jueves, 5 de enero de 2012

Ven y lo verás



Texto evangélico (Jn 1, 43-46)
En aquel tiempo, determinó Jesús ir a Galilea, y encontrándose a Felipe, le dijo: "Sígueme". Felipe era de Betsaida, la tierra de Andrés y de Pedro.
Felipe se encontró con Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José". Natanael replicó: "¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y lo verás".

Reflexión.
Jesús se encuentra con Felipe y lo invita a que lo siga. El evangelio no nos cuenta cuál haya sido la reacción del llamado.
Tanto Felipe como Natanael han encontrado a Aquel de quien habla Moisés y la Ley.  Es Jesús de Nazaret, el hijo de José. Natanael está frente a un reto: abandonarse a la manera incomprensible de actuar de Dios o encerrarse en las propias ideas y maneras de concebir a Dios. Pero Felipe nos muestra cómo se puede superar esta actitud: no trata de convencer a Natanael con discursos, no recurre a largas explicaciones, Biblia en mano, para hacerle entender que Jesús es el esperado de quien hablan las Escrituras; Felipe simplemente le repite las palabras que Jesús les había dicho a los discípulos del Bautista: "Vengan y lo verán" (Jn 1, 39). La única manera de abrirse a la novedad de Dios es ir a Jesús y descubrir que no somos nosotros los primeros en verlo, sino que Él ya nos conoce. A través de la mirada de Jesús se nos ofrece el amor del Padre. Un Dios que nos conoce plenamente: nuestros deseos, alegrías, nuestros mismos pecados, nuestras heridas más profundas. Precisamente porque nos conoce en la verdad, podemos tranquilizar nuestro corazón. Él es más grande que nuestro corazón y nos pide solamente que tengamos confianza en Él; creer que, a pesar de todo, Dios nos ama.

Adaptación del original de Francisco Alcaraz Z., ssp

miércoles, 4 de enero de 2012

María. Madre de Dios.


 La festividad de La Virgen María, Madre de Dios, que celebramos el 1 de Enero está destinada a celebrar la parte que tuvo la Madre santa, por la cual merecimos recibir al Autor de la vida.

“Según el plan de Dios, en María todo está referido a Cristo y todo depende de él. Su existencia entera es una plena comunión con su Hijo. Ella dio su sí a ese designio de amor. Libremente lo aceptó en la anunciación y fue fiel a su palabra hasta el martirio del Gólgota. Fue la fiel acompañante de Señor en todos sus caminos. La maternidad divina la llevó a una entrega total. Fue un don generoso, lúcido y permanente. Anudó una historia de amor a Cristo íntima y santa, única que culmina en la gloria” (Puebla 292)

La Epifanía del Señor



El recuerdo de los Reyes Magos está unido a la fiesta de la Manifestación del Señor. Fueron aquellos magos de oriente que, como primeros mensajeros del mundo pagano tributaron homenaje al Hijo de Dios, recién nacido. Lejos de belén estaban los reinos orientales con culturas florecientes, donde los sacerdotes de la casta de la nobleza tenían conocimientos astrológicos e ideas magicoreligiosas de sus pueblos.
Probablemente sabían de la esperanza devota de judaísmo, de que algún día vendría el Rey Mesías. Un día, atraídos por la estrella descubierta en el horizonte y movidos por la gracia del Salvador del mundo, se encaminaron hasta llegar a Belén donde encontraron a la Sagrada Familia y arrodillándose ante el niño le ofrecieron sus regalos; oro, incienso y mirra.
No sabemos a ciencia cierta si realmente eran reyes y si sus nombre fueron los que conocemos. En la Edad Media se les dio el nombre de Melchor, Gaspar y Baltazar haciéndolos pasar por representantes de las diferentes edades de la vida, de los continentes y de las razas humanas.

domingo, 1 de enero de 2012

Año nuevo 2012

No sé lo que será el nuevo año
que entre luces y sombras viviré,
pero sé Señor, que si tu vienes conmigo
no fallará mi fe.

Tal vez me esperen horas de desierto
amargas y sedientas, más yo sé Señor,
que si vienes conmigo de camino,
jamás yo tendré sed.