¿POR QUÉ ME BUSCABAN?
1 Sam 1, 20-22. 24-28; 1 Jn 3, 1-2. 21-24; Lc
2,41-52
Dos narraciones semejantes, hermanadas por cierto
aire de familia. Dos contextos diferentes sin duda, pero que nos presentan a
dos familias que viven su experiencia de fe, arraigados en las tradiciones
religiosas de Israel. En ambas encontramos la misma actitud de fondo, la de la
gratitud hacia Dios. La fiesta de Pascua era la ocasión de celebrar el señorío
de Dios, que había liberado a Israel de Egipto. En esa fiesta gozosa, Jesús
afirmó su autonomía y se declaró vinculado preferentemente con Dios Padre, y
solamente subordinado a sus padres de manera relativa. Desde ese gesto precoz,
Jesús nos da una lección de sabiduría, enseñándonos a discernir entre dos
bienes. En el libro de Samuel, encontramos a Ana, una mujer transfigurada por
la maternidad, que vive tan agradecida con Dios, que le entrega a quien más
ama, a su pequeño Samuel.
ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 2. 16
Llegaron los pastores a toda prisa y encontraron a
María y a José, y al niño recostado en un pesebre.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que te dignaste dejarnos el más
perfecto ejemplo en la Sagrada Familia de tu Hijo, concédenos benignamente que,
imitando sus virtudes domésticas y los lazos de caridad que la unió, podamos
gozar de la eterna recompensa en la alegría de tu casa. Por nuestro Señor
Jesucristo...,
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Samuel quedará consagrado de por vida al Señor
Del primer libro de Samuel: 1, 20-22.24-28
En aquellos días, Ana concibió, dio a luz un hijo y
le puso por nombre Samuel, diciendo: "Al Señor se lo pedí". Después
de un año, Elcaná, su marido, subió con toda la familia para hacer el
sacrificio anual para honrar al Señor y para cumplir la promesa que habían
hecho, pero Ana se quedó en su casa. Un tiempo después, Ana llevó a Samuel, que
todavía era muy pequeño, a la casa del Señor, en Siló, y llevó también un
novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino.
Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el
niño a Elí y le dijo: "Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella
mujer que estuvo junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Este es el niño
que yo le pedía al Señor y que él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo
ofrezco al Señor, para que le quede consagrado de por vida". Y adoraron al
Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 83, 2-3.5-6.9-10
R/. Señor, dichosos los que viven en tu casa.
Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma.
Todo mi ser de gozo se estremece y el Dios vivo es la causa. R/.
Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para
siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza y la esperanza de su
corazón. R/.
Escucha mi oración, Señor de los ejércitos; Dios de
Jacob. atiéndeme. Míranos, Dios y protector nuestro, y contempla el rostro de
tu Mesías. R/.
SEGUNDA LECTURA
Nos llamamos hijos de Dios y lo somos
De la primera carta del apóstol san Juan: 3,1-2.
21-24
Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el
Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo
no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él.
Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún
no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se
manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces,
hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total. Puesto que cumplimos los mandamientos
de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de él todo lo que
le pidamos.
Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en
la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme
al precepto que nos dio. Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios
en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él permanece
en nosotros.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Col 3, 15. 16
R/. Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones, para que
comprendamos las palabras de tu Hijo. R/.
EVANGELIO
Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los
doctores
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén
para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a
la tiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el
niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que
iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no
encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado
en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que
lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus
padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué te has
portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de
angustia". Él les respondió: "¿por qué me andaban buscando? ¿No
sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?". Ellos no entendieron
la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a
su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el
favor de Dios y de los hombres. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó
al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la
derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Jesucristo, el Señor, que, para
santificar la familia, quiso compartir la vida de un hogar humano. Digamos:
(R/. Escúchanos, Señor.)
Para que el Señor, que quiso participar en la vida
de familia en el hogar de María y José, mantengan en paz y armonía a todas las
familias cristianas, roguemos al Señor.
Para que los novios sientan la presencia de Dios en
la vivencia de su amor mutuo y se preparen santamente para su matrimonio,
roguemos al Señor.
Para que Dios ilumine y consuele a las familias
desunidas, a los esposos que han de vivir separados por causa del trabajo, a
los hijos de los divorciados, a los hogares sin hijos y a los que lloran la
muerte de sus familiares, roguemos al Señor.
Para que nos esforcemos por vivir en paz y armonía
con nuestros familiares (con los miembros de nuestra comunidad), superando con
bondad, comprensión y caridad fraterna nuestras mutuas desavenencias, roguemos
al Señor.
Señor Dios nuestro, que has querido que tu Hijo,
engendrado antes de todos los siglos, fuera miembro de una familia humana,
escucha nuestras súplicas y haz que los padres y madres de familia participen
de la fecundidad de tu amor, y que sus hijos crezcan en sabiduría,
entendimiento y gracia ante ti y ante los hombres. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de
reconciliación, y te pedimos humildemente que, por la intercesión de la Virgen
Madre de Dios y de san José, fortalezcas nuestras familias en tu gracia y en tu
paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
LA RESTAURACIÓN DEL UNIVERSO EN LA ENCARNACIÓN
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno por Cristo, Señor
nuestro.
Por el misterio santo que hoy celebramos, el que
era de naturaleza invisible se hizo visible en nuestra naturaleza, y el que es
engendrado desde toda la eternidad comenzó a existir en el tiempo para asumir
en sí mismo todo lo creado, reconstruir lo que estaba caído y encaminar al
hombre descarriado hacia el Reino celestial.
Por eso, unidos a todos los ángeles, te aclamamos
llenos de alegría, diciendo:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna
en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 3, 38
Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con
los hombres.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre misericordioso, haz que, reanimados con este
sacramento celestial, imitemos constantemente los ejemplos de la Sagrada
Familia, para que, superadas las aflicciones de esta vida, consigamos gozar
eternamente de su compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.