viernes, 30 de septiembre de 2016

DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C Domingo 2 de octubre 2016



DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

Domingo 2 de octubre 2016

HEMOS HECHO LO QUE TENÍAMOS QUE HACER

Este pasaje perfila con claridad la cuestión de la relación del creyente con su Dios. La espiritualidad cristiana confiesa la importancia de realizar una misión que dé sentido a la propia vida. Un discípulo realiza su vocación y cumple con su misión sin la expectativa de recibir reconocimientos de parte de un tercero; en su propia conciencia sabe qué acciones debe cumplir para que su vida encuentre sentido. Cuando esto ocurre, recibe la mejor de las recompensas: la conciencia tranquila de haber realizado lo que debía. En el libro del profeta Habacuc se escucha la queja y la angustia de quien no ve llegar el final de la injusticia. El profeta experimenta cierto cansancio ante el triunfo de los violentos. Por toda respuesta, Dios anuncia que el justo se salvará en la medida que mantenga su confianza en el Dios fiel y compasivo.


ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Est 4, 17

En tu voluntad, Señor, está puesto el universo, y no hay quien pueda resistirse a ella. Tú hiciste todo, el cielo y la tierra, y todo lo que está bajo el firmamento; tú eres Señor del universo.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que en la superabundancia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El justo vivirá por su fe.

Del libro del profeta Habacuc: 1, 2-3; 2, 2-4

¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio, sin que me escuches, y denunciaré a gritos la violencia que reina, sin que vengas a salvarme? ¿Por qué me dejas ver la injusticia y te quedas mirando la opresión? Ante mí no hay más que asaltos y violencias, y surgen rebeliones y desórdenes.
El Señor me respondió y me dijo: "Escribe la visión que te he manifestado, ponla clara en tablillas para que se pueda leer de corrido. Es todavía una visión de algo lejano, pero que viene corriendo y no fallará; si se tarda, espéralo, pues llegará sin falta. El malvado sucumbirá sin remedio; el justo, en cambio, vivirá por su fe".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9

R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias. R/.

Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R/.

Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras". R/.


SEGUNDA LECTURA

No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 1, 6-8. 13-14

Querido hermano: Te recomiendo que reavives el don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Porque el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de moderación.
No te avergüences, pues, de dar testimonio de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Conforma tu predicación a la sólida doctrina que recibiste de mí acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
1 P 1, 25

R/. Aleluya, aleluya.

La palabra de Dios permanece para siempre. Y ésa es la palabra que se les ha anunciado. R/.


EVANGELIO

¡Si ustedes tuvieran fe...!

Del santo Evangelio según san Lucas: 17, 5-10

En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". El Señor les contestó: "Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: Arráncale de raíz y plántate en el mar', y los obedecería.
¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: 'Entra en seguida y ponte a comer'? ¿No le dirá más bien: 'Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú'? ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación? Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: 'No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer' ".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Elevemos, hermanos, nuestra plegaria al Señor con aquella confianza filial que el Espíritu Santo suscita en nuestros corazones, y digamos: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que la Iglesia, mediante la santidad de sus fieles y el celo de sus ministros, anuncie a todos los hombres y realice en todos los pueblos la salvación de Dios, roguemos al Señor.

Para que el Señor ayude a los gobernantes, a fin de que se logre en todas las naciones la paz, el desarrollo, el progreso y la libertad religiosa, roguemos al Señor.

Para que las naciones que sufren a causa de las guerras vean alejarse de sus pueblos las crueldades, la violencia, la destrucción y las lágrimas, roguemos al Señor.

Para que el Señor ilumine los ojos de nuestro corazón, a fin de que sepamos descubrir la esperanza de gloria a la que nos ha llamado, roguemos al Señor.

Señor, Dios todopoderoso, dispuesto siempre a escuchar las oraciones de los que tienen fe como un grano de mostaza, danos un corazón humilde, de tal forma que, después de haber contribuido con nuestro esfuerzo al crecimiento de tu reino, reconozcamos que sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer y proclamemos con humildad las maravillas de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, el sacrificio que tú mismo nos mandaste ofrecer, y, por estos sagrados misterios, que celebramos en cumplimiento de nuestro servicio, dígnate llevar a cabo en nosotros la santificación que proviene de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
 Lm 3, 25

Bueno es el Señor con los que en él confían, con aquellos que lo buscan.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios omnipotente, saciados con este alimento y bebida celestiales, concédenos ser transformados en aquel a quien hemos recibido en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Los problemas sociales y los desafíos personales no son sencillos de resolver; tampoco es fácil crear esfuerzos colectivos para transformar las situaciones graves que nos agobian. Lo que no podemos aceptar es vivir en la apatía y la indiferencia ante los retos importantes. Aunque no logremos cambios totales es necesario realizar el esfuerzo suficiente para lograr el cambio personal que requerimos. Como bien dicen, si no podemos cambiar nuestro mundo, debemos por lo menos realizar un cambio suficiente a nivel personal. Esto nos permitirá vivir con la conciencia tranquila. Para mantener el ánimo positivo, necesitamos vivir confiadamente y con esperanza, sabiendo que no estamos solos ante los problemas, sino que contamos con el cuidado y la asistencia de Dios para realizar los proyectos que dan sentido a nuestra vida.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Hay un tiempo para cada cosa.



Hay un tiempo para cada cosa.

Del libro del Eclesiastés (Cohélet): 3, 1-11

Hay un tiempo para cada cosa y todo lo que hacemos bajo el sol tiene su tiempo. Hay un tiempo para nacer y otro para morir; uno para plantar y otro para arrancar lo plantado. Hay un tiempo para matar y otro para curar; uno para destruir y otro para edificar. Hay un tiempo para llorar y otro para reír; uno para gemir y otro para bailar. Hay un tiempo para lanzar piedras y otro para recogerlas; uno para abrazarse y otro para separarse. Hay un tiempo para ganar y otro para perder; uno para retener y otro para desechar. Hay un tiempo para rasgar y otro para coser; uno para callar y otro para hablar. Hay un tiempo para amar y otro para odiar; uno para hacer la guerra y otro para hacer la paz.

¿Qué provecho saca el que se afana en su trabajo? He observado todas las tareas que Dios ha encomendado a los hombres para que en ellas se ocupen. Todo lo ha hecho Dios a su debido tiempo y le ha dado el mundo al hombre para que reflexione sobre él; pero el hombre no puede abarcar las obras de Dios desde el principio hasta el fin.

jueves, 22 de septiembre de 2016

UNA RANA MUY INSISTENTE



UNA RANA MUY INSISTENTE

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas ya que no saldrían.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía sentido seguir luchando. Pero la rana saltaba cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le dijeron: "nos alegramos mucho de que hayas logrado salir, a pesar de lo que te hemos gritado". La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.

Moraleja:
1. La palabra tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento compartida a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo.
2. Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentre desanimado puede ser lo que acabe por destruirlo. Tengamos cuidado con lo que decimos.
3. Una persona especial es la que comparte tiempo para animar a otros.


http://webcatolicodejavier.org/ranita.html

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 25 de septiembre 2016



DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C

Domingo 25 de septiembre 2016


TIENEN A MOISÉS Y A LOS PROFETAS

Entre el pasaje del profeta Amós y el Evangelio de san Lucas existe una clara línea de continuidad. Ambos escritores exhiben de distintas maneras la misma problemática: la insensibilidad de los ricos y poderosos ante el dolor humano y la miseria de los pobres. Los ricos que vivían en Betel y Samaria en el siglo VIII a. C. banqueteaban espléndidamente, disponían de productos refinados de importación (lechos de marfil), y gastaban cuantiosos recursos en fiestas, sin darse cuenta de las carencias extremas de los israelitas pobres. El profeta exhibe un problema de inequidad social generalizado en el reino del Norte. El relato evangélico ilustra el caso particular de un hombre rico, que bien puede encontrarse en cualquier época, que ignora la miseria de Lázaro. El mensaje evangélico que pone fin al relato no pretende amedrentarnos, sino recordar una lección sencilla: el tiempo de la conversión es breve y conviene aprovecharlo. El destino final de nuestra vida se decide a partir de las decisiones que tomemos en el momento presente.


ANTÍFONA DE ENTRADA Dn 3, 31. 29. 30. 43. 42

Todo lo que hiciste con nosotros, Señor, es verdaderamente justo, porque hemos pecado contra ti y hemos desobedecido tus mandatos; pero haz honor a tu nombre y trátanos conforme a tu inmensa misericordia.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que manifiestas tu poder de una manera admirable sobre todo cuando perdonas y ejerces tu misericordia, multiplica tu gracia sobre nosotros, para que, apresurándonos hacia lo que nos prometes, nos hagas partícipes de los bienes celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Ustedes, los que lleven una vida disoluta, irán al destierro.

Del libro del profeta Amós: 6, 1. 4-7

Esto dice el Señor todopoderoso: "¡Ay de ustedes, los que se sienten seguros en Sión y los que ponen su confianza en el monte sagrado de Samaria! Se reclinan sobre divanes adornados con marfil, se recuestan sobre almohadones para comer los corderos del rebaño y las terneras en engorda. Canturrean al son del arpa, creyendo cantar como David. Se atiborran de vino, se ponen los perfumes más costosos, pero no se preocupan por las desgracias de sus hermanos. Por eso irán al destierro a la cabeza de los cautivos y se acabará la orgía de los disolutos".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10

R/. Alabemos al Señor, que viene a salvarnos.

El Señor es siempre fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. R/.

Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. R/.

A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R/.


SEGUNDA LECTURA

Cumple todo lo mandado, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.

De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 6, 11-16

Hermano: Tú, como hombre de Dios, lleva una vida de rectitud, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre. Lucha en el noble combate de la fe, conquista la vida eterna a la que has sido llamado y de la que hiciste tan admirable profesión ante numerosos testigos.
Ahora, en presencia de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que dio tan admirable testimonio ante Poncio Pilato, te ordeno que cumplas fiel e irreprochablemente todo lo mandado, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, la cual dará a conocer a su debido tiempo Dios, el bienaventurado y único soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad, el que habita en una luz inaccesible y a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él todo honor y poder para siempre. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Co 8, 9
R/. Aleluya, aleluya.

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza. R/.


EVANGELIO

Recibiste bienes en tu vida y Lázaro, males; ahora él goza de consuelo, mientras que tú sufres tormentos.

Del santo Evangelio según san Lucas: 16, 19-311.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió, pues, que murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él.
Entonces gritó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas'. Pero Abraham le contestó: 'Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá'.
El rico insistió: 'Te ruego, entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi casa, pues me quedan allá cinco hermanos, para que les advierta y no acaben también ellos en este lugar de tormentos'. Abraham le dijo: 'Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen'. Pero el rico replicó: 'No, padre Abraham. Si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán'. Abraham repuso: 'Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto' ".
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, por todos los hombres y por todas sus necesidades, para que a nadie falte nunca la ayuda de nuestra caridad y digamos: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)

Para que el Señor vivifique su Iglesia y le conceda santos y numerosos ministros que iluminen y santifiquen a los fieles, roguemos al Señor.

Para que Dios conceda a los gobernantes el deseo de ser justos e infunda en los responsables de los pueblos el sentido de la unidad de la familia humana, roguemos al Señor.

Para que los que buscan a Dios sinceramente encuentren la verdad que desean y, habiéndola encontrado, descansen contemplándola, roguemos al Señor.

Para que el Señor perdone nuestras culpas, no permita que recaigamos en el pecado y nos libre de una muerte imprevista, roguemos al Señor.

Dios nuestro, que llamas por su propio nombre al pobre y desconoces el de quien vive en medio de riquezas, escucha nuestras oraciones, haz justicia a los oprimidos y concédenos que, al escuchar tu palabra, creamos que Cristo ha regresado verdaderamente de entre los muertos y nos recibirá, al término de nuestros días, en el seno de nuestro padre Abraham. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Dios misericordioso, que nuestra ofrenda te sea aceptable y que por ella quede abierta para nosotros la fuente de toda bendición. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 118, 49-50

Recuerda, Señor, la promesa que le hiciste a tu siervo, ella me infunde esperanza y consuelo en mi dolor.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que este misterio celestial renueve, Señor, nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que seamos coherederos en la gloria de aquel cuya muerte, al anunciarla, la hemos compartido. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- En el relato del rico y el pobre Lázaro encontramos una lección de sensatez. El tiempo oportuno para reorientar la propia vida es corto. No es conveniente dejarse embotar la mente ni permitir que nos domine la desidia, que nos empuja a posponer las decisiones importantes. Quien se deja encandilar por el atractivo de la vida cómoda y las riquezas abundantes, suele desentenderse de la situación de los más pobres. La palabra dura e incómoda de profetas como Amós suele resultar insoportable para quienes disponen del poder económico. Sin embargo, no existe otra salida para generar cambios personales que la toma de conciencia. Necesitamos que alguien, en nombre de Dios o en nombre de los valores humanos, sea "nuestra piedra en el zapato" y no nos permita vivir con una conciencia adormecida por el egoísmo y la indiferencia. La inequidad se acrecienta y quienes confesamos a Dios como Padre, no podemos desentendernos de nuestros hermanos.

martes, 20 de septiembre de 2016

LAS OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES.

Pbro. Lic. Gustavo Alfonso Sánchez Quevedo.

En este Año de la Misericordia, el Papa Francisco nos ha invitado a reflexionar sobre las obras de misericordia corporales y espirituales, pues “será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina” (Misericordiae Vultus 15). Se trata, pues, de redescubrir “las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos” (MV 15).

Estas catorce obras de misericordia “son acciones caritativas  mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf Is 58,6-7; Hb 13,3)” (Catecismo de la Iglesia Católica No. 2447). Todas son expresión de la misericordia y nos ayudan a no quedarnos en buenas intenciones o en un sentimentalismo estéril que no permite poner en práctica la compasión con el hermano que sufre o nos necesita. Tal vez las obras de misericordia corporales son más conocidas, pero no por eso mejor practicadas, aquí nos detendremos a reflexionar en cada una de las obras de misericordia espirituales, que también son importantes y que requieren de un corazón misericordioso para poder practicarlas. El hecho de que se llamen “espirituales” no significa que no se lleven a la acción, pues también requieren de un compromiso y, sobre todo, de una actitud de misericordia para poder vivirlas. Algunas de ellas tal vez no sean tan visibles, como el dar de comer al hambriento, pero también exigen mucha disposición interior para realizarlas, como el perdonar las ofensas, soportar con paciencia a las personas molestas, etc. Veamos, pues, de manera sencilla cada una de ellas para disponernos a llevarlas a la práctica.


1.       ENSEÑAR AL QUE NO SABE.

Esta obra de misericordia busca desterrar la ignorancia en las personas que no han tenido la oportunidad de prepararse o formarse en algún aspecto importante de la vida, que puede ser en el ámbito espiritual, moral, académico, de sentido común, etc. La persona puede estar desorientada y necesitada de que alguien le ayude a superarse o tomar un mejor camino en su vida. En el ámbito cultural, por ejemplo, muchas personas no saben leer ni escribir, ni han tenido la oportunidad de tener una mayor instrucción escolar, aspecto que les ha cerrado muchas oportunidades de superación y que generalmente son las personas más pobres, es entonces cuando las personas que han tenido una mayor preparación pueden ayudar a los demás a superarse en este aspecto. Lo mismo podemos decir en un oficio, en una profesión, en algunas situaciones de la vida social, familiar, etc. También en el ámbito de la fe existe mucha ignorancia que ha llevado a las personas a cometer errores en su vida, por ello quien ha conocido mejor la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia, puede enseñar este camino a quien lo desconoce para que pueda conducir su vida por el sendero del Señor.
No se trata de pasar por sabihondos o superiores que los demás, sino más de bien enseñar con una actitud de profunda humildad, con prudencia y en una búsqueda sincera de ayudar a la otra persona, sin humillarla ni subestimarla. Es preferible esperar a que la otra persona sea quien pida la ayuda y disponerse a hacerlo sin búsqueda de recompensa o gratificación, sino simplemente con la intención de hacerle un bien. Para practicar esta obra de misericordia hay que tener paciencia y gastar tiempo en este noble servicio.


2.       DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA.

Dar un buen consejo no es tan fácil como parece, pues no se trata simplemente de compartir mis puntos de vista o de imponer mi opinión personal, sino de buscar sinceramente lo que es verdadero, bueno y justo en la situación que se pretende iluminar. Abundan los malos consejos de personas que no reflexionan suficientemente ni han aprendido a ser prudentes en la vida, sino que dan irresponsablemente su opinión, sin mirar las consecuencias ni fijarse si ello va a ayudar verdaderamente a la persona. Dar un buen consejo es toda una responsabilidad, pues requiere de un discernimiento y reflexión para mirar con mayor profundidad las situaciones de la vida. Es de gran ayuda la luz de la Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia en muchos ámbitos de la vida, así como la opinión de autores serios o personas preparadas en algún campo determinado.
Es importante también aquí, que sea la persona quien se acerque a pedir el consejo, pero cuando se crea prudente, también es conveniente acercarse con humildad para evitarle a la otra persona un posible tropiezo, fracaso o caída. En el ámbito de la fe, un buen consejo ayuda para encaminar nuestros pasos por el camino de la salvación y evitar desviarse del camino del Señor. No se trata de quedar bien con las personas, diciéndoles aquello que quieren escuchar, sino de ayudarlas a mirar con más claridad aquella decisión que quieren tomar o aquel aspecto de la vida en el que pretenden mejorar.


3.       CORREGIR AL QUE YERRA.

En esta obra de misericordia es conveniente evitar las actitudes perfeccionistas, soberbias e intolerantes, pues no se trata de andar corrigiendo a todos por todo, como si uno fuera perfecto, sino de ayudar al hermano a corregir aquel error, sobre todo en el ámbito moral, que no le está permitiendo vivir conforme al bien y a la voluntad de Dios. Es muy fácil ver la “paja en el ojo ajeno y no ver la viga” que llevamos en el nuestro, pues quien así procede no mira su propio pecado sino sólo el del hermano; por ello es importante actuar con misericordia, no espantándonos por el pecado ajeno, sino con un deseo sincero de salvar al hermano, como nos dice la Carta de Santiago en la Biblia “si alguno de ustedes se desvía de la verdad y otro lo convierte, sepa que el que convierte a un pecador de su mal camino, salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de muchos pecados” (Sant 5,19-20). La corrección fraterna siempre es necesaria para vivir conforme a la bondad y al amor, pero requiere de actitudes de humildad, prudencia, amabilidad, asertividad, paciencia, etc. Incluso, muchas veces la prudencia nos aconsejará posponer la corrección para no provocar en la otra persona el efecto contrario, es decir, que se encapriche o se aferre a su mal camino. De parte de quien es corregido se requiere también de una actitud de humildad para dejarse orientar y corregir.


4.       PERDONAR LAS INJURIAS.

Uno de los desafíos de nuestra vida cristiana es conceder el perdón a quien nos ha ofendido. Es interesante descubrir que el perdonar las injurias es una de las obras de misericordia espirituales, pues no cabe duda que sólo un corazón misericordioso es capaz de perdonar. El perdón nos hace reflejar también la misericordia de Dios; si Dios es misericordioso para perdonarnos siempre, también nosotros estamos llamados a perdonar a quien nos ha herido, lastimado o hecho algún mal. En la Biblia encontramos múltiples ejemplos de personajes que tuvieron que perdonar a su prójimo, como el caso de José, quien fue vendido por sus hermanos y fue llevado a Egipto donde llegó a convertirse en el primer ministro del Faraón, y a pesar de la ofensa tan grande que le hicieron sus hermanos, fue capaz de perdonarlos y ayudarlos con gran generosidad; no se diga el ejemplo de Jesús, que estando en la cruz dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34). El perdón es una acción del hombre libre, que está dispuesto a amar hasta las últimas consecuencias y que no se deja vencer por la tentación del odio y el rencor. Así como todos queremos que nos perdonen cuando hemos fallado, también nosotros debemos estar dispuestos a perdonar a quien nos ha ofendido.


5.       CONSOLAR AL TRISTE.

Todos necesitamos del consuelo cuando nos sentimos tristes, desamparados o deprimidos. Consolar en una obra de misericordia que da aliento, fortaleza, esperanza, ánimo o apoyo a la persona que lo necesita. El consuelo es un acto de solidaridad con la persona que sufre, y puede tratarse de una visita, de una palabra de aliento, de una carta o mensaje positivo, en fin, de un gesto que hace sentir a la persona de que no está sola, que no todo está perdido, de que hay esperanza, de que no todo es tiniebla o desolación. En los momentos de una enfermedad crítica, de la pérdida de un ser querido, después de un fracaso, de una derrota, de perder el empleo, etc., siempre es conveniente una actitud de consuelo de parte de los que rodean a la persona que se encuentra triste. Una de las bienaventuranzas dice: “Dichosos los afligidos, porque Dios los consolará” (Mt 5,4), pues es verdad que el Señor siempre nos consuela y reconforta, pero también lo hace a través de nosotros. Cada uno puede ser instrumento de la consolación de Dios para el que se encuentra triste y desconsolado. Una palabra, gesto o presencia de aliento, es un gran regalo en los momentos de aflicción.


6.       SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DE LOS DEMÁS.

Quien conoce la condición humana sabe que no todo es virtud y cualidades en una persona, pues también tiene defectos o deficiencias de carácter, actitudes inmaduras o malos hábitos; por lo tanto esta obra de misericordia nos lleva a aceptar y tolerar con paciencia los defectos de los otros. Quien reconoce los propios defectos y lo difícil que es superarlos, puede entender a las otras personas que también cargan con sus defectos, muchos de ellos no aceptados ni por ellos mismos. Nos dice San Pablo que “el amor es paciente y bondadoso… no se irrita ni es rencoroso… todo lo disculpa… todo lo soporta” (1 Cor 13,4.5.7), por ello, para sufrir con paciencia los defectos de los demás, se requiere una buena dosis de amor fraterno, de comprensión y tolerancia. Es verdad que muchas veces no soportamos ciertos defectos de los otros, que posiblemente nos estén reflejando nuestros propios defectos como, por ejemplo, un impuntual que no soporta la impuntualidad de los otros. Soportar pacientemente los defectos de los otros, no es una  actitud pasiva, derrotista o masoquista; ni tampoco significa que se aplaudan los defectos ajenos, sino que es un compromiso de amor fraterno de aceptar al otro como es, no sólo con sus virtudes, sino también con sus defectos. Esto no impide que también ayudemos y animemos a los demás a corregir sus defectos, de la misma forma como nosotros estemos esforzándonos por corregir los propios, pero el sugerirlo tendrá siempre que ir acompañado de una actitud de comprensión, amabilidad, humildad y misericordia.


7.       ROGAR A DIOS POR VIVOS Y DIFUNTOS.

Orar por los vivos y los difuntos, como obra de misericordia, nos ayuda a abrir nuestro corazón a los demás y sus necesidades; nos hace sensibles a los otros y a poner nuestra confianza en la Providencia divina. La oración de intercesión es un acto de fe en que Dios siempre nos escucha y actúa en bien de las personas. Orar por los demás nos hace activos en la solidaridad con nuestros hermanos y nos fortalece en la comunión de los santos. El Papa Francisco, en ese sentido, nos ha enseñado sobre la importancia de pedir por los demás y de manera especial por él en su ministerio petrino, pues casi siempre termina diciendo “y no se olviden de pedir por mí”. La confianza en ese apoyo fraterno ante Dios nos hace caminar seguros y confiados en que el Señor nos acompaña y vendrá en nuestra ayuda, dándonos lo mejor que necesitamos, aún aquello que no hemos sabido pedir y que él sabe que lo requerimos. El pedir por los difuntos, además, nos abre a la fe en la vida eterna, de saber que “las almas de los justos están en las manos del Señor y no los alcanzará ningún tormento” (Sab 3,1), y como nos enseña el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica de que “en virtud de la comunión de los santos, los fieles que peregrinan aún en la tierra pueden ayudar a las almas del purgatorio ofreciendo por ellas oraciones de sufragio, en particular el sacrificio de la Eucaristía, pero también limosnas, indulgencias y obras de penitencia” (Compendio No. 211).Orar por los demás, vivos o difuntos, nos ayuda a practicar la misericordia con nuestros hermanos, en especial con quienes más lo necesitan.


Que en este Jubileo de la Misericordia, el Señor nos ayude a poner en práctica estas obras de misericordia, para poder llegar a ser “misericordiosos como el Padre”.

viernes, 16 de septiembre de 2016

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 18 de septiembre 2016



DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO  Ciclo C

Domingo 18 de septiembre 2016


LA DENUNCIA Y EL EXHORTO

El tema es el mismo, a saber, la relación del ser humano con los bienes materiales. Las riquezas cuantiosas deslumbran el corazón humano y si éste no se encuentra arraigado en los valores espirituales, termina siendo esclavizado. El profeta Amós denuncia con claridad el cinismo de los comerciantes sin escrúpulos que adulteran medidas, encarecen los alimentos y peor aún, convierten a los pobres en mercancía con tal de aumentar sus ganancias. La tentación de conseguir la riqueza sin trabajo y de realizar negocios inmorales es tan vieja como la humanidad. En el exhorto del Evangelio el Señor Jesús pondera la habilidad y la astucia del administrador que renuncia a sus derechos con tal de congraciarse con los deudores de su amo. El administrador conoce las relaciones de patronazgo y clientela y sabe sacarles partido. Mientras el profeta Amós denuncia actos inhumanos e inmorales, el Señor Jesús por su parte, nos anima a utilizar sensatamente los bienes para favorecer a los necesitados.


ANTÍFONA DE ENTRADA

Yo soy la salvación de mi pueblo, dice el Señor. Los escucharé cuando me llamen en cualquier tribulación, y siempre seré su Dios.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que has hecho del amor a ti y a los hermanos la plenitud de todo lo mandado en tu santa ley, concédenos que, cumpliendo tus mandamientos, merezcamos llegar a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Contra los que obligan a los pobres a venderse.

Del libro del profeta Amós: 8, 4-7

Escuchen esto los que buscan al pobre sólo para arruinarlo y andan diciendo: "¿Cuándo pasará el descanso del primer día del mes para vender nuestro trigo, y el descanso del sábado para reabrir nuestros graneros?" Disminuyen las medidas, aumentan los precios, alteran las balanzas, obligan a los pobres a venderse; por un par de sandalias los compran y hasta venden el salvado como trigo. El Señor, gloria de Israel, lo ha jurado: "No olvidaré jamás ninguna de estas acciones". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 112, 1-2. 4-6. 7-8

R/. Que alaben al Señor todos sus siervos.

Bendito sea el Señor, alábenlo sus siervos. Bendito sea el Señor, desde ahora y para siempre. R/.

Dios está sobre todas las naciones, su gloria por encima de los cielos. ¿Quién hay como el Señor? ¿Quién iguala al Dios nuestro? R/.

Él tiene en las alturas su morada y sin embargo de esto, bajar se digna su mirada para ver tierra y cielo. R/.

Él levanta del polvo al desvalido y saca al indigente del estiércol para hacerlo sentar entre los grandes, los jefes de su pueblo. R/.


SEGUNDA LECTURA

Pidan a Dios por todos los hombres, porque él quiere que todos se salven.

De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 2, 1-8

Te ruego, hermano, que ante todo se hagan oraciones, plegarias, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, y en particular, por los jefes de Estado y las demás autoridades, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, entregada a Dios y respetable en todo sentido.
Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, pues él quiere que todos los hombres se salven y todos lleguen al conocimiento de la verdad, porque no hay sino un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre él también, que se entregó como rescate por todos.
Él dio testimonio de esto a su debido tiempo y de esto yo he sido constituido, digo la verdad y no miento, pregonero y apóstol para enseñar la fe y la verdad. Quiero, pues, que los hombres, libres de odios y divisiones, hagan oración dondequiera que se encuentren, levantando al cielo sus manos puras.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO  2 Co 8, 9
R/. Aleluya, aleluya.

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza. R/.


EVANGELIO

No pueden ustedes servir a Dios y al dinero.

Del santo Evangelio según san Lucas: 16, 1-13

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: ` ¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador'. Entonces el administrador se puso a pensar: ` ¿Que voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan'.
Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: ` ¿Cuánto le debes a mi amo?' El hombre respondió: 'Cien barriles de aceite'. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta'.
Luego preguntó al siguiente: 'Y tú, ¿cuánto debes?' Éste respondió: 'Cien sacos de trigo'. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y haz otro por ochenta'. El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios, que los que pertenecen a la luz.
Y yo les digo: Con el dinero, tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los reciban en el cielo. El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes; y el que es infiel en las cosas pequeñas, también es infiel en las grandes. Si ustedes no son fieles administradores del dinero, tan lleno de injusticias, ¿quién les confiará los bienes verdaderos? Y si no han sido fieles en lo que no es de ustedes, ¿quién les confiará lo que sí es de ustedes? No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al primero y despreciará al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero".
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, por todos los hombres y por todas sus necesidades, para que nunca falte a nadie la ayuda de nuestro amor y digamos: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)

Por el santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro obispo N., y por todos los demás obispos, por los presbíteros y diáconos; para que cuiden santamente el pueblo que tienen encomendado, roguemos al Señor.

Por los jefes de Estado y por los demás gobernantes, por los responsables del bien común y por los que tienen en sus manos las riquezas del mundo; para que fomenten la justicia, el bienestar, la paz y la libertad, roguemos al Señor.

Por los que padecen hambre u otras necesidades, por los que están enfermos o se sienten oprimidos, por los que añoran la patria o viven lejos de sus familias y de sus hogares; para que experimenten el consuelo y la fortaleza de Dios, roguemos al Señor.

Para que Dios nos conceda el gozo del Espíritu, y el perdón de los pecados, la perseverancia en la fe y en las buenas obras y la salvación eterna de nuestras almas, roguemos al Señor.

Dios nuestro, que nos llamas a amarte y a servirte como único Señor, ten piedad de nuestra débil condición humana y escucha nuestras oraciones; líbranos del deseo de poseer riquezas y haz que, alzando al cielo nuestras manos limpias, te rindamos un culto puro, agradable a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta benignamente, Señor, los dones de tu pueblo, para que recibamos, por este sacramento celestial, aquello mismo que el fervor de nuestra fe nos mueve a proclamar. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN S al  118, 4-5

Tú promulgas tus preceptos para que se observen con exactitud. Ojalá que mi conducta se ajuste siempre, al cumplimiento de tu voluntad.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

A quienes alimentas, Señor, con tus sacramentos, confórtanos con tu incesante ayuda, para que en estos misterios recibamos el fruto de la redención y la conversión de nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- El dilema de fondo que planteó el Señor Jesús con absoluta claridad contrapone a Dios con el dinero. Es necesario elegir entre la confianza en Dios o la falsa certeza que ofrece la riqueza abundante. Dios, la persona más compasiva y amorosa no hipoteca nuestra libertad, sino que la preserva. Dios no cancela nuestra libertad, al contrario, la defiende y estimula. En cambio, las riquezas van asfixiando nuestro corazón, nos van revistiendo de una ilusoria seguridad. Probablemente hemos escuchado a personas que imaginan tener el futuro asegurado por la prosperidad del negocio o la cuantía de los bienes materiales que poseen. Nada más engañoso, puesto que la vida humana no depende de los bienes. Quien haya aprendido a trabajar honestamente, quien esté atento a reconocer la perdurable benevolencia del Padre celestial, se sentirá seguro de su bendición y trabajará y emprenderá diversas iniciativas, sabiendo que su esfuerzo será bendecido por el Señor amigo de la vida.