflexión

 

Uno de los grandes problemas de nuestro mundo moderno es la falta de fidelidad. Con una facilidad asombrosa nos cambiamos de marca, de automóvil, de trabajo.

 

Si algo se valora de un servidor es que sea "fiel", que sea capaz de sostener la palabra dada aun a costa de la propia vida. Para ellos, para los que han sido fieles, Jesús promete la vida que no acaba jamás. Preparémonos para reafirmar nuestras promesas bautismales en la Vigilia de Pascua.