jueves, 5 de junio de 2025

DOMINGO DE PENTECOSTÉS Domingo 8 de junio 2025



 

EL AUXILIO DEL ESPÍRITU


Ez 37, 1-14; Rom 8,22-27; Jn 7, 37-39


La fiesta de Pentecostés es la fiesta del Espíritu. El profeta Ezequiel asocia con frecuencia el agua con el Espíritu. Dios limpiará a su pueblo con el agua y el Espíritu. Por eso mismo el Señor Jesús invita a los sedientos a saciar su sed en los ríos de agua viva. Acto seguido el evangelista nos ofrece la clave de lectura de esa agua viva: Jesús ofrece en realidad su Espíritu. La presencia viva del Espíritu nos dirá san Pablo, nos despejará de confusiones y ambigüedades. Será el mismo Espíritu de Dios el que guiará nuestro corazón para solicitar aquello que realmente necesitamos. La presencia misteriosa del Espíritu no se atiene a la lógica racional, sino que nos permite comunicarnos con un lenguaje no articulado. Con "gemidos sin palabras" como afirma San Pablo. Quien se decida a vivir bajo la guía del Espíritu, sabrá vivir en sintonía con la voluntad del Padre.

 

 

MISA DEL DÍA, SOLEMNIDAD

 

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Sab 1, 7

 

El Espíritu del Señor llena toda la tierra; él da consistencia al universo y sabe todo lo que el hombre dice. Aleluya.

 

 

GLORIA

 

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Amén.

 

 

ORACIÓN COLECTA

 

Dios nuestro, que por el misterio de la festividad que hoy celebramos santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa obrando en el corazón de tus fieles las maravillas que te dignaste realizar en los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo...

 

 

LITURGIA DE LA PALABRA

 

PRIMERA LECTURA

 

Todos quedaron llenos del Espiran Santo y empezaron a hablar

 

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2, 1-11

 

El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.

En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.

Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: "¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

 

SALMO RESPONSORIAL

 

Del salmo 103, 1ab. 24ac. 29bc. 30.31.34

R/. Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.

 

Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. ¡Qué numerosas son tus obras, Señor! La tierra llena está de tus creaturas. R/.

Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo; pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la tierra. R/.

Que Dios sea glorificado para siempre y se goce en sus creaturas Ojalá que le agraden mis palabras y yo me alegraré en el Señor. R/.

 

 

SEGUNDA LECTURA**

 

Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios.

 

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 12, 3-7. 12-13

 

Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús "Señor", si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo.

En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

 

SECUENCIA

 

Ven, Dios Espíritu Santo,

y envíanos desde el cielo

tu luz, para iluminamos.

 

Ven ya, padre de los pobres,

luz que penetra en las almas,

dador de todos los dones.

 

Fuente de todo consuelo,

amable huésped del alma,

paz en las horas de duelo.

 

Eres pausa en el trabajo,

brisa, en un clima de fuego,

consuelo, en medio del llanto.

 

Ven, luz santificadora,

y entra hasta el fondo del alma

de todos los que te adoran.

 

Sin tu inspiración divina

los hombres nada podemos

y el pecado nos domina.

 

Lava nuestras inmundicias,

fecunda nuestros desiertos

y cura nuestras heridas.

 

Doblega nuestra soberbia,

calienta nuestra frialdad,

endereza nuestras sendas.

 

Concede a aquellos que ponen

en ti su fe y su confianza

tus siete sagrados dones.

 

Danos virtudes y méritos,

danos una buena muerte

y contigo el gozo eterno.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R/. Aleluya, aleluya.

 

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.

 

 

EVANGELIO

 

Como el Padre me ha enviado, así también los envió yo: Reciban el Espíritu Santo.

 

Del santo Evangelio según san Juan: 20, 79-23

 

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.

De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo". Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

 

PLEGARIA UNIVERSAL

 

Oremos, hermanos, e invoquemos a Cristo, que, entronizado a la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, y pidámosle que lo derrame sobre la Iglesia y sobre todo el mundo:

Oremos a Cristo, el buen pastor de la Iglesia, que nos mereció la efusión del Espíritu Santo, y pidámosle que sean iluminados por este mismo Espíritu el Papa N., nuestro obispo N., y todos los demás pastores de la Iglesia, a fin de conduzcan a su rebaño por las sendas de la salvación.

Pidamos también al Señor resucitado, que envió su Espíritu en forma de lenguas para destruir la división de Babel, que congregue en la unidad y conceda la paz a todos los pueblos y naciones del mundo.

Supliquemos al vencedor de la muerte que envíe el Consolador a los que sufren, para que encuentren fuerza y consuelo en la contemplación del misterio pascual, y les dé la firme esperanza de que están llamados a la resurrección y a la felicidad de su reino.

Pidamos al Hijo de Dios, que desde el Padre nos ha enviado el Espíritu Santo, que este mismo Espíritu nos recuerde constantemente sus palabras y nos dé la fuerza que necesitamos para dar testimonio de El hasta los confines del mundo.

Terminemos nuestra oración pidiendo al mismo Espíritu que resucitó a Cristo de entre los muertos, que permanezca en nosotros y nos disponga así para ser piedras vivas del templo eterno de Dios.

Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y haz que quienes nos disponemos a clausurar, con la solemnidad de hoy, las fiestas pascuales, renovados y fortalecidos por tu Espíritu, vivamos continuamente la novedad pascual y lleguemos también a las fiestas de la Pascua eterna. Por Jesucristo, tú Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.

 

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

 

Concédenos, Señor, que, conforme a la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos haga comprender con más plenitud el misterio de este sacrificio y haz que nos descubra toda su verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

 

PREFACIO

 

El misterio de Pentecostés.

 

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio pascual, has enviado hoy al Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptaste como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito. Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la Iglesia, dio a conocer a todos los pueblos el misterio del Dios verdadero y unió la diversidad de las lenguas en la confesión de una misma fe.

Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...

 

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Hch 2, 4. 11

 

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban las maravillas de Dios. Aleluya.

 

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

 

Dios nuestro, tú que concedes a tu Iglesia dones celestiales consérvale la gracia que le has dado, para que permanezca siempre vivo en ella el don del Espíritu Santo que le infundiste; y que este alimento espiritual nos sirva para alcanzar la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

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