SE LO LLEVARON AL CIELO
El relato pascual refiere el triunfo del Padre sobre la muerte. Los
acontecimientos que arrancaron a Jesús de la tierra de los vivos no fueron un
accidente imprevisto, sino la manifestación del misterio del pecado humano y de
la salvación obrada por Dios. La obediente entrega del Hijo y la generosa
fidelidad del Padre se conjuntaron para desmontar la confabulación de los
dirigentes judíos que pretendían aniquilarlo. Las lecturas de este domingo
coinciden en presentarnos la exaltación del Hijo. Jesús regresa al Padre
habiendo cumplido su misión. En adelante, la misión tendrá que ser obra del
Espíritu y de la buena voluntad de los apóstoles. Jesús advierte a sus
discípulos que ellos vivirán como colaboradores de Dios. No pueden acceder a
los secretos y a los tiempos establecidos por el Padre. El Hijo mismo tuvo que
aprender a discernir su voluntad y a vivir pendiente de sus mandatos.
Misa del Día
ANTÍFONA DE ENTRADA Hch 1, 11
Hombres de Galilea. ¿qué hacen allí parados mirando al cielo? Ese mismo
Jesús, que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto
marcharse. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, rebosar de santa alegría y, gozosos,
elevar a ti fervorosas gracias ya que la ascensión de Cristo, tu Hijo, es
también nuestra victoria, pues a donde llegó él, que es nuestra cabeza,
esperamos llegar también nosotros, que somos su cuerpo. Por nuestro Señor
Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Se fue elevando a la vista de sus apóstoles.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 1, 1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que
Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus
instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido.
A ellos se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba
vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de
Dios.
Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: "No se alejen de
Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya
les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días ustedes serán
bautizados con el Espíritu Santo".
Los ahí reunidos le preguntaban: "Señor, ¿ahora sí vas a
restablecer la soberanía de Israel?". Jesús les contestó: "A ustedes
no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su
autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará
de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y
hasta los últimos rincones de la tierra".
Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo
ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse,
seles presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
"Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que
los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 46, 2-3, 6-7. 8-9
R/. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos: que el
Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R/.
Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su
trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos. R/.
Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros
cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Cristo entró en el cielo mismo
De la carta a los hebreos: 9, 24-28; 10, 19-23
Hermanos: Cristo no entró en el santuario de la antigua alianza,
construido por mano de hombres y que sólo era figura del verdadero, sino en el
cielo mismo, para estar ahora en la presencia de Dios. intercediendo por
nosotros.
En la antigua. alianza, el sumo sacerdote entraba cada año en el
santuario para ofrecer una sangre que no era la suya; pero Cristo no tuvo que
ofrecerse una y otra vez a sí mismo en sacrificio, porque en tal caso habría
tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. De hecho, él se
manifestó una sola vez, en el momento culminante de la historia, para destruir
el pecado con el sacrificio de sí mismo.
Y así como está determinado que los hombres mueran una sola vez y que
después de la muerte venga el juicio, así también Cristo se ofreció una sola
vez para quitar los pecados de todos. Al final se manifestará por segunda vez,
pero ya no para quitar el pecado, sino para la salvación de aquellos que lo
aguardan y en él tienen puesta su esperanza.
Hermanos, en virtud de la sangre de Jesucristo, tenemos la seguridad de
poder entrar en el santuario, porque él nos abrió un camino nuevo y viviente a
través del velo, que es su propio cuerpo. Asimismo, en Cristo tenemos un
sacerdote incomparable al frente de la casa de Dios.
Acerquémonos, pues, con sinceridad de corazón, con una fe total, limpia
la conciencia de toda mancha y purificado el cuerpo por el agua saludable.
Mantengámonos inconmovibles en la profesión de nuestra esperanza, porque el que
nos hizo las promesas es fiel a su palabra. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 28, 19- 20
R/. Aleluya, aleluya.
Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, dice el Señor, y sepan
que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. R/.
EVANGELIO
Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo.
Del santo Evangelio según san Lucas: 24, 46-53
En aquel tiempo, Jesús se apareció a sus discípulos y les dijo:
"Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de
entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a
todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios
para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de esto. Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre
les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de
lo alto".
Después salió con ellos fuera de la ciudad, hacia un lugar cercano a
Betania; levantando las manos, los bendijo, y mientras los bendecía, se fue
apartando de ellos y elevándose al cielo. Ellos, después de adorarlo,
regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían constantemente en el
templo, alabando a Dios.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder
de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pongamos, hermanos, nuestra mirada en Jesús, nuestro gran sacerdote,
que ha atravesado el cielo para interceder por nosotros, y pidámosle por las
necesidades de todos los hombres diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos,
Señor.)
Para que Cristo, desde el trono de su gloria, venga en ayuda de su
Iglesia, que lucha en medio de las dificultades del mundo, y no permita que sus
fieles se dejen cautivar por los bienes de la tierra, roguemos al Señor.
Para que Jesús, el Señor, que prometió que, al ser elevado sobre la
tierra, atraería a todos hacia sí, revele su nombre a los hombres que aún no lo
conocen, roguemos al Señor.
Para que el Señor, que con su triunfo ha glorificado nuestra carne
colocándola cerca de Dios Padre, llene de esperanza a los que sufren
enfermedades en el cuerpo o angustias en el espíritu, roguemos al Señor.
Para que el Señor, elevado al cielo, nos envíe el Espíritu Santo, para
que nos enseñe a amar los bienes de arriba y a no dejamos cautivar por las
cosas de la tierra, roguemos al Señor.
Dios, Padre todopoderoso, que has resucitado a Cristo, tu Hijo, y los
has hecho Señor del universo, reconoce la voz de tu amado en las oraciones de
la Iglesia y concédenos lo que, te hemos pedido. Por Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, este sacrificio en la gloriosa festividad de la
ascensión, concédenos que por este santo intercambio, nos elevemos también
nosotros a las cosas del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que nos permites participar en la tierra de
los misterios divinos, concede que nuestro fervor cristiano nos oriente hacia
el cielo, donde ya nuestra naturaleza humana está contigo. Por Jesucristo,
nuestro Señor.